lunes, 31 de mayo de 2021

La Conmebol apura la búsqueda de una nueva sede de Copa América al caerse la de Argentina por el Covid a sólo dos semanas de su inicio (Kicker)


 

Un nuevo paso al absurdo dio la Conmebol en las últimas horas del domingo 30 de mayo, a dos semanas del inicio previsto de la Copa América, cuando anunció oficialmente que decidió cancelar su realización en la Argentina y que “en la brevedad” anunciará “novedades” acerca de una nueva posible sede.

La Copa América tiene previsto su inicio para el 13 de junio y originalmente iba a estar dividida en dos grupos de seis equipos cada uno, el “Norte” en Colombia y el “Sur” en Argentina, pero meses antes desertaron los dos países invitados, Australia y Qatar, y el pasado 21 de mayo canceló su sede el gobierno de Colombia, como consecuencia de los disturbios sociales en todo el país contra medidas anti populares tomadas por su presidente, Iván Duque.

Contra reloj, la Conmebol comenzó a negociar entonces para que la Copa América se jugara sólo en Argentina, que pese a tener 76.000 casos de fallecidos por Covid, su presidente Alberto Fernández no sólo se mostró dispuesto a organizarla aún cuando en todo el país hubo confinamiento total hasta el lunes 31 de mayo, sino que recibió en la última semana la visita del titular de la entidad sudamericana, Alejandro Domínguez y sus funcionarios ratificaron la voluntad de ser locales en el torneo.

Mientras tanto, la Conmebol seguía negociando reemplazar la parte colombiana con “otros países que tienen interés”, y se especuló con Chile (el que tiene menos casos de Covid), Estados Unidos, en su momento descartado por falta de tiempo para organizar el torneo con tanta distancia geográfica, y hasta Paraguay, que es uno de los países de Sudamérica que menos vacunas recibió.

Con encuestas que manejaba el Gobierno argentino de abrumador rechazo de su población a la organización de la Copa América (70 por ciento según la reconocida consultora “Poliarquía”), y ante la declaración del ministro del Interior argentino, Wado De Pedro, horas antes, de que “es muy difícil que se juegue en el país por el alerta epidemiológico”, la Conmebol anunció en la medianoche del domingo 30 de mayo la “suspensión” del torneo en este país para anticiparse y no exponerse políticamente.

De momento, sólo los jugadores de la selección uruguaya se manifestaron al respecto. “Llama la atención que se juegue la Copa América”, dijo Luis Suárez. “Los jugadores no tenemos ni voz ni voto, no tenemos peso en ciertas cosas”, afirmó Edinson Cavani. “Nosotros queremos jugar todo el tiempo pero priorizamos la salud”, indicó el arquero Fernando Muslera, mientras el sindicato mundial de futbolistas, FIFPRO, no se pronunció al respecto.

En cambio, Lionel Messi, estrella y capitán de la selección argentina, afirmó que se trata “de una situación rara y diferente por lo que nos toca vivir y tampoco podemos hacer convivencia normal incluso dentro del predio donde estamos concentrados”.

La selección argentina se encuentra concentrada en la localidad de Ezeiza con una burbuja sanitaria construida especialmente, y con 17 motorhomes para su cuerpo técnico, a la espera de los dos partidos clasificatorios para el Mundial de Qatar, el 3 de junio ante Chile y el 8 ante Colombia.

 


sábado, 29 de mayo de 2021

Chelsea, una máquina perfecta, campeón de la Champions (Jornada)


 

La historia se repite. Tal como en 2012, el Chelsea fue campeón de la Champions League pese a haber cambiado de director técnico en mitad de la temporada. Si hace nueve años el portugués André Vilas Boas dejó su lugar al italiano Roberto Di Matteo y el club de Londres pudo vencer al Bayern Munich como visitante en la final, ahora ocurrió lo mismo con Frank Lampard, quien fue sustituido por el alemán Thomas Tuchel, y éste consiguió el título en el Estadio Do Dragao, en Oporto.

Lo de Tuchel, quien había perdido ajustadamente la final de la Champions 2020 ante el Bayern Munich dirigiendo al Paris Saint Germain (PSG), es casi un milagro porque no es que el Chelsea ganó el título europeo de casualidad sino imponiéndose con claridad a sus adversarios, reduciéndolos prácticamente a la nada, tal como ocurrió ante el Atlético de Madrid en los octavos de final,  después con el Porto en los cuartos de final, cuando ya había liquidado la serie en el primero de los dos partidos, luego contra el Real Madrid en semifinales, y la cereza del postre fue la definición ante un Manchester City muy lejos de su mejor versión.

Por empezar, el entrenador del Manchester City, el catalán Josep Guardiola, cometió algunos errores que en una final, se suelen pagar muy caro, como menospreciar la zona media de la cancha, donde aceptó tener inferioridad numérica (tres volantes contra cuatro), para descargar todo en el ataque, con el trío Mahrez-Foden-Sterling, y con su estrella, el belga Kevin de Bruyne como asistente, con la idea de que jugado totalmente a la ofensiva y teniendo la pelota, poco podía afectarle lo que ocurriera en el eje medio del campo.

Pero el plan no resultó por varios motivos. El primero es estructural. Desde hace rato que el Chelsea le tiene tomada la mano. Lo eliminó de la “FA Cup”, le ganó de visitante en la Premier League y volvió a vencerlo en la final de la Champions y todo en menos de dos meses. El segundo pasa por lo táctico, la referida inferioridad numérica en un sector de la cancha que es clave para los londinenses, que juegan con una clara identidad de 3-4-3, y con dos alas (en la final, James y Chilwell, y dos interiores, Jorginho y, especialmente, su gran figura, el francés N’Golo Kanté). Y el tercero, acaso el más entendible: el debate interno que Guardiola debe haber tenido sobre si hacer regresar o no a la titularidad al mejor jugador de su equipo en la temporada, el alemán Gündogan, que venía de una lesión cuando justo el rendimiento había alcanzado su pico una semana antes.

El entrenador catalán se la jugó no sólo por Gündogan, cuya falta de fútbol se notó demasiado, en inferioridad numérica, sino que a su lado colocó al portugués Bernardo Silva, que tampoco estaba tan habituado a esa posición y cuando ninguno de los dos siente mucho la marca y de esta manera, se quedó sin un “cinco” tradicional y no pudo ganar en un lugar clave del campo de juego.

Sin una referencia en cuanto a volante de marca, los cuatro del medio del Chelsea se adueñaron del partido, tejieron una red imposible para un Manchester City que para llegar al arco de Mendy se las debió arreglar con un notable pelotazo largo de su arquero brasileño Ederson para Sterling o algún pase preciso, pero aislado, para Foden, aunque De Bruyne no aparecía y si el primer tiempo no terminó por una diferencia mayor a favor del Chelsea, fue porque el delantero alemán Timo Werner sigue en una racha increíble de goles perdidos en ocasiones propicias.

El gol del Chelsea llegó a los 42 minutos, cuando con una clarividencia fenomenal para un jugador tan joven, Mason Mount metió un pase milimétrico para el alemán Kai Havertz, que quedó solo ante Ederson y tras sacárselo de encima concretó con remate al arco vacío. Ni siquiera la lesión del veterano zaguero brasileño Thiago Silva, reemplazado por Christensen, alteró el esquema de los de Tuchel.

Sorprendió que para el regreso Guardiola no hiciera cambios, tanto colocando un volante de marca como Fernandinho para liberar al ataque al resto del mediocampo, y por si faltara poco, a los 13 minutos De Bruyne chocó muy mal contra el recio zaguero alemán Rudiger y debió salir lesionado, reemplazado por Gabriel Jesús, al menos, un nueve claro y no un “falso nueve”, que no logró engañar nunca al seguro Chelsea de esta temporada.

Cinco minutos más tarde, cuando el Chelsea ya estaba demasiado cómodo en la marca, con el equipo regresado y agazapado para contragolpear a un Manchester City desesperado, Guardiola echó mano de Fernandinho por Silva, pero la sensación era que el tiempo para revertir las cosas había pasado. Los londinenses tenían el dominio táctico y psicológico del partido, y además, sin De Bruyne, los “ciudadanos” ya no tenían ese jugador que con su talento podía cambiar las cosas y para colmo, Tuchel hizo ingresar al norteamericano Pulisic por Werner y tuvo otro contragolpe claro que tampoco pudo aprovechar.

