jueves, 30 de enero de 2020

Los que están donde no deben y los críticos impunes (Jornada)




El fútbol argentino se desayunó con la noticia de que Mauricio Macri fue designado por el presidente de la FIFA Gianni Infantino para presidir la Fundación de la entidad, creada en 2018 para ayudar a la promoción del deporte en el mundo y favorecer a las entidades que necesitan un impulso para su desarrollo, algo que sorprende porque si hay algo en lo que el ex mandatario argentino falló, fue precisamente en eso y hasta podría decirse que ocurrió todo lo contrario: los clubes de barrio o con funciones sociales, al mejor estilo de la gran película “Luna de Avellaneda” sufrieron casi un acoso estatal entre 2015 y 2019 y muchos de ellos bucean en las profundidades para encontrar soluciones y no desaparecer.

Pero la designación de Macri en esta Fundación, que lo tendrá por muchos momentos alejado de la Argentina para alegría de sus copartidarios del PRO, que tratan de encontrar un nuevo liderazgo en la oposición para intentar el día de mañana el regreso al poder, no debe leerse en clave formal, es decir, que haya sido contratado con precisión para la actividad que se indica formalmente desde la FIFA.

Más allá de la devolución de atenciones (lo que ya refirieron muchos medios sobre que Macri le abrió la puerta del G-20 a Infantino, cosa que de todos modos, alguien como el presidente de la FIFA podía lograr por sus propios medios sin el ex presidente argentino), lo que el mandatario de la FIFA busca con alguien considerado exitoso en el plano futbolístico por los éxitos de Boca en su gestión (aunque en opinión de quien esto escribe se debe en un enorme porcentaje a Carlos Bianchi y no precisamente al dirigente), es ir equiparando el poder perdido en manos de los poderosos clubes europeos que cada vez más hacen y deshacen a su antojo, por una parte por haber ganado posiciones desde hace un lustro, y por otro, por la propia situación de la economía mundial.



En efecto, desde la muerte de Julio Grondona (julio de 2014) y la salida del poder de Joseph Blatter (mayo de 2015) –números dos y uno hasta entonces- la FIFA fue abandonando de a poco aquellas banderas defendidas a rajatabla por aquellos dirigentes salientes acerca de que el fútbol tiene un alto grado de pasión (selecciones nacionales) y no todo pasa por los intereses de los poderosos (clubes europeos).

Esto que se indica en el párrafo anterior no significa que esos dirigentes mencionados no hayan estado altamente vinculados a episodios de corrupción, como bien indican en FIFA-Gate o el escándalo de las coimas con Michel Platini, el entonces suspendido presidente de la UEFA.

Lo que se intenta decir es que al mismo tiempo que estos dirigentes protagonizaban episodios de corrupción, también fueron defensores de otra mirada desde lo filosófico-deportivo. Blatter llegó a decir que “yo administro pasiones”, lo cual parece una contradicción pero no lo es. “administración” es todo lo contrario a “pasión”, y sin embargo, en el fútbol mundial conviven los clubes con las selecciones nacionales y los jugadores de élite deben desdoblarse entre ambos equipos, y lo que los anteriores dirigentes trataban era de que los poderes económicos de los clubes europeos (a donde confluyen casi todas las estrellas por razones de dinero y figuración) no se tragaran el otro “gran negocio” pero basado en la pasión, que es el de las selecciones.

Con Infantino, que vino a transmitir una idea de renovación de la FIFA que terminó siendo light porque no quedaba otra (siendo que él era el único dirigente del mundo “occidental” en condiciones de asumir porque los sudamericanos estaban todos involucrados en el FIFA-Gate y los europeos, en sus propios asuntos internos de corrupción, y él era la única salida antes de perder el poder en manos de los jeques, en 2016), aquel intento anterior de equilibrio de poderes “clubes europeos” vs “selecciones nacionales” se fue perdiendo, y la ECA (la Asociación de Clubes Europeos) fue ganando terreno, al punto de arrodillar a la propia UEFA, que con Platini había seguido los lineamientos de Blatter y Grondona hasta donde pudo.



Por esta razón es que Infantino ahora, ya desbordado por la expansión cada vez mayor de los poderosos clubes europeos, intenta equilibrar con sudamericanos. No es casualidad que hace pocas semanas hayan estado en Zurich, y juntos, los presidentes de River (Rodolfo D’Onofrio) y Boca (Daniel Angelici, aún en funciones), y reunidos con Florentino Pérez, el titular del Real Madrid.

Un ejemplo claro de lo que viene ocurriendo lo vive en carne propia la selección argentina, que en cada “fecha FIFA” de partidos internacionales, se las debe arreglar para jugar amistosos ante equipos sudamericanos, africanos, asiáticos o norteamericanos ante la cerrazón de Europa, que a través de la UEFA y por presión de la ECA, se inventó un nuevo torneo al margen de la Eurocopa, la Liga Europea de Naciones, con la particular intención de cerrar a sus jugadores del “Virus FIFA”, es decir, aquellos partidos molestos de entresemana que acaban con los futbolistas de los equipos poderosos desgastados físicamente, o lesionados, en partidos de poca monta para sus intereses (o sea, que se juegan con la “pasión” de las camisetas ajenas). 
Lo que Infantino quiere es abrir el juego y que haya, en todo caso, una Liga Mundial que involucre a todos, y hasta agrandar el Mundial de Clubes (logro ya conseguido, aunque con enormes reticencias de los europeos, para 2021 en China), que se juega en detrimento de la Copa de las Confederaciones, es decir, no casualmente otro torneo de selecciones de todo el mundo dado de baja para dar lugar a uno de clubes.

No sería de extrañar, incluso, que en su interior, Macri piense esta llegada a la FIFA apenas como puntapié inicial, dado que la función que cumplirá tiene mucho de diplomático y no tanto de acción social (reservado para gente con mayor criterio técnico dentro de la entidad), con lo cual, en su mente podría estar la idea de lanzarse más adelante a la presidencia de la FIFA, al cabo, un ámbito que es más familiar y de mayor dominio para él que presidir un país, cuando todos sabemos los resultados de su gestión en ambos casos.

Más allá de Macri y de su conveniencia o no de alcanzar este puesto en la FIFA (que creemos altamente inconveniente aunque no sólo fue convocado para eso), la reacción de la AFA vuelve a repetir un sinsentido que ya parece característico, con un comunicado que no reúne las mínimas condiciones de inteligencia y diplomacia que el caso requiere, además de advenedizo.

La AFA se opone a la designación de Macri al declararla “preocupante”, cuando el cargo que el ex presidente tendrá es discrecional, esto significa que Infantino puede designar a quien sea si considera que reúne los requisitos (aunque todos creamos que no), y por lo tanto, la entidad argentina no tiene por qué ser consultada desde lo institucional porque, además, si bien Macri es argentino, no es hoy un dirigente de fútbol.

Pero además, la AFA no es consultada por otras razones: 1) Institucionalmente, la relación de la FIFA es con las Confederaciones, es decir, con las entidades en segundo grado, como en este caso debería ser la Conmebol, de la que la AFA es parte, 2) Parece que la AFA no recuerda que su presidente, Claudio Tapia, fue separado de su cargo de representante de la Conmebol ante la FIFA luego de una fogosa carta que la entidad argentina le enviara en 2019 a la Conmebol quejándose del arbitraje en el partido semifinal de Copa América entre Brasil y Argentina en Belo Horizonte y exigió la dimisión del presidente del Comité Arbitral, Wilson Seneme, de estrecha relación con los dos titulares de la Comisión Arbitral de la FIFA, el italiano Pierluiggi Collina y el suizo Massimo Busacca.

