martes, 29 de junio de 2021

Jorge Burruchaga, a 35 años del histórico gol del título mundial en México 1986: “Seguí siendo el mismo, pero fueron los días más felices de mi vida” (Infobae)


 

El cronista empieza a resignarse. Pasaron varios días en los que Jorge Burruchaga no responde los mensajes de whatsapp ni atiende el teléfono pero finalmente aparece desde un hotel en Turquía, donde acompaña a Román, su hijo tenista, y cuenta que el internet donde se aloja “es un desastre” y advierte de las seis horas de diferencia con la Argentina, pero acepta la entrevista acerca de aquel gol a Alemania en el minuto 83 de la final del Mundial de México 1986, cuando ya parecía que iban a tiempo suplementario luego de que los teutones levantaran un 2-0 en contra a nueve minutos del final. Pero dos minutos más tarde, llegaría el magistral pase de Maradona entre varios rivales, para la corrida histórica y el 3-2 definitivo.

 

- ¿Qué fue o primero que te vino a la mente después de marcar el gol del título ante Alemania?

- Cuando marco el gol y me voy para el lado derecho donde estaba el lineman- nicaragüense, creo (se refiere a Berny Ulloa), yo me arrodillo mirando al cielo y en ese momento de tantas imágenes y tanto recuerdo, un poco lo que hice fue mirar hacia arriba y decirle un poco a mi viejo, al que no le gustaba el fútbol,  “y pensar que vos no lo querías al fútbol, no querías que jugáramos siendo tantos hermanos que jugábamos al fútbol y lo hacíamos bien” y después, la felicidad, esa felicidad única que cuesta transmitir en palabras pero que significa hacer un gol y que te de la posibilidad de salir campeón del mundo.

- Jorge Valdano dijo que vos eras de los que menos hablaban, pero que en el omento de sacar del medio después del gol del 2-2 para los alemanes, se sorprendió que cuando él y Diego Maradona estaban callados, apareciste para preguntarles si estaban bien y les dijiste “se lo ganamos”. ¿Fue así?

- Sí, eso fue cuando íbamos hacia la mitad de la cancha. En ese trayecto, Diego iba insultando por cómo nos habían empatado, Valdano iba un poco más atrás pero no era que yo estaba más seguro, pero con Diego íbamos hablando y como vi que Valdano nos miraba (se ríe) le dije “ahora vamos y les ganamos, hacemos el tercero”. Y esa es la confianza de un equipo que increíblemente se vio en un 2-2 en un partido que estaba bastante controlado, pero era también la seguridad, la confianza, la garra que tenía ese equipo de estar empatando una final increíble y querer ganarla y no como en muchos casos, ir al alargue, pero quisimos ganarlo y lo ganamos. Por eso le dije a Valdano, que estaba preocupado, que lo íbamos a ganar y enseguida Diego le dijo casi lo mismo.

- ¿Qué hablaron con Diego de esta jugada con el paso de los años?

- Nunca, nunca. Nunca hablé con Diego de esta jugada. Siempre me convencí de que tenía que ser gol. Cuando Diego me pone la pelota esa, yo voy en diagonal, no miré para ningún lado. Me fijé en el arco, me fijé en la ropa de Schumacher. Nunca pensé otra cosa que en que fuera gol, estaba muy seguro, no dudé nunca en ese trayecto de 40 metros. Sí esperaba por cómo podía salir Schumacher. Salió con las piernas hacia adelante, me dio la posibilidad de picársela por entremedio de las mismas pero nunca dudé,

- Si tuvieras que definir cómo te marcó ese gol, ¿qué dirías?

- Mirá, no me cambió la vida. Sinceramente, no me cambió la vida. Seguí siendo el mismo y de hecho, al poco tiempo seguí jugando en Francia. Sí que el reconocimiento de la gente en estos 35 años en Argentina y en el mundo, aunque por sobre todo en Argentina, con los recuerdos y las anécdotas, es lo lindo que te queda de esto y es lo que Bilardo siempre nos dijo, que si ganábamos el Mundial se iban a acordar de por vida de nosotros y bueno, esto es lo que está ocurriendo porque lamentablemente Argentina no volvió a salir campeona, y desgraciadamente ante varias posibilidades que tuvimos y hoy lo nuestro sigue siendo histórico.

- ¿Tuviste la oportunidad de volver a ver a Briegel o a Schumacher?

- Lo vi a Schumacher, que vino a jugar un torneo a Mar del Plata. Yo creo que estaba con el Nantes y en aquel tiempo hicimos una nota, no recuerdo si para “El Gráfico” o un diario y charlamos del partido y del gol y de todas esas cosas que él recordaba pero reconociendo que habíamos sido dignísimos campeones del mundo.

- En aquella corrida hacia el gol, Briegel casi te alcanza. ¿Te dio tiempo a pensar en una estrategia o todo fue instintivo?

- Es que yo nunca me di cuenta de que a Briegel lo tenía atrás. Por eso yo siempre miré para adelante, y mismo después Valdano a- que tampoco vi- me dijo que no me quiso perturbar porque en situaciones similares por ahí uno mira hacia los costados o para atrás para ver qué pasa. Yo siempre pensé que iba solo, por eso la toqué dos veces con la pierna izquierda confiado de que venía solo (la pelota picaba muy mal en ese campo) y cuando le pego a la pelota me doy cuenta, cuando va hacia el arco, por el empujón que me da, que Briegel no me llegó a alcanzar, pero yo siempre tuve la mirada hacia adelante y no pensaba en otra cosa que no fuera que terminase en el gol que terminó,

- ¿Es verdad que ”Checho” Batista te decía cuando estaban  en el piso festejando que se quedaran allí para que el tiempo pasara?

- Sin duda. Sin duda. En ese momento, lo único que queríamos todos era que el partido terminara ya mismo así que aprovechó que estábamos entre nosotros y nos dijo eso.

- ¿Fue el día más feliz de tu vida?

- Imaginate que para un futbolista, el objetivo más importante, más difícil, es jugar en la selección nacional y en un Mundial, jugar para tu país, ponerse esa camiseta es algo único. Y ganar una Copa del Mundo, ni hablar. Entonces, el haberlo logrado, sobre todo en esos dos meses de “México 86”, por más que me tocó volver a jugar una final cuatro años más tarde en “Italia 90”, por el hecho de haber sido campeones, fueron los dos meses más felices de mi vida. Yo creo que ningún jugador te puede decir otra cosa. Cuando vos lográs realizar ese sueño imposible de cualquier carrera, y en este caso en el fútbol, por lo que significa el fútbol para nosotros, esto es insuperable y no es fácil. Pensá que somos apenas 43 futbolistas los que hemos ganado un Mundial para Argentina con toda la rica historia que tenemos en el fútbol. Tal vez eso lo diga todo.

El desbordante, feliz y melancólico vestuario de la selección argentina campeona del mundo (Infobae)


 

El árbitro brasileño Romualdo Arppi Filho marcó el final del partido y se desató la locura, incluso entre los escasos periodistas argentinos acreditados en el Mundial de México 1986, pero había que seguir trabajando y la jornada iba a ser dura, con más espacios para los artículos de medios gráficos y horarios ampliados de transmisión para radio y televisión en tiempos en los que no existía internet.

La sensación era que no alcanzaría con la conferencia de prensa y un grupo de cronistas jóvenes que en muchos casos cubría su primer Mundial –entre ellos, quien esto escribe- decidió salir a buscar lo imposible: tratar de ingresar al vestuario argentino, aún cuando la FIFA no lo permitía y así nos lo hizo saber el entonces director de Comunicaciones de la entidad, el suizo Guido Tognoni, que se puso firme en la oposición a cualquier atisbo de rebeldía.

Mientras los jugadores argentinos permanecían en el césped del estadio Azteca, en medio de una multitud que pretendía llevarlos en andas o llevarse de ellos algún objeto histórico, el grupo de cronistas jóvenes se lanzó a la aventura de atravesar distintas vallas y controles para tratar de llegar al destino soñado, que no era otro que descubrir la intimidad de los campeones del mundo.

El primer obstáculo llegó pronto con una barrera de uniformados policías mexicanos, que sólo portaban palos, pero que se asemejaba a la que los defensores arman para bloquear los tiros libres rivales, mientras los jóvenes argentinos, con sus bolsitos, grabadores, anotadores y micrófonos cargaban contra la formación de todas las maneras posibles, algunos exagerando la “represión” en directo para su emisora, otros, tratando de convencer a los guardianes del orden mediante una inconducente negociación.

No había manera de atravesar esa barrera pero en medio del fragor de la lucha apareció el entonces presidente de la AFA, Julio Grondona, desde adentro, para ayudar a destrabar la situación y así es que logramos avanzar hasta el control siguiente, y siempre gracias a los oficios de algún dirigente o allegado, conseguimos, luego de un largo trajinar, llegar hasta la mismísima puerta de un ruidoso y multitudinario vestuario campeón del mundo.