El último cuarto de la final fue la evidencia del momento de uno y de otro. El impresionante despliegue de Kanté (no por nada fue campeón de la Premier League con el Leicester y con el Chelsea y campeón mundial con Francia) y el repliegue de los azules ante los embates ciegos, sin ideas y casi a puro centro, de un desconocido Manchester City que jamás encontró la vuelta al partid y que recurrió hasta al “Kun” Sergio Agüero para ver si podía pescar alguna, hasta que el pitazo del árbitro español (de correcto trabajo) Antonio Mateu Lahoz decretó el final.

El Chelsea, que esta temporada hizo una gran inversión en jugadores de calidad como Chilwell, Thiago Silva, Havertz o Werner, se consagró campeón de Europa y logró pasar página de manera gloriosa tras haber perdido a su gran estrella de tiempos recientes, Eden Hazard, hoy en las filas del Real Madrid.

Otra vez, el Manchester City se queda sin título europeo en una gran ocasión perdida, aunque en esta final no dio la talla, mientras que Guardiola lleva ya una década sin Champions, desde que en 2011 venció con el Barcelona de Lionel Messi al Manchester United en Wembley.

 


viernes, 28 de mayo de 2021

El banco suizo Julius Baer admite haber depositado coimas de 30 millones de dólares a Julio Grondona por el FIFA-Gate y deberá pagar otros 79 como multa a la Justicia de Nueva York (Infobae)


 

El banco suizo Julius Baer (BJB) admitió haber pagado al fallecido ex presidente de la AFA y vicepresidente senior de la FIFA, Julio Grondona, 30 millones dólares de sobornos por el FIFA-Gate y deberá pagar una multa de otros 79 millones a la Justicia de Nueva York, informaron los fiscales a cargo de la investigación.

El BJB, un banco suizo de operaciones internacionales, llegó a un acuerdo con un tribunal federal de Brooklyn, Nueva York, por el que admitió que llegó a pagar un total de 36 millones de dólares en coimas que partían desde ejecutivos de empresas mediáticas (menciona específicamente a Alejandro Burzaco de Torneos y Competencias) hacia los principales dirigentes del fútbol sudamericano hasta 2015 para obtener beneficios en la adquisición de derechos de transmisiones de competencias futbolísticas sudamericanas.

El BJB –que ahora deberá pagar el doble de lo que admite haber tramitado ilegalmente- celebró un “acuerdo de procesamiento diferido” de tres años con la Justicia de Brooklyn, Nueva York, como parte del proceso que lleva adelante la magistrada Pamela Chen a propósito de una información criminal presentada en el Distrito Este de NJ que acusaba al banco de conspirar para lavar dinero.

Como parte de ese acuerdo, el BJB deberá pagar una multa de 43.320.000 dólares y se le confiscarán otros 36.368.400.

El esquema de sobornos pasaba por el argentino Jorge Luis Arzuaga, un ex gerente de relaciones del BJB que trabajaba en las oficinas del banco en Montevideo y en Zurich, y que se declaró culpable en junio de 2017 y por esta razón fue sentenciado por la jueza Chen a tres años de libertad condicional en noviembre de 2020.

Arzuaga admitió haber recibido pagos en subcuentas del BJB por parte de empresas mediáticas sudamericanas desde febrero de 2013 hasta mayo de 2015 –cuando se produjo la redada del FBI que detuvo a varios de los dirigentes sudamericanos en el hotel Baur Au Lac de Zurich, donde se alojaban con motivo del, Congreso de la FIFA que iba a reelegir como presidente de la entidad a Joseph Blatter-.

Esos pagos, según admitió el BJB fueron de 36.368.400 dólares en transacciones ilegales que eran facilitadas por sus empleados que luego hacían la vista gorda ante operaciones sospechosas que debían reportar inmediatamente a la entidad, como sostiene el informe de la Justicia de Nueva York y aclara que esta oficina “responsabilizará a aquellas corporaciones o individuos que utilicen el sistema bancario estadounidense con fines corruptos”.

Según las admisiones, el banco ya sabía que las cuentas de los clientes de Arzuaga estaban vinculadas con el fútbol internacional y que contaban con alto riesgo de corrupción pero un alto ejecutivo de BJB  ordenó que se acelerara la apertura de esas cuentas por el lucro que significaban.

Burzaco, ex titular de Torneos y Competencias, se declaró culpable de conspiración, extorsión y otros delitos en noviembre de 2015, en tanto que Grondona aparece mencionado en la causa como “Señor del Fútbol Número 1”  debido a que falleció antes de iniciarse el proceso judicial.

Según el reporte, Grondona recibió 30 millones de dólares correspondientes al otorgamiento de derechos de transmisión de los Mundiales 2018, 2022, 2026 y 2030 de los que 25 millones fueron transferidos a una subcuenta del BJB,

Burzaco admitió que TyC también pagó decenas de millones de dólares a otros dirigentes de la Conmebol para obtener también derechos de atransmisión de las Copas América de 2015, 1019 y 2023, y de la Copa América Extra del Centenario de 2016 así como de partidos de la Copa Libertadores de América.

Entre los dirigentes que aparecen recibiendo los pagos, se señaló a Eugenio Figueredo, ex miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA y ex presidente de la Conmebol y de la Asociación Uruguaya de Fútbol, a Marco Polo Del Nero, otro ex miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA y ex presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), José María Marín, también ex titular de la CBF, al paraguayo Juan Ángel Napout, ex vicepresidente de la FIFA y ex titular de la Conmebol, y al boliviano Romer Osuna, ex miembro de la FIFA y ex tesorero de la Conmebol.

Tanto Arzuaga como Burzaco negociaron con los investigadores y admitieron los delitos cometidos a cambio de una reducción de sus condenas y según los documentos presentados ante la Corte de Nueva York, se detalla que los argentinos dueños de la empresa “Full Play”, Hugo y Mariano Jinkis, también participaron de acuerdos delictivos aunque ambos (padre e hijo) se encuentran en libertad en la Argentina luego de que el juez federal Claudio Bonadío rechazara su extradición a los Estados Unidos en 2016.

La Justicia de Nueva York destacó como “grave conducta” el hecho de que el BJB no se haya presentado por su propia voluntad, y el papel esencial del banco en el esquema fraudulento por más de dos años y que “obstaculizó la investigación del departamento y no presentó las pruebas requeridas”, aunque se valoran los “importantes esfuerzos” posteriores por “remediar” su programa de cumplimiento, por lo que rebajó un cinco por ciento del valor a la multa originalmente establecida.

La resolución judicial indicó en su resolución que  “las instituciones financieras que se vuelven cómplices de los esfuerzos de sus clientes para lavar fondos ilícitos enfrentan sanciones importantes” y que “desde el momento de la primera acusación relacionada con la FIFA, el departamento ha prometido responsabilizar a las instituciones financieras involucradas en este esquema criminal global y estamos cumpliendo”, según afirmó Nicholas McQuid, fiscal adjunto de la División en lo Penal del Departamento de Justicia y uno de los anunciantes del acuerdo con el BJB junto con Mark J. Lesko fiscal del distrito Este de Nueva York, William Sweeney Jr, subdirector a cargo de la Oficina de Investigación del FBI, y Ryan Korner, agente del Servicio Criminal de Investigación de la oficina de Los Ángeles.

 

 

 

 

 

 

 

 


jueves, 27 de mayo de 2021

Quién es Idan Ofer, el pacifista multimillonario israelí accionista del Atlético Madrid al que no le gustaba el fútbol y ahora cree que es el negocio del futuro (Infobae)


 

Si en la camiseta del nuevo campeón de la liga española, el Atlético de Madrid, aparece la publicidad de la plataforma israelí “Plus 500”, el club estrechó aún más el vínculo con este país con la llegada en 2017 del multimillonario Idán Ofer, que terminó siendo el tercer accionista y aunque confiesa que antes el fútbol le resultaba indiferente, ahora está inmerso en su mundo y cree que por allí está el negocio del futuro.

Ofer, nacido en Haifa en 1955, es empresario y filántropo residente en Londres y una de las más grandes fortunas de su país, y en 2018 se quedó con el 32 por ciento de las acciones del Atlético de Madrid al adquirir en 2018 el 17 por ciento que pertenecía a la empresa china “Wanda (que le dio su denominación al nuevo estadio Metropolitano), y ya poseía el 15 por ciento desde 2017 a través de su empresa Quantum Pacific, por lo que se convierte en el tercer accionista del club detrás del presidente Enrique Cerezo y de Manuel Gil Marín –hijo del fallecido ex presidente Jesús Gil y Gil-, que totalizan entre ambos el 65 por ciento restante.

