miércoles, 4 de marzo de 2020

El Caracas, un club manejado por un grupo farmacéutico, acostumbrado a ganarle a los argentinos, y que generó un boom en 2007 gracias a un episodio con la dirigencia de River, al que venció en una Copa Libertadores (Infobae)




Si bien fue fundado el 12 de diciembre de 1967 y desde 1984 comenzó a participar profesionalmente en los torneos venezolanos, cuando se llamó Caracas Yamaha, los propios aficionados consideran como origen del Caracas Fútbol Club al año 1989, cuando el empresario farmacéutico Guillermo Valentiner compró simbólicamente las acciones con un bolívar y lo salvó de la quiebra y la desaparición.

Desde 1967 a 1979, en la etapa amateur del fútbol venezolano, el Caracas había ganado 14 títulos, a los que hay que sumarles los 17 (doce ligas y cinco Copas nacionales) obtenidos en el profesionalismo, lo que lo convierten en el club con más campeonatos del país.

Antes de que el 4 de octubre de 1989 Valentiner, dueño del laboratorio Vargas y apasionado del fútbol, se hiciera cargo del club bajo el nombre de la Organización Deportiva Cocodrilos, la entidad había pasado a ser conducida por Radio Caracas TV.
Por aquellos primeros años, el Caracas jugaba en su pequeño estadio, el “Brígido Iriarte”, y sólo lo acompañaban unas doscientas personas, por lo general familiares de los jugadores y dirigentes y los empleados del laboratorio, que aportaban una banda musical, y al grito de “Eh, Caracas”, su canción principal, aunque a Valentiner le gustaba traer jugadores extranjeros, especialmente de Alemania o Ghana.

“Aún en ese contexto, ya a partir de 1992 comenzó a crecer y a ganar títulos aunque el club supo aprovechar la notable expansión del fútbol venezolano a partir de dos hechos fundamentales, los cuatro triunfos consecutivos de la selección venezolana, “La Vinotinto” en 2001, con la dirección técnica de Richard Páez y con la televisación de los partidos de las copas internacionales sudamericanas, donde los hinchas podían ver ya lo que ocurría fuera de sus fronteras”, indica el experimentado y muy respetado Edgardo Broner, argentino que vivió muchos años en Venezuela y es considerado uno de los pioneros en las coberturas periodísticas en ese país.

A ese boom se le sumó que Venezuela estaba muy cerca de organizar la Copa América de 2007, por lo que el Caracas pasó a jugar luego en el Estadio Olímpico Ciudad Universitaria. Poco antes, ese mismo año ocurrió un episodio clave en la historia del club, cuando debía disputar un partido ante River por la fase de grupos de la Copa Libertadores, y la Conmebol aceptó los reclamos de los dirigentes argentinos para que no se pudiera jugar en el pequeño “Brígido Iriarte”, y el estadio Olímpico estaba en refacciones, y los venezolanos debieron trasladar la localía a Cúcuta, Colombia.

 La indignación se apoderó no sólo de los hinchas del Caracas sino de muchos aficionados en todo el país, enterados de la situación. Los venezolanos acabaron ganándole a River 3-1 tras vencerlo también, para sorpresa de muchos, por 1-0 en el Monumental, y terminaron segundos en el grupo, detrás de Colo Colo de Chile, igualados en puntos, y clasificados para los octavos de final, donde serían eliminados por el Santos de Brasil.

Para ese partido ante el Santos, jugado un miércoles a la tarde, volvió a habilitarse el Estadio Olímpico y tras la victoria ante River, acudió una multitud, un hecho tan inesperado como impactante y ya nada volvió a ser como antes. Si bien la hinchada de Caracas no suele llenar completamente las tribunas, hay un núcleo fuerte, asisten miles de hinchas (que utilizan cánticos de los estadios argentinos y hasta suelen usar un peligroso lanzallamas), y se fue generando una gran rivalidad con el Deportivo Táchira, uno de los equipos más populares del país junto a Estudiantes de Mérida.

Caracas ya contaba con el antecedente de una aceptable participación ante los equipos argentinos, que le tocaron en la fase de grupos, en 1996. A San Lorenzo le pudo empatar en Venezuela, y a River le iba ganando 1-0 con gol del ghanés Ibrahim Salisú pero luego el equipo de Ramón Díaz, que sería el campeón del certamen, le marcaría cuatro tantos.

Los buenos rendimientos del Caracas ante equipos argentinos seguirían. Al año siguiente de haber llegado a los octavos de final ante el Santos, en 2008, volvió a vencer a San Lorenzo 2-0 en la fase de grupos de la Copa Libertadores, aunque perdió 3-0 en su visita a Buenos Aires, y ya en el torneo de 2009 pudo vencer 3-1 a Lanús y empató 1-1 en la Argentina. Quedó primero en el grupo, también eliminó a deportivo Cuenca de Ecuador en octavos de final, y recién en cuartos fue eliminado por Gremio de Porto Alegre. Mucho más recientemente, tuvo que enfrentar a Huracán por la primera fase eliminatoria de la Copa Libertadores 2016 y aunque quedó eliminado por el “Globo”, al perder 1-0 en Buenos Aires, alcanzó a ganarle 2-1 en Venezuela.