No sólo envió la AFA esa carta incendiaria, a sabiendas de que la respuesta negativa sería obvia, sino que el último día de la Copa América intentó otra jugada que se pareció mucho a un tiro en el pie: mediante prensa amiga hizo circular el plena final entre Brasil y Perú en el estadio Maracaná, el bolo de que sería invitada en pocos días por la UEFA para participar en la próxima Eurocopa de mitad de 2020, y dejando entrever que de esta forma, podría abandonar la “hostil” Conmebol. Un disparate en toda regla. La respuesta de la UEFA, al rato, a quien esto escribe, fue rotunda: “lo que nosotros le dijimos a la AFA es que en la Eurocopa estaba invitada a observar los partidos en el palco, junto a nosotros, pero ni se nos ocurre que la selección argentina pudiera participar del torneo”.


Así las cosas, que Tapia, su suegro Hugo Moyano, sindicalista de peso, opositor acérrimo de Macri y presidente de Independiente o el nuevo presidente de Boca, Jorge Amor Ameal, reclamen que la AFA no haya sido consultada para la decisión de nombrar a Macri en la FIFA no tiene ningún asidero. Menos aún cuando al regreso de la Copa América de Brasil, Tapia concurrió a una de las tantas reuniones de la Conmebol en su sede de Luque en 2019, y se le comunicó que había perdido todo el respaldo para seguir siendo el representante de la Conmebol ante la FIFA, cargo por el que rogó en forma permanente a Infantino, y por el que cortejó al presidente de la FIFA especialmente durante todo el Mundial de Rusia, arrancándole una promesa de que si aparecía un hueco, le harían un lugar.

Ese lugar, para suerte de Tapia y del fútbol argentino, llegó demasiado pronto. El representante de la Conmebol ante la FIFA era el presidente de la Asociación Uruguaya (AUF), Wilmar Valdez, quien debió salir del cargo por causas de corrupción interna y entonces debió ceder su cargo internacional. Era una posibilidad única: tras casi 5 años lejos de los primeros lugares en Zurich, Tapia regresaba en reemplazo de Valdez y sin embargo, perdió el cargo en un año y otra vez ahora lo retomó el nuevo presidente de la AUF, el economista Ignacio Alonso, que, tal como “Chiqui”, asumió luego de una intervención light de FIFA y Conmebol en la entidad oriental.

Si Tapia o Moyano no tienen derecho al pataleo sobre lo que FIFA decida, y menos la AFA luego del patético 38-38 de diciembre de 2015, tampoco parece que le corresponda al presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, quien ahora se queja del gobierno de Macri pero quien llegó a aparecer, sonriente, entregándole una camiseta de River con su apellido a la ex presidenta del FMI, Christine Lagarde, y mucho menos Marcelo Tinelli, ahora virulento con sus tweets pero quien llegó a visitar al ex presidente y a aparecer riéndose junto a él y haciendo juntos muecas ante un espejo deformado cuando las cosas le iban mejor al ahora presidente de la Fundación de la FIFA.


Muchos de los que, de todos modos, están en camino a fundir sus clubes, los que vulneran permanentemente los reglamentos, los que piden cambiar cada vez que pueden las fechas y los horarios de los partidos, los que acomodan el calendario para jugar en altas temperaturas de verano y descansar en invierno para vender jugadores, los que no tienen idea de cómo aprovechar una economía que exporta en euros y vive en pesos, todos esos que nunca hablaron en cuatro años y firmaron un contrato para la conformación de la Superliga para acercarse a que los clubes pudieran ser sociedades anónimas y que la AFA perdiera parte de su poder, ahora sí se quejan de que alguien que hizo lo que ellos, a gran escala, pueda llegar más arriba. El muerto que se queja del degollado.


Al cabo, unos están donde no deben y los otros critican con impunidad. El fútbol argentino, cada vez cae más en ridículo. Ya se lo dijo varias veces Julio Grondona a este periodista: “ya me van a extrañar cuando muera”. Parecía imposible y sin embargo, lo que vino fue peor.



miércoles, 29 de enero de 2020

Ecuador, Colombia y Perú, una zigzagueante candidatura que podría amenazar a la de Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile para el Mundial 2030 (Infobae)





La dirigencia del fútbol sudamericano recibió con una mezcla de sorpresa e indiferencia la reunión del pasado jueves, en Zurich, del presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, y el de la FIFA, Gianni Infantino, en la que se trató la posibilidad de que una nueva candidatura sudamericana, compuesta por Ecuador, Colombia y Perú, se presente para organizar el Mundial de 2030, y de esta manera se convierta en una real competencia para la que ya conforman Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile.

Esta candidatura de los países sudamericanos de la costa del Océano Pacífico fue anunciada el pasado 7 de septiembre y empujada por Moreno, que obtuvo, con los días, el respaldo de sus colegas Iván Duque (Colombia) y Martín Vizcarra (Perú), aunque los dos últimos no realizaron movimiento alguno al respecto en casi medio año.

Moreno, que también participó del Foro de Davos en el que también estuvo Infantino,  se refirió a esta candidatura proponiendo “El primer Mundial en los Andes”. “Hablaba días pasados con los presidentes Moreno y Vizcarra y decíamos que 2030 es un año muy importante porque se cumplen entonces cien años de los Mundiales de fútbol. Lenin Moreno me preguntó qué me parecía de postularnos y yo le dije que acompaño esa iniciativa e instruí a mi secretario de Deportes para que se reúna con las de los otros países en este sentido. No es una competencia fácil porque será con países que tienen mucha tradición y que son muy poderosos en infraestructura deportiva pero nosotros nos vamos a presentar con toda la determinación, unidos”.

Si Duque le ordenó al director del Departamento Administrativo del Deporte, la Recreación, la Actividad Física y el Aprovechamiento del Tiempo Libre (Coldeportes), Ernesto Lucena, formalizar la solicitud ante la FIFA, en Perú, Vizcarra parece preferir que todo quede en manos de la dirigencia del fútbol.

En este sentido, el presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Agustín Lozano, pareció ir mucho más allá cuando afirmó a RPP Noticias no ya el deseo de los países andinos de organizar el Mundial 2030 sino que “Conmebol persigue ese objetivo. Hay que recordar al Perú que cuando FIFA organiza Mundiales sub-15, sub-17, sub-20, hay que postularse,  no se designa nada a dedo y muchos países trabajan para demostrar por qué pueden ser sede”, y advirtió que “hay otros países que indudablemente quieren formar un grupo pero por el momento somos tres”.

“Esto al Perú le hace muy bien a través del compromiso del presidente peruano Vizcarra y a todo su gabinete, que indudablemente ha sido el eje principal para sacar adelante esta organización que hasta el momento es todo un éxito y la realización última de los Panamericanos, la historia de haber organizado un Mundial sub-17 en 2005, una Copa América en 2004, y en 2019 la final única de la Copa Libertadores nos pone en una vitrina expectante, no sólo para el Mundial sub-17 de 2021 con motivo del bicentenario de nuestro país, sino que le abre una magnífica oportunidad para que coordinemos con países vecinos, ser sede de un Mundial de mayores. Nuestro objetivo –insistió Lozano- es mostrar al mundo entero que Perú no sólo tiene la infraestructura, la capacidad hotelera y demostrar con los recursos humanos que estamos preparados para realizar grandes eventos continentales y voluntad y predisposición para generar una economía importante para el país y un legado histórico que valorarán las próximas generaciones”.

