jueves, 28 de febrero de 2019

Goleada del Barcelona en el Bernabeu y demasiado castigo para el Real Madrid (Interia)




Hay una frase del fútbol, especialmente latina, que dice “goles son amores” y más que nunca puede aplicarse en lo ocurrido en este partido jugado en el estadio Santiago Bernabeu, donde el Barcelona se impuso por una amplia diferencia de 0-3 al Real Madrid y logró la clasificación a la final de mayo de la Copa del Rey.

Para cualquier aficionado desprevenido, o que no haya podido observar el partido y se entera del resultado final, lo primero que seguramente aparece es la idea de que, como en tantas otras veces que se enfrentaron en el último tiempo, especialmente en este mismo escenario, el Barcelona sacó a relucir ese juego de toque corto en el medio que suele volver locos a los jugadores blancos, desesperados por no encontrar el balón.

Sin embargo, esta vez no sólo no fue así, sino que el Real Madrid había hecho los méritos suficientes, en la primera parte, para irse al descanso con una ventaja que permitiera esperar tranquilo el desenlace. La estrategia de los blancos fue acertada y se enfocó en una presión muy fuerte en el medio, en el que se destacó el brasileño Casemiro, con tiempo hasta para meter dos pases profundos a sus compañeros de ataque, que no pudieron resolver las claras ocasiones que tuvieron.

En este punto, hay que detenerse en un hecho fundamental. Este Real Madrid juega su primera temporada sin uno de sus grandes goleadores de las últimas décadas, el portugués Cristiano Ronaldo, traspasado a la Juventus, y si hubo un partido de este ciclo en el que se notó su ausencia, fue precisamente este.

Porque el joven brasileño Vinicius Junior tiene velocidad y regate, pero no reúne la madurez para finalizar las jugadas, y porque Karim Benzema es un jugador fino, pero tiene noches en las que la portería se le cierra, sumado todo esto a la gran actuación –una vez más- del portero alemán Ter Stegen, que sacó todo lo que le remataron.

El Barcelona, que no venía jugando bien y que necesitaba marcar como mínimo un gol para no quedar eliminado del torneo (en la ida habían empatado 1-1 y el 0-0 clasificaba al Real Madrid), no encontraba variantes, tampoco le duraba mucho el balón por la presión del rival, y costaba entender, con un Messi apagado, cuál iba a ser la vía que podía encontrar el equipo para la segunda parte, porque el reloj le jugaba ya en contra.

Pero el fútbol tiene estas cosas. Un célebre periodista argentino ya fallecido, Dante Panzeri, definió a este deporte como “dinámica de lo impensado”, porque en pocos segundos, a partir de cualquier tipo de circunstancias, todo puede cambiar. Y lo que casi no había podido realizar en toda la primera parte, eso de acelerar y centrar con precisión, lo consiguió el francés Ousmane Dembélé a los cinco minutos, y el uruguayo Luis Suárez, gran goleador, pudo marcar el primer tanto, que ya le daba a su equipo otro cariz.

Quedaban cuarenta minutos, pero ya era otro partido. Real Madrid, ahora, necesitaba empatar, como mínimo, para forzar un alargue de treinta minutos, con un Barcelona que, como en tantos partidos pasados, ahora podía congelar el balón, hacerlo circular y que el tiempo jugara a su favor.

Y en pocos minutos llegó la segunda estocada con la misma fórmula. Otra vez centro de Dembélé desde la punta derecha, y esta vez llegó Suárez para empujar el balón junto con los dos defensores centrales del Real Madrid y uno de ellos, Raphael Varane, empujó la pelota a la red y con este autogol, ya la distancia era de 0-2 y parecía ya inexorable, porque si los blancos no habían podido llegar a marcar en su momento cumbre, ya con el ánimo desmoronado y el Barcelona tranquilo, ahora ya sonaba casi imposible.

El partido se rompió, porque las urgencias del Real Madrid así lo indicaban. Los locales se enfocaron en atacar como fuese (el entrenador Santiago Solari hizo ingresar a Gareth Bale por Lucas Vázquez y a Marco Asensio por Vinicius Junior, buscando variantes desesperadas) pero ya chocaba con el rombo del medio en el Barcelona (Iván Rakitic, de gran partido, Sergio Busquets, Sergi Roberto y Lionel Messi), que esperaba cualquier hueco para el golpe final.

Y así llegó el penalti de Casemiro a Suárez, que para sorpresa de todos, terminó ejecutando el uruguayo (gentileza de Messi), con magistral golpe de “Panenka”, dejando sin reacción al portero costarricense Keylor Navas, que paradójicamente, tuvo menos trabajo en los noventa minutos que su colega Ter Stegen y acaso esto indique mucho de lo que pasó.

¿Jugó tan bien el Barcelona para un resultado tan amplio a su favor? No, sólo fue efectivo y luego supo manejar el resultado manteniendo el balón. ¿Fue tan flojo el Real Madrid para caer eliminado por tan abultada diferencia? Tampoco. De hecho debió irse al descanso en ventaja.

Pero el fútbol es así y gana el que marca más goles, para bien o para mal. Entonces, el Real Madrid queda eliminado y su gran foco estará puesto ahora en la Champions, porque en la Liga está muy lejos y su última oportunidad será este sábado, otra vez en el Bernabeu y ante el Barcelona.

Los catalanes, en cambio, líderes en la Liga Española, esperan ahora en su sexta final consecutiva de Copa del Rey, en mayo, en el estadio Benito Villamarín de Sevilla, al ganador de la otra semifinal que se dilucidará mañana entre el Valencia y el Betis.


Goles son amores en el Barcelona, pero demasiado castigo para Real Madrid (Jornada)




Seguramente, quien se entere del resultado final del Clásico español en el Santiago Bernabeu con el contundente 3-0 para el Barcelona, que lo clasificó para la final de mayo en Sevilla por la Copa del Rey, creerá que se volvieron a repetir las consignas que suelen aparecer en esta clase de partidos en la capital española:  el Real Madrid corriendo desesperadamente detrás de la pelota, y los azulgranas haciendo valer su juego de toque en el medio, con el genio de Lionel Messi manejando todo, y con la clásica llegada al gol desde distintas posiciones.

Pero nada de eso ocurrió esta vez, y aunque pueda parecer extraño, si el Real Madrid se iba al descanso con una ventaja de dos goles, no habríamos podido pensar en una injusticia. Lo que sucede en el fútbol es que, como dice la frase, “goles son amores” y en el segundo tiempo, el Barcelona encontró muy pronto el camino que había perdido al principio, pero no fue mucho más que eso.

Ninguno de los dos llegaba bien a este Clásico, que era revancha del 1-1 de la ida en el Camp Nou. De esta forma, el Barcelona estaba obligado, al menos, a marcar un gol para no quedar eliminado. Se pensaba que motivado por esta instancia, los azulgranas de Ernesto Valverde buscarían por fin un esquema un poco más ofensivo, y desde los nombres así fue, porque salieron con un esquema 4-3-1-2, con un rombo en el medio con Sergio Busquets más atrasado, Lionel Messi más adelantado, y Sergi Roberto e Iván Rakitic en el equilibrio, con Osmane Dembélé y Luis Suárez, arriba.

Pero el Barcelona se encontró con un hecho distinto del Real Madrid respecto de partidos pasados: la alta presión en la zona de gestación, con un equipo aplicado, concentrado, metido en el partido segundo a segundo, y con un fuerte poder de llegada por los costados a través de Lucas Vázquez y especialmente del joven brasileño Vinicius Junior, un diamante en bruto que en poco tiempo puede explotar definitivamente. Siempre por el medio, Karim Benzema se asociaba para la definición.

El Barcelona se encontró entonces con que no podía avanzar, bloqueado en cada intento por los blancos, en especial, en un gran primer tiempo del volante central Casemiro, que ayudó a cortar cada intento de combinación rival, y a cortar el circuito cerca de un Messi que poco y nada pudo hacer.

Sin embargo, el primer tiempo se fue sin goles, aunque el Real Madrid tuvo siete posibilidades, algunas desperdiciadas por muy poco y en otras, gracias a las notables intervenciones del arquero alemán Ter Stegen, hoy uno de los mejores del mundo.