De nada sirvió una nueva advertencia, aunque esta vez,  casi a modo de súplica. Eduardo Cremasco -ex jugador de Estudiantes de La Plata y amigo de Carlos Bilardo, residente en México DF, encargado de la logística de la Selección durante el Mundial y dueño de un restaurante de comida argentina, “Mi Viejo”, al que solía frecuentar el ambiente del fútbol (desde periodistas, que diariamente acudían  al centro de prensa ubicado en la misma cuadra, en el hotel Presidente Chapultepec, hasta directores técnicos como Alfio Basile, Reinaldo Merlo o el ex jugador Jorge Paolino)-, gritaba que por favor no entrara nadie más porque ese vestuario iba a colapsar.

El recinto era un hervidero y hasta costaba encontrar a los jugadores, que acababan de regresar de los festejos, entre la multitud. Un colega dio con un demacrado Daniel Passarella, que le dijo “hablá con los muchachos, yo no me siento campeón del mundo”, mientras se escuchaban gritos para que se despejara una zona porque el jefe de Deportes del diario “La Nación”, Carlos Muñiz, se había desmayado por la falta de aire y estaba tendido sobre una camilla.

Este cronista dio a un costado con el “Vasco” Julio Olarticoechea, cuya primera reacción ante la pregunta sobre cómo se sentía y si se imaginaba lo que sería la fiesta en cada rincón de la Argentina, atinó a decir con exagerada tranquilidad “Ya está, lo mío ya está”, para aclarar inmediatamente que “yo ya me descargué pensando en los míos, ya está”, mientras se cambiaba.

Más hacia el centro del vestuario, Jorge Burruchaga contaba una y otra vez su gol, el de la victoria ante Alemania. Este cronista, de su misma generación, se sumó a la conversación y le estrechó la mano en un saludo por debajo de varios grabadorcitos de la época, hasta que alguien le mencionó su ciudad natal, Gualeguay, y el ex jugador de Independiente no pudo contenerse y rompió a llorar de emoción justo frente a quien esto escribe, que junto con otros colegas trataron de arroparlo, en una de las escenas más conmovedoras.

A pocos metros de allí, Oscar Ruggeri no paraba de hacer memoria y dedicarle el triunfo “a todos los panqueques, a los que ahora seguramente se darán vuelta, a los que no nos dejaron tranquilos y nos criticaron todo”, mientras Grondona, desbordado, atravesaba con su dedo índice izquierdo un círculo hecho con su mano derecha ante dos periodistas del diario “Clarín”, el más opositor a la gestión de Bilardo en la selección argentina.

Muchos de los cronistas que estábamos allí no disponíamos de mucho tiempo. Los que colaborábamos con las distintas radios teníamos que llevarnos las grabaciones de las notas otra vez hacia las cabinas de transmisión, por lo que había que atravesar, y subiendo, larguísimos tramos a 2250 metros del nivel del mar.

Avanzada la tarde, regresamos al centro de prensa en la zona residencial de Chapultepec y para nuestra sorpresa, en un hotel repleto de camisetas argentinas, no sólo vestidas por compatriotas, desde el piano sonaba todo un repertorio de música nacional, desde tango hasta folklore.

La calle era una locura, entre los gritos, la euforia, las bocinas. Con el amigo Luis Blanco, periodista de FM Contacto de la ciudad de Las Parejas, en la provincia de Santa Fe, caminábamos en búsqueda de alimentarnos con algo, por fin, luego de una jornada tan feliz como extenuante, cuando de repente, escuchamos  el grito cada vez más cercano de “Luis” en nuestros oídos y aunque primero ni nos percatamos de ello, la voz era tan insistente que acabamos dándonos vuelta. Era Jorge Valdano, que con parte de su cuerpo fuera de la ventana del eufórico micro de la selección argentina,  levantaba el pulgar hacia nuestra dirección,

Valdano había sido fundamental para nosotros durante ese Mundial. Gracias a haber nacido también en Las Parejas, el entonces jugador del Real Madrid, que osó enfrentar junto a Diego Maradona, al presidente de la FIFA, Joao Havelange, por los horarios de los partidos, el calor y la altura, nos había facilitado más de una vez el acceso a horarios o situaciones poco comunes.

En una de esas ocasiones, el día antes de la final ante Alemania, Valdano le había prometido a Luis Blanco-fallecido en 2020- que durante la ceremonia de los himnos levantaría el pulgar para saludarlo. El colega, algo incrédulo, se llevó, de todos modos, el largavistas para constatarlo y a la hora de la verdad, el delantero autor del segundo gol en la final, levantó efectivamente el pulgar. “No debe ser para mí”, dijo entonces Blanco. Pero el pulgar que horas más tarde levantó Valdano desde la ventana del micro, que se dirigía al restaurante “Mi Viejo” corroboraba que con tanto en juego ese día glorioso para el fútbol argentino, que pedíamos que no se acabara nunca, no se había olvidado de su promesa.

Una vez sentados alrededor de la mesa, brindamos y reímos, felices, con el griterío de fondo. Horas más tarde, la selección argentina llegaba al aeropuerto de Ezeiza con un recibimiento espectacular.

 


sábado, 26 de junio de 2021

Atrapantes octavos de final de la Eurocopa (Jornada)


 

Mientras en Brasil se disputa una extraña Copa América, con selecciones que juegan y regresan a sus países para evitar que sus jugadores se contagien de coronavirus y con más de cien casos entre todos los protagonistas del torneo, al mismo tiempo se lleva a cabo una atractiva Eurocopa en doce sedes y que presenta muy atractivos partidos de octavos de final, que acaba de comenzar.

Se suele decir que la Eurocopa es “Un Mundial sin Argentina ni Brasil” y algo de cierto hay en esa frase, porque para llegar a la fase final de 24 equipos hay que pasar por una clasificación como la que hay que atravesar para disputar la de la Copa del Mundo, dado que el Viejo Continente contiene a muchos más países que Sudamérica.

Al contrario de la Copa América, ni los jugadores ni los entrenadores de ninguna potencia se quejan de lo ardua que fue la temporada ni colocan excusas para salir a buscar los partidos - cada equipo con su propio estilo-, el VAR soluciona los diferendos en cuestión de segundos, los campos de juego están en perfectas condiciones y se juega con púbico, aunque esto último no sólo está relacionado con una mayor vacunación de ese lado del planeta, sino con el hecho de que se juega en verano.

El torneo ya tiene dos clasificados para los cuartos de final tras los partidos jugados ayer. Por un lado, una Dinamarca muy crecida tras el gran triunfo que le dio el pase a octavos en su grupo ante Rusia por 4-1 después de haber iniciado su participación con el impacto de Christian Eriksen (que acaso ya no juegue más al fútbol), no tuvo piedad con la Gales de Gareth Bale, a la que también goleó por 4-0 en Amsterdam, ratificando el buen momento que atraviesa, su gran estado de ánimo y acaso el aliciente de recordar el exacto aniversario de cuando en 1992, en la Eurocopa de Suecia, venció en la final a Alemania y fue campeona cuando ni siquiera se había clasificado e ingresó a último momento por la suspendida Yugoslavia (por la Guerra de los Balcanes).

En el otro partido, jugado en Wembley, Italia sufrió demasiado para vencer a Austria en tiempo extra por 2-1, con los tres goles anotados en esos treinta minutos finales. Los dirigidos por Roberto Mancini vienen en franco ascenso, clasificados también para la “Final Four” de la Liga de las Naciones y con muy pocos goles en contra, aunque lo más importante es haber regresado a la idea de atacar y de tratar de tener la pelota y administrarla con calidad a partir de Lorenzo Insigne (Nápoli), Nicoló Barrella (Inter) o Marco Verratti (PSG), y con grandes definidores como Ciro Immobile (Lazio), Andrea Bellotti (Torino) o Federico Chiessa (Juventus), todo respaldado por los experimentados centrales Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci (Juventus).

Sin embargo, pese a una fase de grupos casi perfecta con triunfos sin problemas ante Turquía, Suiza y Gales y con el arco invicto, se complicó ante un correcto equipo austríaco que cuenta con algunos valores interesantísimos como su gran estrella David Alaba (que acaba de quedar libre del Bayern Munich y firmó para el Real Madrid), el volante Marcel Sabitzer (RB Leipzig) y el delantero Marko Arnautovic (Shangai Port y ex Premier League).

Esta vez, el equipo italiano dominó en el primer tiempo como en los tres partidos anteriores pero no pudo concretar y en el segundo fue vencido por la ansiedad y casi lo pierde cuando el VAR anuló un gol de Arnautovic por un mínimo (aunque correcto) fuera de juego.  Recién en los primeros 15 minutos del alargue, Chiessa y Mateo Pessina (Atalanta) –ambos ingresados como suplentes) establecieron el 2-0 con lo que todo parecía concluido pero Sasa Kaladzic (Stuttgart) descontó de cabeza y alargó el suspenso hasta el final.