Ofer también posee el 51 por ciento de la productora “Reshet”, que trabaja con el Canal 2 de Israel y busca dar una mayor proyección al Atlético Madrid, tal como afirmó el día que anunció la compra de acciones del club.  “Las consecuencias de ello serán la expansión de la marca y eso traerá beneficios, como poder mantener el nivel de competitividad y contratar estrellas mundiales”.

Tras estudiar a fondo el mercado del fútbol, Ofer pronosticó que una de las claves es el negocio de la venta de derechos de televisión “porque cambiará mucho en los próximos años porque al globalizarse, el valor se multiplicará por diez”, como afirmó en su primera visita al estadio Wanda Metropolitano.

“El Atlético de Madrid es especial-dijo en ese momento- porque nadie puede comprar acciones del Real Madrid o del Barcelona porque se trata de clubes que pertenecen a sus aficionados, en cambio aquí puedo desarrollar la actividad empresarial”.

Se cree que Ofer, que según estimaciones de la revista Forbes tiene una fortuna cercana a los 4000 millones de dólares, se acercó al fútbol cuando decidió emigrar a Inglaterra y se fue vinculando con el fenómeno de la Premier League, porque cuando dio sus primeros pasos en su nuevo ambiente admitió que “no era un gran apasionado por este deporte, pero sí que veo en él un gran potencial de negocio”.

Su primera actividad reconocida  en el fútbol fue cuando adquirió una réplica de los Balones de Oro de Cristiano Ronaldo por 600.000 euros en una subasta benéfica.

Posteriormente llegó la compra de parte del paquete accionario del Atlético de Madrid, y sumó la del Famaliꞔao, un club del pueblo de 5000 habitantes en Portugal, en sociedad con el representante de futbolistas más poderoso del mundo, el luso Jorge Mendes, dueño de la agencia “Gestifute”, investigado por la Justicia de su país por fraude fiscal en pases como los de Iker Casillas o Danilo, y que se convirtió en un virtual director deportivo del pequeño club, aunque no figure oficialmente.

El agente consiguió que llegaran al Famaliꞔao jugadores en calidad de libres o cedidos por otros clubes que no los tenían en cuenta, o promesas que necesitaban rodaje para ganar experiencia, y todos provenientes de entidades en la que Mendes tiene peso, los llamados clubes de la “escudería Mendes” (Atlético Madrid, Valencia, Benfica, Porto, Sporting Braga, West Ham o Wolverhampton), con contratos cortos y la idea de revalorizarlos para luego recolocarlos en el mercado.

El plantel, que antes estaba cotizado en 5 millones de euros y en el fondo de la tabla de la segunda división en 2018, pasó a valer 45 millones de euros un año y medio apenas un año y medio más tarde, y ya era uno de los animadores de la liga de primera división, en la que finalizó noveno en 2020/21.

La relación entre Mendes y Ofer fue fundamental, por ejemplo, para la llegada de la joven estrella portuguesa Joao Félix al Atlético Madrid por 126 millones de euros, lo que para el agente significó una comisión de 36 millones.

En 2021llegaron al Famaliꞔao el brasileño Lucas Henrique  (Figueirense) y el portugués Pepé (volante de la cantera del Benfica que pasó por el Olympiakos), el ecuatoriano Leonardo Campana (figura de la selección sub-20 que fue tercera en el Mundial de Polonia 2019) . Rubén Vinagre (desde el Wolverhampton), y  el joven volante central argentino Joaquín Pereyra, de las inferiores de Rosario Central.

Con la llegada de Ofer, el Atlético de Madrid estrechó su vínculo con Israel (que ya existía con la empresa “Plus 500” como sponsor).  Los “Colchoneros” llegaron a viajar para jugar ante el Beitar Jerusaalén en el estadio Teddy Kollek con todas sus estrellas como parte de los últimos homenajes a Yossi Benayun –ex Chelsea y Liverpool-, que había anunciado su retiro del fútbol.

También el Atlético de Madrid abrió una academia de fútbol en Israel, al llegar a un acuerdo con el Hapoel Beer Sheva, con la idea de apuntalar a los jóvenes desde lo técnico y reforzar la estructura de sus categorías inferiores al implementarse la metodología de trabajo del club rojiblanco de la capital española, según acordaron Ofer y Gil Marín, por los “colchoneros” y Alona Barkat, representante de la entidad local.

“El objetivo principal es estar abiertos a todo tipo de religiones, culturas y que, de alguna manera, podamos integrar a todas las personas en un proyecto común que está basado en los valores del deporte”, expresó entonces Gil Marín.

Estas declaraciones no fueron casuales. Ofer es una figura en Israel por las continuas donaciones de su familia a museos, universidades, hospitales y entidades de bien público y por sus iniciativas de paz entre Israel y el mundo árabe y de convivencia entre israelíes y palestinos en las diversas esferas de la sociedad.

Ofer suele sostener a la economía como puente de diálogo con los vecinos árabes. En su encuentro en 2011 con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Abu Mazen, en la Mukata de la ciudad de Ramala, Ofer reivindicó la alianza entre empresas de los dos pueblos y por ejemplo, financió la visita a Israel de decenas de jóvenes palestinos. “Nunca habían estado en Israel y al final me dijeron que vieron otra cara de mi país que no correspondía a la que imaginaron por las historias que siempre escuchaban”,  comentó.

El 2013 estableció el fondo de becas “Sammy Ofer” para la Escuela de Gobierno John F. Kennedy en la Universidad de Harvard para líderes emergentes de Israel y Palestina.

Sammy Ofer, su padre ya fallecido, estuvo siempre relacionado al mundo del comercio marítimo, ya sea de mercancías o por la construcción de embarcaciones. Había emigrado desde Rumania en 1922 y con apenas dos años y creció en el puerto de Haifa de la Palestina bajo administración británica, se alistó en la Royal Navy y tras la fundación del Estado de Israel en 1948 compró un buque carguero. A su muerte, en 2011, sus dos hijos heredaron la mayor fortuna del país, unos 6000 millones de dólares.

Idan fue educado por su padre en los negocios y las inversiones. Estudió en las principales universidades (Haifa, la London Bussines School, de la que hoy es uno de sus principales asesores y donantes, y Hong Kong, a donde expandió los negocios petrolíferos de su familia).

Cuando donó 28 millones de dólares –la cifra más alta de la historia- a la London Bussines School, señaló que quería que la escuela de negocios siguiera creciendo para que pudiera albergar a las futuras generaciones de líderes. Su propia fundación tiene como objetivo asegurar que “los futuros emprendedores israelíes tengan las herramientas necesarias para afrontar los desafíos  de la globalización”.

Siguiendo los pasos de su padre Sammy –toda una celebridad en Haifa, donde el estadio de fútbol lleva su nombre- Idan se lanzó al mundo de los negocios junto con su hermano Eyal con la compra en 2007 del 55 por ciento de las acciones de la empresa estatal “Israel Corporation”, cuando se decidió privatizarla, y consiguió expandirse a Asia, Europa y Sudamérica con rubros como energía, tecnología y naviero.

Mientras Eyal dirigía desde Mónaco los intereses navieros de la familia, como la compañía de cruceros de placer Royal Caribbean, Idan se abría camino en Hong Kong, donde fundó la Tanker Pacific, una de las principales empresas de tanques marinos. Ambas cotizan en las bolsas de Londres, Nueva York, Singapur o Tel Aviv.

En el mismo 2007 que compró el paquete accionario de “Israel Corporation” perdió 500 millones de dólares al participar en “Better Place”, un negocio de coches electrónicos, aunque un poco antes había fundado “Pacific Drilling”, una empresa de perforaciones en aguas ultra profundas, donde tuvo éxito.

Ofer es el director del macrogrupo “Quantum Pacific” , que engloba rubros como transporte, energía, recursos naturales, tecnología médica y automovilístico).

Estuvo casado 4 veces, ahora con Batia Ofer, filántropa y miembro del consejo asesor de la casa de subastas Sotheby’s. Tiene cinco hijos, y para repartir las obras de arte moderno de su padre (que incluía  Picasso, Van Gogh, Dalí y Degas), hizo sacar a cada uno un papelito con el nombre de cada obra para sortearlos desde una bolsa. “Lo hicimos de forma amistosa”, contó a la revista económica “The Market”.