“La última década no fue fácil. No consiguió ganar títulos hasta el Torneo Clausura 2019 (en Venezuela los campeonatos se llevan a cabo en año calendario), en el segundo semestre en buena parte debido a que muchos equipos reciben aportes de capital de fondos opacos y en cambio, el Caracas se sigue manejando como una empresa y desde que se hizo cargo Philip Valentiner, ante la muerte de su padre Guillermo, el club se maneja muy austeramente, tratando de autofinanciarse con las ventas de jugadores y otros ingresos”, cuenta el periodista Alfredo Coronís, de “DirecTV Sports Venezuela” y conductor del programa radial “Conexión Goleadora”.

Si bien la mayoría de los clubes venezolanos de primera División tienen algún vínculo con los gobiernos regionales, no es lo que ocurre con el Caracas, que prefirió apostar a sus divisiones inferiores o bien, proyectarse a los torneos internacionales, porque los fondos que paga la Conmebol en estos casos, sirven para reforzar el plantel. También estas diferencias políticas hacen que el club de la capital venezolana tenga menos peso en la Federación (FVF).

De hecho, antes de 2010, el Caracas reunía en su plantel a buena parte de la selección “Vinotinto”. Vistieron su camiseta jugadores reconocidos como Miguel Echenausi, el hijo del argentino Ramón Echenausi , Juan Arango, José Manuel Rey, Josef Martínez, el arquero Wuilker Faríñez (ahora en Millonarios de Colombia), el ex Rosario Central y Lanús Oswaldo Vizcarrondo, “el Maestrico” César González, Gabriel Urdaneta, Stalin Rivas, José Luis Dolgetta (goleador de la Copa América 1993), y Gabriel Miranda.

Un hecho fundamental para el cambio en estos últimos años fue el retorno a la dirección técnica de Noel “Chita” Sanvicente (ganador de seis de los doce títulos de Liga en la historia del club,  y otros dos con el Zamora), que llegó a tener a cargo a la selección venezolana y que regresó en 2017 para un proyecto de largo plazo con talentos jóvenes y ya consiguió obtener el Torneo Clausura 2019 y luego, el título de Liga al ganarle la final al ganador del Apertura, Estudiantes de Mérida.

La clasificación a la presente Copa Libertadores le significó al club un ingreso superior a los tres millones de dólares, con los que pudo contratar, por ejemplo, al goleador argentino Alexis Blanco (31 años, jugó en Independiente, Platense y Gimnasia de Jujuy) o los jugadores con proyección como los defensores Diego Osio y Carlos Rivero, que se suman a figuras como el experimentado lateral izquierdo Bernardo Añor (ex jugador de la Vinotinto y la MLS estadounidense, aunque arrastra problemas musculares), al delantero Richard Celis, goleador del último campeón que pasó por el fútbol de Eslovaquia, y su máxima estrella, el volante Robert Henández, que juega por izquierda o por derecha, con gran remate de media distancia y por el que el Caracas rechazó varias ofertas. En cambio, perdió al marcador central Rubert Quijada, que emigró al Alianza Lima.

El Caracas, que suele jugar actualmente con un esquema de 4-2-3-1 y tiene en su plantel a varios integrantes de la selección sub-20 como los volantes Jorge Echeverría y el muy técnico Anderson Contreras, y el defensor Eduardo Ferreira,  participó en los últimos años de dos Copas Sudamericanas en las que fue eliminado por el equipo que posteriormente fue campeón, como Atlético Paranaense en 2012 e Independiente del Valle de Ecuador en 2018, luego de pasar, en este caso, dos llaves. En esta ocasión, había llegado desde la fase preliminar de la Copa Libertadores, en la que fue el mejor de los equipos eliminados.

Entre los argentinos que jugaron en el Caracas se destacan el ex Boca Alfredo Graciani (aunque con un paso muy fugaz), Carlos Cembal, Carlos Genovese, Carlos Pajurek, Pablo Funes, Sergio “La Fiera” Maciel, Rodrigo Riep (ex River),  Darío Figueroa, y Héctor Bidoglio, reciente DT de Newells, que jugó en varios equipos venezolanos y en la selección Vinotinto.

En el actual torneo Apertura, el Caracas era puntero pero en la quinta fecha sólo pudo empatar 1-1 con la Academia Puerto Cabello como local, debido a que el DT Sanvicente decidió jugar con un equipo de suplentes, pensando en el compromiso ante Boca en el inicio de la nueva Copa Libertadores 2020.

“Para este partido, las entradas costarán alrededor de 30 dólares, un valor carísimo para el ingreso medio de los venezolanos y tampoco se sabe cómo hará la gente para llegar al estadio, porque casi no hay transporte público desde las 19 y casi todos los negocios cierran a las 18, cuando el inicio está previsto para las 20,30”, sostiene el periodista Alfredo Coronís.

Uno de los pocos estudios de mercado hecho en el fútbol para marcas en Venezuela, indica que el setenta por ciento de ellas invertiría hoy en el Caracas, que hoy ya tiene hinchas en todo el país, “por empatía”, acaso el mejor ejemplo sobre cómo creció el club que un farmacéutico rescató de la quiebra hace 31 años.










No hay comentarios: