miércoles, 22 de agosto de 2018

El silencio del capitán




En su momento, se debatió si tenía sentido darle la cinta de capitán a Lionel Messi, teniendo en cuenta que el líder de la selección argentina durante esta generación que va llegando a su fin, fue siempre Javier Mascherano (“El Jefecito”), quien durante la etapa de Alejandro Sabella como DT aceptó resignar esta condición porque, según se explicó, el diez del Barcelona representa como nadie, en este tiempo, a la Argentina en materia futbolística.

Algo parecido (con las enormes diferencias de carácter que existen) ocurrió durante el ciclo de Carlos Bilardo (1982-1990), cuando la cinta fue a Diego Maradona, siendo que el capitán había sido Daniel Passarella desde 1977, cuando Jorge Carrascosa dejó la selección argentina poco antes del Mundial del año siguiente. En este caso, el ex defensor de River Plate, Fiorentina e Inter no estuvo de acuerdo, pero no tuvo más remedio que aceptarlo.

Tanto en un caso como en el otro, Maradona y Messi representan la creatividad, el juego ofensivo, el arte, y no parece lo más aconsejable haberles otorgado otra responsabilidad extra. Pelé, en aquellos magníficos equipos brasileños multi campeones, no necesitó ser el capitán. Se dedicaba solamente a jugar y otro compañero suyo asumía la responsabilidad de dialogar con los árbitros.

La responsabilidad del capitán de la selección argentina se exagera muchas veces, y en este tiempo de necesidad de rellenar huecos de horas y horas de cháchara innecesaria y repetitiva, especialmente en la TV y en el cotidiano deportivo, se le exige alguna declaración en el sentido de su esperadísima ausencia de los próximos partidos amistosos del equipo nacional, de poca monta (especialmente los de setiembre en los Estados Unidos).

Estos medios exigen la palabra del capitán para explicar su ausencia, y han llegado a la desubicación de quejarse porque ejerciendo por primera vez como líder oficial del Barcelona, ante la salida de su antecesor en el rol, Andrés Iniesta, tomó el micrófono antes de disputar el partido ante Boca Juniors por la Copa Joan Gamper y se refirió a lo que vendrá en esta nueva temporada ante la afición blaugrana pero nada dijo sobre la selección argentina, como si en el contexto del Camp Nou, Messi tuviera la obligación de referirse a un equipo que nada incumbe a la situación ni al público que allí estaba. Otro sinsentido para crear polémicas inútiles.

En todo caso, Messi podría haber emitido un comunicado, escueto, indicando que se encuentra meditando su futuro en la selección argentina y por el momento tomó la decisión de concentrarse en los próximos objetivos de su equipo y conforme avance la temporada, con mayor frialdad, decidirá sus próximos pasos en el equipo nacional. Y ya hubiese bastado.

Pero Messi tampoco puede hacer demasiado en un contexto argentino, especialmente de muchos medios, que no lo ayuda para nada. Unos medios que se miran su ombligo dando muestras permanentemente de ello cuando sostienen muchos de sus periodistas que prefieren ver un partido de esos duros, de choque, del Ascenso, que los de Champions League, o cuando otros, gráficos, titulan “Messi contra Agüero”, cuando juegan el Barcelona contra el Manchester City, como si nada más ocurriera en ese cotejo.

Messi no puede hacerse cargo de una exigencia fuera de lo normal, cuando los medios pretenden algo que, cae de maduro, no puede ser como pretenden y cuando, en todo caso, primero deberían replantearse por qué, cuando la selección argentina quedó eliminada del pasado Mundial, ni sus jugadores ni nadie del plantel hizo declaraciones acerca de este hecho, y cada uno de los jugadores acabó yéndose de Rusia en la madrugada, sin ningún formalismo, y aceptado, aunque más no sea tácitamente, por la gran mayoría que hoy se rasga las vestiduras.

Un medio cuya gran mayoría de periodistas acepta que tras cada derrota, los jugadores de la selección argentina se marchen mirando de frente hacia afuera en la zona mixta sin emitir ninguna declaración (y cuando lo hacen, es para la misma TV que tira los chismes de los que luego se quejan amargamente), ahora se queja porque Messi no aclara cómo seguirá en el futuro, en tiempos de amistosos.

No parece coherente, o en todo caso, lo más coherente es la incoherencia, acaso porque en el momento de escribirlo o manifestarlo al micrófono, muchos estaban distraídos mirándose el ombligo.

1 comentario:

Román dijo...

Dejando de lado el tema de los medios, la realidad es que el tipo no habló. Y no habla en la cancha ni afuera de ella. El error, como decís sobre Pelé, fue ponerlo de capitán a la fuerza, cuando no tiene carácter para ocupar ese rol. Nadie en la Selección explicó por qué lo habían elegido capitán sólo por jugar bien, y por qué durante su rol como capitán en la Selección jamás dijo nada ni emitió ningún parecer en representación del grupo, antes, durante y después del Mundial. Es más, ¿por qué aceptó ese rol si no está preparado psicológicamente para ejercerlo? Creo que son asuntos más importantes que lo que digan los medios sobre Messi. Y hay que resolverlos y aclararlos.