Sin embargo, la Conmebol mantiene absoluto silencio sobre la candidatura de los países andinos para el Mundial 2030 y reina un gran escepticismo en el ámbito futbolístico. Por un lado, Perú perdió en 2019 la posibilidad de organizar el Mundial sub-17, que la FIFA terminó cambiándolo a Brasil, y ser sede de la final de la Copa Sudamericana, que pasó a Paraguay, por los graves problemas internos de la Federación. Sólo en el final pudo organizar la final de la Copa Libertadores entre Flamengo y River por los graves disturbios de Santiago de Chile. En tanto, varios medios ecuatorianos creen que el movimiento de Moreno para presentar la candidatura tripartita y su reunión con Infantino estaría relacionado con su intención de lavar su imagen luego de la crisis que vivió su país con los levantamientos en las calles.

Sin embargo, Moreno dijo que en la reunión del jueves pasado con Infantino “Hablamos de nuestra aspiración de ser sede del Mundial 2030, lo cual ha sido acogido con mucho entusiasmo. Estaremos atentos a las condiciones para postularse. Nosotros aspiramos a ello”, y el presidente de la FIFA sostuvo que “estoy encantado porque cuantos más candidatos, por supuesto, mejor. Y si son países lindos como Ecuador, países de fútbol como Ecuador, ¿qué más se puede pedir? Antes de esto vamos a ver qué otras competiciones podemos organizar, juveniles y femeninas, porque el fútbol es de todos, hombres y mujeres”.

Infantino también aprovechó para felicitar a Moreno “por su trabajo, especialmente por el proyecto Juego Limpio -impulsado por Ecuador con el objetivo de construir o remodelar un millar de campos de fútbol como instrumento de desarrollo social para paliar el consumo de drogas, la violencia y la corrupción-, que será fundamental para la juventud y que vamos a apoyar junto a la Federación Ecuatoriana. Yo mismo voy a ir a Ecuador muy pronto para ver concretamente cómo podemos hacer que este proyecto sea aún más exitoso”.

Meses antes, la secretaria de Deportes de Ecuador, Andrea Sotomayor, había seguido la misma línea del presidente de la Federación Peruana, Lozano, acerca de que la Conmebol “ve con buenos ojos” la postulación de los países andinos, aunque tres meses antes, el 16 de junio, la entidad sudamericana había anunciado su respaldo oficial a la candidatura de Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile.

Posteriormente, el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, aseguró en una entrevista  al diario limeño “El Comercio” que “en la entidad sólo hay diez países. Mi trabajo es que cualquier postulación de países sudamericanos logre su objetivo. Ahora hay cuatro países que están trabajando su postulación, que son  Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile. Fue un acuerdo ya tomado con los gobernantes de esos países. 

Tradicionalmente, cuando un país de la Conmebol ha solicitado ser sede de la Copa del Mundo (el último caso había sido Brasil en 2014) todas las asociaciones miembro votan de forma unánime por el candidato acordado previamente”, y cuando le consultaron si apoyaría una candidatura alternativa de Ecuador, Colombia y Perú, fue tajante: “Conmebol es de los diez países. Sería muy importante que, si ocurre eso, seamos conscientes de que vamos a llegar con un continente dividido y sólo tenemos diez votos en la FIFA. Perderíamos fuerza. ¿Por qué no pensar en algo más grande? ¿Por qué dividirse y no juntarse?”.

Pero Sotomayor, la funcionaria ecuatoriana, hasta se permitió hacer cálculos para un hipotético Mundial en el Pacífico y los comparó con los gastos que tendrá el próximo de 2022: “Qatar hace una inversión tan alta (18 mil millones de dólares) porque no tiene infraestructura futbolística hasta donde me dijeron. Ellos lo hacen todo nuevo. Nosotros calculamos necesitar unos tres mil a cuatro mil millones de dólares para obras y tenerlas en diez años. Ya se hizo un análisis con el Ministerio de Finanzas y sí, es posible”.

Por su parte, el periodista colombiano Sergio Iván González Ruiz, de www.bolavip.com, analizó en un artículo por qué es “casi imposible” que Colombia pueda organizar un Mundial en 2030. “El 35% de la decisión pasa por los estadios, que deben tener todos una capacidad mínima de cuarenta mil personas y sólo tenemos dos, el Roberto Meléndez y el Anastasio Girardot y la FIFA obliga a tener por lo menos dos estadios con capacidad de sesenta mil y en la final, tiene que haber un estadio para ochenta mil o más y entre los tres países, el único que reúne esos requisitos es el Monumental de Lima”.

González Ruiz sostiene también que la mayoría de las ciudades que podrían albergar el Mundial en los países andinos, están a más de dos mil metros sobre el nivel del mar “y es conocida la dificultad para los jugadores para desempeñar su actividad en estas alturas” y agrega los problemas de transporte por la masiva movida de hinchas, “y en este punto, Colombia está muy quedada”.

El experimentado periodista colombiano Carlos Antonio Vélez sostiene que el gobierno “quiere un Mundial para distraernos de los problemas” y calificó la chance de conseguir la sede para los países andinos como “remota”. “El país está pidiendo a gritos soluciones y no distracciones. ¿O queremos exportar nuestras miserias?”.

El ministro de Turismo y Deporte argentino, Matías Lammens, manifestó a Infobae que desconocía la reunión que mantuvieron el pasado jueves Lenin Moreno e Infantino pero que sigue en contacto permanente con los funcionarios de los otros países postulantes a la organización del Mundial 2030, Uruguay, Paraguay y Chile, y que pudieron reunirse recientemente en la Feria Internacional de Turismo (FITUR) en Madrid. “Tanto Paraguay como Chile quieren seguir avanzando y estamos esperando la decisión que tome Uruguay, porque el 1 de marzo cambia sus autoridades”.

En Uruguay se desconoce la postura que tendrá el nuevo gobierno de Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, luego de muchos años en el poder del Frente Amplio, y el ex presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Sebastián Bauzá, reemplazará en el cargo a Fernando Cáceres, que trabajó en la comisión de los cuatro países que se postulan desde el sur del continente sudamericano para el Mundial 2030.

“Pese al alto costo de la inversión, mi opinión es que a la Argentina le conviene lanzarse al Mundial 2030, por lo que puede dejar en infraestructura y crecimiento, y por el legado. Hay que hacer todavía el cálculo del dinero necesario para la promoción”, afirmó Lammens, quien marcó una clara diferencia con el amesetamiento del tema durante los últimos meses del gobierno argentino anterior. “Ellos participaban en una comisión colgada de la Agencia Nacional del Deporte y ahora tenemos un Ministerio” y aseguró que está “en contacto permanente con la Conmebol”.