Italia espera ahora como rival al ganador del gran partido de hoy entre la Portugal de Cristiano Ronaldo, vigente campeón de Europa de 2016 en Francia y otro de los cuatro clasificados al Final Four de la Liga de las Naciones, y la Bélgica de Kevin De Bruyne (firme candidato al Balón de Oro de la FIFA) y Romelu Lukaku, acaso el mejor centrodelantero del mundo. Tras un gran Mundial de Rusia, en el que  finalizaron terceros, ahora los belgas, repletos de estrellas como Thibaut Courtois y Eden Hazard del Real Madrid, van decididamente por el título europeo y ganaron sus tres compromisos de la fase de grupos.

Portugal, en cambio, formó parte del llamado “grupo de la muerte” con el actual campeón mundial, Francia, y con Alemania, pero pudo conseguir el boleto a octavos en el último partido si bien cuenta en el ataque con la impresionante vigencia de Cristiano Ronaldo, quien a sus 36 años alcanzó el récord de goles jugando para una selección (109) –que comparte con el iraní Alí Daei- y es el máximo goleador del torneo (5), y el mayor goleador de la historia del torneo (14).

De ese lado del cuadro, se esperan otros dos muy buenos partidos de octavos. Francia -que si siempre tuvo en el ataque a Kyllian Mbappé y a Antoine Griezmann, ahora sumó al gran delantero del Real Madrid, Karin Benzema-, enfrentará a Suiza, que tuvo buenos desempeños en la primera fase aunque los galos son amplios favoritos. En tanto, una España que fue de menor a mayor, con un mal inicio y dos inesperados empates en Sevilla ante Suecia y Polonia con muy escaso gol para tanta posesión de pelota, finalizó su grupo goleando 5-0 a Eslovaquia, aunque con la incertidumbre de lo que pasaría ante un rival más exigente, se medirá contra la actual subcampeona del mundo, Croacia, cuya figura es el crack del Real Madrid, Luka Modric.

Del otro lado del cuadro, Dinamarca espera por el ganador de mañana entre un buen equipo (aunque aún no consolidado) de Países Bajos ante oro también muy correcto como República Checa, que cuenta con una de las estrellas del torneo, el delantero Patrik Schick (Bayer Leverkusen).

Para finalizar, el ganador de un partido que aparece muy parejo entre Suecia (sin sus delanteros Marcus Berg y Zlatan Ibrahimovic aunque con jugadores como Alexander Isak (Real Sociedad) y Emil Forsberg (RB Leipzig) y Ucrania (dirigida por el ex crack Andriy Sevchenko), deberá enfrentarse a quien venza en el gran clásico entre una Alemania que termina un ciclo con Joakim Low para comenzar luego otro con Hans-Dieter Flick (ex DT del Bayern Munich) e Inglaterra, que viene de un  buen Mundial (cuarta) y cuenta con figuras como Mason Mount (Chelsea), Harry Maguire (Manchester United), Harry Kane (Tottenham), Marcus Rashford (Manchester United) pero sobre todo, Jack Grealish (Aston Villa) por quien el Manchester City de Josep Guardiola está por contratar en 116 millones de euros.

La mesa está servida para disfrutar de un fútbol de alto nivel y sin excusas de ninguna clase.

 

martes, 22 de junio de 2021

Suspensiones por racismo, multas por conducir alcoholizados, adicción al juego y odio eterno a Maradona, los destinos de los jugadores eludidos en “El Gol del Siglo” (Infobae)


 

Además del “odio eterno” manifestado por años que sólo encontró un cierto sosiego con su fallecimiento en noviembre pasado, los jugadores ingleses que fueron víctimas del “Gol del Siglo” de Diego Maradona en el Mundial de México 1986 tuvieron que atravesar por distintas situaciones complicadas en sus vidas una vez que dejaron el fútbol, desde suspensiones por actos racistas hasta multas por conducir alcoholizados o adicciones al juego.

Peter Beardsley, Peter Reid, Terry Butcher, Terry Fenwick y el arquero Peter Shilton fueron superados por Maradona al noveno minuto del segundo tiempo del partido en el que la selección argentina eliminó a la inglesa al vencerla 2-1 en los cuartos de final del Mundial de México 1986 en el estadio Azteca ante 114.580 espectadores, a 2250 metros sobre el nivel del mar y en una corrida de 53 metros a una velocidad de 10 segundos y 6 décimas en lo que se consideró como “El Gol del Siglo”, al ganar la votación propuesta en 2002 por la FIFA con 341.460 sufragios desde más de 150 países.

Peter Beardsley (Hexham, 18/1/1961) fue uno de los primeros dejados en el camino por Maradona al comenzar la jugada tras el giro inicial y con el paso del tiempo intentó minimizar lo ocurrido. “Fue magnífico, pero sin el primero (el de “La Mano de Dios”), no se puede explicar el segundo. Fue un punto de inflexión brutal. Él era un jugador fantástico y es la razón de por qué Argentina ganó, pero lo que hizo está mal y sin esa mano, habríamos ganado nosotros”, aseguró en una ocasión.

Durante el Mundial de 1986, Beardsley jugaba en el Newcastle –donde lo apodaban “Quasimodo” y era hostigado por las hinchadas rivales también por admitir que era abstemio-  y al finalizar fue transferido al Liverpool.

Después de haber jugado en la liga inglesa desde 1982 hasta 1999, tuvo un muy breve paso por el fútbol australiano en el Melbourne Knights FC, donde apenas participó de dos partidos y se retiró.

También estuvo en la selección inglesa que llegó a semifinales en Italia 1990 y que estuvo a muy poco de jugar la final ante Argentina (recuerda aquel torneo como su mejor momento). Fue entrenador interino de Newcastle en 2010 y desde ese momento se unió al cuerpo técnico para posteriormente funcionar como asistente de Howard Wilkinson en la selección inglesa entre el despido de Glen Hoddle y el nombramiento de Kevin Keegan. En ese período (1999), Inglaterra fue derrotada por Francia, entonces campeona del mundo, en un amistoso en Wembley.

Sus mayores problemas comenzaron en 2003, cuando ya había regresado al Newcastle y junto con el director de la academia, Kenny Wharton,  fue objeto de una investigación en la Premier League después de que se dijera que había intimidado a dos juveniles, James Beaumont y Ross Gardner, pero fue absuelto en ambos cargos. Dejó el puesto en 2006 cuando asumió como gerente del club Glenn Roeder y quiso tomar un rumbo diferente y fue cuando estuvo a punto de ir como asistente de Howard Kendall en la selección de la República de Irlanda. Kevin Keegan lo hizo regresar una vez más al Newcastle en 2008 hasta que en marzo de 2009 decidieron colocarlo en la academia de juveniles para trabajar específicamente con delanteros y en 2010, cuando Chris Hughton fue destituido como entrenador, estuvo interinamente a cargo del primer equipo hasta la llegada de Alan Pardew.

En 2018 volvió a caer en problemas, cuando la Federación Inglesa comenzó a investigarlo por expresiones racistas a un joven negro de 22 años, Yasin Ben El-Mhannim, al que llamó “mono” y bromeó sobre trepar a los  árboles, algo que él negó categóricamente.

Tras 14 meses de investigaciones, en 2019 fue suspendido por 32 meses para toda actividad relacionada con el fútbol. En su decisión, la FA sostuvo que  “incluso si no tenía intención de hacerlo, claramente causó una ofensa” aunque también indicó que no creía que Beardsley fuera racista “en el sentido de estar mal dispuesto hacia las personas por motivos de raza u origen étnico”. Al enterarse, el ex jugador dijo que estaba “sorprendido y decepcionado”.

Está casado desde 1981 con Sandra y tienen un hijo (Drew, 1989) y una hija (Stacey, 1993).

Peter Reid (Liverpool, 20/6/1956) también quedó fuera de la jugada de Maradona al primer toque. “Pisó la pelota y dio media vuelta. El movimiento tuvo un equilibrio y una clase impresionantes. Fue demasiado rápido para mí”, recordó en una oportunidad, y admitió que “sigo teniendo pesadillas con eso” y que “nunca pensé que un solo partido de fútbol podía tener un efecto tan decisivo en mi vida”.

Reid, que en 1986 era volante del Everton, jugó en varios equipos ingleses entre 1974 y 1995, y sólo disputó el Mundial de 1986 y la Eurocopa de 1988. Se retiró en el Bury FC y desde allí en adelante se dedicó a ser director técnico. En 2004 fue nombrado gerente del Coventry City pero duró menos de un año y ya después trabajó como comentarista de la BBC en Mundial 2006 y para Sky Sports y ESPN.

Llegó a dirigir al Leeds y al sub-21 inglés y en 2008 emigró a Tailandia para dirigir a la selección nacional, regresó como asistente de Tony Pulis en el Stoke City, en 2010/11 pasó como DT principal al Plymouth Argyle FC inglés pero duró menos de un año, y luego se hizo cargo del Mumbay  City de India en 2014.

En 2016 regresó a su primer club, el Bolton Wanderers para ayudar al DT interino Jimmy Phillips y se fue al final de la temporada, en su última experiencia como entrenador. Durante la cuarentena, se dedica a dar charlas a beneficio de diferentes instituciones.