Todo indicaba que en el segundo tiempo, todo le sería más cuesta arriba al Barcelona. Desde hace tiempo, en una crisis de creatividad y absoluta dependencia de Messi, con sus delanteros aislados, y con la necesidad de marcar aunque sea un gol, pero como esto es fútbol, a los cinco minutos, en la primera pelota limpia que recibió, el francés Dembélé desbordó por la derecha, sacó un centro precioso que, por fin, pudo conectar el uruguayo Luis Suárez a la red.

Desde entonces, los cuarenta minutos restantes fueron ya otro partido, completamente quebrado, porque Real Madrid necesitaba empatarlo y porque el Barcelona, ya contento con el resultado, comenzó, ahora sí, a tocar y tocar como en los clásicos anteriores, quitándole la pelota a los blancos y para mal de ellos, al poco rato, en una fórmula casi calcada, otra vez Dembélé sacó un centro rasante, parecía que Suárez volvía a empujar la pelota (que superó a Keylor Navas) hacia la red, pero antes que él, Raphael Varane la introdujo en su propio arco.

Con el 0-2, a falta de medio tiempo, parecía ya todo terminado. Real Madrid tenía que marcar tres goles pero el ánimo ya no era el mismo y el Barcelona ya se había asentado, aunque Messi, esta vez, no tuvo demasiada incidencia. De poco sirvió que el DT blanco, el argentino Santiago Solari, cambiara a Lucas Vázquez por un enojado Gareth Bale, o a Vinicius por Marco Asensio. Ya había muy poco para hacer y para colmo, en un tranquilo avance del Barcelona, Casemiro le hizo penal a Suárez, que convirtió en uruguayo a lo “Panenka”, acariciando la pelota.

Sin jugar bien, dejando muchas dudas en lo colectivo, pero con mucha contundencia, el Barcelona no sólo consiguió su sexta clasificación consecutiva para una final de la Copa del Rey (el 25 de mayo, en el Benito Villamarín del Betis), en la que espera por el vencedor de la otra semifinal que se define hoy entre Valencia y Betis, sino que eliminó al Real Madrid al que volverá a visitar este sábado por la Liga, en la que le lleva nueve puntos de ventaja.

Para el Real Madrid, esta eliminación de Copa Argentina, sumado a que la Liga la tiene muy lejos (y el sábado es, acaso, la última oportunidad de acercarse un poco al Barcelona), supone prácticamente apuntar todos los cañones a la Champions League, la que aspira ganar por decimocuarta vez, y por cuarta vez consecutiva, aunque todos en el club saben que no se puede vencer cada año y que si no se afina el juego, alguna vez un mal paso puede dejarlos en una temporada en blanco.

Esta vez, más que nunca, el Real Madrid extrañó a Cristiano Ronaldo. Jugó mucho mejor que con él en tantos Clásicos, pero le faltó nada menos que el gol que podía aportar el portugués, ahora en la Juventus. Y goles son amores…


miércoles, 27 de febrero de 2019

El Real Madrid y el Barcelona se juegan buena parte de la temporada en los dos Clásicos (Interia, Polonia)





No serán dos Clásicos más, el de mañana por la semifinal de la Copa del Rey, y el del sábado por la Liga. Aunque se trata de dos competencias distintas y el mismo escenario, el estadio Santiago Bernabeu de Madrid, y es muy diferente lo que estará en juego entre el Real Madrid y el Barcelona, cuando acabe esta semana, los dos colosos del fútbol español sabrán con bastante certeza, si buena parte de la temporada les será favorable o no.

¿Cuánto de influyente puede ser cómo llega cada uno a los dos partidos? Es relativo porque juegan factores desde psicológicos hasta futbolísticos, e incluso, puede tener importancia para el sábado el resultado que ambos obtengan en el primer partido, porque tras él, uno de los dos quedará eliminado de la Copa del Rey y eso puede impactar y hacer crisis en el derrotado.

El Barcelona, líder en solitario de la Liga, no debe engañarse. No está jugando nada bien y como nunca, depende de lo que haga el genio del argentino Lionel Messi, quien reúne cifras asombrosas (33 goles en 32 partidos en la temporada, y acaba de marcar su hattrick número 50 en su carrera, el pasado domingo ante el Sevilla en el estadio Sánchez Pizjuán en un partido que su equipo merecía perder).

Sus andar es lento, demasiado conservador, y cada vez está más atado a determinados movimientos, como las subidas de su lateral izquierdo Jordi Alba, o la ubicación de Sergio Busquets en el medio, o las respuestas de Gerard Piqué en la zona defensiva, o el superlativo nivel de su portero alemán Marc Ter Stegen. Pero es claro que si hay un déficit en el Barcelona, es que no ha fichado a jugadores que representen un salto cualitativo respecto de la temporada anterior y su ataque se potencia apenas algo cuando al goleador uruguayo Luis Suárez lo acompaña el joven francés Ousmane Dembélé, quien ha tenido muchas lesiones.

El Real Madrid, por su parte, es un equipo compuesto de notables jugadores pero de gran irregularidad. Ha sufrido a principios de temporada un cambio muy profundo cuando el entrenador Julen Lopetegui fue reemplazado por el argentino Santiago Solari, cuyo manejo significó un cierto regreso a los tiempos de Zinedine Zidane, con un manejo de vestuario con “mano izquierda”, dándole el lugar reclamado al joven y brillante brasileño Vinicius Junior en el extremo izquierdo, pero relegando a jugadores clave como Marcelo, Isco, y en determinados casos, a Gareth Bale.

Si bien el Real Madrid ha ganado muchos partidos e incluso ha sacado un importante empate en la ida ante el Barcelona en el Camp Nou por la semifinal de la Copa del Rey (1-1) que le alcanza para clasificarse a la final con un 0-0 como local, y consiguió pelearle al Atlético Madrid el segundo lugar en la Liga y posiblemente pase a los cuartos de final de la Champions League, muchas veces sus triunfos fueron teñidos por la polémica a partir de muy discutibles fallos arbitrales o de la tecnología del VAR.

Por eso, nos queda la incertidumbre para determinar un ganador en cualquiera de los dos Clásicos de esta semana, pero al mismo tiempo, con la certeza de que pocos equipos en el mundo pueden ser capaces de brindarnos tan grandes espectáculos como el Real Madrid y el Barcelona, y la expectativa es mayúscula. Y aquí mismo lo comentaremos.

A 35 años del escándalo en el Bernabeu con la final de la Copa del Rey entre el Athletic de Clemente y el Barcelona de Maradona (Infobae)





Así como ahora el Real Madrid y el Barcelona se enfrentan en el Santiago Bernabeu por uno muy esperado Clásico de semifinales de Copa del Rey, hace 35 años, los azulgranas debieron definir en ese mismo estadio, y ante un muy fuerte Athletic, una final del certamen que terminó en uno de los escándalos más grandes de la historia del fútbol español y con Diego Maradona como protagonista, y todo a metros del palco en el que observaban, atónitos, los reyes Juan Carlos I de Borbón y Sofía.

Esa final en el Bernabeu venía precedida de situaciones que abrían la posibilidad de que durante el partido se pudieram generar episodios violentos. El Athletic de Bilbao, dirigido por el siempre polémico Javier Clemente (defensor del resultadismo a ultranza y luego director técnico de la selección española en el Mundial de Estados Unidos 1994), se había coronado campeón de la Liga por segundo año consecutivo e iba por el doblete, y en sus filas jugaba como defensor Andoni Goikoetxea, un rudo jugador que había lesionado gravemente a las dos máximas estrellas del Barcelona.

Goicoetxea, quien conserva como pieza de museo el botín con el que lesionó a Maradona en un partido de la Liga Española 1983/84, le produjo una fractura del tobillo izquierdo tras una durísima infracción en la cuarta fecha, jugada el 24 de setiembre de 1983 y cuando el Barcelona, dirigido por César Luis Menotti en su primera experiencia tras el Mundial de España 1982 con la selección argentina, buscaba ganar su primer torneo largo desde 1974.

Maradona estuvo sin jugar hasta el 8 de enero de 1984, pero ya el Barcelona no pudo obtener el título, que justamente quedó en manos del Athletic (otro motivo para la discordia) pero eso no fue todo: Goikoetxea ni siquiera fue expulsado y recién luego del partido, le dieron 18 partidos de suspensión, que por la apelación del club bajó a 10 y terminó en sólo 7.