Más allá de que todavía no definió su situación, el fútbol uruguayo ya decidió hacer profundas reformas al Estadio Centenario, que podría ser una de las sedes del Mundial 2030 si como todo indica,  es nombrado Ricardo Lombardo(contador, licenciado en administración, periodista, legislador, director ejecutivo alterno del FMI en Washington  y ex presidente de la compañía estatal telefónica Antel, a cargo de la conducción de la Comisión Administradora del Field Oficial (CAFO).

“En este momento Uruguay tiene el desafío de ser un posible candidato como uno de los organizadores del Mundial 2030 y no sé si eso se concretará o no pero en cualquier caso, para que la candidatura sea viable, se necesita un estadio de primer nivel internacional y para llegar a eso el centenario precisa ser remodelado, replanteado con una visión muchísimo más moderna que la que podemos tener “a la uruguaya”, de atarlo con alambre. Tenemos que hacer un plan 2030 y ver qué hicieron otros países con la remodelación de estadios, como China, Qatar, Inglaterra o España como Plan A, y si no existe la cantidad suficiente de interesados, un Plan B que sería poner a sectores privados que se ocupen de parte del mantenimiento y de la reformulación con intereses particulares, corporativos o empresariales” y hasta un Plan C, que el Centenario pueda transformarse en un estadio “vintage”, o sea, un modelo de estadio antiguo, que se vea como una especie de museo de lo que fueron los estadios en los orígenes del fútbol, o en el siglo pasado”, dijo Lombardo a ECOS, de Montevideo.

Desde Uruguay tampoco se ve claro que una candidatura de Ecuador, Perú y Colombia pueda avanzar, dada la buena relación que existe en este momento entre la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y la Conmebol desde que la entidad vecina se normalizó con la elección del economista Ignacio Alonso como presidente, tras una intervención “light” de la FIFA que aprobó el nuevo estatuto, y además, cuando el nuevo mandatario “celeste” fue designado como representante de la Conmebol ante la FIFA reemplazando al desplazado Claudio Tapia, presidente de la AFA, retomando el lugar que Uruguay tenía con el anterior presidente de la AUF, Wilmar Valdéz, también desplazado.

Dada la tirante relación que desde hace años tiene la Conmebol con el empresario uruguayo Francisco “Paco” Casal, se cree que el hecho de que el dueño del canal “Gol TV” haya instalado sus oficinas en Ecuador y Perú, no favorecería en absoluto el apoyo de la entidad futbolística sudamericana a una candidatura de esos países para el Mundial 2030.

El proceso de selección de sedes para el Mundial 2030 comenzará en 2022 pero la votación final de la FIFA se llevará a cabo en 2024, tras una decisión del Consejo de la FIFA del pasado 24 de octubre en Shanghai, China, por lo que el país o los países que resulten elegidos tendrán seis años para llevar a cabo todo el proceso, cuando Qatar tuvo doce años hasta 2022, y la candidatura de Estados Unidos, México y Canadá, ocho desde la decisión de la FIFA en 2018 en Moscú hasta 2026.

Hasta el momento, otras candidaturas que se barajan para el Mundial de 2030 (que tendrá 48 equipos) son las de España y Portugal en conjunto, otra del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte), que realiza en estos momentos un estudio de factibilidad, mientras que Marruecos analiza unirse a Argelia y Túnez, aunque podrían sumarse Mauritania, Libia, Egipto y hasta Camerún, y China estudia presentarse en soledad o bien junto a las dos Coreas y Japón.

Si para Brasil 2014, los costos de organización totalizaron 11.600 millones de dólares, en Rusia 2018 fueron 14.000 (el presupuesto fue ajustado más de treinta veces), para Qatar 2022 se estima que será de 10.000 (aunque partió de 20.000 y se anunció una drástica reducción) y para el 2026, unos 20.000 de los que 6.600 corresponderían a México.

 














martes, 28 de enero de 2020

“Robbie” Rensenbrink, el que casi hace perder el Mundial 1978 a la Argentina, amante del perfil bajo, el tenis y la pesca, y autor del gol mil en la historia de los Mundiales (Infobae)




Aunque marcó 248 goles en 540 partidos en toda su carrera, es considerado uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol belga y muchos creían que podía llegar a ser nada menos que el sucesor de Johan Cruyff en la selección holandesa en 1978, “Robbie” Resenbrink, que falleció ayer a los 72 años, pasará a la historia especialmente por haber estado a centímetros de arruinarle la fiesta mundialista a los argentinos cuando su remate terminó con la pelota en el palo derecho de Ubaldo Fillol justo en el final de un partido que estaba empatado 1-1 con la selección nacional.

Ese tema persiguió siempre a Rensenbrink, fallecido debido a una atrofia muscular progresiva, una enfermedad neurológica muy parecida a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que padecía desde 2012.

En una entrevista con el diario holandés De Telegraaf, ya retirado, sostuvo que “amo la paz y vivo en un barrio tranquilo. Pero me gusta cuando la gente todavía me identifica. Entonces siempre comienzan a hablar sobre aquella pelota en el poste. Bueno, ahora ya hemos perdido tres finales del mundo con Holanda, pero aquella vez estuvimos tan cerca, ¿verdad?”.

Rensenbrink, sin embargo, y yendo a un terreno más técnico, llegó a relativizar aquella gran ocasión de ganar la final del Mundial 1978 en el último suspiro, cuando le dijo al periodista británico David Winner que “no fue una chance de gol porque yo no tenía espacio para controlar la pelota y maniobrar. Tenía que tirar como fuera y Fillol dejó un hueco pequeño. A veces pienso que habría sido mejor para mí que la pelota saliera directamente de la cancha, así la gente no me habría preguntado por esa jugada. Si hubiese sido una gran chance, todavía estaría sufriendo por eso, pero no fue así. Era imposible marcar”, pero su compañero Ruud Krol, discrepaba con él. “Si se hubiera tomado un tiempo más, habría marcado porque él, como Marco Van Basten o George Best, era capaz de marcar coles increíbles desde ángulos técnicamente imposibles”.

Lo cierto es que las selecciones de Argentina y Holanda empataban 1-1 en el estadio Monumental en la final del Mundial, el 25 de junio de 1978, y Rensenbrink pudo anticipar, en el área rival, después de que la pelota llegara alta desde atrás de la mitad de la cancha, ganándole la espalda de Jorge Olguín en el minuto 45 y 14 segundos, y sacó un remate de zurda, la pelota picó primero y luego rebotó contra el primer palo, sorprendiendo a Fillol, pero Américo Gallego rechazó inmediatamente. Luego, en el alargue, el equipo argentino se impondría con por 3-1 con otro gol de Mario Kempes y uno de Daniel Bertoni y los festejos del título mundial serían utilizados por la dictadura militar de entonces para tratar de mejorar su imagen en el exterior.

Con el tiempo, Krool, defensor y una de las estrellas del equipo holandés que se negó a saludar a la Junta Militar en la ceremonia de entrega de la Copa del Mundo y tampoco asistió a la cena de gala del hotel Plaza, aunque luego fueron recibidos en su país como héroes por la reina Juliana y el príncipe Bernardo y una multitud, consultado sobre qué cree que habría ocurrido de haber marcado el gol Rensenbrink en aquella jugada, sonrió y afirmó que “siempre lo hablamos entre nosotros y creemos que o lo hubiesen anulado o el árbitro hubiese dado un enorme descuento, pero ese partido no lo podíamos ganar nunca”. Krol, como capitán, fue condecorado con la Orden de Orange.