“Sigo teniendo pesadillas sobre ese día-reconoció- y nunca pensé que un solo partido de fútbol podía tener un efecto tan decisivo en mi vida”. Se volvió a cruzar con Maradona años más tarde en Dubai, de casualidad, en un evento, pero no hubo buena onda. “Le mordí la mano. La gente pensó que estaba besándola pero en realidad, mi sentimiento era otro. Es un tramposo”, declaró.

Terence Ian “Terry” Butcher (Singapur, 28/12/1958),  reconoce que “sigo odiando a Maradona, al que llama “pequeño bastardo”. “A todo el resto de los jugadores de mi equipo los superó una sola vez pero a mí me superó dos. “La Mano de Dios fue una cosa rara, pero yo estoy más enojado por el segundo gol”, se lamentó en una oportunidad. Apodado “Carnicero”, quedó en la historia por haber jugado ensangrentado los noventa minutos ante Suecia por la clasificación al Mundial de Italia 1990.

En 1986 había dejado justo el Ipswich Town después de siete años para pasar después del Mundial al Rangers de Escocia. Se retiró en 1993 jugando para el Clydebank FC de ese país y desde 2002 comenzó su carrera como DT con especial participación en Escocia y Australia.

En 2008, cuando fue asistente de George Burley en la selección escocesa que se preparaba para el Mundial de Sudáfrica 2010, justo coincidió en un amistoso contra la selección argentina que dirigía Maradona, y aprovechó la ocasión para manifestar que el astro argentino “es un tramposo y un mentiroso. Estaría feliz de verlo perder”. Cuando le consultaron por estas declaraciones a Maradona, respondió con una pregunta: “¿Quién es Butcher?”. Dejó el cargo en 2009 cuando su DT fue echado por los malos resultados.

En 2018 se hizo cargo de la selección de Filipinas pero cuando se aprestaba a jugar la Copa de Asia dijo no estar en condiciones y asumió su segundo, Scott Cooper. En julio de 2019 se unió al cuerpo técnico del Guangzhou como asistente de Giovanni Van Brokchorst  para trabajar el aspecto defensivo. En 2020 se hizo cargo de la academia del Ipswich Town.

Manejó, además, una cadena de corredores de seguros que luego vendió, y fue comentarista de Radio 5 de la BBC en los partidos de la selección inglesa.

 

Está casado desde 1980 y tuvo tres hijos. Uno de ellos, Cristopher, sirvió en la Artillería Real en Afganistán y murió en octubre de 2017 a los 35 años. Es fanático del rock pesado y especialmente de la banda de heavy metal “Iron Maiden” y amigo de su bajista y fundador, Steve Harris. También es un reconocido militante del Partido Conservador.

Terry Fenwik (17/11/59 en Seaham, condado de Durham) es el defensor que pudo cambiar la historia del gol de Maradona de haberle hecho falta (es a quien el “diez” le baja el brazo en su carrera hacia el área) pero no lo hizo, seguramente porque ya estaba amonestado. “+El acabó mi carrera en cuatro segundos”, sentenció.

En 1991 recibió una sentencia de cuatro meses de prisión en suspenso al ser declarado culpable de conducir bajo los efectos del alcohol pero sólo cumplió dos de ellos.

Fenwik se retiró jugando para el Swindon Town en 1995 y jugaba en el Queens Park Rangers durante el Mundial de 1986, como parte de una carrera que se extendió entre 1976 y 1991. En 1995 comenzó a incursionar en la dirección técnica, en equipos de Inglaterra y Bélgica hasta que formó pareja con una abogada de Trinidad y Tobago, Reyna Kowlessar, en 2014 y se estableció en ese país, donde desde 2020 dirige a su selección nacional y también es analista de la Premier League inglesa para el canal de TV local Flow Sports.

Peter Shilton (Leicester, 18/9/1949) quedó en la historia como “el arquero que recibió “El Gol del Siglo” y el de “La Mano de Dios” y nunca lo pudo superar. “Antes de que la pelota le llegue a Maradona en el segundo gol, Glen Hoddle había recibido una falta, Ese gol –el segundo- llegó porque no estábamos en el estado de ánimo adecuado después de lo que sucedió en el primero. Cuando sabes que alguien está haciendo trampa en un gran partido como ese, tu estómago cae. Así que no estábamos muy en sintonía con nuestra defensa”.

En 1986 jugaba en el Southampton y jugó los Mundiales de 1982, 1986 y 1990 y se retiró en 1997 en el Leyton Orient de la 4ª división con 48 años con el record de 1387 partidos oficiales siendo el jugador inglés con más partidos en la historia.

Se casó con Sue Flitcroft en 1970 y tienen dos hijos, Michael y Sam (que fue futbolista profesional). Se separó en 2011 y en marzo de 2015 se volvió a casar, con la cantante de jazz Stephanie Hayward. En 2013  fue acusado de conducir alcoholizado y fue suspendido  por 20 meses y tuvo que pagar un costo de 1020 libras esterlinas. Es uno de los sostenedores del Brexit. Su esposa lo ayudó a superar la adicción por el juego en 2020 y a partir de allí buscó dejar un legado con un video sobre sus “secretos” en el arco con entrenamientos y consejos. Trabaja con el Gobierno para ayudar a la gente a salir de problemas y en salud mental.

Durante este año twitteó acerca del debate suscitado con el alejamiento del príncipe Harry y Meghan Markle de la corona británica. “Creo que Harry y Meghan están a punto de sentir la ira de nuestra nación. Muchos británicos y nuestra prensa británica querrán defender a nuestra Reina. Creo que miles estarán unidos detrás de nuestro soberano”, afirmó. Le respondieron con toda clase de memes, pero en especial, uno que comparaba la “hipocresía de la corona británica con “La Mano de Dios” de Maradona en el estadio Azteca en 1986.

Shilton reconoce a Maradona como uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, pero nunca le perdonó sus dichos en su contra y jamás quiso encontrarlo. “Siempre digo que es el mejor jugador de la historia pero no lo respeto como deportista y nunca lo haré porque nunca se retractó de lo que hizo”, afirmó.

“Es cierto que todos hablan de ese gol con la mano, pero Shilton: sin ese gol, no te conocería nadie”, le dijo con humor inglés su ex compañero Paul “Gazza” Gascoigne.

 

 


Doce días fundamentales para la recuperación de la selección argentina pensando en los cuartos de final (Kicker)


 Tras el triunfo del lunes ante Paraguay que le dio la clasificación para los cuartos de final de la Copa América, el entrenador de la selección argentina, Lionel Scaloni, tendrá doce días claves para recuperar futbolistas cansados y lesionados y tratar de mejorar el juego, muy criticado por el bajo nivel mostrado en los tres partidos jugados hasta el momento.

A la selección argentina sólo le queda jugar el lunes próximo ante Bolivia –sin nada en juego- porque quedará libre en la anteúltima fecha de su grupo A, que se llevará a cabo el jueves, y es cómodo líder con 7 puntos, seguido por Chile con 5 y luego aparece Paraguay con 3 puntos por lo que, de terminar primera o segunda recién deberá jugar el 3 de julio por los cuartos de final.

De esta forma, se especula con que el entrenador Lionel Scaloni no utilizará ante Bolivia ni a Lionel Messi -con quien conversó largamente horas antes del partido ante Paraguay para coincidir en que el jugador del Barcelona descanse la mayor cantidad de días posibles- ni a los seis jugadores amonestados o lesionados.

Queda la duda sobre si dispondrá que jueguen Nicolás González (titular en los primeros dos partidos pero ausente por lesión en un hombro ante Paraguay) o Exequiel Palacios, quien ingresó como suplente en los dos primeros partidos pero ni siquiera fue al banco en el tercero y hoy parece ubicarse detrás de Leandro Paredes y de Guido Rodríguez en la idea de Scaloni.

Nicolás González pelea el puesto con Ángel Di María, quien jugó ante Paraguay y fue el autor de la asistencia a Alejandro “Papu” Gómez en el único gol argentino a los nueve minutos. Apenas unos instantes más tarde, el equipo albiceleste se dedicó a defender este resultado cediendo campo y pelota a Paraguay y apenas rematando al arco una sola vez en todo el segundo tiempo por intermedio de Messi, sin ningún peligro.

Tanto Scaloni como el equipo argentino son muy criticados por la prensa y los aficionados por los planteos sumamente especulativos y porque la sensación es que tras convertir el gol en el primer tiempo, el ataque se desinfla y sólo se quedan cerca del muy seguro arquero Emiliano Martínez renunciando completamente al ataque y dejando a Messi como único delantero, y muy retrasado en su propio campo.