Goikoetxea ya cargaba con otra grave lesión, la que le había ocasionado al alemán Bernd Schuster en otro Athletic-Barcelona en San Mamés, el 13 de diciembre de 1981, por el que le produjo la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y lo alejó un año de las canchas, pero el vasco tampoco fue sancionado durante ese partido, tras el que el equipo catalán, dirigido por Udo Lattek, también perdió chances de ganar esa Liga.

Por si todo esto fuera poco, Clemente y Menotti estaban en las antípodas de las ideas futbolísticas y la rivalidad de los dos equipos era cada vez mayor cuando debieron encontrarse en esa final del Bernabeu. Clemente había declarado “Maradona es un imbécil” y Maradona respondió “Clemente no tiene los huevos para decirme en la cara lo que dijo de mí”. Menotti dijo entonces que “estamos preparados para jugar en cualquier terreno, incluso en el de la violencia”.

Con esa expectativa, se jugó la final el 5 de mayo de 1984 ante cien mil espectadores en el mismo estadio que dos años antes había sido escenario de la consagración de la selección italiana como campeona mundial en la final ante Alemania.

A los 14 minutos del primer tiempo, el delantero Endika pudo parar un centro desde la izquierda, y sin marca pudo bajar la pelota con su pecho y rematar al palo izquierdo del arquero Urruti para poner en ventaja al Athletic y a partir de ese momento, los vascos aguantaron todos los intentos del Barcelona, en un clima que cada minuto se ponía más espeso y en el que Schuster comenzó a dirigirse con gestos desde el campo de juego hacia la tribuna de los hinchas vascos.

El partido finalizó 1-0 para el Athletic, que de esta forma frustraba al Barcelona al que sólo le quedaba la Copa de la Liga en una temporada sin títulos, y además, se quedaba con un doblete (Liga y Copa) que no conseguía desde hacía 28 años y sumaba su título 23 a su palmarés.

Cuando el murciano Franco Martínez pitó el final del partido, se dirigió raudamente a su vestuario. Algunos testigos sostienen que fue en ese momento cuando comenzaron los intercambios verbales entre Maradona y el “Chato”Núñez, con cortes de mangas. 

Maradona le pegó un cabezazo al  y Sola, un suplente del Athletic, ingresó al campo por las escaleras desde el vestuario y se sumó a la pelea. Fue todo tan tremendo que fue requerido de urgencia el médico del Real Madrid, Enrique González Ruano por su colega vasco Gorostidi. Ruano dijo que el golpe de Maradona a Sola “fue un KO clásico, un golpe a la mandíbula. Si era en la cabeza, no sé lo que hubiera ocurrido. Menos mal”. Nuñez, del Athletic afirmó que tras recibir el cabezazo de Maradona, no recordaba nada de lo sucedido posteriormente.

Se recuerda también un golpe karateka del emblemático defensor del Barcelona, “Tarzán” Migueli, sobre la espalda de De Andrés. Sánchez,  lateral del Barcelona, fue retirado tras un encontronazo con Dani, delantero vasco.  Tras su pelea con Maradona, Sola estuvo conmocionado por un cuarto de hora y le tuvieron que dar cinco puntos en el labio inferior. Gorostidi, el médico del Athletic, prefirió quedarse toda la noche durmiendo en la habitación del jugador para poder controlar su evolución.

Fue una batalla campal. Con patadas voladoras y golpes de todo tipo, gente arrojando cosas al campo de juego, fotógrafos en el piso, jugadores ensangrentados y los reyes mirando desde el palco, en uno de los episodios más vergonzosos que se recuerden. Patxi Salinas, jugador del Athletic, tuvo que regresar al País Vasco con la cara marcada por los botines de Clos, del Barcelona.

Ya en la sala de prensa, Clemente responsabilizó a los jugadores del Barcelona como únicos culpables de los incidentes: “No han sabido perder” y luego apuntó directamente contra los extranjeros del equipo azulgrana: “Hay que acabar con los que vienen de afuera y no tienen educación”. Menotti dijo por su parte que “nunca había visto algo parecido”.

Por su parte, Maradona Maradona señaló que “todo empezó con el corte de mangas que me hizo Núñez” y que sus rivales Sola, Sarabia y Goiko “todos vinieron hacia mí y pasó lo que tenía que pasar. No hubo patadas alevosas. Todos fuimos de frente” y mostrando cortes en su pierna izquierda, remató “voy a ir a jugar a Bilbao cuando sea preciso”.  En el otro vestuario, Goikoetxea  dijo que esos cortes de Maradona “se los ha hecho expresamente con unas tijeras”. Julio Alberto, lateral del Barcelona, sostuvo que “han salido todos a pegar a Maradona”.

El árbitro Martínez no reflejó en el acta nada de lo sucedido (“no he puesto nombres en el acta porque no sé quiénes han sido y naturalmente por lo que he redactado no puede haber sanciones a los jugadores”) pero once días después, analizando los videos, el Comité de Competición decidió castigar a tres jugadores por equipo (Maradona, Clos, Migueli, Goikoetxea, Sarabia y De Andrés) con tres meses de suspensión para todo tipo de partidos (amistosos incluidos) y como las vacaciones no contaban, recién podrían volver a jugar por la Liga Española a mediados de octubre de 1984, para la temporada 1984/85 pero la sanción no era aplicable a la selección española, que debía jugar la Eurocopa de Francia. Al final, nadie cumplió la sanción. Maradona se fue al Nápoli (ese terminó siendo su último partido oficial) y hubo una amnistía general para los demás. Para variar, aún así, Goikoetxea fue expulsado en el primer partido de liga del Athletic en la temporada siguiente.

Con la Liga sin terminar, ya se hablaba de la salida de César Luis Menotti, quien tras la final del Bernabeu dijo que no tenía ganas de continuar como DT. Tres semanas más tarde, el Barcelona viajó a Nueva York para participar en un torneo llamado Copa Transatlántica, aunque todavía le quedaba jugar por la Copa de la Liga (que acabaría ganando el Valladolid), con los crecientes rumores de la contratación de Terry Venables como reemplazante del entrenador argentino.

Menotti decía “Venables debe hacerse cargo del equipo la próxima semana y cuanto antes tome contacto con los jugadores, mucho mejor” aunque aún le quedaba un mes de contrato. Venables había sido recomendado por Bobby Robson que por segunda vez rechazaba la oferta del Barcelona y que dos años más tarde dirigiría a la selección inglesa en el Mundial de México 1986.

 A Nueva York viajó con el equipo Rogelio Poncini, ayudante de Menotti. Y fue allí donde Maradona jugó sus dos últimos partidos con la camiseta del Barcelona. En el primero de ellos, en el Giants Stadium, perdió 5-3 amte el Cosmos y los tres goles de los azulgranas los hizo Mario Husillos, el ex jugador de Boca, que sólo participó de esta gira, cedido por el Murcia, así como el salvadoreño Mágico González, del Cádiz. Y no viajó Schuster, lesionado. En el Cosmos jugó Johan Neeskens, autor de uno de los goles.

Cinco días más tarde, el 3 de junio, en East Ruthieford, el Barcelona empató 2-2 ante el Fluminense por el tercer lugar y luego se impuso por penales.  Esa gira tuvo momentos muy intensos porque Maradona quería irse al Nápoli a toda costa, pero el club italiano no presentaba los avales, y el argentino amenazaba constantemente con regresar a España, hasta que por fin se concretó la operación a finales de junio.

La escandalosa final de la Copa del Rey de 1984 se la conoce como “La Batalla del Bernabeu”, y por el Athletic jugaron Andoni Zubizarreta (luego arquero del Barcelona), Urquiaga, Liceranzu, Goikoetxea, Núñez; Patxi Salinas, De Andrés, Urtubi; Dani, Endika (Sarabia 61m) y Argote (Gallego 87m) .
Por el Barcelona, Urruti; Sánchez, Migueli, Alexanko, Julio Alberto; Víctor Muñoz, Schuster, Rojo (Clos 63m); Marcos Alonso (padre del lateral del Chelsea), Maradona y Lobo Carrasco.







jueves, 21 de febrero de 2019

La deuda histórica de los ascensos en la AFA




Por estas horas, nos vamos enterando de un nuevo propósito de la actual conducción de Claudio “Chiqui” Tapía en la AFA: eliminar los promedios del descenso en las categorías de ascenso (todas, hasta el Nacional B incluido, de abajo hacia arriba) desde la temporada que viene, y que los equipos que tengan que jugar en la categoría inmediata inferior resulten desde los que menos puntos obtengan en la temporada en juego.

Por otra parte, El Comité Ejecutivo de la AFA determinó que en las categorías de ascenso regresen los torneos cortos, dos por temporada, desde la 2019/20. En este sentido, se decidió-en la mitad de la temporada, es decir, en diciembre pasado, y con el torneo en juego- que en la Primera B haya cinco ascensos al Nacional B para que desde la temporada 2019/20 haya 32 equipos divididos en dos zonas de 16.

De esta manera extraña, que algo se decida en el correr del mismo torneo que se disputa, se decidió aumentar tres plazas a los ascensos desde la Primera B al Nacional B porque originalmente eran 2. Por lo tanto, desde ahora, ascenderán los cuatro primeros del torneo, y un quinto como consecuencia de un cuadrangular entre los que ocupen la quinta y la octava posición en el actual torneo.

A su vez, la Primera C otorgará 3 ascensos a la Primera B Metropolitana (2 directos y al ganador del octogonal entre el tercero y el décimo del torneo vigente), cuando antes eran 2, y no habrá ningún desafiliado en la D.

Lo primero que llama la atención es el desparpajo para cambiar sobre la marcha una hoja de ruta a partir de pactos preexistentes y de la fortaleza del grupo de dirigentes llamado “Ascenso Unido”, que conduce Tapia, actual presidente de Barracas Central y, casualmente, puntero de la Primera B Metropolitano (por lo tanto, uno de los que ascenderían al Nacional B).

Los otros tres equipos que conseguirían hoy el ascenso directo al Nacional B desde la Primera B Metropolitana serían Estudiantes de Buenos Aires (su presidente, Jorge Barrios, es un aliado original de Tapia y a su vez, miembro suplente del Comité Ejecutivo de la AFA), Deportivo Riestra (que tuvo que descender desde al Nacional B por el descuento de puntos tras el escándalo de aquel partido ante Comunicaciones por el ascenso desde la Primera B Metro al Nacional B, y con muchísimos arbitrajes polémicos, siempre a su favor, cuando el club está manejado por el también polémico abogado mediático Víctor Stinfale), y Atlanta. Por las dudas, quinto en la tabla se encuentra Acassuso (presidido por Francisco “Pipo” Marín, integrante del Comité Ejecutivo de la AFA y otro aliado de Tapia).

En otras palabras, todos los amigos (y Atlanta en el medio de ellos, sin que se haya probado ninguna conexión con el poder desde este club) del presidente de la AFA, y el propio club del dueño de la Silla de Viamonte, a la cabeza, se encuentran hoy en posición de ascender (cuando hasta diciembre sólo hubiesen podido dos de ellos) y por si fuera poco, una vez en el nuevo Nacional B de 2019/20, no tendrían siquiera el típico problema de los promedios del descenso como solían tener los recién ascendidos, porque, oh casualidad, se les eliminarán los promedios…

Y la situación no es más burda, y no es más servida en bandeja a los amigos del banquete del ascenso, todos unidos, porque si bien lograron burlar a los clubes del resto del país que llegan al Nacional B desde los torneos federales (que sólo tendrán otros dos ascensos contra cinco de los metropolitanos) no pudieron hacerlo de la manera completa que pretendían hasta noviembre, cuando se consensuaron los puntos básicos.

Porque la idea original de los amigos nucleados en el Ascenso Unido era que hubiera, como habrá, dos grupos de 16 desde la temporada 2019/20 del Nacional B, pero no como finalmente ocurrirá, es decir, mezclados los directamente afiliados provenientes de la B Metro con los del “Interior”, sino que fuera un grupo de todos los directamente afiliados, o sea los metropolitanos, y otro con los del “Interior”. Algo así como “que ellos se gasten en viajar por todo el país, mientras nosotros vamos desde Mataderos a San Martín, desde Morón hasta Caseros, desde Isidro Casanovas hasta Lomas de Zamora”. Pero ya fue demasiado y no pudieron derivar esa valla, aunque todas las demás, las consiguieron saltar.



En cuanto a los 5 ascensos provenientes de la B Metro, respecto de los sólo 2 de los torneos federales, el argumento esgrimido por los amigos de “Ascenso Unido” es que se trató, una vez más, de un “Pacto de Caballeros” recordando que en 2015 hubo 7 ascensos desde los torneos federales al Nacional B y que “ahora” les tocaba a ellos.
Pero hete aquí que en tren de hacer memoria, parece que los amigos que están, parece, tan unidos en sus objetivos, no tomaron la suficiente dosis del memorex recetado por algún médico del Conurbano.

Resulta que retrocediendo en la historia hacia el año 1986, nos encontramos con que desde mediados de ese año comenzó a implementarse, a instancias de la Secretaría de Deportes del gobierno de Raúl Alfonsín, un nuevo torneo de ascenso dado en llamarse Nacional B, que desde mediados de 1986 a mediados de 1987 se jugaría en su primera temporada y que ocuparía, como categoría, la primera de ascenso sobre la Primera B anterior, compuesta por equipos directamente afiliados a la AFA.

La implementación de este torneo no fue casualidad. El entonces presidente de la AFA, Julio Grondona, era presionado constantemente por los clubes del interior del país para que tuvieran una mayor participación. Se habían nucleado primero en la UCI (Unión de Clubes del Interior) y luego en la UCA (Unión de Clubes Argentinos) y así como en la segunda década del siglo XXI echó mano a la Copa Argentina por una circunstancia parecida, en ese entonces sacó de la galera con la ayuda del radical Osvaldo Otero, lo primero que se le vino a la mente, el Nacional B.

Ese torneo reuniría a equipos del todo el país provenientes de las Ligas Federales (o sea, clubes indirectamente afiliados a la AFA) y tendría ascensos directos a la Primera División A. Como Rosario Central (campeón) y Racing Club (ganador del octogonal final) ya habían ascendido a Primera A desde la B a fines de 1985 y tanto el Nacional B como la Primera A comenzarían la nueva temporada 1986/87, por la reestructuración, a mediados de año, ambos equipos ascendidos estuvieron colgados medio año sin participar oficialmente en certamen alguno.

Por la misma situación, para determinar los equipos de Primera B que pasarían al nuevo Nacional B con los equipos del resto del país provenientes de las ligas federales, la AFA decidió organizar un torneo corto que llamó Apertura 1986, con dos grupos de diez equipos cada uno, de los que los primeros cuatro de cada grupo ascenderían al Nacional B y los seis restantes se quedarían en la Primera B, que pasaría a llamarse B Metropolitana desde la temporada 1986/87.

El torneo se jugó entre el 11 de febrero al 24 de junio, con veinte equipos, con la novedad de los dos ascendidos desde la Primera C, Defensa y Justicia y Deportivo Merlo.

Y todavía, la AFA tenía reservada la cereza del postre: aprovechando el obligado descanso de seis meses de 1986 hasta el inicio de la temporada 1986/87 (mientras en la A se jugaba el Nacional que ganó Argentinos Juniors), incluyó un tercer ascenso a Primera A desde un Octogonal entre los siete mejores de la Primera B y el peor promedio de la A, que acabó ganando Deportivo Italiano, en plena disputa del Mundial de México, en la final ante Huracán.

El punto en cuestión no pasa por los ocho equipos que ascendieron al Nacional B sino para los que no lo consiguieron y se quedaron  en la Primera B, porque aunque ni la Secretaría de Deportes ni la AFA lo manifestaron en ese entonces, en verdad para ellos fue un descenso encubierto por el simple hecho de que hasta 1986 necesitaban ganar un ascenso para llegar a la Primera A, y desde ese momento, dos ascensos para lograr el mismo objetivo.