Pieter Robert Rensenbrink había nacido el 3 de julio de 1947 en una Amsterdam de postguerra, con los chicos de su edad jugando al fútbol en plena calle, y aunque pensaba ser carpintero sólo llegó a aprendiz. “Algunos dicen que esa temprana frustración grabó para siempre su carácter. Sereno, introvertido, casi hosco, inexpresivo. Como si el crack del fútbol hubiese sido un usurpador de aquella fantasía de carpintero”, escribió alguna vez el periodista Héctor Vega Onesime en la revista “El Gráfico”.

El fútbol era lo suyo, con una impresionante capacidad para la gambeta y comenzó a destacarse muy joven en el modesto DWS al punto de que enseguida fue buscado por los dos clubes grandes de Holanda, el Ajax y el Feyenoord, pero se lo terminó llevando el Brujas de Bélgica cuando sólo contaba con 18 años y allí ganó una Copa de Bélgica en 1970 y pasó al Anderlecht, donde vivió una época dorada entre 1971 y 1980, con dos Ligas (1972 y 1974), cuatro Copas (1972, 1973, 1975 y 1976), dos Recopas europeas (1976 y 1978) y dos Supercopas europeas (1976 y 1978), y marcó 143 goles en 260 partidos con esa camiseta. En lo individual, fue Botín de Oro del país en 1976, y Balón de Plata europeo (detrás de Franz Beckenbauer) y Balón de Bronce en 1978, y es el máximo goleador de la Recopa de la UEFA (25 en 36 partidos), así como el primer ganador del premio “Onze de Oro”.

“Era un equipo fantástico con cinco holandeses y seis belgas y eso funcionaba a la perfección –recordó Rensenbrink en la presentación de su autobiografía-, aunque me silbaron en los primeros partidos, cuando no ganábamos, pero me dijeron que me quedara tranquilo, que todo iba a funcionar”.

El libro autobiográfico se llama “El Hombre Serpiente”, sobrenombre que le colocó el entrenador húngaro Lajos Baroti, quien tras un partido del Anderlecht contra su equipo, el Ujpest Dosza, sostuvo en una conferencia de prensa: “Nunca vi un jugador que se llevara tan fácilmente a un adversario. Parecía una serpiente por cómo se contorneaba”.

Es en su libro que Rensenbrink sostiene que el mejor partido que jugó en su vida fue en la final de la Recopa de Europa de 1978 en el Parque de los Príncipes de París, justo un mes antes del Mundial, cuando su equipo ganó 4-0 y él marcó dos goles y  los otros dos llegaron por dos asistencias suyas, aunque dos años antes, por la Supercopa de Europa, fue protagonista también cuando los belgas dieron la gran sorpresa y vencieron al poderoso Bayern Munich de Franz Beckenbauer, Sepp Maier y Gerd Müller, tricampeón de la Copa de Campeones de Europa (ahora Champions League), al vencerlo en la revancha por 4-1 (con dos goles suyos) tras caer en la ida 2-1 en Alemania.

Pero Rensenbrink también quedará en la historia de los Mundiales por haber convertido el gol número mil el 11 de junio de 1978, durante la fase de grupos, cuando Holanda cayó 2-3 ante Escocia y él marcó a los 34 minutos del primer tiempo. Terminaría el torneo con cinco conquistas, a las que hay que sumarles una más que había conseguido en el Mundial de Alemania 1974. “Agradezco los homenajes y esa torta que trajeron para festejar pero lo único que me importaba era el partido, y lo perdimos”, lamentó luego.

En la selección holandesa marcaría un total de 14 goles en 46 partidos internacionales y si en el Mundial de Alemania 1974 integró la inolvidable “Naranja Mecánica” que dirigió Marinus “Rinus” Michels y que generó una revolución en el fútbol, no pudo coronarse campeón por haber perdido la final ante los locales por 2-1 aunque debió dejar el campo al finalizar el primer tiempo, por una lesión que se había originado ante Brasil en la segunda fase.

En ese Mundial, Michels corrió a Rensenbrink a la izquierda, para colocar a Johnny Repp a la derecha para dejar el medio del ataque a Johan Cruyff, quien aparecía desde atrás. Ya cuatro años más tarde, muchos pensaron en él como líder en lugar del ausente Cruyff, ahora con la dirección técnica de Ernst Happel, pero no lo asumió así. 

“Siempre admiré a Cruyff. Fue el jugador con quien mejor me entendía dentro de la cancha, pero teníamos personalidades completamente distintas y yo nunca podría cumplir esa función”, dijo entonces.

El periodista Luis Vinker, del diario “Clarín” recordó años después que pudo dialogar con Rensenbrink en la concentración de la quinta de Moreno durante el Mundial 1978, y cuando pudo dialogar con Rep, éste le señaló a su compañero y le dijo “¿ves ese flaco que camina allá lejos? Ese es Roby. Y no te apures, porque va tan despacio que de cualquier manera lo vas a alcanzar”.

Luego, Rensenbrink le diría a Vinker que el nivel técnico del Mundial 1978 era “inferior” al de Alemania 1974” pero que en el de Argentina “influye mucho el público. El espectáculo de la gente no lo vi en ningún lugar del mundo. Eso de tirar papelitos cuando entra el equipo…en Alemania, la Copa se vivía de otra manera” y elogió el juego de Kempes y de Leopoldo Luque.

El fallecido DT Juan Carlos Lorenzo, que escribía una columna durante el Mundial 1978, escribió entonces que Rensenbrink “es un futbolista imaginativo., que se mueve por todo el frente de ataque. Es muy peligroso darle un centímetro de ventaja”.

Poco después, al comenzar la década de los Ochenta, la carrera de Rensenbrink entró lentamente en declive. Tal como su compañero de la selección holandesa Johan Neeskens, se fue a jugar a la Liga de los Estados Unidos, con la camiseta del Porrland Timbers en 1980, para luego regresar a Europa y jugar dos temporadas (1980-1982) en el Toulouse francés, con el que logró el ascenso a la Primera en 1982, cuando se retiró del fútbol y se aisló por completo para dedicarse a uno de sus hobbies, la pesca, y a una vida familiar.

El periodista Vega Onesime lo describió como “un tipo sencillo, más bien silencioso, todo lo lejano a una estrella”. “Soy un hombre público, e pesar mío. Eso no quiere decir que odie la popularidad pero soy consciente de que es algo fugaz, especialmente para quienes la conseguimos a través del fútbol. Entonces me preparo para no sufrir decepciones”, le dijo el ex delantero.

Sus últimos años los pasó en su ciudad natal de Oostzaan, a 15 minutos de Amsterdam y le gustaba jugar al tenis. Su artista favorito era Paul Newman y su ídolo futbolístico de la infancia era Koen Moulijn, del Feyenoord, aunque tuvo devoción por Cruyff y por Pelé, quien lo consideró entre los mejores 125 futbolistas que vio en su vida.

Cuando le preguntaron si tenía cábalas, respondió con simpleza “ninguna. Tampoco tengo ídolos ni talismanes. Lo único que llevo es una venda para protegerme las piernas”.








domingo, 26 de enero de 2020

El Holocausto judío nos recordará siempre de lo que el hombre fue capaz de hacer con sus semejantes (Jornada)




“Esta es una reunión histórica no sólo para Israel y el pueblo judío, sino para toda la humanidad”, dijo en Jerusalén el pasado 22 de enero el presidente israelí Reuven Rivlin, para enmarcar el hecho de que más de cuarenta líderes de buena parte del planeta se reunieran para conmemorar la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, siendo el argentino Alberto Fernández el único mandatario sudamericano entre los presentes.