Pese a todo, sorprendió que Di María calificara de “espectacular” a la actuación de la selección argentina ante Paraguay y dijera que “probé que puedo ser titular”, cuando nunca atacó en la última hora del partido

lunes, 21 de junio de 2021

La selección argentina todavía no termina de ser un equipo (Jornada)


  

La selección argentina avanza en su grupo de la Copa América luego de vencer a Uruguay en el Clásico del Río de la Plata, conserva un invicto de quince partidos (de los que empató siete) pero si es por el rendimiento dentro de la cancha, todavía no puede afirmarse que es un equipo  sino un conjunto de buenas voluntades y una suma de construcciones de pequeñas sociedades que, acaso amalgamadas en un futuro o con el correr de los partidos, termine dando como resultado un conjunto sólido.

Por el momento, se suceden las buenas y las malas noticias. De las primeras hay que destacar el aporte de dos jugadores en puestos fundamentales como el arquero Emiliano “Dibu” Martínez y el marcador central Cristian “Cuti” Romero, que le dieron solidez al aspecto defensivo, una zona que generó muchas dudas en los recientes compromisos del equipo nacional a partir de no haber podido mantener un resultado favorable en los tres partidos anteriores.

Martínez, de gran presente en la Premier League inglesa jugando para el Aston Villa, transmite una seguridad total, incluso en partidos como ante Uruguay el pasado viernes en Brasilia, cuando casi no fue exigido y sin embargo, cada pelota que llegó cerca la atenazó y la embolsó sin dar la mínima idea de rebote. La gran incógnita pasará por saber qué hará Lionel Scaloni, el entrenador de la selección nacional, cuando se termine de recuperar y se encuentre apto para volver Franco Armani, quien era titular y que sin se descollante en su función, tampoco tuvo errores que marcaran una posible salida.

En el caso de Romero, su ubicación, temperamento, marca y técnica, sumado a su aporte en el juego aéreo tanto defensivo como ofensivo, le van abriendo las puertas a la titularidad, pero el debate pasará desde ahora por el jugador que deberá resignar su lugar para su entrada entre los once y en ese caso, si bien creemos que quien debe salir es el veterano Nicolás Otamendi –que ya no es lo que era y lo marca incluso su salida del Manchester City para pasar a jugar en el Benfica portugués-, probablemente sea Lucas Martínez Quarta.

De la mitad de la cancha hacia adelante, el problema sigue siendo estructural. Lionel Messi sigue sin compañía suficiente a la hora de encarar hacia adelante. Cuenta más con “ruedas de auxilio” como Giovani Lo Celso o Rodrigo De Paul, que con ejecutantes de sus ideas una vez que la pelota traspasa su línea hacia posiciones ofensivas por tener apenas dos referentes al levantar su cabeza: Lautaro Martínez y últimamente, Nicolás González, quedando una de las bandas (o las dos, en muchos momentos) para los dos laterales, que no son atacantes puros y que terminan limitando las posibilidades de llegada.

En el medio hay exceso de volantes, ya sea por las precauciones que toma Scaloni o ya sea porque al no haber un “cinco” (al estilo de Javier Mascherano), el entrenador optó por un “diez” reconvertido como Leandro Paredes en esa función y eso obliga a ayudarlo en la marca y en el primer pase, pero a la vez obliga a sacrificar una pieza en ataque, dejando a Messi demasiado solo y pese a que sigue siendo un jugador fundamental (otra vez lo demostró ante Uruguay por si hiciera falta) a los casi 34 años –los cumple el próximo 24 de junio- ya no puede tener el pique de una década atrás y necesita de la colaboración de los demás compañeros.

En el último partido ante Uruguay, en Brasilia, una lesión de Paredes permitió la entrada de Guido Rodríguez, que si bien tampoco es un “cinco” a la vieja usanza, se parece más que Paredes y ya se notó un cierto ordenamiento mayor del equipo, aunque con las carencias ofensivas de siempre, por la falta de atacantes y porque además, Lautaro Martínez se encuentra en un mal momento que puede tenerlo cualquier goleador, pero para reemplazarlo, Scaloni optó por Joaquín Correa en vez de hacerlo, como se esperaba, por Sergio Agüero.

Hasta se podría entender si, por ejemplo, Agüero no fuera convocado para esta Copa América por falta de rodaje en una temporada complicada como la pasada, en la que jugó muy poco y terminó yéndose del Manchester City. Pero ya no se entiende cuando sí es parte de una lista y con tan pocos partidos jugados en los últimos meses, no se lo aprovecha en esta fase de grupos en la que de cinco equipos se clasifican cuatro para la fase final. ¿No es ahora cuando Agüero debería ir sumando minutos para ponerse en forma? Y si no está en condiciones de jugar y termina siendo menos opción que Correa, ¿para qué entonces forma parte del plantel? Es una de las tantas preguntas que se formulan por no entender cuál es la idea de Scaloni en este sentido.

Otro tema a resolver son los cambios durante los partidos. Por lo general, parecen señales a los adversarios de que el equipo argentino se retraerá en el campo de juego, como ocurrió en Barranquilla ante Colombia por la clasificación al Mundial de Qatar, o incluso en los últimos minutos ante Uruguay en Brasilia, cuando el equipo “celeste” no había generado peligro en todo el partido y viene teniendo importantes carencias para definir y su juego está lejos de ser el de otros tiempos.

Sin embargo, con un exceso de precauciones, la selección argentina le cedió campo y pelota, fue retrocediendo hacia su arco, y terminó reventando la pelota lejos, con Messi de punta corriendo a los defensores rivales, y pidiendo la hora ante un rival inferior, acaso con la desesperación de que no le volviera a ocurrir eso de que le volvieran a empatar tras estar en ventaja.

Puede entenderse desde lo psicológico en esta oportunidad, pero no parece el camino aconsejable para una selección con tanta historia como la argentina, que ganó, suma cuatro puntos, quedará como único líder o compartiendo la tabla junto con Paraguay, al que enfrentará el lunes también en Brasilia, pero de esta forma difícilmente pueda convencer jugando de esta manera, por más que pronto se desate la euforia, se señale los partidos sin perder (sin medir ante qué rivales y cómo se jugó) y se crea que estamos en presencia de un conjunto ya amalgamado y con enorme futuro.

La selección argentina está en una transición que es lógica desde lo generacional pero si no se cambian algunas actitudes en búsqueda de mayor grandeza, se corre el riesgo de navegar en la mediocridad sin darse cuenta de ello, que es lo más peligroso.

Lo claro es que esta selección argentina todavía no es un equipo, y de los próximos partidos depende de que lo vaya a ser o no si se asume como protagonista, si se da cuenta de lo que marca su historia y si su entrenador le encuentra la vuelta a los distintos problemas que deben ser corregidos. Habrá que seguir esperando.

domingo, 20 de junio de 2021

Carlos “El Pibe” Valderrama, el referente de la Generación Dorada colombiana que admiraba a Bochini, pudo jugar en Newell’s y fue el emblema del histórico 5-0 a la selección argentina (Infobae)


 

Pese a que uno de los gritos más famosos de los hinchas cafeteros es “cinco a cero, cinco a cero” en referencia a la histórica goleada del Monumental en 1993, cuando golearon a la selección argentina, uno de sus máximos referentes, elegido dos veces como mejor jugador de Sudamérica, Carlos Valderrama, tiene como apodo “El Pibe”,  es un admirador de Ricardo Bochini, y estuvo muy cerca de jugar en Newell’s Old Boys.

Valderrama, reconocido por sus rulos rubios en su melena setentista, consiguió jugar tres Mundiales entre 1990 y 1998 cuando su selección nacional no participaba de la máxima cita desde Chile 1962, y también participó de cinco ediciones de la Copa América entre 1987 y 1995, es el  ídolo de cracks como Ronaldinho, David Beckham o James Rodríguez,  se dio el lujo de que nada menos que Pelé lo incluyera en el ranking de los mejores cien jugadores del Siglo XX y según el Instituto de Historia y Estadística (IFHHS) se encuentra en el puesto 39 entre los futbolistas destacados de la pasada centuria.

Carlos Alberto Valderrama Palacio nació el 2 de septiembre de 1961 en Santa Marta, Magdalena. Su padre, Carlos “Jaricho”, fue jugador profesional e integró también el equipo de Unión Magdalena de Santa Marta y llegó a ser convocado para la selección regional. Sus hermanos Alan y Ronald, y sus primos Didí Axel y Miguel González Palacio (su madre se llama Juana Palacio) también fueron futbolistas.

De niño solía vender avena y empanadas junto a su abuela en el mercado, alternando esta actividad con la práctica del fútbol  después de clase en la cancha de arena de La Castellana en el barrio “El Pescaíto”. En esos tiempos todavía era “El Mono”, como se apoda a los rubios en su país, aunque no tardó en ser llamado definitivamente “El Pibe” cuando su padre, entrenador del equipo de la escuela “Luis Celedón” lo recomendó al dirigente del Unión Magdalena Eduardo Dávila, y una vez que ingresó a jugar en este club, el fallecido ex jugador y director técnico argentino Rubén Deibe, preguntó “dónde está el pibe” al no encontrarlo para la disputa de un partido.