El diario “Financial Times” lo presenta como “una figura genial y modesta, de pequeña estatura y con ligero aspecto de oso” y revela que “los que aprecian a este reservado inversor lo describen como un hombre delo Renacimiento con muy diversos gustos”, y que suele lucir una vestimenta juvenil pese a su edad y su status social, ya que utiliza jeans y casi nunca, corbatas.

.

 

 

 

 

 

 


martes, 25 de mayo de 2021

Luces y sombras de River Plate, uno de los clubes más poderosos de América y cuna de notables cracks de éxito en todo el mundo, que cumple 120 años (Infobae)


 

River Plate, el club que dio origen a “La Máquina” de los años cuarenta, reconocida como una de las más maravillosas delanteras de la historia del fútbol, cuna de muchos de los más grandes cracks de todos los tiempos,  el que más títulos oficiales ganó en el fútbol argentino, y en cuyo estadio, el Monumental, la selección argentina consiguió su primer título Mundial en 1978, cumple 120 años.

River acumula doce títulos internacionales –muchos de ellos, obtenidos en los últimos años a partir de la brillante conducción de Marcelo Gallardo como director técnico desde 2014- , que se transforman en 18 si se le suman trofeos de Copas extintas como la Cup Tie Competition (1914) y la Copa Aldao, que ganó en cinco oportunidades (1936,1937,1941.1945 y 1947). Tiene cuatro Copas Libertadores y una intercontinental, 36 títulos argentinos (35 profesionales y uno amateur) y fue tres veces tricampeón consecutivo, además de liderar la tabla histórica del fútbol argentino.

En su largo recorrido tuvo épocas de esplendor, como en la década del cuarenta con el surgimiento de la notable delantera a la que se llamó “La Máquina”, o en los cincuenta con “La Maquinita”, en la segunda mitad de los años setenta, con la dirección técnica de una de sus figuras más emblemática, Ángel Amadeo Labruna, los noventa, o en la actualidad, cuando cosechó la mayor cantidad de títulos internacionales.

También albergó a los más grandes cracks que fueron admirados por el mundo entero, como el propio Labruna (máximo goleador de su historia con 292 tantos, a sólo uno del mayor goleador del fútbol argentino, el paraguayo Arsenio Erico), Carlos Peucelle, Bernabé Ferreyra, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Félix Loustau, Néstor Rossi, Amadeo Carrizo, Walter Gómez, Enrique Omar Sívori, Ermindo Onega, Oscar Mas, Juan José López, Norberto Alonso, Ubaldo Fillol, Daniel Passarella, Leopoldo Luque, Oscar Ortiz, Ramón Díaz, Roberto Perfumo, Enzo Francéscoli, Ariel Ortega, Marcelo Gallardo, Pablo Aimar, Hernán Crespo, Andrés D’alessandro e Ignacio Fernández, entre otros.

Sin embargo, también tuvo que atravesar duros momentos, como cuando estuvo 18 años sin conseguir un título entre 1957 y 1975 –lapso durante el cual perdió sobre el final de ganar su primera Copa Libertadores al caer en la definición ante Peñarol en Chile luego de ir ganando 2-0-, o cuando evitó el descenso a la Primera B gracias al nuevo sistema de promedios en 1983, o cuando no pudo evitarlo en 2011, el momento más dramático de su historia.

Su máximo rival es Boca Juniors, fundado y surgido en su mismo barrio aunque en 1905 y con el que se encuentra en desventaja histórica en partidos entre sí con 77 triunfos de los “xeneizes”, 69 de los “millonarios” y 82 empates en los 254 enfrentamientos. El de mayor cantidad de goles se jugó el 15 de octubre de 1972 en el estadio de Vélez por el torneo Nacional y River se impuso 5-4 (Heber Mastrángelo marcó para River al minuto, aumentó Oscar Mas a los 9, Perico Pérez le atajó un penal a Rubén Suñé a los 13, Hubo Curioni descontó a los 24, empató Ramón Ponce a los 42, Osvaldo Potente puso en ventaja a Boca a los 45 y a los 51, Más acercó a River a los 57, empató Morete a los 62 y el mismo Morete marcó el gol del triunfo en el 90).

River fue fundado el 25 de mayo de 1901 como fusión de dos clubes del barrio de la Boca, Santa Rosa y La Rosales, dos equipos que llevaban una amistosa rivalidad y su nombre final se debió a la clásica forma en que se nombraba al Río de la Plata desde el inglés británico.

La Rosales se había fundado en la imprenta de Severo Gentile de la avenida Almirante Brown, en la Boca y tomó como cancha la de la Carbonera Wilson. La proposición de fusión con Santa Rosa fue de Isidoro Kitzer, que estudiaba en el Buenos Aires High School, del que era propietario Alejandro Watson Hutton, generador de lo que después sería Alumni -el club dominador de los primeros años del balompié nacional- y fundador de la Argentine Association Football League. Kitzer había nacido en Bombai y llegó en barco a la Argentina y se quedó a vivir en el barrio de la Boca.

Pedro Martinez, cofundador de La Rosales que veía partidos de los marineros ingleses cerca del dique 3 de la Dársena Sud,  observó que en uno de los cajones que llegaban al puerto estaba escrito “The River Plate” como destino de la mercadería. Sugirió el nombre pero otros querían ponerle “Forward”, Hubo un partido para determinar el nombre del nuevo club y lo ganó “Forward” pero Martínez, apoyado por Leopoldo Bard - primer presidente y capitán del equipo, proveniente del Santa Rosa- insistió con “River Plate”. Comenzaron a jugar con una camisa blanca pero luego, para distinguirse, le agregaron una cinta roja a partir de descubrir una que pendía de un carro arrastrado por un caballo.

Bard era estudiante de medicina y en aquel tiempo ya realizaba tareas en el Hospital Muñiz y fue el encargado de hacer gestiones ante su director, José Penna, para obtener desde la institución los primeros tablones y hasta ayudas de carpinteros para montar la primera cancha de la Dársena Sud. Después se convertiría en un prestigioso médico, especializado en higiene médica y medicina laboral, y en un referente de la Unión Cívica Radical, como una de las personas de mayor confianza del ex presidente argentino Hipólito Yrigoyen, con un gran poder de oratoria, y llegó a ser diputado nacional y presidente de su bloque entre 1922 y 1930.

Su primer triunfo oficial fue de 4-3 ante General Belgrano A por la Tercera División y aunque su campaña no fue de las mejores, ya al año siguiente se anotó en Segunda y el 13 de diciembre de 1908 le ganó a Racing 2-1 por un ascenso a la Primera, pero su rival impugnó el partido porque en el gol decisivo sus hinchas invadieron la cancha para festejar con los jugadores. El 27 de diciembre se volvió a jugar y River venció por 7-0.

El debut en Primera fue con una goleada de 7-3 ante Argentino de Quilmes el 2 de mayo de 1909. Su primer título llegó en 1914 cuando obtuvo la Copa de Competencia Jockey Club, lo que le dio derecho a disputar la Cup Tie Competition, y de esta manera pudo conseguir su primer éxito internacional, y ya en 1921 ganó su primer torneo nacional, su único campeonato en tiempos del amateurismo.

Si su primer estadio se encontraba situado en el lado este de la Dársena Sud del puerto de Buenos Aires, luego se mudó a Sarandí por un breve lapso para regresar a la Boca hasta que en 1923, al no poder renovar el alquiler del predio, la dirigencia tomó la difícil decisión mudarse a otra zona, y construyó su nuevo estadio en la avenida Alvear (hoy Avenida del libertador), entre Tagle y Austria, y que ya contaba con capacidad para 40.000 espectadores y donde fue local en sus primeros pasos en el profesionalismo.

El 25 de mayo de 1935, al cumplir 34 años, su entonces presidente Antonio Vespucio Liberti pudo la piedra basal para la construcción del estadio Monumental, en el que sigue jugando como local en la actualidad -y que acaba de ser remodelado-, y que fue sede de partidos de la selección argentina en varios torneos internacionales, incluida la final de 1978 ante Países Bajos, en lo que fue la primera consagración mundial del equipo nacional.

El Monumental fue inaugurado el 25 de mayo de 1938 con un triunfo 3-1 en un amistoso ante Peñarol de Montevideo y también fue escenario de una situación dramática como la de la avalancha que aprisionó a muchos hinchas contra la Puerta de acceso número 12, en un Superclásico jugado contra Boca Juniors (0-0) por el torneo Metropolitano de 1968, con el saldo de 71 fallecidos y 66 heridos. Se trata del estadio más grande de la Argentina con una capacidad para 70.074 espectadores y desde el 29 de noviembre de 1986 lleva como nombre “Antonio Vespucio Liberti”.