Citado en otros términos, significó un descenso para doce equipos que no lograron ascender al Nacional B y que quedaron instalados en la Primera B, por lo que, en verdad, la AFA quedó en deuda con ellos.

Los que subieron al Nacional B fueron Los Andes, Defensa y Justicia, Lanús, Bánfield, Tigre, Deportivo Armenio, Colón y Huracán

Y quedaron en Primera B Metro: Deportivo Morón (ahora en el NB), Atlanta (1B), Almirante Brown (B), Nueva Chicago (NB), Defensores de Belgrano (NB), Argentino de Rosario (1D), Estudiantes de Bs As (1B), El Porvenir (1C), San Miguel (1B), All Boys (1B), Villa Dálmine (NB),  y Quilmes.(NB).

Es decir que ya que los dirigentes actuales del Ascenso Unido tenían tanta pero tanta premura en resolver el aumento de los ascensos al Nacional B que no pudieron esperar a que terminara esta temporada y delinear con tiempo la siguiente, ¿no sería lógico que la AFA se hiciera cargo de su deuda histórica de 33 años, y restituyera las categorías a los clubes perjudicados?

¿No sería más lógico que antes de aumentar los ascensos para los amigos que ahora ocupan esas posiciones de privilegio, les otorgaran los que les corresponde a Atlanta (Nacional B), Argentino de Rosario (Primera C), Estudiantes de Buenos Aires (Nacional B), El Porvenir (Primera B), San Miguel (Nacional B) y All Boys (Nacional B)?

¿No sería esto, aunque tarde, cierta reparación histórica a los clubes a los que en su momento la propia institución perjudicó en un santiamén ante un manotazo político de ahogado porque se le venía todo el país encima? ¿No sería un gesto de grandeza, de honor, pensar en ser más justo en vez de contemplarse el ombligo? ¿No sería una muestra, acaso, de que estos tiempos ya no son como aquellos del Grondonato que supuestamente no iban a volver?

Sin embargo, parece que el memorex no funcionó y el asado siguió con pileta incluido. El fútbol argentino sigue como siempre, beneficiando a los amigos de cada momento. Ahora, le toca a los muchachos del ascenso, unidos.




lunes, 11 de febrero de 2019

Los hilos que unen lo que somos (Un cuento de Marcelo Wio)





El bar Los Impolutos ya estaba casi vacío. Sólo quedaban Roberto y Andrés, de los habituales. A un costado había una de esas parejitas que caen de tanto en tanto, buscando el baño, el abrigo momentáneo a un chaparrón, o el anonimato de un local donde se tiene la casi certeza de que no va a aparecer ningún conocido – es decir, porque es un amorío. Aunque también recurren a esos territorios para romper una relación – la escena, si existe, queda restringida a un montón de miradas desconocidas; que es lo mismo que decir, queda neutralizada por el olvido.

Roberto y Andrés estaban en la mesa habitual junto al ventanal de la calle 8 de octubre. Recién se habían ido Carlos y Mario. Un rato antes habían desertado Luis, Oscar y Pedrito.
-Es perfectamente inútil. Pomposa y avaramente inútil, ese conocimiento - por llamarlo de algún modo, dijo Roberto, jugando con las migas de medialuna sobre la mesa.

-Como no sea para un periodista que cubre deportes – acotó Andrés, que fumaba mirando a través del ventanal.

-Y ni así, che. Ni así. Conocer de memoria el equipo de Deportivo Milonga es un acto inservible.
-Como no sea para recitarlo en una tertulia de bar o de radio. Da lo mismo, porque son la misma: a la primera se le ha visto el negocio. Fulano, Mengano, Zutano y Chirigano, de cinco Peripigano, y así, como si la voz recorriera un trayecto de colinas apretadas.

-Inanemente. Como si eso pudiera computarse como saber... Apenas es como pasar lista; una constatación mecánica, burocrática y triste.

-Sólo que en esta enunciación no responde nadie.

-Eso... Es más, sabés, me aventuro a decir que disminuye las posibilidades de progreso en una medida nada despreciable.Al pedo... – Roberto murmuró el final de la frase como si decirse supusiese admitir una derrota atroz.
Vilches, el mozo, los rescató apenas cuando llegó a llevarse las tazas y los platillos, y preguntó: ¿llueve o no llueve?
Cuando Vilches volvió hacia la barra, Roberto comentó, mientras se levantaba para irse: la climatología, eso es un saber relevante.
Se despidieron en la esquina. Por el sur parecía efectivamente que amenazaba lluvia.

****

-Se quedaron calientes, ¿no? – inquirió Mario, una cuadra después de haber abandonado el café.

-Sí. Me llamó la atención – respondió Carlos.

-¿El enfado en sí o que no se acordaran del Atlético Tamborini del 1965? Ambas cosas. Pero más el primero. Olvidarse a esta edad es lo esperable. A mí me pasa todo el tiempo. Lo otro... A cuento de qué se rebotó Roberto así - porque Andrés se hizo el enculado para no dejarlo sólo al otro, en evidencia; pura solidaridad.

-Cierto. Anda a saber qué mambo traía de casa.

****

-Roberto, ¿no te podés dormir?, preguntó su mujer, que encendió el velador y miró la hora en el reloj que había dejado apoyado sobre un libro.

-No.

-¿Pasa algo?

-No. No te preocupes Estela. Vos dormí.

-¿Es lo de la jubilación?

-No, Estela, no es nada.

-Cómo no va a ser nada, Rober, si no te podes dormir y hoy todo el día anduviste como si se te hubiera caído algo... Ay, ya sé: el julepe que se te metió con que tenés no se qué de la memoria…

-Nada, amor, dormí.

-Cómo te conozco, Rober. Como para no conocerte después de cincuenta y dos años. No tenés nada, Rober, es la edad; a mí me pasa todo el tiempo.Te preparo un tecito de tila.

-Estela, en serio, no te mole... ¡Uzandizaga, Benítez, Recova, Mastrangelo y Krasinski; Bertozzi, Zamora, Trobbiani y Giuliotti; Sosa y Nuncio!

-Qué decís, Roberto; no me preocupes, por el amor de dios.

-Los once hijos de puta que hoy no querían salir en el bar.

-No me digas que por eso andabas así. No te puedo creer...

-Quedé como un pelotudo... O como un viejo choto. Cómo no me iba a acordar de ese equipo... El chueco Trobbiani, che...

-Haceme el favor, Roberto. Cómo vas a quedar mal por una estupidez semejante… - dejo Estela llevando la mirada fastidiada hacia el cielo breve de la habitación y apagando la luz.

-No son estupideces, Estela. Son los hilos que unen lo que somos, lo que fuimos, con aquello que los amarra al tiempo y al nombre.

-No digas pelotudeces, Roberto, por favor. Es perfectamente inútil. Dormí, haceme el favor – y Estela se giró hacia la mesilla de luz para hacer lo propio.

domingo, 10 de febrero de 2019

Sergio “Kun” Agüero: el pichón de Romario que sigue batiendo récords históricos en la Premier League pero se siente en deuda con la selección (Infobae)




Con sus recientes tripletes al Arsenal y al Newcastle, Sergio Agüero ya lleva convertidos diez en la Premier League y se encuentra a uno solo de Alan Shearer, leyenda del fútbol inglés. “Agüero es el más grande zorro del área”, destacó una figura histporica del Liverpool, el ex mediocampista escocés Graeme Souness.  Gary Lineker, ahora periodista y ex goleador de los años’ 80, dijo sobre el “Kun”, “el maestro predador golpea temprano”, cuando por segunda vez consecutiva marcó un gol antes del primer minuto de juego.

La prensa británica debate por estas horas, si Agüero es el mejor futbolista extranjero de la historia de la Premier (que comenzó a jugarse en 1992 con este formato) y lo comparan con Cristiano Ronaldo, Eric Cantona o Thierry Henry.

Una encuesta publicada por Sky Sports TV sobre el mejor delantero de la historia de la Premier, indica que Agüero comparte el segundo lugar con Henry detrás de Shearer. El ex 9 del Blackburn y Newcastle tiene la mejor marca de goles con 260, seguido de Wayne Rooney (208) y Andrew Cole (187). Agüero (157) se encuentra octavo, aunque es el único en activo y podría superar este año a Henry (175), quinto y cuatro veces máximo goleador del torneo y el Kun, una sola. Sin embargo, el argentino nunca fue galardonado como el mejor jugador del año y solo una vez entró en el Once Ideal de la temporada.