Para ese entonces Valderrama era un joven que usaba ya un Africa Look setentista, copiando a algunos jugadores de moda en su país, como Diego Edison Umaña, y era un seguidor de Independiente, enamorado del juego de Ricardo Bochini, que se desempeñaba en el mismo puesto que él, aunque había comenzado como centro delantero goleador y de a poco, se fue retrasando hasta convertirse en el armador de juego de sus equipos con pases milimétricos hacia los delanteros y un gran manejo de los tiempos.

Su debut en el Unión Magdalena se produjo en 1980 y cuatro años más tarde fue transferido a Millonarios, donde el entrenador José Luis Pinto no lo tenía demasiado en cuenta por lo que un año después emigró al Deportivo Cali, donde se encontró con un director técnico como Vladimir Popovic, que proponía un juego estético donde “El Pibe” encajó perfectamente en dupla con Bernardo Redín, y fueron subcampeones en 1985 y 1986 detrás del poderoso América de Cali que llegó tres veces seguidas a la final de la Copa Libertadores.

En ese tiempo, Valderrama jugó su primera Copa América, que coincidió con la primera edición del torneo sudamericano de selecciones con el nuevo formato, jugado en Argentina, dirigido por el odontólogo Francisco “Pacho” Maturana. Marcó un gol en el triunfo de 2-0 ante Bolivia, golearon 3-0 a Paraguay, pero al caer 2-1 ante Chile en semifinales, tuvieron que finalizar en el partido por el tercer puesto nada menos que ante el equipo de Carlos Bilardo, que había ganado el Mundial de México un año antes. En una tarde de gran neblina invernal, los cafeteros se impusieron 2-1 aún con Diego Maradona y Claudio Caniggia enfrente. Sus actuaciones le valieron ser elegido a fin de año como el mejor jugador del continente en la tradicional votación para el diario “El País” de Montevideo.

Valderrama había debutado en la selección colombiana en 1981, cuando el DT era Eduardo Retat aunque alcanzó más regularidad desde 1985 cuando se hizo cargo del equipo el médico Gabriel Ochoa Uribe, aunque no pudieron clasificarse al Mundial de México al caer en el repechaje (luego de participar en el grupo con Argentina) ante el conjunto paraguayo de “Romerito” y Roberto Cabañas por 3-0 en Asunción y vencer 2-1 como local en el día que marcó el retiro del conjunto nacional de Willington Ortiz, de quien heredó el liderazgo a partir de allí.

Siendo ya una gran figura sudamericana, se presentó con su selección ante Inglaterra en Wembley para un amistoso en 1988. Eran la atracción por su juego bonito, como parte de una Generación Dorada integrada por el arquero René Higuita, el volante Leonel Álvarez y los delanteros Adolfo “Tren” Valencia, Iván René Valenciano, Faustino Asprilla, Bernardo Redín, Freddy Rincón o Albeirfo “Palomo” Usuriaga.

Su fama le valió el pase al fútbol europeo. Fue contratado por el Montpellier francés pero le costó mucho adaptarse al sistema al punto de que el entrenador Pierre Mosca a veces siquiera lo convocaba para el banco de suplentes y hasta lo llegó a enviar a entrenarse con el equipo de tercera categoría, sumado a la decepción de una mala Copa América de Brasil 1989 en la que Colombia quedó eliminada en la primera fase, aunque las cosas mejoraron algo con la llegada de Aimé Jacquet (una década más tarde DT de la selección francesa campeona del mundo como local), que lo hacía ingresar en los minutos finales, pero su mejor momento fue con Michel Messy, cuando alcanzó la regularidad y la titularidad.

Una de las mayores alegrías de esa época llegó de la mano de la clasificación para el Mundial de Italia 1990 al vencer a Israel en el repechaje (superó a Ecuador y Paraguay en el grupo). Colombia regresaba a la máxima cita futbolística 28 años después de su última participación, en Chile 1962.

En el Mundial marcó un gol en la victoria por 2-0 ante Emiratos Árabes Unidos, pero lo que quedó en el recuerdo fue su magistral asistencia a Rincón para el histórico gol sobre la hora que posibilitó el empate 1-1 contra Alemania, días más tarde campeona del mundo. Sin embargo, Colombia fue eliminada por Camerún en los octavos de final por un grave error de Higuita en la salida desde su arco, cuando el delantero Roger Milla le quitó la pelota y convirtió el gol sin oposición.

Ya con Luis Augusto García como entrenador, integró el equipo que disputó la Copa América en Chile 1991, en el que llegaron cuartos, en tanto que fueron los rivales de la selección argentina el día que dirigida por Alfio Basile consiguió el título. Lo más destacado de ese torneo para los cafeteros fue su triunfo por 2-0 ante Brasil, el primero en la historia de la competición continental.

Ese mismo año, pasó a jugar en el Valladolid, pedido especialmente por su compatriota Maturana, que además llevó a Leonel Álvarez, a Higuita y al preparador físico Diego Barragán, pero la campaña del equipo en la liga española fue muy pobre y lo que quedó para el recuerdo fue el episodio ante el Real Madrid en el estadio Santiago Bernabeu, cuando a la espera de un córner, sorpresivamente su rival Miguel González “Michel”, integrante de la llamada “Quinta del Buitre”, lo tomó de los testículos. “Lo hizo para provocarme, pero me quedé callado porque sabía que si reaccionaba, perjudicaría a mi equipo”, contó años más tarde. Esta escena fue tomada por las cámaras de TV y generó un clásico grito de los hinchas adversarios al conjunto blanco de la capital española “Michel Michel Michel maricón”. “Me lo cantaban hasta mis hijos, bromeando, en los desayunos”, llegó a contar el ex volante y ahora entrenador. Otros lo provocaban  desde las tribunas colocándose pelucas rubias y con rulos.

En 1992 regresó a Colombia para jugar en Independiente de Medellín. El DT era el uruguayo Julio Comesaña y no lograron clasificarse a las fases finales del torneo. Apareció entonces Fuad Char, dueño del Atlético Junior de Barranquilla para adquirir su pase. Su idea era armar un gran equipo para ganar el título, por lo que también trajo a Miguel “Niche” Guerrero y al goleador Valenciano, del Atalanta italiano. Valderrama se convirtió en el alma y capitán, y su asistencia a Oswaldo Mackenzie significó el gol del campeonato al América de Cali, y fue elegido como el mejor jugador del año en 1993. Fue un año especial para “El Pibe”. En la Copa América de Ecuador alcanzó el tercer lugar tras haber sido eliminado por Argentina en los penales en la semifinal, pero la venganza llegó meses más tarde, cuando el 5 de septiembre superaron a los albicelestes de Basile por 5-0 en el Monumental en la última fecha de la clasificación al Mundial de los Estados Unidos, con una notable eficacia en los contragolpes. “Esa vez le dábamos patadas pero ni así lo podíamos parar”, reconoció Oscar Ruggeri.

Más allá de que en la ida, en Barranquilla, la selección argentina había sufrido en la derrota 2-1 (la primera luego de un invicto de 33 partidos), el 5-0 de la vuelta en Buenos Aires fue resonante, envió al equipo de Basile al repechaje ante Australia y se convirtió en candidata para ganar el título en Estados Unidos y así lo consideró incluso Pelé. Sus actuaciones le valieron volver a ser votado como mejor jugador del continente sudamericano en la encuesta de “El País” uruguayo.

Pero 1994 no comenzó bien para él porque se lesionó gravemente en febrero en un amistoso ante Suecia en Miami cuando fue barrido por Kennet Andersson –reaccionó con otro golpe y fue expulsado por única vez en el equipo nacional- y se pensó que no llegaría bien al Mundial, aunque se recuperó en poco menos de dos meses y llegó hasta las semifinales de la Copa Libertadores con el Junior, cuando fue eliminado por penales por el Vélez de Carlos Bianchi, luego campeón el torneo. Tampoco le fue bien en el Mundial, donde pese a la enorme expectativa, Colombia fue eliminada en la primera fase y al regresar, en el avión, se enteró del asesinato de su compañero Andrés Escobar. “Me lo dijo una azafata y me quedé helado. No lo podía creer”, comentó.

En 1995 estuvo muy cerca de jugar en Newell’s. Llegó a ser presentado pero finalmente el pase no se materializó. “Eduardo López-entonces presidente del club rosarino- me prometió un dinero que no apareció y tuve que regresar a mi país”, relató. Fue campeón otra vez con el Junior en un final cabeza a cabeza con el América. La temporada se completó con la expectativa de ora Copa América en Uruguay, ahora con la dirección técnica de Hernán “Bolillo” Gómez y en la que terminaron terceros, aunque con un rendimiento irregular. Sería la última competición sudamericana de su carrera.

Para darle un broche de oro a su carrera con la camiseta colombiana, ayudó a la clasificación para el tercer Mundial consecutivo, el de Francia 1998, consiguiéndolo una fecha antes del final, en un torneo en el que fueron líderes e invictos. Terminó marcando el gol con el que iban ganando a la selección argentina de Daniel Passarella, en el empate final 1-1.