El tradicional rival de River es Boca Juniors, que lo persigue en la cantidad de títulos en los torneos nacionales y lo supera en los internacionales, y que le saca ventaja en los enfrentamientos entre sí pero al que le ganó la considerada por muchos como “la Final de finales”, el enfrentamiento más valioso de la historia, en el estadio “Santiago Bernabeu” de Madrid por la final de la Copa Libertadores 2018,  cuando tras empatar 2-2 en la ida y 1-1 en la vuelta, lo venció 2-0 en el alargue.

También desarrolló anteriormente una rivalidad con Racing en los tiempos del amateurismo, por lo que los partidos entre sí se llaman “Clásico Viejo” –el más antiguo del fútbol argentino-.

El apodo de “Millonarios” con el que se conoce a River proviene de las compras de dos pases históricos, el de Carlos Peucelle –que llegó a irse a probar a Boca y fue aceptado pero ya había cerrado el libro de pases y luego pasó por SanTelmo- a Sportivo Buenos Aires en 10.000 pesos de la época, en 1931, y el de Bernabé Ferreyra, “El mortero de Rufino”, a Tigre por 35.000 pesos en 1932.

Estas transferencias produjeron una revolución en aquel momento. “Bernabé Ferreyra tiene los pies más grandes del fútbol argentino. Llegan desde donde él se encuentre hasta la red”, escribió en “El Gráfico” Félix Daniel Frascara, en 1932. Ese año, River obtuvo su primer título profesional en el segundo año de esta nueva etapa del fútbol argentino y el potente delantero marcó 43 goles.

River repitió título en 1936 –ya era entrenador el húngaro Emérico Hirschl, “El Mago”-, cuando ganó las Copas de Oro y Campeonato, y se quedó con el torneo oficial de 1937. Eran años de esplendor para el fútbol argentino y para principios de la década de los cuarenta se forjó la llamada “Máquina”, por la brillante delantera compuesta por Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno –para muchos, el mejor jugador de todos los tiempos-, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Félix Loustau, con los que alternaban, entre los más destacados, Aristóbulo Deambrosi y Aberto Gallo, gracias al gran trabajo de Peucelle en las divisiones inferiores y a la dirección técnica de Renato Cesarini. River había sido campeón en 1941, repitió en 1942 y volvió a ganar el título en 1945, ya con Peucelle en lugar de Cesarini, y el plantel se fue enriqueciendo con el debut de otros cracks como Néstor “Pipo” Rossi. Alfredo Di Stéfano, y el extraordinario arquero Amadeo Carrizo, que trajo la innovación de salir jugando y anticiparse a los remates rivales.

Cuando era consultado acerca de cómo consiguió forjar la “Máquina”, que ofreció notables espectáculos en los estadios, Peucelle solía decir que “no hice nada. Todo lo hizo Doña Rosa, la mamá de Pedernera, porque sin Adolfo no pudo haber Máquina. Hasta Adolfo miente cuando me involucra porque son cosas que ocurren por muchos motivos y no se pueden preparar”. Era tal la cantidad de figuras que Di Stéfano debió ser cedido a préstamo a Huracán en 1946 porque no tenía lugar y recién regresó en 1947. “Di Stéfano no suda los campos de juego. Los riega con su sangre”, escribió en “El Gráfico” Pepe Peña en 1960, cuando ya era una estrella del Real Madrid campeón de Europa. Rossi sostuvo con los años que a Moreno “nunca lo vi jugar regular, siempre bien o muy bien”.

La huelga de futbolistas de 1948 marcó el final de una etapa, con la emigración de muchas figuras a México y Colombia (entre ellos, Moreno, Rossi y Di Stéfano). River era uno de los principales aportantes de jugadores a la selección argentina que en la década del cuarenta ganó cuatro de los cincos sudamericanos (hoy Copa América), los de 1941, 1945, 1946 y 1947, y fue subcampeón de Uruguay en 1942. En 1949, el equipo viajó a Italia para jugar un amistoso en Turín ante un combinado italiano en solidaridad con los familiares de los jugadores del Torino fallecidos en el accidente aéreo de Superga. Empataron 2-2 y ese gesto del club argentino es recordado hasta el presente.

La llegada de los años cincuenta trajo otro gran equipo para River, con la llamada “Maquinita”, una delantera integrada por Santiago Vernazza, Eliseo Prado, el uruguayo Walter Gómez, Labruna y Loustau. La adquisición del pase de Gómez en 1950 es otro de los grandes hechos de aquel tiempo.  “Su juego de cintura era mejor que el de Rojitas o Bochini. Con esto a favor del uruguayo: su toque seco y preciso a la salida del dribbling corto, sin necesidad de acomodarse, armarse o perfilarse”, escribió Julio Cesar Pasquato, “Juvenal”, en “El Gráfico” en 1980.

River fue el dueño de la década de los cincuenta con los títulos de 1952, 1953, 1955, 1956 y 1957. La venta de otro talentoso jugador surgido de sus divisiones inferiores, Enrique Omar Sívori, a la Juventus de Italia durante ese año por 10 millones de pesos sirvió para completar la construcción del Monumental y cerrar el sector llamado “La Herradura”, que fue reemplazada por la tribuna “Colonia”. Fue tal la supremacía “millonaria” que el reconocido periodista Dante Panzeri sostuvo que en esos tiempos River era “el Alumni del profesionalismo”.

 “Yo quiero un equipo con diez desconocidos. Después, lo pongo a Sívori y ya estamos listos para ser campeones”, sostuvo por esos años Cesarini.  “No creo que exista un hombre que domine los secretos del fútbol como Renato Cesarini. Era una enciclopedia que uno siempre tenía a mano”, le devolvió la gentileza el “Cabezón” Sivori en diálogo con la revista “Sport” en 1969. Apenas años antes fueron rivales en el fútbol italiano, uno como jugador, el otro como entrenador.

Sin embargo, pasada la serie de títulos de los años cincuenta, River atravesó una larga noche, inesperada para lo que ya era una gran institución, con 18 años sin poder conseguir un título. Algunos analistas colocan el mojón en el regreso del Mundial de Suecia en 1958, en el que la selección argentina tuvo un mal desempeño (aunque sin recurrir a sus figuras del exterior) a lo que se sumó el final de un largo ciclo de Labruna en 1959.

A principio de los sesenta, junto con Alberto J. Armando, presidente de Boca, Liberti impuso lo que se denominó “Fútbol Espectáculo” que consistió en la importación de jugadores extranjeros que le fueron quitando espacio a los surgidos de divisiones inferiores, especialmente provenientes de Uruguay y Brasil. El 14 de mayo de 1961, ante Atlanta (1-1) y en Villa Crespo, River utilizó por primera vez una delantera compuesta por cinco extranjeros: el uruguayo Domingo Pérez, los brasileños Moacyr, Delem y Roberto, y el centrodelantero español Pepillo. Repitió ataque el 8 de julio en La Plata ante Gimnasia (0-1), el 23 de julio ante Rosario Central (4-2) y el 6 de agosto ante Boca en el Monumental (2-2). Uno de los jugadores que más sintió esta política fue Ermindo Onega. “Para mí, el mejor de todos después de Maradona. Era moderno en 1964. Jugaba a uno o dos toques, cabeceaba muy bien. En la Selección fue un fenómeno por eso pienso que, si en los demás equipos que jugó hubiese encontrado la compensación que necesitaba, se habría convertido en fuera de serie”, dijo sobre él Roberto Perfumo a la revista “El Gráfico” en 1995.

Pese a no ganar campeonato, era habitual que River protagonizara casi todos los torneos y en muchos arañó el título, perdido a veces en circunstancias insólitas, aunque el punto más alto fue la derrota en la final de la Copa Libertadores del 20 de mayo de 1966 en Santiago de Chile, cuando ganando 2-0 (con goles de Daniel Onega y Jorge Solari), Peñarol de Montevideo remontó a un 4-2 en el alargue (goles del ecuatoriano Alberto Spencer y Roberto Matosas en los noventa minutos y de Spencer y Pedro Rocha en el tiempo extra). Cuando River volvió al torneo local para disputar la siguiente fecha ante Bánfield, los hinchas del “Taladro” soltaron una gallina blanca con una banda roja pintada en alusión a la final perdida y desde ese momento, se sumó el mote de “gallinas”, hoy aceptado por su parcialidad.