“Simplemente trato de escarbar acerca de por qué Agüero no tuvo más reconocimientos y me pregunto si tal vez no será porque se trata de un goleador”, dice el ex volante Jamie Carragher, pero Souness sostiene que “él no es Henry, que podía agarrar una pelota a unos 30 metros, hacer cosas maravillosas y ponerla en un ángulo. El tiene menos toques de pelota pero son todos en la zona de peligro, son toques devastadores”.

Agüero ganó tres títulos de liga con el Manchester City, igual que CR7, y Henry, dos, pero Cantona obtuvo cuatro, y un quinto con el Leeds del antiguo torneo de la antigua Primera División. Además, de los futbolistas de la Premier League con más de 50 goles, Agüero tiene el mejor promedio, con uno cada 107,62 minutos por delante del egipcio Mohammed Salah (109,56).

Así como Sky TV se lo planteó,  la BBC de Londres también se preguntó si el Kun es el mejor de la historia. Este año lleva convertidos 14 goles en 22 partidos de la PL, 1 en 2 de la Copa Capital One, 2 en 3 de Champions,  y 2 en 1 de Community Shield (19 en 28 partidos). En 2008 y en 2011, fue seleccionado entre los 23 jugadores para aspirar al Balón de Oro de la FIFA. En un total de 714 partidos en su carrera, marcó 391 goles (aunque en 580 de estos partidos fue titular y en el resto, ingresó como suplente).

Con todos estos números cargados en su morrudo cuerpo a sus 30 años (mide 1,73 metro y pesa 77 kilos), Agüero atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera en Inglaterra, aunque en casi todas las encuestas en su país, la respuesta es que no debería regresar a la selección nacional, lo que puede parecer una contradicción, o, tal vez, su kryptonita verde (o celeste y blanca).

Agüero (2/6/1988)  nació en el Hospital Piñero de Buenos Aires. Su mamá, Adriana, tenía 18 años en ese momento. Fue trasladada desde un hospital del Gran Buenos Aires porque no tenía los suficientes elementos para un parto que se presentó con complicaciones. Es el segundo de siete hermanos. Su papá, Lionel Del Castillo, llegó a jugar en la reserva de San Martín de Tucumán. Como los dos padres eran menores de 21 años, no pudieron anotarlo con el apellido paterno, por lo que usaron el de la madre. Los dos habían llegado desde Tucumán un año antes, ya con su hija Jessica. Lionel solía ganarse unos pesos jugando para equipos barriales, por su buena técnica. Dos de sus hermanos son Gastón del Castillo  y Mauricio Del Castillo.

El apodo “Kun” es una deformación de los dibujos animados japoneses “Kum Kum”, que emitía el canal de TV estatal en los que un travieso niño de la Edad de Piedra vivía con su familia y amigos al pie de una montaña llamada Kum Kum (el nombre original del animé era Wanpaku Amukashi Kum Kum), y que encantaban al niño. En ese tiempo, Sergio tenía dos años y fue cuando su familia se trasladó desde González Catán a Florencio Varela y sus padres se hicieron amigos de los Chetti, que le pusieron ese apodo. Luego, los Agüero se mudaron a una pequeña y sencilla casa en Los Eucaliptus en el límite entre Quilmes y Bernal Este.

Sus primeros pasos en el fútbol los dio en los humildes clubes Loma Alegre (Quilmes) y Los Primos (Berazategui) y a los 9 años ya llegó a Independiente, el club de sus amores, donde fue campeón en pre novena y novena división. Los juveniles del Rojo estaban a cargo del “Mencho”  Agustín Balbuena y Néstor Rambert. Ya por ese entonces, habían nacido sus hermanos Daiana, Gaby, Maira, Mauricio y Gastón, se mudaron a Quilmes Oeste, cuando ya el Kun comenzó a tener los primeros ingresos por su talento.

Junto con el arquero Emiliano Molina, uno de sus mejores amigos de sus primeros tiempos, el Kun ganó el Apertura 2002 y fue segundo en el Clausura de novena y era imposible pensar que un solo año más tarde podía debutar en Primera al año siguiente. Ya era representado por la empresa internacional IMG, que percibió sus condiciones técnicas desde muy temprano.

Su debut se produjo en la última fecha del Clausura 2003, ante San Lorenzo. Su DT era Oscar Ruggeri. Ingresó a los 24 minutos del segundo tiempo por Emanuel Rivas en un partido sin mucha importancia, los dos equipos con muchos suplentes, pero ya había algo interesante: Agüero sólo tenía 15 años, un mes y tres días, y por lo tanto se convirtió en el debutante más joven de la historia del fútbol argentino. El anterior récord lo tenía Maradona, quien luego sería su suegro, en 1976. La otra característica importante de ese partido, es que significó la despedida momentánea de Gabriel Milito, un ídolo de Independiente, que se marchaba al fútbol español.

“Lo fuimos a ver a las inferiores y nadie se la podía sacar. En  la zaga central estaban el chileno Olarra y Franco y no lo podían parar. No le dije nada táctico para que no se volviera loco. Le dije ‘entrá y divertite. Quiero que hagas lo que hacés en los entrenamientos, encaralos y no tengas miedo.’ Y el guachito se la bancó, eh…”, recordó días pasados Ruggeri.

Sin embargo, tras ese partido no volvió a ser tenido en cuenta, ni tampoco por Osvaldo Sosa, el DT siguiente, pero todo cambió cuando José Omar Pastoriza regresó al club. Así es que volvió a jugar siete meses después de su debut, ante Cienciano de Perú por la Copa Libertadores 2004. Justamente, en ese momento fue el debutante más joven de la historia de la Copa, aunque ese récord fue superado tres años después.

Los dirigentes de Independiente tuvieron que encarrilarlo cuando aparecieron los primeros estertores del estrellato y tenía como compañero de aventuras al delantero Ismael “Chuco” Sosa, otra promesa del club que terminó emigrando al fútbol extranjero.

Tardó cerca de un año de hacerse de la titularidad tal vez por los continuos cambios de DT en Independiente. Tras Pastoriza llegó Daniel Bertoni y luego, Pedro Monzón. Su primer gol llegó en el torneo Apertura 2004 ante Estudiantes (los de La Plata ganaron 2-1) con un disparo desde fuera del área grande. La pelota fue al ángulo superior izquierdo. Siguió alternando y con César Menotti, quien comenzó a decir que tenía “cosas de Romario” en sus movimientos,  jugó los últimos tres partidos del Clausura 2005.

Su real explosión fue con Julio César Falcioni, en la temporada 2005-06. Venía de ser campeón mundial juvenil en Holanda con Lionel Messi, y al regresar, jugó 36 de los 38 partidos de la temporada y sólo faltó a dos por suspensión y marcó 18 goles, aunque el memorable es el que le marcó a Racing en un clásico, el 11/9/2005, al eludir a Diego Crossa y enganchar varias veces antes de sacar el remate. Ese día marcó dos e Independiente ganó 4-0. Fue expulsado ante Tiro Federal por manotear a un rival (la única expulsión en la Argentina), y se fue llorando porque quedaba inhabilitado para jugar un partido importante ante River Plate. Tuvo expectativas de ser convocado al Mundial de Alemania 2006, pero finalmente eso no sucedió (en cambio sí fue su compañero Oscar Ustari, de su misma generación y equipo).

Cuando se acercaba el final de ese torneo, aumentaron los rumores sobre una posible transferencia al Atlético Madrid. Fue amonestado en Bahía Blanca, ante Olimpo, y así recibió la quinta tarjeta amarilla consecutiva que lo dejaba afuera del clásico con Boca, en el que pensaba despedirse del público. Se fue llorando otra vez. Ese día marcó un gol de penal y él fue premonitorio; “Creo que fue mi último gol en Independiente”, porque tras el partido de Boca, quedaba una sola fecha en Rosario ante Central y se decía que sería convocado para el Torneo de Esperanzas de Toulon. Pero no sucedió y pudo jugar pero Independiente cayó 2-0 y no consiguió clasificarse a las copas continentales. Fue el 14 de mayo de 2006 y a los pocos días se oficializó su pase al Atlético Madrid por el 90 por ciento del pase en 20 millones de dólares, una cifra récord para el fútbol argentino y para el Atlético hasta ese momento. En Independiente metió 23 goles en 56 partidos. Con el dinero de su pase, Independiente pudo remodelar su estadio Libertadores de América.

