sábado, 5 de octubre de 2019

Nacho Fernández, amigo de los jockeys y gran jugador de golf, de prestado a Témperley sin ser tenido en cuenta a Gimnasia, a ser uno de los preferidos de Gallardo en River y “cerebro” del plantel (Infobae)




Con otro gol a Boca en un partido decisivo por la ida de la semifinal de la Copa Libertadores de América, “Nacho” Fernández viene convirtiéndose en una de las figuras del River ganador de Marcelo Gallardo, con una gran proyección internacional, al punto de que un ídolo de los xeneizes, Juan Román Riquelme, sostuvo días pasados que se trata del ”mejor jugador del fútbol argentino desde hace mucho tiempo”.

Hoy se cumplen exactamente nueve años del debut de Ignacio Martín Fernández (1,82 metro, 67 kilos) en Primera División con la camiseta de Gimnasia y Esgrima La Plata, club en el que se formó en sus divisiones inferiores desde la prenovena. En aquella oportunidad, con su equipo peleando por no descender al Nacional B (no conseguiría el objetivo), “Nacho” ingresó en el segundo tiempo en el partido que su equipo perdió 2-4 ante Argentinos Juniors con los seis goles ya marcados, cuando su DT, Pablo Morant, decidió que entrara como suplente aquel 2 de octubre de 2010, aunque ya había integrado el banco de suplentes con Ángel Cappa y Diego Cocca.

Si bien “Nacho” Fernández nació el 12 de enero de 1990 en la localidad de Castelli, en la provincia de Buenos Aires, se crió en Nueve de Julio, alternando con la localidad de Dudignac, a 40 kilómetros de esta ciudad, donde su padre, Pablo, médico, al igual que su madre, sigue ejerciendo la profesión en el hospital público.

No es casualidad que “Nacho” Fernández sea futbolista. Su bisabuelo materno llegó a ser director técnico interino de Estudiantes en los años cincuenta, y Pablo, su padre, fue un buen enganche, y a veces delantero, muy hábil, jugando para el equipo San Agustín, del colegio marianista de la zona, pero como dice irónicamente el crack de River, “necesitaba dos pelotas, una para él solo, porque no se la pasaba a nadie”.

Parecida a la situación familiar de otro ídolo de Gimnasia, Guillermo Barros Schelotto, Fernández proviene de una familia de universitarios. Además de sus padres médicos, su abuelo Irineo fue odontólogo y su tío, Enrique, ingeniero civil, pero él eligió el camino del fútbol y en 2005, le apareció la oportunidad de irse a probar a Gimnasia tras haber comenzado en el Club Social y Deportivo de Dudignac, donde ya se podían notar algunas de sus condiciones: habilidad, repentización, y especialmente su visión de campo.

Las chances de irse a probar a Gimnasia aparecieron gracias a que su hermana mayor estudiaba en la universidad, en La Plata, y como fue aceptado por el club, en la pre novena, decidieron que se quedara a vivir allí con su hermana, su tía y su abuela, y pudo  atravesar todas las divisiones inferiores del club.

Al terminar su primera temporada en Primera con Gimnasia, a mediados de 2011, la crisis del club era evidente. El equipo había descendido al Nacional B, se había ido el DT Darío Ortiz, y el que lo reemplazó, en el receso, Osvaldo Ingrao, decidió ceder a Fernández a préstamo a Térmperley, que jugaba en la Primera B Metropolitana.

Lejos de ser un problema, la temporada 2011/12 en Témperley fue muy provechosa para “Nacho”, que se quedó con la titularidad y llegó a marcar 10 goles en el torneo y otro en la Copa Argentina, y los focos de varios equipos se pusieron sobre él, aunque regresó a Gimnasia para la temporada siguiente, cuando el “Lobo” pudo regresar a Primera tras acnender en 2012/13.

Al principio de la temporada en Gimnasia, no era considerado titular para el DT Pedro Troglio, pero desde que tuvo una chance en la quinta fecha, justamente ante River, ya no volvió a salir y lo ayudó mucho que enseguida marcara un gol a Rosario Central en ese Torneo Inicial 2013. De a poco se fue convirtiendo en figura y en un jugador muy querido para los hinchas, hasta que sus destacadas actuaciones atrajeron a River a finales de 2015, cuando el club también recibió ofertas de Brasil y de México.