Entre los episodios más destacados se puede contar el penal que Antonio Roma le atajó (adelantándose varios metros) al brasileño Delem sobre el final del decisivo superclásico de la Bombonera cuando faltaban dos fechas para terminar el torneo de 1962 y con el empate, River llegaba a la última dependiendo de sí mismo, pero cayó 1-0, la caída ante Boca en el Monumental en la anteúltima fecha de 1963, que dio a Independiente la posibilidad de pasarlo. una mano de Santiago Gallo ante Vélez en el triangular final del Nacional 1968, que significaba penal y acaso el título pero que el árbitro Guillermo Nimo no percibió, la final perdida ante Chacarita en el Metropolitano de 1969 en cancha de Racing, haber estado a un gol de un partido desempate contra Boca al empatar ante su clásico rival 2-2 en la última fecha en el Monumental, el haber perdido por un gol a favor el título ante Independiente en el Metropolitano 1970, y la final del Nacional 1972 perdida en el alargue ante San Lorenzo.

Para principios de los años setenta, con la llegada del brasileño Didí a la dirección técnica, se produjo un cambio de timón. La desesperación por un éxito había llevado a contrataciones carísimas y se decidió apostar a las divisiones inferiores, lo que traería éxitos en un mediano plazo. El director técnico brasileño apostó por jugadores de altísima calidad como Norberto Alonso o Juan José López, que junto a Reinaldo Merlo constituirían el mediocampo durante toda la década y ayudarían a ganar varios campeonatos, al igual que un gran goleador como Carlos Morete. “El fútbol es un pibe que juega como Alonso”, escribió Osvaldo Ardizzone en el diario “Tiempo Argentino”.

En 1975, la dirigencia de River se decidió a contratar a Labruna, que como director técnico había hecho una gran campaña en Talleres de Córdoba –de donde provinieron Héctor Ártico y Pablo Comelles-, y reforzó al equipo con figuras de mucho peso y trayectoria como Perfumo, Miguel Ángel Raimondo y Pedro González, que se sumaron a otros valores como Ubaldo Fillol, Mas, y los jóvenes surgidos en las divisiones inferiores –con la consolidación de Daniel Passarella-. y volvió a consagrarse campeón del Metropolitano con un fútbol arrasador aunque con un extraño final, porque el día que consiguió cambiar la historia de 18 años tuvo que jugar con un equipo de juveniles por la huelga del sindicato de futbolistas. Venció a Argentinos Juniors 1-0 en la cancha de Vélez, con gol de Rubén Bruno.

Ya con Leopoldo Luque reemplazando a Morete, transferido al fútbol español, y sin el peso de los años sin títulos, River pudo ser bicampeón al ganar el Nacional, y siguió cosechando títulos como el Metropolitano 1977, el bicampeonato de 1970, y el Metropolitano de 1980, y aportó cinco jugadores a la selección argentina campeona del mundo en 1978 (Fillol, Passarella, Luque, Alonso y Oscar Ortiz). También estuvo cerca de ganar la Copa Libertadores en 1976, pero fue vencido por Cruzeiro por 3-2 en el mismo escenario de la final de diez años atrás, el estadio Nacional de Santiago de Chile.

A mediados de 1981, sorpresivamente, y con intervención del almirante Carlos Lacoste, “Hombre Fuerte” del fútbol en la última dictadura cívico-militar y ligado al presidente de River de entonces, Rafael Aragón Cabrera, Labruna fue destituido como entrenador pese a los seis títulos logrados, y fue reemplazado por Di Stéfano. La gran novedad fue la llegada a préstamo desde Valencia de Mario Kempes, con lo que se trató de contraponer la contratación de Diego Maradona por parte de Boca.

River pudo ganar el Nacional aunque la relación entre Di Stéfano y Alonso fue insostenible y el talentoso volante decidió irse a Vélez a partir de 1982. La deteriorada economía argentina generó que River no pudiera mantener a Kempes y el plantel se diezmó, con continuos problemas sindicales, al punto de que estuvo al borde del descenso en 1983, cuando finalizó penúltimo pero lo salvó el nuevo sistema de promedios.

En 1984 aparecieron los indicios de una recuperación con la consolidación del uruguayo Enzo Francéscoli como nueva figura. Llegó a la final del Nacional ante el Ferro de Carlos Griguol y ya al año siguiente, con Héctor Veira como entrenador y un sólido equipo que contó con el regreso de Alonso, y figuras como Claudio Morresi, Américo Gallego, Antonio Alzamendi, Nery Pumpido y Roque Alfaro –Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca habían llegado meses antes en un trueque con Boca por Julio Olarticoehea y Carlos Tapia-, ganó ampliamente el torneo 1985/86 y se proyectó a la Copa Libertadores, -que por fin pudo ganar venciendo al América de Cali tanto en Colombia (2-1) como en Buenos Aires (1-0, con gol del fallecido Juan Gilberto Funes)-, la Intercontinental -1-0 al Steaua Bucarest con gol de Alzamendi- y la Interamericana ya en 1987, contra la Liga Alajuelense de Costa Rica.  Entre las nuevas figuras juveniles aparecían Claudio Caniggia, Néstor Gorosito y Pedro Troglio. Ese River aportó tres jugadores a la selección argentina campeona del mundo en México 1986, Pumpido, Ruggeri y Héctor Enrique.

La temporada 1989/90 significó la vuelta al éxito. Si bien comenzó con Alonso de manager y Merlo de director técnico, las elecciones de diciembre de 1989 ganadas por Alfredo Dávicce determinaron sus renuncias y su reemplazo por Passarella, que acababa de terminar su carrera de futbolista.  Casi repite en el Apertura 1990 pero su ex arquero Fillol tuvo una tarde excepcional en la última fecha del Monumental, atajando para Vélez, y el torneo quedó en manos de Newell´s Old Boys.

De todos modos, River volvería ser el dueño de la década de los noventa con los títulos de los torneos Apertura 1991, 1993 y 1994, enriquecido con el regreso de Ramón Díaz de su campaña en el exterior. El último de los torneos fue ganado por Américo Gallego, ayudante de Passarella, cuyos éxitos lo catapultaron a la selección argentina tras el Mundial de 1994.

Ya desde 1995, sumado Gallego al equipo nacional, River le ofreció el cargo de entrenador a Ramón Díaz, repitiendo la experiencia anterior de Passarella, y siguieron los éxitos  con un nuevo tricampeonato consecutivo (Apertura 1996, Clausura 1997 y Apertura 1997) con figuras surgidas de sus divisiones inferiores como Ariel Ortega, Marcelo Gallardo, Leonardo Astrada,  Gustavo Zapata, Hernán Crespo o Matías Almeyda, y el refuerzo de jugadores de jerarquía internacional como el chileno Marcelo Salas, el paraguayo Celso Ayala y en especial, el regreso desde el exterior de Francéscoli. Este equipo pudo ganar la segunda Copa Libertadores para el club en 1996 otra vez en la final ante América de Cali (cayó 1-0 en Colombia pero ganó 2-0 en el Monumental con goles de Crespo), y la Supercopa sudamericana en 1997. En cambio, no pudo conseguir la intercontinental en Japón al caer 1-0 ante la poderosa Juventus de Marcello Lippi.

En la temporada 1999/2000 volvió a ganar el bicampeonato, ahora con otra base de jugadores surgidos de las divisiones inferiores como Pablo Aimar y Javier Saviola, que junto con el colombiano Juan Pablo Ángel y Ortega conformaron un gran ataque, si bien en el plano internacional no pudieron superar al Boca de Carlos Bianchi.

El Siglo XXI parecía prometer muchos éxitos en sus inicios cuando River volvió a repetir los títulos en los torneos Clausura 2002, 2003 y 2004 con otra generación de jugadores surgidos de su prolífica cantera como Andrés D’Alessandro, Fernando Cavenaghi, Maxi López, Martín Demichelis o Javier Mascherano, aunque no pudo corroborarlo en el plano internacional, especialmente con la dolorosa eliminación en semifinales de la Copa Libertadores 2004 ante Boca en el Monumental, cuando venció 2-1 en la revancha (había caído en la ida 1-0 en la Bombonera) y perdió por penales en una serie de infarto y con resultados cambiantes y partidos muy calientes.