Si su paso por Independiente había sido meteórico, su experiencia en los seleccionados juveniles, fue notable. Fue campeón mundial sub-20 en 2005 y 2007 (ésta última vez, ganó el Botín de Oro y el Balón de Oro), y ya con otros equipos nacionales fue campeón olímpico en 2008 y finalista del Mundial 2014, la Copa América 2015 y la Copa Centenario 2016.

Antes del Mundial sub-20 de 2005 conoció a Messi. Como no era de mirar internet, no había reparado en que venía del Barcelona. El preparador físico Gerardo Salorio había organizado cuarenta días de preparación y en la primera mañana, Agüero estaba almorzando sentado entre Messi y Lautaro Formica, con Ezequiel Garay frente a ellos. Empezaron a hablar de botines y Leo mencionó unos que habían salido en Estados Unidos y Agüero lo miró extrañado. Se dio cuenta de que a ese chico no lo había visto nunca en las competencias argentinas. “¿Vos cómo te llamás?” y como Messi le dijo “Lionel”, él le dijo “igual que yo, casi”. “¿Tu apellido?” “Messi”, y cuando Kun dijo “bien”, Garay le preguntó “¿Qué? ¿No sabés quién es?” “y en ese momento me dije ‘ah, era este chico’ y al rato en los entrenamientos me dije ‘este vuela’ y pegamos onda enseguida”, recuerda. Los pusieron juntos en la habitación. “Armé la sociedad Kun-Messi porque eran los más chicos del grupo, jugaban a la play station a la perfección y me dije que podía armar una dupla a futuro para el fútbol argentino”, cuenta Salorio.
 “La primera noche oímos ruidos raros, eran las 4 y media de la mañana, yo estaba medio dormido y suena el teléfono. Yo no quería que les pasaran llamados de prensa, quería que todo pasara por mí. Agarro el teléfono y era el Kun: ‘Tengo miedo, hace ruido’ y yo: ‘¡Dormí, hinchapelotas, que no pasa nada!’. Claro, era un bebe, escuchaba ruidos y sentía miedo”, recuerda Salorio.

“Con Agüero nos cargábamos en todos los partidos de la play. El que perdía, unos enojos…una vez nos peleamos de verdad y nos tuvimos que decir “juguemos, pero sin cargarnos”, relató Messi en el programa “Mundo Leo”. “Uno es introvertido (Messi) y el otro, extrovertido (Agüero) pero en el diálogo son parecidos, tienen un buen complemento. Leo espera a ver qué hace el Kun, le causa gracia. Y al Kun le hace gracia hacerle gracia, porque Leo caminaba por la concentración buscando momentos que le dieran alegría”, define Salorio.

También hicieron cosas de adolescentes. “En Holanda 2005, en el hotel, abajo, había una maquina que vendía de todo: caramelos, chicles, papas fritas, pero teníamos prohibido ir a a buscar nada y a las 21 cada uno tenía que estar en su habitación. Como también abajo estaba la única computadora, a veces nos quedábamos hasta la hora límite pero una noche el Kun dijo “vamos a comprar de la máquina” y nos  escondimos las cosas debajo de las camisetas argentinas. Eran las 21 y 03 minutos y se abre la puerta del ascensor y era Salorio. El Kun no sabía cómo proteger que no se le cayeran las cosas. “¿Están ricas?”, preguntó Salorio. “Sí”. “Vamos a hacer una cosa. Termínenlas de saborear, porque es feo sacar una cosa y tirarla, pero son las últimas que comen, ¿eh? Dale, disfrútenlas”. Volvió a relatar Messi.

Uno de los hechos más duros que le tocó vivir a Agüero, de joven, fue cuando se enteró, en pleno Mundial sub-20 de 2005, de la muerte de Molina en un accidente de tránsito. Otra vez fue Salorio quien lo llamó para contárselo, preparado para contenerlo.

Con la selección argentina ya había jugado el Sudamericano sub-16 de Paraguay 2004, jugando los 5 partidos hasta las semifinales (allí fue eliminado por Colombia) y marcó 3 goles. En el Mundial 2005 en Holanda era el menor porque tenía edad de categoría siguiente. Empezó siendo suplente y el DT Francisco Ferraro empezó a darle más lugar en los partidos finales. Entró en cuatro de los siete, siempre como suplente, y no marcó goles. Contra Nigeria,  en la final, uno de los dos penales se lo hicieron a él.

Distinto fue en Canadá 2007 con Hugo Tocalli. Ya estaba más maduro y fue el capitán del equipo, jugó los 7 partidos como titular, y ganó la sexta corona para Argentina. Metió 6 goles, ganó todos los premios y se convirtió en el tercer jugador de la historia que ganó dos mundiales sub-20. Fue consagrado como “Golden Boy”, de Tuttosport, como mejor jugador europeo sub-21

Al año siguiente fue campeón olímpico con Sergio Batista, jugando  5 de los 6 partidos, aunque el más destacado fue en semis ante Brasil (3-0) en el que marcó dos goles y le hicieron una falta que Riquelme se encargó de terminar en otro tanto.
Todo lo contrario ocurre en la selección mayor, donde es muy discutido, nunca terminó de hacer pie, y tuvo algunas lesiones y hechos que lo postergaron, como la artroscopia justo antes de Rusia 2018,  o un desmayo (y vómitos) que lo marginaron del amistoso ante Nigeria en el entretiempo en Krasnodar en noviembre de 2017, llegó a decir tras 2016 que tal vez era mejor que el DT convocara a otros jugadores, pero luego fue cambiando de opinión. 

También tuvo una fractura de costilla cuando se estrelló contra un poste en un taxi en Holanda cuando regresaba de ver un recital de Maluma y le esperaban partidos claves ante Perú en la Bombonera y Ecuador, para ir al Mundial de Rusia, y estuvo un mes y medio sin jugar. Y en Brasil 2014, otro desgarro. Salorio indicó que tuvo “un año muy estresante. No sólo hay que ver el aspecto físico sino también el anímico, y si el cuerpo está más tenso, es proclive a contracturarse mucho más y eso lleva a que las lesiones sean más factibles”. Tras Nigeria, en Porto Alegre, parecía una molestia en el muslo izquierdo.

Agüero ya alternaba en la selección mayor desde 2006, cuando fue convocado por Alfio Basile para el debut de éste ante Brasil en Londres, que Argentina perdió 3-0 y él entró por Carlos Tévez en el Emirates Stadium. Fue convocado para el Mundial de Sudáfrica 2010 por quien entonces ya era su suegro, Maradona, pero tuvo escasa participación. Al menos pudo debutar ante Corea del Sur, en la primera ronda.

Para 2011, Batista volvió a contar con él para la Copa América. Le tocó entrar en el debut en La Plata, por Lavezzi en el minuto 70 cuando Argentina perdía 0-1 con Bolivia y anotó el empate a los 6 minutos y entró como titular en el decisivo partido ante Costa Rica en Córdoba, 3-0, en el que marcó 2 goles para lograr el pase a cuartos. Allí, en Santa fe, fue eliminada por Uruguay (1-1) por penales, y Agüero fue reemplazado por Tévez en el minuto 80.

Fue el goleador de la selección argentina en las Copas América 2011 y 2015 y en el Mundial 2018, pero lo extraño es que en 3 mundiales, sólo jugó una vez los 90 minutos, ante Islandia en Rusia 2018 (1-1). Lesión en Brasil 2014.

“Cuando no estemos, nos van a extrañar. Yo siempre tendré la espina del Mundial de Brasil, siento que estoy en deuda. Lo que se habla de nosotros molesta y duele. Uno siempre quiere rendir mejor, pero no puedo hacer nada. Jamás salí a enfrentarme con alguien porque no es mi estilo. Aún así, no estando de la mejor manera, estoy cuarto en la tabla histórica de goleadores de la Selección. Pasaron millones de jugadores top y no llegaron a una final. A veces uno no sabe por qué, pero la presión está, y la sentimos más que nada en las dos finales de la Copa América”, sostuvo Agüero luego de perder la tercera final consecutiva, en 2016. Pero enseguida agregó, tozudo: “Sé que vienen las nuevas generaciones, pero si el DT me convoca, ahí estaré”.

