domingo, 14 de julio de 2013

Newell’s y la vuelta a la estética en el fútbol argentino (Yahoo)



La despedida no fue la esperada. Gerardo Martino se despidió como entrenador del plantel de Newell’s Old Boys en el hotel de concentración del equipo en Belo Horizonte, Brasil, luego de caer por penales en semifinales de Copa Libertadores ante el Atlético Mineiro de Ronaldinho, sin poder ser ovacionado por su público, luego de marcar una bonita etapa y en especial, un cambio de rumbo sobre la forma de jugar en el fútbol argentino.

Martino fue un exquisito volante central de muy buena técnica, en los años ochenta y principios de los noventa, muy identificado con Newell’s y con la ética de Marcelo Bielsa, reconocido entrenador que acaba de finalizar su relación con Athletic de Bilbao luego de un ciclo que tuvo un primer año de alto vuelo y un segundo ya en baja, y cuyo nombre es el que la dirigencia del club rosarino utilizó para denominar al estadio del Coloso del Parque Independencia.

Newell’s comenzó la temporada 2012/13 amenazado por la posibilidad de descender al Nacional B (Segunda), con el mismo promedio que Independiente (en la Argentina se toman tres temporadas consecutivas, seis torneos cortos, para determinar los retrocesos de categoría), que, al cabo, no pudo evitar la caída.

Sin embargo, los rosarinos fueron valientes y con la guía de Martino apostaron a un fútbol de posesión de balón, prolijo, jugando del mismo modo en todas las canchas, con salida desde abajo, siempre al ras del suelo, y al jugador mejor colocado, y poco a poco se fue ganando el respeto del ambiente futbolístico general.

Claro que para que esto ocurriera, Martino contó con la colaboración necesaria de varios ex jugadores que retornaron al club luego de sus pasos por entidades en el exterior y de largas trayectorias, como Gabriel Heinze (ex PSG, Manchester United y Real Madrid), Maxi Rodríguez (ex Espanyol, Atlético Madrid y Liverpool) o Ignacio Scocco (en el fútbol mexicano), que se sumaron al capitán Lucas Bernardi (ex Olympique de Marsella y Mónaco) o el volante Diego Mateo, que por años militó en equipos del fútbol español.

Con esta base, y jugadores provenientes de las divisiones juveniles del club como el arquero Nahuel Guzmán, el equipo comenzó a obtener resultados hasta ganar el Torneo Clausura y al mismo tiempo, llegar a semifinales de Copa Libertadores luego de eliminar por penales nada menos que a Boca Juniors por penales en cuartos de final.

No fue nada fácil imponer este modelo. El fútbol argentino es muy exitista. Gran parte del periodismo y muchos entrenadores, anteponen el hecho de ganar a cualquier precio antes que jugar buen fútbol para llegar al objetivo, en el marco de una organización muy desprolija, con continuos cambios de horarios y fechas, y con permanentes incidentes que en muchos casos, originan la suspensión de los partidos.

Sin embargo, Newell’s siguió apelando al mismo sistema, basado en un eje conformado por Guzmán, un sólido arquero que se fue consolidando a partir de saber jugar por abajo, como un defensor más, los centrales Santiago Vergini y Heinze, junto a las proyecciones de los dos laterales, tanto el paraguayo Marcos Cáceres por la derecha como Milton Casco (especialmente) por la izquierda, la creatividad de Maxi Rodríguez, y la efectividad de Scocco, que se fue convirtiendo en el mejor delantero argentino del fútbol local y lo proyectó a participar de algunos partidos de la selección de Alejandro Sabella.

Más allá de ganar su sexto campeonato desde el comienzo del fútbol profesional argentino en 1931 (el primero lo consiguió en 1974), Newell’s intenta cambiar algunas cuestiones importantes del fútbol argentino: se puede ganar jugando bien y parece ser el mejor camino para conseguirlo, y cuanto más cercano se está en afecto del equipo en el que se juega, cuanta más identificación, mayores posibilidades de éxito.

Newell’s es un club que siempre se caracterizó por el buen juego y por las estrellas que produjo desde sus juveniles (en los últimos cuarenta años, desde Jorge Valdano, Juan Simón, Walter Samuel, Abel Balbo, Gabriel Batistuta y aunque adolescente, Lionel Messi hasta el propio Martino) y su camiseta fue vestida por Diego Maradona, Ricardo Rocha o Ariel Ortega.

Tampoco es casualidad que su estadio lleve el nombre de Bielsa. El ex entrenador de la selección argentina y del Athletic de Bilbao se inició en Primera División en el club rosarino, del que también fue jugador en los años setenta, ganando los torneos de 1990/91 y 1992, llegando simultáneamente con éste a la final de la Copa Libertadores que perdió por penales en la final ante el San Pablo de Telé Santana, con un equipo muy recordado por sus aficionados.

Como Bielsa en su momento, Martino anunció que no seguirá en la próxima temporada. Cansado del contexto estresante del fútbol argentino, comunicó que se iría bajo cualquier resultado y el club decidió que sea reemplazado por otro ex jugador y también volante en los años noventa, Alfredo Berti, quien manejaba los equipos juveniles.

También el club deberá evaluar cómo seguir cuando varios de sus jugadores (Heinze analiza el retiro de la actividad, Scocco tiene varias ofertas del exterior) pueden emigrar, pero todo indica que su filosofía de juego, apostando a la estética y la tenencia del balón, seguirá siendo la misma, aunque nade contra la corriente.

 


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