Sin embargo, desde 2005 el club comenzó una profunda caída institucional, disimulada por el título del Clausura 2008 con la dirección técnica de Diego Simeone, quien sin embargo no pudo evitar el último lugar en el siguiente Apertura, en el inicio de una caída en los promedios por el descenso. En diciembre de 2009 finalizó el ciclo de ocho años de presidencia de José María Aguilar con las elecciones ganadas por Passarella a Rodolfo D’Onofrio por apenas seis votos. Ni Leonardo Astrada, ni Ángel Cappa, ni finalmente Juan José López pudieron frenar la caída en 2011, cuando River no pudo evitar jugar la promoción ante Belgrano de Córdoba, y tras caer 2-0 en la ida, no pasó del 1-1 en la vuelta en el Monumental el 26 de junio (Juan Carlos Olave le contuvo un penal clave a Mariano Pavone), en el único descenso al Nacional B y su estadio Monumental destrozado por la manifestación de bronca de muchos de sus hinchas.

Sin embargo, en el momento más difícil de su historia, River consiguió resurgir enseguida de sus cenizas. Regresaron al club tres figuras como Cavenaghi, Alejandro “Chori” Domínguez, Leonardo Ponzio y el ex campeón mundial con Francia y estrella de la Juventus, David Trezeguet, y conducido por Matías Almeyda, que acababa de terminar su carrera de futbolistas, ascendió en la temporada siguiente.

A partir de allí, la recuperación fue en franco ascenso. Ya con D´Onofrio de presidente desde diciembre de 2013, volvió a ser campeón al obtener el Clausura 2014, aunque al finalizar, su entrenador, Ramón Díaz, presentó la renuncia, y Francéscoli, nuevo manager, decidió convocar para el cargo a Marcelo Gallardo, que venía de realizar su primera experiencia en Nacional de Montevideo y estaba a punto de firmar para Newell’s.

Gallardo asumió a mediados de 2014 y aún se mantiene en el cargo siete años más tarde, algo muy poco habitual en estos tiempos en el fútbol argentino, en gran parte debido a un extraordinario ciclo de éxitos constantes en el plano internacional, con un sistema de juego reconocido en forma casi unánime por propios y adversarios, y con resonantes triunfos como las Copas Libertadores 2015 y 2019, la Copa Sudamericana 2014, la Copa Suruga Bank 2014, las Recopas sudamericanas 2015, 2016 y 2019.

En el plano local, consiguió las copas Argentinas de 2016, 2017 y 2019, y las Supercopas Argentinas 2018 y 2019. Todas estas conquistas entronizaron a Gallardo como el entrenador con más cantidad de títulos (12) en la historia del club, además de haber eliminado a Boca en cinco ocasiones (Copas Libertadores 2015 y 2019, Copa Sudamericana 2014 y la final de la Supercopa Argentina 2018 en Mendoza) pero en especial, las dos finales de 2018, la histórica de la Copa Libertadores definida en el estadio “Santiago Bernabeu” del Real Madrid, luego de incidentes cuando el micro de los jugadores xeneizes fue apedreado en las cercanías del Monumental que motivó la suspensión del partido de vuelta tras el 2-2 en la ida en la Bombonera. Volvieron a empatar 1-1 en el segundo partido, y ya en el alargue, el colombiano Juanfer Quintero y Gonzalo “Pity” Martínez, en la última jugada, establecieron la diferencia final.

Durante el ciclo de Gallardo, River se dio el lujo de eliminar en copas internacionales a Boca, Racing, Independiente y San Lorenzo y en los últimos días volvió a ser noticia en todo el mundo cuando venció como local a Independiente Santa Fe de Colombia 2-0 por la actual Copa Libertadores con un equipo integrado por algunos juveniles, sin banco de suplentes y un arquero improvisado como Enzo Pérez, habitual volante central.

El ciclo de Gallardo, de todos modos, arrastra también algunas deudas, como la falta de títulos de liga en los siete años, o algunas duras derrotas como ante Lanús por la semifinal de la Copa Libertadores 2017 cuando llevaba una ventaja de tres goles en la serie y recibió cuatro en poco más de veinte minutos, la eliminación ante Al Ain de Emiratos Árabes en la semifinal del Mundial de Clubes 2018 (la primera y única vez que un equipo argentino participante del torneo no llega a la final), la derrota ante Flamengo en Lima en la final de la Copa Libertadores 2019, cuando recibió dos goles de Gabriel Barbosa, “Gabigol” en los dos minutos finales luego de ir ganando 1-0  o la Copa de la Superliga 2019/20 perdida ante Boca en las últimas dos fechas cuando llevaba un cómodo liderazgo.

El presente encuentra a River consolidado como un gran club, con más de cincuenta actividades deportivas, sociales y culturales, con un instituto, un terciario y una universidad y el predio “River Camp”, en Ezeiza para los planteles masculino y femenino de primera y para las divisiones inferiores, que hace pocos meses fue objeto de polémica cuando parecía que la AFA aceptaría que jugara allí los partidos durante la cuarentena mientras se remodelaba el Monumental pero finalmente la Liga de Fútbol Profesional no autorizó y debió ser local en Independiente. Cuenta con 150.000 socios activos.

Su himno –“River Plate tu grato nombre, derrotado o vencedor, mientras viva tu bandera la izaremos con honor”- , escrito por Arturo Antelo, cantada por Ernesto Famá y ejecutado por la orquesta de Francisco Canaro, fue lanzado el 12 de diciembre de 1932 antes de un Superclásico, con la melodía de la canción irlandesa “It’s a long way to Tipperary”, adoptada por el batallón del ejército británico durante la primera Guerra Mundial, aunque desde 1997 fue reemplazado por una versión moderna, compuesta por Ignacio Copani –“El más grande sigue siendo River Plate, el campeón más poderoso de la historia”-.

Si bien River es un club conocido en el mundo por el fútbol masculino, su equipo femenino llegó a la final del último torneo argentino, en la que fue vencido por Boca por 7-0, y llegó luego a los cuartos de final de la Copa Libertadores 2021, mientras que la tenista Gabriela Sabatini surgió de este club cuando contaba con seis años, entrenada por Daniel Fidalgo.

Todos los 28 de septiembre se festeja el “Día del Hincha de River” al conmemorarse la fecha de nacimiento (en 1918) de Ángel Labruna, su figura más emblemática, multicampeón como jugador y entrenador, máximo goleador de los Superclásicos (16) y máximo conquistador de títulos (9 campeonatos y 7 copas como jugador, y 6 torneos como entrenador).

 

 

 

 


sábado, 22 de mayo de 2021

Guste o no, lo del “Cholo” Simeone no es casualidad (Jornada)


 

Con los jugadores que tiene en su plantel y el dinero invertido en estos últimos años, en los que recaudó mucho más gracias a su mejor ubicación en los distintos torneos y a su crecimiento institucional, el Atlético de Madrid bien podría jugar con un poco más de estética y un criterio más creativo, con un poco menos de estructura y sus futbolistas, más sueltos.

Sin embargo, hay que aceptar que de cambiar esta filosofía, ya no sería un equipo del “Cholo” Diego Simeone. El entrenador argentino volvió a ganar un título de Liga Española, el segundo en nueve años y medio desde que asumió, por encima del Real Madrid y del Barcelona - clubes  mucho más poderosos y con mayor presupuesto- siguiendo su manera de pensar, manteniendo su esquema habitual, y es innegable que esto le funciona y muy bien.

Tal vez la imagen más gráfica de toda esta Liga 2020/21 haya sido la de un momento crucial como fue el minuto de refresco pactado de antemano para el segundo tiempo en el anteúltimo partido ante el Osasuna, cuando el Atlético perdía sorpresivamente 0-1 y de esta manera, permitía que el Real Madrid lo pasara a una sola fecha del final y cuando quedaba ya muy poco tiempo de juego.

Entonces, Simeone trabajó ese lapso con sus jugadores rodeándolo, como si fuera algo similar al minuto del básquetbol, al que piden los entrenadores cuando su equipo tiene un bajón, para cambiar el clima. Allí apareció un “Cholo” tranquilo pero enfático, apoyando sus índices en las sienes para decirles “poder mental, poder mental”. La mente siempre ha sido una aliada de Simeone, un poder ganador, el sobreponerse a todo, el aprovechamiento integral de cada ocasión.