En el torneo de Francia, sin embargo, no le fue bien a la selección colombiana, eliminada en la primera fase, aunque Valderrama alcanzó a asistir a Léider Preciado en el único gol de su equipo en el certamen, con el que le ganaron 1-0 a Túnez. Su despedida fue ante Inglaterra, y terminó cambiando su camiseta con David Beckham, para completar 111 partidos y 11 goles.

Ya en el final de su carrera, se fue a jugar a los Estados Unidos. Primero en el Tampa Bay en la temporada 1996/97 y regresó en la 2000/01, pasó por el Miami Fusion en 1998/99 –en el medio  fue cedido a préstamo al deportivo Cali por unos meses en 1997/98- para terminar en los Colorado Rapids en 2001/02. Tiene el récord de asistencias de la Major League Soccer con 114 y fue elegido en el “All Best XI Team” de la primera década del siglo XX.

Anunció su retiro del fútbol el 12 de abril de 2003 y hasta se organizó un partido homenaje en febrero de 2004 en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, en el que José Luis Chilavert le contuvo un penal  (“Él es así y sale a ganar siempre y en todos lados, pero le dije solamente que le agradecía haber venido porque cuando lo invité me dijo que cuándo y dónde quisiera”).  Al poco tiempo, a sus 42 años, fue convocado para realizar la pretemporada con el Unión Magdalena, su primer club.

“Recibí una invitación para cumplir mi sueño de terminar mi carrera en el Unión. Tenía cita el 5 de enero a las 6,30 de la mañana para entrenarme, pero me levanté a las 8. Cuando esta situación se presenta, uno se da cuenta de que es mejor irse”, se sinceró. En total, completó 682 partidos en clubes, con 75 goles.

Una vez retirado, fue director deportivo del Junior desde 2007, cargo que compartió con el también ex jugador Luis Grau. El 31 de octubre de ese año, en un partido contra el América de Cali, enojado por un penal cobrado en contra,  le llegó a mostrar un billete de cincuenta mil pesos (el más alto de ese momento en Colombia= al árbitro internacional Oscar Ruiz. La Dimayor lo sanciono con una multa y diez fechas de suspensión.

En 2012, fue uno de los convocados  por el Comité Olímpico Internacional para llevar la llama olímpica hasta Londres y en 2013 fue director técnico de la selección indígena de su país, con Asprilla como ayudante. En ese mismo año se postuló para senador por el “Partido de la U” en las elecciones de 2014, pero desistió unos meses más tarde.

Casado con Elvira Redondo, una mujer con su misma melena y con gran exposición mediática por lo que cuida mucho su físico, siempre muy entrenado, tiene seis hijos y luce doce pulseras en cada brazo y siete collares. “Es que me encantan las ferias hippies y cada vez que voy, me compro algo nuevo”, explica, y se ríe.

 

 

 

 

 

 

 

Sergio Ramos, uno de los mejores defensores de la historia del fútbol, amante de los tatuajes y los caballos, y que tiene un minuto de juego propio, el “93” (Infobae)


 

Era inexorable. El Real Madrid ya parecía que perdía la final de la Champions League de 2014 ante el Atlético de Madrid, cuando Sergio Ramos, que había ido como siempre, con todo su ímpetu, a cabecear en un córner desesperado, pudo empatar el partido en el tercer minuto de descuento, lo que forzó una prórroga en la que ya anímicamente fortalecidos, los blancos se terminaron imponiendo por 3-0 para el 4-1 final.

Esa “Décima” Champions del Real Madrid en el Estadio da Luz, en Lisboa, también es conocida como “la del Minuto 93” o también como “Zona Ramos”, por el valor (simbólico y deportivo) que tuvo ese gol decisivo, que el defensor del Real Madrid, que acaba de anunciar su salida del club luego de 16 gloriosas temporadas, se tatuó en su pierna izquierda. En la derecha tiene la Copa del Mundo con la fecha de la conquista, en julio de 2010, en Sudáfrica y con la selección española.

El anuncio oficial de la salida de Ramos (capitán desde 2015) del Real Madrid generó una conmoción en el fútbol de todo el mundo por la absoluta identificación del jugador sevillano con el club blanco. “Se cierra una etapa única y maravillosa en mi vida porque no creo que nada pueda ser como lo que he vivido aquí pero esto no es un hasta siempre sino un hasta luego porque tarde o temprano volveré”, dijo emocionado en la conferencia de prensa de despedida, en la que mencionó hasta a los empleados del club, para afirmar que le hubiera gustado que el acto hubiera sido “con el estadio lleno y con la afición, pero no ha podido ser” y cuando le consultaron si consideraría una oferta del Barcelona sostuvo que “es un no tan grande como el Santiago Bernabeu”.

Sólo Francisco “Paco” Gento lo supera en cantidad de títulos ganados con el Real Madrid con 4 Champions Leagues, 4 Mundiales de Clubes, 5 Ligas españolas, 4 Supercopas de España, 2 Copas del Rey y 3 Supercopas de Europa, siendo además, con 671 partidos, el cuarto jugador que más veces vistió la camiseta blanca en partidos oficiales en toda la historia detrás de Raúl González (741), Iker Casillas –de quien fue subcapitán- (725) y Manuel Sanchís (708).

A su gran palmarés con el Real Madrid hay que sumarle los títulos con la selección española, nada menos que la Copa del Mundo en Sudáfrica 2010, dentro de un ciclo brillante que incluyó dos Eurocopas, las de 2008 y 2012 y la Copa de Europa sub-19 en 2004. La revista “France Football” lo incluyó entre los diez mejores marcadores centrales en el Equipo Histórico de todos los tiempos y también se encuentra entre los diez en su puesto con más goles en su carrera y el segundo de la historia de España detrás de Hierro (también ex jugador del Real Madrid) aunque éste llegó a convertir algunos jugando como volante. También es el segundo defensor con más goles en la historia de la Champions League junto a Gerard Piqué y a un solo tanto de Roberto Carlos. Se autodefine como “un defensor con alma de delantero” con 106 goles en 752 partidos en su carrera de clubes y 23 en 177 en la selección española.

Fue nominado seis veces para ser Balón de Oro de la temporada, estuvo incluido once veces en el Equipo Ideal del año por la FIFA y ocho veces en el de la UEFA. También tiene el récord de expulsiones (11), superando por una a Fernando Hierro, y es el máximo expulsado de la historia de la Champions League con 4, igual que Zlatan Ibrahimovic y Edgard Davids,

“Me parece un defensor distinto, muy grande, con mucha personalidad en el campo. Tiene unas cualidades que le hacen diferente y por eso puede jugar en varias posiciones. A mí me gusta más de central porque es muy fuerte allí y juega de una forma más natural, donde expone mejor sus cualidades. Va muy bien de cabeza, con los pies, y es inteligente, aunque también debo decir que es un buen lateral”, llegó a afirmar sobre él nada menos que Franco Baresi, histórico líbero del Milan y la selección italiana entre los ochenta y los noventa, considerado uno de los mejores líberos de todos los tiempos.

Su entrenador (también saliente del Real Madrid) y ex compañero, Zinedine Zidane lo trató de “leyenda” y “gran capitán para la historia”, mientras que su ex compañero uruguayo Federico Valverde sostuvo que Ramos “es el capitán que cualquier jugador quisiera tener”, y el volante alemán Toni Kroos lo consideró “el mejor defensa de todos los tiempos”.

“El otro día estábamos tomando un chocolate con churros, algo que hacemos cada quince días –contó el popular conductor del canal de TV española “Antena 3” y amigo suyo,  Pablo Motos- y le pregunté: ‘¿Qué piensas cuando tiras un penal y todo depende de ti?’ y me dijo: ´Entro en una especie de túnel mental. Doy seis pasos hacia atrás, allano el césped, doy un paso a un lado, soplo fuerte y voy. Y cuando voy todavía no sé a dónde voy a rematar’ y le digo: ‘y en ese momento no tienes miedo?’ Y dice: ‘No, yo en ese momento estoy pensando por dónde voy a salir a celebrar el gol, si por la izquierda o por la derecha’. Esto explica la mentalidad de un ganador que en su cabeza ni siquiera existe la posibilidad de fallar cuando va a patear un penal. En general siempre en ocasiones así aparece el miedo per eso en la cabeza de Ramos no ocurre”. El propio Antonin Panenka, creador del sistema de remate de los penales acariciando la pelota, sostuvo que Ramos “es el mejor imitador de la técnica que conozco”.

Sergio Ramos García nació en Camas, Sevilla, el 30 de marzo de 1986 y desde que era un niño ingresó en las divisiones inferiores del Sevilla hasta llegar primero al Sevilla B (hoy Sevilla Atlético) hasta debutar en Primera el 1 de febrero de 2004 ante Deportivo La Coruña, en Riazor, cuando ingresó en el minuto 64 sustituyendo a Gallardo, con apenas 17 años, y le tocó marcar al internacional Albert Luque.

