domingo, 21 de octubre de 2018

Sin Messi ni Cristiano, el Clásico entra en una nueva era (Yahoo)




Fue en el lejano 23 de diciembre de 2007, en el Camp Nou, cuando se jugó, hace casi once años, el último Clásico sin Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Aquella vez se impuso el Real Madrid por 0-1 con gol de “La Bestia”, el brasileño Julio Baptista. El próximo fin de semana, en el mismo escenario, volverá a ocurrir que ninguna de las dos grandes estrellas de la década en el fútbol mundial estarán en el césped, lo que acaso vaya marcando una tendencia.

Esta vez, como aquella de 2007, Messi está lesionado, y tal como en aquella oportunidad, Cristiano Ronaldo no forma parte de la plantilla del Real Madrid. Si hace once años integraba el equipo del Manchester United, ahora forma parte de la Juventus.

La gran pregunta es cuál de los dos equipos se perjudica más y todo indica que el Barcelona, por la sencilla razón de que el Real Madrid no tiene posibilidades de modificar la ausencia de su gran goleador durante todas las temporadas pasadas. 

Cristiano Ronaldo se marchó tras la tercera final de Champions League ganada consecutivamente, y tras esa decisión dada a conocer a sus compañeros tras el triunfo ante el Liverpool en Kiev, también acabó yéndose nada menos que el entrenador Zinedine Zidane, generando un cataclismo en el club.

De hecho, a Florentino Pérez le costó mucho digerir ambas salidas y no les encontró grandes soluciones y el problema está a la vista: una pérdida total de confianza en la plantilla, rendimientos muy por debajo del nivel de los últimos años (Sergio Ramos muy lento, Raphael Varane que parece que sigue viviendo las mieles del título mundial, Isco Alarcón irregular. Luka Modric, tratando de concentrarse tras su fracasado intento de marcharse al Inter, Keylor Navas, resignado a la inexplicable llegada de Thibaut Courtois luego de ganar tres Copas de Europa consecutivas siendo gran figura en la última, Mariano que no está teniendo suerte con el gol, llegado a último momento como retorno desde el fútbol francés).

Y por si fuera poco, la muy complicada situación del entrenador Julen Lopetegui, quien no comenzó de la mejor manera, desde aquella desafiante presentación ante los medios de Florentino Pérez a dos días de comenzar la participación española en el Mundial de Rusia, lo que descalibró completamente a La Roja, y que ahora pende de un hilo tras el desastroso inicio de Liga y tampoco demasiado buen pie en la Champions, y con los rumores instalados de que podría ser reemplazado en cualquier momento por Santiago Solari, el entrenador argentino de los juveniles del club, más identificado con la línea de juego y de pensamiento de Zidane.

Pero pierde más el Barcelona, señalamos, porque Messi no sólo sigue en la plantilla y en activo, sino que se lo ve con la nueva motivación post-mundialista en la búsqueda de la quinta Champions de su carrera y de estos años, y la sexta para el club, y justo cuando venía encontrando su ritmo perfecto, con siete goles en los nueve partidos, y con algunas notables producciones como las del pasado fin de semana en el Camp Nou ante el Sevilla, o la de Wembley ante el Tottenham por la Champions, le ocurrió esta lesión que lo marginará, por lo menos, por tres semanas de las canchas.

¿Cómo puede el Barcelona reemplazar a Messi justo cuando en partidos tan importantes como los que se juega en esta semana? No parece una pregunta fácil. Sustituir al genio resulta imposible, en ese nivel, porque ningún jugador llega a esa producción pero sí se puede buscar algún rumbo, como el entrenador Ernesto Valverde hizo cuando supo que ya no contaría con Andrés Iniesta para esta temporada y el único posible organizador real, además por la lesión de Carles Aleñá, el otro que podía cumplir esta función.

Valverde optó entonces por quitar un delantero y reforzar el mediocampo y rodearlo más a Messi. Se las arregló muchas veces con Luis Suárez en el ataque, ayudado por Ousmane Dembélé en algunas ocasiones, pero privilegió a Philippe Coutinho, mucho más mediapunta, manteniendo la estructura del medio con Sergio Busquets e Iván Rakitic, y en los últimos partidos, el brasileño Arthur fue desplazando a Sergi Roberto.

Pero con la salida de Messi, durante estas tres semanas, acaso haya lugar para Malcom o para la continuidad de Dembélé en el ataque, junto a Suárez, y lo más probable es que la función creativa quede en Coutinho, siempre reforzado por los tres volantes mencionados.

La situación del Real Madrid aparece mucho más complicada desde la posición en la tabla y desde la crisis mediática por la falta de gol y de resultados inmediatos, que desde la realidad. La temporada aún no llegó siquiera a la mitad y la distancia que hoy existe con el Barcelona, líder en solitario de la Liga, es de cuatro puntos, por lo que ganando y dando un golpe de autoridad en el Camp Nou, ya lo colocaría muy cerca.

Lo que sucede en el Real Madrid es que tanto tiempo sin marcar un gol y que lo haga Marcelo, finalmente, en el contexto de una derrota ante el Levante en el Santiago Bernabeu, no parece muy alentador, y más aún si se agrega que la séptima colocación en la tabla coloca a los blancos, hoy, fuera de Europa para 2019/20.

Pero todo esto no es más que una fotografía en una larga película, en la que quedan demasiados capítulos como para dramatizar tanto en octubre, a siete meses del veredicto. En el medio, aún quedan las campanadas, las uvas y el receso invernal, y mucho recorrido en Copa del Rey, Liga y Champions.

De cualquier modo, el Clásico sin Messi y Cristiano, nunca será lo mismo que con ellos. Se los extrañará pase lo que pase.

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