Más allá del emocionante discurso del presidente francés Emmanuel Macron, quien se atrevió a recordar al planeta que detrás de la postura anti-israelí se esconde un buen porcentaje de antisemitismo, es tiempo de reflexionar también acerca del rol que el Estado de Israel fue cumpliendo desde su existencia en 1948, apenas tres años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, con el asesinato de seis millones de judíos, la mayoría de ellos obligados a morir en campos de concentración, como animales de laboratorio, y luego de estar condenados a trabajos forzados.

Muchas de esas trágicas historias, aunque imposible de revivirlas del mismo modo, pueden estudiarse o al menos pueden ser útiles para la toma de consciencia sobre lo que un ser humano puede ocasionarle a otro visitando lo que queda de esos campos de concentración o escuchando las descripciones que con voz cada vez más tenue, pero firme, de los sobrevivientes, de todos aquellos que tuvieron la suerte de salir de aquel infierno, ayudados por un ferviente deseo de vivir o porque, simplemente, no les tocaba en ese momento.

El hecho de que hayan pasado ya 75 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, en territorio polaco, por el ejército soviético, y con doscientos mil sobrevivientes aún residiendo en Israel, es un llamado para que los escuchemos, para que conozcamos sus historias con la apuesta de que cuando ellos no estén, no debamos comenzar de nuevo porque si la humanidad no conoce su pasado es posible que esté condenada a repetirlo.

Es entonces necesario recordar, cuando se le niega el derecho a la defensa o a la existencia al Estado de Israel (lo cual no quiere decir que no sea necesaria, también, la existencia de un Estado palestino y en una convivencia de ambos en paz), lo que vivió el pueblo judío que, por ejemplo, intentó escapar del horror del nazismo en embarcaciones que recorrieron toda la costa europea sin que ningún país los acogiera, para regresar a morir en los campos de exterminio.

Pero también cabe preguntarse cómo se llegó, en pleno Siglo XX, en pleno auge de los avances tecnológicos y humanísticos, a un desastre tal que permitió que seres humanos, con consciencia de lo que hacían, con estudios y con total abstracción de los sentimientos mínimos de empatía con sus pares, hayan podido experimentar con otros cual conejillos de indias, o torturarlos de esa forma, sin el menor escrúpulo, lo que Hannah Arendt llegó a calificar como “La Banalidad del Mal”.

En su inolvidable “Si esto es un hombre”, Primo Levi, un doctor en química italiano, contó el día a día de lo que se vivía en Auschwitz. La violencia, la humillación a seres humanos, el trabajo forzado, la hambruna, las enfermedades, el frío atroz, la hacinación.  Una vez que seres humanos pudieron generar todo esto en otras, con consciencia de sus actos, parece complicado volver a creer en nuestra condición, pero acaso sea su actitud pacífica y de exigencia de Justicia en la tierra la que nos pueda insuflar de una nueva ética para afrontar la vida.

Lo cierto es que más allá del conflicto de Oriente Medio, muchos judíos viven hoy en peligro en Europa, lo que luego de lo acontecido con la persecución sufrida por el Nazismo hasta 1945 parece increíble, pero es real. Muchos de ellos debieron abandonar Francia para buscar refugio en Israel, y las encuestas muestran una creciente intolerancia en el Viejo Continente.

“Que los líderes del mundo estén unidos en la lucha contra el racismo, el antisemitismo y el extremismo, en defensa de la democracia y los valores democráticos es nuestro desafío y nuestra elección”, señaló Rivlin, el presidente israelí, en su discurso. Y de eso se trata. De recordar. De no olvidar. Para no repetir el horror del pasado y para que, como seres humanos, honremos lo que nos toca vivir.

viernes, 24 de enero de 2020

“Tito” Pizzuti, el hacedor y símbolo de Racing, primer campeón intercontinental argentino, que jugó en tres equipos grandes y que después descendió con la Academia (Infobae)




“Y ya lo ve/ Y ya lo ve/es el equipo de José”. El cántico que partía de la hinchada de Racing era una declaración de amor y de reconocimiento al director técnico que primero había sido jugador y bicampeón y que luego rescató al club de una crisis futbolera en 1965 para consagrarlo un año después y proyectarlo a la Copa Libertadores y a la Intercontinental en 1967. Nada menos que Juan José Pizzuti.

Pizzuti nació en el barrio de Barracas el 9 de mayo de 1927 y a los 14 años se inició en las divisiones inferiores de Bánfield, y aunque luego se convirtió en una de las figuras históricas de la Academia, alguna vez reconoció que de chico “iba a ver a Independiente pero después me atrapó Racing y fue imposible zafar”. En el “Taladro” formó parte de una Tercera inolvidable con Eliseo Mouriño, gran amigo suyo, luego capitán de la Primera e integrante de la selección nacional y figura de Boca.

A los 19 años pudo debutar en la Primera de Bánfield en 1947 y llegó a ser el máximo goleador del torneo de 1949 con 27 goles ) y eso lo fue colocando en la mira de varios equipos hasta que River lo contrató en 1951. Su ciclo en el “Taladro” terminó con 47 goles en 77 partidos.

Lo llamativo era que Pizzuti no era centrodelantero sino un volante derecho con mucho gol pero especialmente era un organizador, un estratega con gran visión de juego que gustaba de llegar a posiciones de ataque con pelota dominada.

En River duró poco pero llegó a integrar una gran delantera con Vernazza, el uruguayo Walter Gómez, Labrura y Loustau, a quien consideró como “el mejor jugador que vi en mi vida”. Pero los “Milonarios” no fueron campeones porque fueron superados por el Racing que fue tricampeón al vencer a Bánfield en la recordada final en la cancha de San Lorenzo con gol de Mario Boyé. Cuando le preguntaron por qué ese equipo no fue campeón y sí Racing, dijo “A eficacia parecida en el ataque, Racing ganó porque tuvo mejor defensa”.

Justo recaló al año siguiente, 1952, en Racing, pero el campeón fue River y en 1953 fue goleador del torneo argentino otra vez, la segunda en su carrera.

Dos años más tarde pasó a jugar en Boca, por lo que en apenas un lapso de cuatro años pudo vestir las camisetas de River, Racing y Boca, un hecho muy poco habitual en esos tiempos. Para los xeneizes sólo jugó 20 partidos y en 1956 regresó a Racing para vivir una época dorada en la Academia como jugador, con dos campeonatos y dos subcampeonatos entre 1957 y 1961 con jugadores como Vladislao Cap, Pedro Manfredini, Juan Carlos Murúa, y Jorge Negri, e integró una de las más recordadas delanteras del club junto a Orestes Corbatta, “El Marqués” Rubén Sosa, Pedro Mansilla y Raúl Belén.