El entrenador Joaquín Caparrós se apresuró a darle la chance de alternar entre jugadores experimentados en la defensa como Javi Navarro, Pablo Alfaro, Aitor Ocio o Daniel Alves porque Ramos pedía a gritos una oportunidad con sus desempeños en el equipo juvenil, aunque su comienzo en el plantel principal no fue el mejor, al llegar tarde a su primera convocatoria para el entrenamiento. “Perdone, míster, había mucho tráfico”, le dijo. “¿Tráfico? Usted no tenía que irse a dormir a su casa. Tenía que haberse quedado a dormir en el estadio”, le respondió, molesto, el DT.

En el Sevilla coincidió con Jesús Navas (también campeón del mundo en Sudáfrica 2010) y con Antonio Puerta, fallecido en 2007 a causa de un ataque cardíaco y por esta razón, a partir de entonces, resolvió jugar con el número que éste usaba –el 15- en la selección española.

No duró mucho en el club pese a su pedido al presidente, José María Del Nido, de una mejora en sus condiciones. “Presi, hazme un contrato vitalicio. Quiero quedarme aquí toda la vida”, le dijo. Pero la respuesta del dirigente no le gustó y se dio cuenta de que si aparecía una buena propuesta, sería mejor emigrar: “Ni ti ni ningún jugador de la cantera ganará dinero en el Sevilla”.

Para la temporada 2005/06 llegó una oferta de 27 millones de euros por parte del Real Madrid y terminó yéndose a la capital española con apenas 20 años. Fue el primer fichaje de un jugador español por parte del presidente Florentino Pérez en tiempos de contrataciones “galácticas” como Zinedine Zidane, David Beckham, Ronaldo Nazario o más adelante. Cristiano Ronaldo, y se encontró compartiendo vestuario con Iker Casillas, Raúl González y Roberto Carlos. Heredói la camiseta número 4 de un ídolo del club, Fernando Hierro.

Su debut se produjo el 10 de septiembre de 2005 ante el Celta de Vigo, cuando ingresó en el entretiempo por Francisco Pavón cuando el entrenador era el brasileño Vanderlei Luxemburgo. Eran los tiempos en los que el Real Madrid era de “los Zidanes y los Pavones”, o grandes contrataciones o jugadores de divisiones inferiores, pero Ramos no encajaba en ninguna de las dos ideas y ya en la primera temporada marcó seis goles entre todas las competencias del equipo y apenas meses más tarde era uno de los referentes con la conducción de Fabio Capello en un equipo que se caracterizó por las remontadas en muchos resultados, hasta alcanzar el título de liga 2006/07. Ramos terminó con el tabique nasal roto por un golpe recibido del holandés Roy Makaay en un partido ante el Bayern Munich cuando el Real Madrid quedó eliminado de la Champions League. Le habían recomendado operarse pero recién lo hizo al finalizar la temporada “porque no es momento de dejar tirado al equipo justo ahora”.

Para la temporada 2007/08 y siguiendo con la política de fichajes de alto nivel, el Real Madrid trajo al alemán Christoph Metzelder y al brasileño-portugués Pepe, por lo que aceptó jugar como lateral derecho, dejando su puesto de marcador central, pero no tuvo problemas para seguir rindiendo de la misma manera.

Uno de los momentos más complicados para Ramos fue la etapa de José Mourinho como DT, porque tuvo muchos problemas con él y hasta fue duramente criticado cuando tiró un penal a las nubes en la definición ante el Bayern Munich por la Champions League 2011/12, y otra polémica se generó cuando tras ser expulsado ante el Barcelona por los cuartos de final de la Copa del Rey, se fue del campo de juego y le dijo al portugués algo en el oído cuando se supo que habían discutido en un entrenamiento de esa semana en el predio de Valdebebas. De todos modos, terminaron ganando la liga española con marcas de récord, como los cien puntos cosechados y los 121 goles a favor.

Uno de los hechos más curiosos que protagonizó ocurrió en los festejos de la Copa del Rey ganada al Barcelona en Mestalla (estadio del Valencia) en 2011, cuando se le escapó el trofeo de sus manos y cayó junto a las ruedas delanteras del autobús que transitaba las calles de Madrid, que lo terminaron arrollando.

Un año excepcional para Ramos fue sin dudas 2014. Con el italiano Carlo Ancelotti como entrenador, fue artífice del pase a la final de la Champions League con dos goles al Bayern Munich y en Alemania en la histórica semifinal que el Real Madrid ganó como visitante 4-0 tras haberse impuesto 1-0 en la ida, para anotar de cabeza el recordado empate ante el Atlético Madrid, en la final de Lisboa, en el minuto 93 cuando parecía que los del “Cholo” Diego Simeone se quedaban ya con la Copa de Europa.  Por eso se lo conoce como “El Héroe de la Décima”, que fue su primer título de Champions y a su vez el primero que el club blanco ganaba en 12 años. En diciembre de ese año también le marcó un gol al Cruz Azul de México en la semifinal del Mundial de Clubes, en la que fue reemplazado por problemas musculares, pero arriesgó y jugó la final en la que volvió a marcar un gol de cabeza ante San Lorenzo de Almagro.

Fue capitán del Real Madrid desde la temporada 2015/16, cuando el arquero Casillas emigró al Porto y enseguida pudo ser quien en esa condición levantó la Copa en 2016 en el estadio Giuseppe Meazza al vencer otra vez en la final al Atlético Madrid, aunque en este caso, por penales. Ramos marcó el gol de su equipo y también el penal en la definición desde los doce pasos y fue elegido mejor jugador del partido. En los dos años siguientes pudo repetir la grata experiencia, primero en Cardiff ante la Juventus (4-1) y en 2018 en Kiev ante el Liverpool (3-1), aunque allí estuvo relacionado con un hecho polémico porque una falta suya provocó la rápida salida de la final del egipcio Mohamed Salah, una de las figuras del equipo inglés.

En la selección española es internacional desde el 26 de marzo de 2005, en ocasión de un amistoso en el que vencieron 3-0 a China, y fue capitán desde 2006 aunque una de las grandes sorpresas fue no haber sido convocado por el actual entrenador Luis Enrique Martínez para la Eurocopa que se está desarrollando. “Trabajaré para regresar, aunque me hubiera gustado estar”, dijo cuando se enteró.

Fue campeón mundial en Sudáfrica 2010 como lateral derecho, formando parte de un ciclo excepcional, primero con la dirección técnica de Luis Aragonés y luego con la de Vicente Del Bosque, en la que su selección también ganó las Eurocopas de 2008 y 2012. Jugó además los Mundiales de Alemania 2006, Brasil 2014 y Rusia 2018 así como la Eurocopa 2016 y las Copas Confederaciones de 2009 y 2013. Es el futbolista español  y europeo (en este caso, compartido con el italiano Gianluigi Buffon) con más partidos internacionales, y el jugador con más partidos ganados con su selección en todo el mundo.

Cuando presentó su libro “Sergio Ramos, corazón, carácter y pasión”, declaró “Espero poder retirarme en el Real Madrid” pero su deseo no se cumplió. Su ex agente Pedro Bravo declaró por estos días que “quien trajo a Sergio Ramos al Real Madrid hace 15 años jamás habría permitido que saliera como lo ha hecho porque nunca habría habido tanta tensión en las negociaciones. Chantajes, filtraciones, ni caducidad sino diálogo y profesionalidad. Al Real Madrid no se le ningunea”, en lo que pareció una clara referencia a René, el hermano del defensor y actual representante.

Bravo se refiere a que Ramos indicó en la conferencia de prensa posterior a su despedida que había comunicado al Real Madrid su decisión de aceptar la oferta “pero nos dijeron que ésta ya había caducado”, tras largos meses sin responder a la proposición del club ante el vencimiento de su contrato el próximo 30 de junio.

Desde 2012 está en pareja con la presentadora Pilar Rubio, con la que tiene cuatro hijos y con la que se casó en junio de 2019. Ese año, el Ministerio de Hacienda le impuso una multa de un millón de euros por evadir derechos de imagen.

Amante de la cocina italiana, tiene veinte tatuajes en su cuerpo, casi siempre referidos a su familia o el fútbol, y alguno sobre Michael Jackson. Apasionado desde niño por los caballos, tiene una yeguada llamada “SR4” con algunos animales que fueron campeones de España. Colabora con UNICEF desde 2007 y es embajador de la entidad desde 2014.

“Es una pena que la mayoría de la gente sólo conozca al Sergio Ramos futbolista porque es mucho mejor todavía como persona. Es generoso, noble, leal, inteligente, divertido, y yo lo admiro muchísimo porque de toda la gente que he conocido en mi vida, y son unos cuantos, nadie tiene una mentalidad tan ganadora como la suya”, resumió Motos, el conductor televisivo del popular programa de TV “El Hormiguero”.

Mientras muchos lo comparan con el “káiser” Franz Beckenbauer, Ramos comienza a analizar ofertas de clubes a futuro, entre el PSG, el Chelsea o el Manchester City, en lo que promete ser uno de los culebrones del verano futbolístico europeo. “Con su salida perdimos todos, tanto él como nosotros”, definió su ex compañero del Rea Madrid Lucas Vázquez.