River se había desprendido del uruguayo Carlos Sánchez y de Matías Kranevitter y era claro que su DT Marcelo Gallardo quería reforzar la mitad de la cancha, por lo que Fernández llegó como tercer refuerzo tras Nicolás Domingo y Joaquín Arzura, tras el pago de 2.100.000 dólares por el 70 por ciento del pase. Pocos meses más tarde de su salida de Gimnasia, llegó como DT Gustavo Alfaro, el actual de Boca, para reemplazar a Troglio, pero no llegaron a coincidir.

Desde ese entonces, “Nacho” Fernández se transformó en uno de los jugadores preferidos de Gallardo y decisivos en los partidos clave, con goles importantes como el de anoche o con jugadas fundamentales como la del gol del empate de Lucas Pratto en Madrid, también ante Boca, por la final de la Copa Libertadores de 2018.

No fue casual que un ídolo de Boca comoJuan Román Riquelme dijera hace pocos días que “Nacho”  “es el mejor jugador del fútbol argentino desde hace mucho tiempo, fue el que nos complicó la vida y nos dio vuelta la final en Madrid. El culpable fue él”. “Lo tomé como un halago enorme viniendo de Riquelme. Es un orgullo para mí pero todo es gracias al funcionamiento colectivo. Hoy en River todo el equipo juega bien y no hay una figura, y eso nos hace destacar a los que jugamos de mitad de cancha para arriba”, respondió entonces el volante.

Si hay una característica en Fernández es su repentización, su velocidad para la resolución, y su entorno destaca mucho su evolución a partir del trabajo en el plantel de River de la neurocientista Sandra Rossi. “Nacho” es uno de los jugadores que mejor rinde en estos ejercicios, algo que todos sus compañeros destacan.

Por esta misma razón, se ganó el apodo de “Iniesta” o “cerebro” (como también le dicen al ex jugador del Barcelona). “Es un jugador que cinco segundos antes sabe lo que va a hacer y eso le hace sacar diferencias sobre sus rivales”. “Tiene un gran control de pelota aunque físicamente es rarísimo”, contó hace poco su ex compañero Carlos Auzqui.

Con River ganó seis títulos hasta ahora,  dos Copas Argentinas (2016 y 2017), una Supercopa Argentina (2018), la Copa Libertadores 2018 y las Recopas Sudamericanas 2016 y 2019. Tiene 50 goles en 297 partidos en su carrera, 23 en 151 en River.

“Nacho” no es bueno sólo para jugar al fútbol sino que se destaca en todos los deportes que practica. Es, por ejemplo, un excelente jugador de golf, con 11 de hándicap. “Sus golpes dan rabia, de tan buenos”, comenta alguien que suele compartir con él algunos momentos.  También demuestra sus dotes en el paddle y en el ping pong y todos lo destacan como muy competitivo y autoexigente aunque también observan que dentro de la cancha de fútbol ““parece distraído pero está muy concentrado en el juego y aparece en cualquier momento, en cuestión de segundos, y define o hace definir a su compañero”.

El 23 de diciembre de 2017 se casó con Juliana, que está a cargo de una cervecería en La Plata, y suele salir poco aunque se relaciona con el mismo grupo de amigos de hace muchos años, y entre ellos cuenta con algunos jockeys, porque es muy seguidor del turf. También últimamente se lo suele ver mucho con su compañero de River Lucas Pratto, quien es nacido en La Plata.

Una característica de “Nacho” Fernández es que se lo ve siempre con aparatos dentales. Según cuentan entre los que lo frecuentan, es porque cuando era niño solía quitárselos y tuvo que continuar el tratamiento a esta edad, aunque se encuentra ya en la fase final y en poco tiempo ya no los necesitará.

A algunos les sorprendió que “Nacho” apareciera en las tribunas del estadio de Gimnasia el pasado 15 de setiembre, mezclado con los hinchas, para ver en vivo el debut de Diego Maradona como DT de Gimnasia en el partido ante Racing Club. Pero para la mayoría de los hinchas “triperos” se trata de alguien muy querido, casi familiar, tras años de haber jugado con esta camiseta.

Con nueve años en Primera división, ya aparecieron varios carteles y banderas en el Monumental o en el Juan Carmelo Zerillo, que dicen “Scaloni, Nacho es argentino”.











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