En el plantel de 1958, Pizzutti era el líder. Se consagró campeón dos fechas antes del final ante Lanús ante los locales. Era un equipo tremendo, capaz de cualquier goleada como el 11-3 a Rosario Central en 1960 (ese día, José hizo 2, Sosa 4, Corbatta 3 y Mansilla 2). El de 1961 salía de memoria: Negri; Anido, Mesías; Blanco, Peano, Sacchi; Corbatta, Pizzuti, Mansilla, Sosa y Belén. Se consagró campeón tres fechas antes y se clasificó por primera vez a la Copa Libertadores 1962, dirigido por otro ídolo académico, Saúl Ongaro. En una de las últimas fechas, en el clásico ante Independiente, hubo una trifulca, siete expulsados y Pizzuti terminó atajando. De 1957 a 1961, la delantera académica marcó más de 250 goles.

En 1962, Pizzuti regresó a Boca y fue campeón. Dejaba Racing como el segundo máximo goleador de la historia profesional (118 en 215 partidos) detrás de Evaristo Barrera (136). Se retiró del fútbol vistiendo la camiseta xeneize en 1963, con 349 partidos y 182 goles, para quedar decimosexto en la tabla histórica profesional del fútbol argentino.

En la Selección jugó entre 1951 y 1959 (en Buenos Aires marcó tres goles para el título sudamericano y uno de ellos fue al Brasil campeón mundial en el empate 1-1). En total jugó 12 partidos y marcó 4 goles. En ese torneo, al equipo nacional lo dirigía un terceto, José Barreiro, Victorio Spinetto y José “Pechito” Della Torre, que había sido justamente el DT de Racing campeón 1958.

Enseguida que se retiró, ya comenzó su carrera de DT en 1964 en Chacarita, pero su campaña no fue buena (terminó duodécimo sobre16 equipos participantes) pero aún así fue convocado para dirigir a Racing en 1965, contratado por el presidente Santiago Saccol. Pocos días antes, Pizzuti había ido con el plantel Funebrero a jugar un amistoso ante Racing pero los jugadores del club de Avellaneda se habían negado porque llevaban tres meses sin cobrar. Lo primero que hizo el DT fue exigir que todo el plantel estuviera al día y para eso, les terminaron pagando con billetes sucios, rotos y hasta con monedas, con el mismo dinero que la gente dejaba en las boleterías los días de partido.

Cuando Pizzuti tomó la dirección técnica en 1965, Racing estaba en una muy mala situación futbolística también, en los últimos lugares de la tabla, y sólo tenía más abajo a Argentinos Juniors y a Platense. El DT se dio cuenta de que tenía que realizar varios cambios posicionales y también decidió reducir el plantel ni bien terminó el año, para encarar 1966 con menos jugadores pero más seguros de su titularidad.

“A un entrenador lo contratan para hacer cambios. Eso hice yo con Perfumo, que jugaba de centrehalf (6) y lo pasé a marcador central (2), a Basile (5) de 6, Rubén Díaz (6) de 3 y a Miguel Angel Mori, fuerte y combativo, de 5. Algunos se quejaron y yo les dije que era el DT y que si no les gustaba, que trajeran a un bombero para dirigir al equipo”, recordaba siempre en relación con sus inicios en un ciclo que terminaría siendo brillante.

La irrupción de ese Racing significó una revolución en el contexto del fútbol argentino que se practicaba hasta entonces, invadido por tácticas defensivas y especulativas. Pizzuti impuso un fútbol dinámico, sin posiciones fijas, un anticipo de lo que luego sería, una década más tarde, el “Fútbol Total” de la selección holandesa. Se trataba de un equipo voraz, que iba al ataque con todo al punto de que su hinchada festejaba los córners porque éstos generaban un espectáculo especial porque entraban masivamente a cabecear, con un espléndido estado físico.

En ese equipo, un veterano Humberto Maschio, recién regresado de Europa y pedido especialmente por el DT, y el “Yaya” J.J. Rodríguez tenían una gran técnica, el “Chango” Cárdenas se desmarcaba constantemente mientras en el medio, Juan Carlos Rulli y Miguel Mori eran los obreros en la mitad de la cancha, mientras que los defensores se proyectaban permanentemente y sólo quedaba atrás Roberto Perfumo, “El Mariscal”, uno de los más grandes defensores de la historia del fútbol argentino, que se batía mano a mano con los delanteros rivales. Una de las mejores armas era el “ollazo”, los centros para que cargaran en el cabezazo Alfio Basile (el otro marcador central), y el “Panadero” Rubén Díaz. El ejecutor era Jaime Donald Martinoli, que metía verdaderos pases para el remate de cabeza de sus compañeros.

Con esa estructura, Pizzuti levantó un equipo que languidecía en el fondo de la tabla en 1965, comenzó ganándole 3-1 a River, luego perdió con San Lorenzo (su sombra negra en esos tiempos) y luego mantuvo hasta el final del torneo un invicto de 14 partidos (finalizó quinto) que se extendería a 39 durante el campeonato de 1966 que Racing ganó de manera impecable. Recién 33 años más tarde, el Boca de Carlos Bianchi superaría este récord de partidos sin perder, en 1999. Llegó a marcar 70 goles en 38 partidos en este torneo.

Ese equipo de Racing se pudo proyectar en 1967 en el contexto internacional al ganar la Copa Libertadores de América ante Nacional de Montevideo en el tercer partidos, decisivo, en Santiago de Chile tras dos empates 0-0 (goles de Joao Cardoso y Norberto Raffo), y más tarde la Copa Intercontinental ante el Celtic de Glasgow con el recordado gol de Cárdenas, de media distancia, que batió al arquero Fallon en Montevideo y que antes del gol de Diego Maradona a Inglaterra en el Mundial de México 1986 fue por dos décadas el más emblemático del fútbol argentino.

Antes de jugar ante los escoceses, Pizzuti dijo que “todo equipo tiene sus fallas y Racing las puede aprovechar acá, allá o en cualquier lado”. “Cuando le ganamos al Celtic fuimos recibidos en la cancha de Racing con banderas de todos los clubes. Cuando me acuerdo, me emociono mucho. Eran otras épocas. Antes de jugar contra ellos, no sabíamos ni el color que tenía su camiseta. No es como ahora que se puede ver todo. Nosotros teníamos un equipo acostumbrado a la guerra”.

El DT siempre recuerda el largo viaje a Escocia para el partido de ida. “Tardamos 16, 18 horas, no me acuerdo, pero fue un viaje inolvidable porque en Londres subió Sean Connery, el primer agente 007, que fue nuestro hincha en aquellas tierras porque simpatizaba con los Rangers, la contra del Celtic”, recordó años más tarde Maschio, quien se sorprendió, al igual que los compañeros, en las horas previas. “Tito nunca se preocupaba por el rival, jamás nos hablaba de los contrarios, pero en Glasgow nos repartió una cartilla con un resumen de las condiciones, las capacidades y los movimientos de los jugadores escoceses. Y en la charla previa sólo nos habló de qué haríamos al atacar. “Qué hacer en defensa ustedes lo saben porque les di el librito”, nos dijo. Fue el único día de mi vida que escuché a Pizzuti hablar del rival”, contó el “Bocha”.

Era tal la despreocupación de Pizzuti por los rivales, que él mismo contaba una extraña anécdota: “Cuando jugamos contra el Santos, no nombré a Pelé en la charla técnica. Los jugadores se asustaron y en un momento me dijeron “¿Y Pelé?” Y yo les dije “Pelé va a jugar, es uno de ellos, no le den importancia”  Y se empezaron a reir. Con el tiempo aprendí que lo peor que puede hacer un DT es agrandar rivales. Y al final, les ganamos de visitantes”.