Con Atlético Madrid ganó la UEFA Europa League y la Supercopa de Europa en 2010, con Quique Sánchez Flores. Se puede decir que el paso por el Atlético fue muy fructífero y cimentó el estrellato futuro en Europa. En la primera temporada jugó, como titular o suplente, todos los partidos (42) y marcó 7 goles, pero el equipo estaba en una situación mediocre y terminó séptimo en la Liga y eliminado en 16avos de la Copa del Rey. El 15 de octubre de 2006 tuvo su gol “con el guante de Dios” ante el Recreativo de Huelva,  aunque nadie entiende por qué el Kun llevaba guantes cuando la temperatura era de 20 grados.

En cambio, para la temporada 2007/08, el Agüero que regresó al Atlético Madrid era el que había ganado el Mundial de Canadá 2007 y su figura había crecido. Ayudó a clasificar al equipo a la Copa UEFA y marcó 6 goles en 9 partidos, pero fue expulsado por escupir a un rival ante el Bolton Wamderers inglés por los 16ª vos de final. Se quedó afuera de la revancha, y el equipo fue eliminado. En la Liga marcó 20 goles y quedó tercero en la tabla de goleadores y con el cuarto puesto, el “Aleti” se clasificó a la Champions League tras doce años de ausencia.

“Ver a Agüero es como visitar el Museo del Prado”, llegó a decir Anatolyi Byshovets, del Lokomotiv ruso, sorprendido por el juego del argentino en un partido de copa europea. Recibió luego el trofeo EFE al mejor iberoamericano de la temporada. Pero sin dudas el partido que más recuerdan los hinchas ocurrió el 1 de marzo de 2008 en el Vicente Calderón ante el Barcelona, ya en tiempos de Messi, cuando perdía 0-1, y dos goles suyos,  una asistencia a Maxi Rodriguez y un penal que le hicieron y que convirtió Diego Forlán, dieron vuelta el marcador en el Camp Nou. El diario “El Mundo” llegó a calificarlo ese día como “un futbolista enorme, distinto, descarado, chulo, indiferente ante las circunstancias y ante el rival, tremendo en la gambeta, tremendo en el engaño, tremendo en la definición. Tremendo Agüero, el Kun, que rescató al equipo cuando estaba muerto y mató al Barcelona”. Ya el grito de guerra en el Calderón era “Kun, Kun, Kun”.

Era un Atlético que de a poco volvía por la senda perdida en los primeros años del siglo XXI tras haber descendido a Segunda. Ahora ya era común clasificarse a las copas europeas y de a poco, comenzó a entrar en la Champions gracias a estrellas como él, Diego Forlán, y Maxi Rodríguez.

En la temporada 2009/10 no pudo pasar la fase de grupos de la Champions y entonces bajó a jugar la otra copa, la Europa League, que terminó ganando al vencer en la final al Fulham 2-1 con dos goles de Forlán, y al mismo tiempo llegó a la final de la Copa del Rey pero cayó ante el Sevilla 2-0. También ganó la Supercopa de Europa al vencer 2-0 al Inter y él anotó el segundo gol. Para enero de 2011 ya era uno de los capitanes del equipo, junto a Forlán y el 30 de abril de 2011, ante el Deportivo, en Riazor, convirtió su gol 98 que lo colocó entre los mejores 10 goleadores de la historia del club y al terminar esa temporada pasó al Manchester City en 45 millones de euros y firmó un contrato por 6 años a 9 millones por año.

Dos meses antes, Agüero había manifestado en su página web su deseo de abandonar el Atlético, lo que generó una gran polémica con los hinchas, y algunos aparecieron apostados en carpas cerca del estadio Vicente Calderón para que la dirigencia no lo vendiera al Real Madrid (se decía que iba al Manchester City sólo por una escala de dos años por pedido del presidente  Enrique Cerezo a Florentino Pérez para que no hubiera transacción directa) pero eso nunca ocurrió. En el Atlético marcó 101 goles.

El 15 de agosto de 2011debutó en el Manchester City ingresando como suplente por el holandés Nigel De Jong por la primera fecha de la Premier 2011/12. Iban 59 minutos y ganaba 1-0 al Swansea. Sólo pasaron 8 minutos desde su ingreso y el Kun ya había marcado su primer gol y al rato, asistió a David Silva para el tercero. Antes del final, Agüero anotó el cuarto. Su DT era Roberto Mancini . Su inicio fue espectacular, con 6 goles en 4 partidos y ya el 10 de setiembre había marcado su triplete ante el Wigan. La temporada no podía terminar mejor. En un final de infarto, el Manchester City ganaba la Premier League después de 44 años, al vencer sobre la hora al Queens Park Rangers con un gol de Agüero (3-2) que postergó a su rival de la ciudad, el Manchester United, que ya saboreaba otro título. Ese gol de Agüero se transformó en histórico y abrió una etapa de muchas conquistas para el ahora opulento club de los ciudadanos manejado por el dinero de los EUA. Poco después ganó la Community Shield al Chelsea al inicio de la temporada 2012/13.

Con la llegada de Josep Guardiola, su lugar se vio amenazado por algunas declaraciones sobre el tipo de 9 que buscaba, pero eso luego se fue aclarando.  “Por favor dejen de preguntar por el Kun Agüero. He hablado diez veces sobre el tema, él está feliz, yo estoy muy feliz. Estamos felices. Diez veces he respondido. No más por favor”, pidió el DT catalán a la prensa.

Desde  el 1 de noviembre de 2017, es el máximo goleador histórico del Manchester City, cuando llegó a los 178  con esa camiseta y pasó por fin a Eric Brook. Ganó tres Premier Leagues, 2012, 2016 y 2018,  y dos Copas de la Liga (2016 y 2018). En la temporada  2014/15 fue el máximo goleador de la Premier League con 26 y ese año, con el chileno Manuel Pellegrini de DT, llegó a la semifinal de la Champions, cuando fue eliminado por el Real, Madrid. TB ganó la Community Shield en 2018. El 19 de agosto de 2018, marcó su gol 144 y entró en los Top-10 de la historia de la Premier League.

Estuvo casado con Giannina, hija de Diego Maradona, con quien tuvo un hijo, Benjamín (19/2/09 en Madrid).  Entre 2012 y 2017 estuvo en pareja con “La Princesita” Karina, cantante tropical, que dijo que lo que la conquistó fue “su carisma, una de las armas más importantes a la hora de tener una carrera”. Le gusta mucho la cumbia y grabó temas con el grupo Los Leales que tiene un tema en su honor, y ha cantado con Pablo Lescano, de Damas Gratis. Le encanta jugar con la Xbox junto con su amigo de la infancia, Gustavo Galeron. Participó de la película “Torrente 4”, de Santiago Segura, en 2011, junto con famosos como Belén Esteban, Kiko Rivera Pantoja, Kiko Matamoros, Ana Obregón y Eugenia Martinez de Irujo.

En su sitio web tiene un encabezamiento que dice “Darlo todo y pelear hasta el final siempre tiene su recompensa”, y con Gabriel Milito colaboró para la construcción de un gimnasio de última tecnología en el predio de Villa Domínico, en un costado del acceso sudeste.

Frank Lampard, ahora DT del Derby County en la Premiership y ex compañero suyo en el Manchester City en la temporada 2014/15 contó cómo era en los entrenamientos: “Se despertaba justo de tiempo. No ponía cuidado. Iba siempre bastante despreocupado y salía a la cancha cinco minutos tarde. Los entrenadores solían decirle que iba multado y él decía “de acuerdo, no hay problema. Esperen al fin de semana, marcaré un triplete y todos seremos felices”, en una entrevista para Sky Sports.

Hoy, Agüero sigue su marcha, y el que parecía ser un “pichón de Romario” está a punto de batir el récord de Shearer, mientras sigue creyendo posible ganar un título con la selección argentina.