Al regreso de ese pequeño descanso, el lateral brasileño Renán Lodi, que acababa de ingresar como suplente, marcó un golazo, y seis minutos más tarde apareció el gran goleador uruguayo Luis Suárez, con todo su oportunismo, para definir tras un perfecto centro al ras del belga Yannick Ferreira Carrasco. Todo había cambiado y el Atlético pasaba a depender de sí mismo en la última fecha, y se consagraría campeón.

Muchos han acercado a Simeone a Carlos Salvador Bilardo, quien lo comenzó a convocar cuando era un jugador muy joven aunque no lo terminó llevando al Mundial de Italia 1990, pero el “Cholo” es difícil de clasificar aunque bien se lo podría definir en términos muy generales como pragmático, al punto de llegar a citar frases que no siempre caen bien o tienen justificación como que lo único que importa es ganar o cuestiones por el estilo.

De todos modos, su obra en el Atlético Madrid es, a esta altura, impresionante. Llegó en diciembre de 2011 cuando el equipo atravesaba una crisis con Gregorio Manzano como entrenador y el objetivo era sacarlo de los últimos lugares de la tabla, cosa que logró con creces al punto de que terminó siendo campeón de la Europa League en la temporada siguiente y de a poco comenzó a construir una estructura con un fuerte carácter ganador, pasaran los jugadores que pasasen, algunos de enorme calidad desde el central uruguayo Diego Godín hasta delanteros como Radamel Falcao, Diego Costa, Fernando Torres o David Villa o arqueros como Thibaut Courtois.

En estos nueve años y medio, Simeone ganó dos Europa Leagues (2011/12 y 2017/18, dos Supercopa de Europa (2012 y 2018), dos ligas españolas (2014 y 2021), la Copa del Rey 2012/13 y la Supercopa de España 2014, además de haber llegado a dos finales de Champíons League en 2014 y 2016, ambas perdidas contra el Real Madrid, aunque la más dolorosa fue la primera en Lisboa, cuando los blancos empataron el partido a los tres minutos de descuento por un cabezazo de Sergio Ramos y luego se impusieron holgadamente en el alargue.

En esos mismos años, el Atlético consiguió colocarse siempre entre los tres primeros de cada liga y fue protagonista permanente de las ediciones de Champions, como cuando eliminó al Liverpool vigente campeón de Europa en 2020.

Pero además, Simeone logró potenciar a muchos de sus jugadores y fue delineando su equipo final cuando consiguió afinar su propósito, ahora rodeado de su compatriota Nelson Vivas - así como antes tuvo a su lado a Germán Burgos, que desde 2021 decidió continuar su carrera en solitario- y siempre con el profesor Ortega –uruguayo- en la preparación física.

A Simeone (que comenzó dirigiendo a Racing a la semana de haberse retirado como jugador, y fue épico campeón con Estudiantes de La Plata en 2006 y repitió con River en 2008), le gustan los esquemas sólidos, más que estéticos, con un clásico 4-4-2 aunque fue variando en algunos detalles, como el cambiar un lateral puro por la izquierda como Lodi por un central adaptado, como Mario Hermoso, mientras que Felipe fue alternando la posición de central con el uruguayo Josema García, parados al lado de un firme Stefan Savic y con el lateral derecho inglés Kieran Trippier, todos ellos sostenidos por un excepcional arquero como el esloveno Jan Oblak, uno de los tres mejores del mundo en la actualidad.

En la mitad de la cancha tampoco dudó en modificar las piezas cuando no estuvo convencido ni con el rendimiento del uruguayo Lucas Torreira ni con el mexicano Héctor Herrera y se fueron adueñando de las posiciones tanto el veterano (y capitán) Koke como un gran Marcos Llorente, proveniente de la cantera del Real Madrid, mientras que Ferreira Carrasco fue muy importante desde uno de los carriles y Saúl Ñiguez comenzó del otro lado aunque en esta temporada no tuvo regularidad.

La dupla atacante terminó siendo clara, con una notable producción del argentino Ángel Correa, cuya evolución es evidente, y el llamado a la selección nacional, un estricto acto de justicia, y como goleador, la enorme figura de Suárez, quien llegó con hambre de gloria tras haber sido insólitamente desechado por el entonces presidente del Barcelona Josep María Bartomeu cuando se inició la temporada, y pagó convirtiendo goles decisivos. Como manifestó Simeone en los festejos en Pucela, la cancha del Valladolid, “Suárez es Suárez, no hace falta decir nada más”. Simeone entendió, luego de muchos intentos, que una joya como el portugués Joao Félix, por el que el club invirtió mucho dinero para ficharlo, aún no estaba maduro para la titularidad y lo fue alternando desde el banco.

¿Qué se necesita una cuota de suerte para ser campeón? Por supuesto. El Atlético, en una larga temporada como fue la que acaba de finalizar, tuvo un mal inicio de 2021 y allí se le acercaron demasiado sus dos rivales directos, el Real Madrid y el Barcelona, al punto de que ambos desperdiciaron insólitamente sus chances de alcanzar la punta y a partir de entonces, en el tramo final, los de Simeone retornaron a la senda de victorias (no sin sufrir, algo que parece identitario del club rojiblanco de la capital española).

Pero por haber llevado de principio a fin el peso de la liga, y un liderazgo que llegó a sacar una distancia de diez puntos a sus perseguidores y por cómo resolvió partidos muy complicados, especialmente en el final, el Atlético es un justo campeón y todo indica que Simeone, por este camino, se cruzará más temprano que tarde con la selección argentina.


lunes, 17 de mayo de 2021

El día que Di Stéfano fue arquero de River y en un Superclásico (Infobae)


 

Alfredo Di Stéfano, considerado uno de los mejores futbolistas de la historia, y símbolo del Real Madrid, del que fue presidente honorario, llegó a ocupar el arco de River, pese a ser centrodelantero, y nada menos que en un Superclásico histórico.

El 31 de julio de 1949, por la decimotercera fecha del torneo oficial, que se jugaba durante gran parte del año, River, que iba puntero,  recibía en el Monumental a Boca, que ocupaba en ese momento el último lugar de la tabla de posiciones, en una campaña decepcionante pese a que su entrenador era Renato Cesarini, de gran éxito en Italia y que ya había ganado campeonatos con los “Millonarios”.

River ganaba por 1-0 con gol de Ángel Labruna a los cinco minutos del segundo tiempo, cuando el arquero local, Amadeo Carrizo, recibió un pelotazo en los testículos y tuvo que ser asistido, para lo cual debió ser retirado del campo de juego, y fue sustituido por Di Stéfano en un tiempo en el que no existían los cambios por suplentes.

“Fue un pelotazo tremendo ahí abajo y tuve que salir porque me sentía descompuesto y entonces Alfredo entró por mí”, recordó Carrizo en una entrevista con el diario español “As” en 2014.

Di Stéfano había debutado en River en 1945, fue a préstamo a Huracán en 1946 debido a que en su puesto jugaba Adolfo Pedernera, integrante de la célebre “Máquina”, y retornó en 1947. Ya en 1949, cuando se disputó aquel Superclásico, era una de las máximas figuras del equipo que dirigía José María Minella.

El delantero, que solía ser arquero en muchos entrenamientos, se vistió con un buzo amarillo con manga corta y sin guantes, que tampoco se utilizaban en esos tiempos, y consiguió mantener el arco invicto en los ocho minutos que quedaban hasta el final del partido. “Es que Alfredo era bueno en todo, también en eso”, afirmó Carrizo.

En aquella ocasión del Superclásico, Di Stéfano tenía 23 años recién cumplidos (había nacido el 4 de julio de 1926) y el de 1949 fue el último torneo que disputó en la Argentina antes de emigrar a Colombia para jugar en el Millonarios de Bogotá, desde donde pasó al Real Madrid en 1953. Falleció en Madrid el 7 de julio de 2014.

River finalizó segundo, a seis puntos de Racing, que fue el campeón, mientras que Boca fue decimoquinto entre 18 equipos, con apenas un punto más que Huracán y Lanús, que debieron jugar un desempate por la permanencia en primera división.

Ese superclásico fue dirigido por Juan José Álvarez, y por River jugaron Carrizo; Ricardo Vaghi y Lidoro Soria; Norberto Yácono, Néstor Rossi y José Ramos; Ángel De Cicco, Juan José Negri, Di Stéfano, Labruna y Félix Loustau.

Por Boca jugaron Claudio Vacca; Francisco Perrroncino, Juan Bendazzi; Martín Domínguez, Fermín Celaya, Natalio Pescia; Marcelo Urueña, Isaac Scliar, Emilio Espinoza, Eduardo Ricargni y Herminio González.