El partido de Glasgow finalizó 1-0 para los locales. “Celtic era un equipo muy completo, ordenado, atacaba con mucha gente y nunca se refugiaba atrás y tenía a un gran jugador como Jimmy Johnstone, que realmente nos volvió locos”, siguió recordando Maschio.

La cuestión es que cuando viajó a Escocia, Pizzuti no sabía hablar en inglés y tampoco tenía idea de cómo se las iba a arreglar, pero ya en el tren, observó a un hombre leyendo un diario italiano, lo abordó y resultó ser un hincha del Milan, equipo derrotado por el Celtic en la final de la Copa de Campeones en Lisboa (por aquel partido, a los escoceses se los llamaba “Los Leones de Lisboa), y que terminó aceptando trabajar como traductor para el equipo durante la estadía en Glasgow.
La serie de partidos entre Racing y el Celtic forma parte de la leyenda del fútbol argentino. Fue en esa ocasión cuando el entonces Beatle John Lennon dijo que era hincha de la Academia, por jugar contra los escoceses y entre los testigos del partido en Escocia se puede contar al Padre Carlos Mugica, años más tarde asesinado por la Triple A.

Tras la derrota de Racing 1-0 en Hampden Park, se jugó la revancha en el Cilindro de Avellaneda. El partido empezó con incidentes cuando una piedra impactó en Simpson, el arquero escocés. Había un clima pesado porque se jugaba en el contexto de la eliminación de la selección argentina un año antes, en el Mundial de Inglaterra, con aquel episodio de la expulsión de Antonio Rattín, cuando al regresar al país se dijo que estuvo todo organizado para que los locales fueran campeones. Celtic comenzó ganando con gol de Gemmell pero Racing lo dio vuelta y venció 2-1orberto Raffo y Cárdenas,  y eso derivó en un tercer y definitivo partido en Montevideo, donde el recordado gol del “Chango” Cárdenas, desde 35 metros, le dio a Racing el primer título intercontinental para un equipo argentino en un partido con cinco expulsados (Basile y Rulli por Racing, Lennox, Johnstone y Hughes por Celtic).

“El  Equipo de José” siguió su ciclo hasta 1969, aunque en 1968, cuando quedó eliminado en semifinales de Copa Libertadores ante el Estudiantes de Osvaldo Zubeldía, comenzó a caerse el imperio tras durísimas batallas. Fueron cuatro años y cuatro meses al frente de Racing.

“El Racing de 1966 pudo imponer su potencia y a alcanzar un prestigio que será difícil de repetir. Jamás podré olvidarme de aquellos maravillosos años”, dijo siempre Pizzuti, quien señalaba que “el fútbol de Racing es el verdadero fútbol. No entiendo este juego practicado de otra manera”. Cuando asumí en 1965 nos conformábamos con realizar una buena campaña y terminamos campeones del mundo”.

También Maschio resaltó el mérito del DT. “Yo fui su compañero como jugador y cuando volví a Racing desde la Fiorentina, para terminar mi carrera, me sorprendió porque era muy trabajador. Cuando me fui a Italia, nos entrenábamos tres veces por semana y cuando volví, Tito nos hacía trabajar todos los días, incluso había un día en el que trabajábamos a la mañana los defensores y a la tarde los volantes y los delanteros. Él aprovechaba para ensayar jugadas y hasta corregía la posición del cuerpo al patear, porque muchos te dicen que el pie de apoyo tiene que estar al lado de la pelota al patear pero casi nadie te habla de la posición del resto del cuerpo. También nos hablaba de la importancia de la familia, del ahorro, de la educación. Si tirabas un papelito o decías una palabra que no iba, te metía una multa y con lo que juntábamos, comprábamos juguetes de plástico, llenábamos una camioneta y todos los meses íbamos a regalarlos a una escuela o a algún hospital”.

El periodista Julio César Pasquato, “Juvenal”, con su gran pluma, sostuvo del “Equipo de José” que  “tenía a Perfumo, a Basile, al Panadero Díaz, al Bocha Maschio, al Chango Cárdenas, no era un equipo de antes sino un cuadro contemporáneo de ritmo, fuerza, pujanza. Batallador, perseverante, dinámico. Era fútbol de hoy anticipado a su época. En un país más estable, en un medio económico más seguro, en un contexto social más optimista, menos sufrido pero con los fundamentos, el estilo y la vitalidad que exige el fútbol de hoy”.

Entre 1970 y 1972 fue DT de la selección argentina, con la que obtuvo el cuarto puesto en la Copa de la Independencia en Brasil. Luego dirigió a Nueva Chicago, Colón e Independiente Medellín entre otros equipos.  Volvió a Racing en 1974 y mucho más adelante aceptó hacerse cargo del equipo en 1983 pero no pudo evitar el único descenso a Primera B de este club en toda su historia. “Lo que más me dolió en mi carrera fue el descenso de Racing. Son goles de los que es muy difícil recuperarse”.

Volvió por cuarta vez en 1993 y en la Copa Centenario dejó afuera a Independiente e hizo debutar a varios jugadores de las divisiones inferiores como al arquero Ignacio González, y a los delanteros Claudio “Piojo” López y Juan “Lagarto” Fleita, pero no consiguió títulos. “En Racing viví lo máximo de mi carrera deportiva. Estuve 9 años como jugador y más de 4 como DT. Recibí las satisfacciones más grandes de mi vida, pero también los sinsabores”, dijo alguna vez.

También pudo dejar asentada su filosofía del fútbol en varias entrevistas: “En la actualidad no hay DT revolucionarios. Los clubes grandes quieren cambiar de DT constantemente y eso no sirve. Hay muy pocos entrenadores de relieve y de peso para manejarse en un club grande y la verdad está en las divisiones inferiores”, “Hoy los técnicos no dejan opinar a sus jugadores y muchas veces, hay que dejarlos decir lo que sienten porque así ayudan a mejorar al equipo. Con el pizarrón podés marcar algunas cosas y dar algunas indicaciones, pero no te sirve para ganar los partidos”, o “La Argentina tiene grandes jugadores. Y encima está Messi. Los que juegan en la Selección son los mejores porque están hechos en el fútbol internacional”, así como reconoció los cambios a lo largo de su carrera como futbolista: ““Al principio de mi carrera era el culpable hasta de una pifiada de (Pedro) Dellacha. Después, cuando me consolidé como goleador, cualquier error mío se lo adjudicaban a otro. Así es el público”.

Pizzuti es Cofundador de la mutual “Futbolistas Solidarios” con ex futbolistas como Juan Carlos Guzmán, Marzolini, Perfumo, Alberto Rendo, Juan Carlos Cárdenas, Raúl Bernao o Daniel Onega, fue muy respetado y hasta honrado por una peña racinguista en Barcelona, donde está radicado su hijo mayor, médico.

Cincuenta años más tarde, volvió al Celtic Park (remodelado en 1998), con dos jugadores de ese plantel de Racing que ganara la Copa Intercontinental, Fernando Parenti y Antonino Spilinga, y acompañado de su esposa, Adelaida.

El 15 de diciembre de 2016 fue homenajeado con el galardón de Director Técnico y Presidente honorario de Racing y recibió el saco de DT campeón, ovacionado, como siempre, por la hinchada que le cantó el clásico “Y ya lo ve/y ya lo ve/es el equipo de José”.