jueves, 9 de enero de 2020

Una Supercopa de España con cuatro equipos, en Arabia Saudita, y lleva de polémicas, como la del rol de la mujer y los intereses de los clubes participantes (Infobae)



Con la semifinal de hoy entre el Real Madrid y el Valencia, comenzará a disputarse la Supercopa de España, con un nuevo formato de cuatro equipos (los otros dos, Barcelona y Atlético Madrid, jugarán mañana por la otra llave con miras a la final del domingo), y que se disputará en Yeda, la segunda ciudad de Arabia Saudita, en medio de enormes polémicas por el trato que reciben las mujeres en este país, y que la Real Federación Española, que recibió 120 millones de euros para que este torneo se juegue en los próximos tres años, trata de apaciguar aduciendo que el fútbol puede ayudar a cambiar las cosas y lo justifica desde que las mujeres podrán asistir a los partidos de la misma forma que los varones.

A tono con otros países árabes como Qatar o Emiratos Árabes, Arabia Saudita y sus petrodólares se fue sumando a la posibilidad de albergar toda clase de competencias deportivas, como el Dákar, el combate de boxeo entre los pesos pesados Anthony Joshua y Andy Ruiz Jr, el amistoso de fútbol entre las selecciones de Argentina y Brasil, la Supercopa de Italia entre la Juventus y el Lazio, el nuevo Saudí Tour de ciclismo, organizado por ASO, el mismo del Tour de Francia, y la Fórmula E (coches eléctricos), en la que la FIA dispuso colocar una fecha en el organigrama de la competición y se llevó a cabo por primera vez el 15 de diciembre de 2018 en Al Diriyah, una localidad vecina a Ryad, la capital del país, y en 2019 abrió el Mundial en noviembre.

El ministro de Deportes saudita, Abdulaziz Bin Turki, se defiende afimando que su país “no es como hace diez años. Hemos cambiado muchas cosas. Hemos conservado nuestra cultura privada pero queremos avanzar hacia un país más moderno”.
Sin embargo, se critica al reino de Salman bin Abdulaziz desde las organizaciones de Derechos Humanos porque creen que no pretende otra cosa que blanquear la oscura imagen de su régimen, que estuvo en la miura mundial tras el descuartizamiento del periodista Jamal Kashoggi en el consulado saudita de Estambul.

En marzo de este año, por primera vez en su historia, el Consejo de Derechos de la ONU reprobó a Arabia Saudí. Treinta y seis países, entre ellos los 28 miembros de la Unión Europea, secundaron la condena del autoritarismo del régimen. Amnistía Internacional, además de «la discriminación que sufren las mujeres», condena el largo historial de vulneraciones de derechos humanos en Arabia Saudí, «su participación en la guerra de Yemen, el uso extendido de la pena de muerte o de la tortura y otros malos tratos a personas detenidas».

“Poderoso Caballero es Don Dinero”, como escribió Francisco de Quevedo hace poco más de cuatro siglos, las críticas a la Real Federación Española de Fútbol de haber aceptado los 120 millones de euros para jugar en las próximas tres temporadas la Supercopa de España en Arabia Saudita desde la prensa española, sumaron esta actividad a la de otras empresas del país que ayudaron a la implementación del tren de alta velocidad a La Meca, la construcción de líneas de metro en Ryad, la venta de armas, o la construcción de oasis urbanos en medio del desierto, que suelen ser llamados con cinismo “intereses estratégicos”, así como los estrechos lazos del anterior rey Juan Carlos I con aquel país.

Pero la polémica también pasa por la forma de decidir la clasificación de los equipos para participar de esta Supercopa, porque si siempre la jugaron el campeón de la Liga (en este caso, el Barcelona), y el campeón de la Copa del Rey (el Valencia), se decidió que los otros dos participantes fueran el Atlético Madrid y el Real Madrid, segundo y tercero de la Liga pasada, dejando afuera al Betis, que fue semifinalista de la Copa con mejor diferencia de gol que el Real Madrid. Ya el negocio se había impuesto a la deportividad cuando tras ganar el Barcelona la Liga y la Copa en 2015, debió jugar contra el finalista de la Copa del Rey, Athletic de Bilbao en vez de ganar la Supercopa de manera automática, y los vascos se quedaron con el título.

No obstante, además de la polémica por el modo de elección de los dos restantes participantes de los cuatro finales en Arabia Saudita, se abrió otra por la forma de repartir el dinero. De los 40 millones de euros para esta temporada, seis irán para Real Madrid y Barcelona, tres para el Atlético Madrid y dos para el Valencia, que fue el único de los cuatro que se quejó, porque se terminó privilegiando lo que vende cada uno y no el mérito deportivo.

Sumado a todo ello, entre los cuatro clubes no pudieron llegar a los mil aficionados que viajaron a territorio árabe. Se calcula que para alentar a sus equipos, cada uno de los hinchas debió pagar alrededor de tres mil euros, y en más de un caso, fueron los propios clubes los que se terminaron haciendo cargo de comprarles las entradas.

La Real Federación Española infirmó al respecto que ya se vendieron las 62 mil entradas para la segunda semifinal del jueves entre Barcelona y Atlético Madrid y que faltaban 10 mil para completar el aforo del Estadio de la Ciudad Deportiva Rey Abdullah, en Yeda, sede del torneo.

“Estamos a favor del nuevo formato, pero totalmente en contra de que se dispute fuera de España. A nuestro entender, la fiesta del fútbol, donde compiten los cuatro mejores equipos en las competiciones de la temporada anterior, no debe sustraerse a sus aficiones”, afirmó la agrupación española Aficiones Unidas, que además, no podrá ver en acción a jugadores como los barcelonistas Marc Ter Stegen, Ousmane Dembélé y Arthur, los madridistas Karim Benzema, Gareth Bale y Eden Hazard, o los valencianistas Gonzalo Guedes y Rodrigo Moreno, ausentes de la competición.

La Supercopa ya se jugó en Marruecos en 2019, cuando salió por primera vez del territorio español, y en la última década fue ganada seis veces por el Barcelona, dos por el Real Madrid, y una por el Atlético Madrid y el Athletic de Bilbao.

Y por si faltaba alguna polémica más, tampoco es gratuito que el presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, haya aceptado una oferta del exterior para jugar allí la Supercopa Española cuando vino negando a rajatabla cualquier intento de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), a cargo de su gran adversario Javier Tebas, para disputar partidos de Liga en Miami. Ya lo intentó sin éxito con el Girona-Barcelona en la temporada pasada y en el Villarreal-Atlético Madrid en la actual, en partido organizado por la empresa Relevant, y con la oposición no sólo de la RFEF sino del Real Madrid y del Barcelona. Sostuvieron que debía ocuparse de todo el Villarreal, local, y no una empresa privada.

Finalmente, el juzgado en lo comercial número 12 de Madrid, a cargo de Moisés Guillamón, no hizo lugar a la cautelar presentada por la LFP y no se pudo trasladar el partido a Miami, aunque el argumento de los que se oponen es que tratándose de un partido de liga, y con el abono de entradas de local para toda la temporada ya vendido, no jugarse en la sede prevista podría tratarse de fraude.

Y otro nuevo problema fue la emisión de los partidos por la TV porque desde Arabia Saudita se avaló un pirateo masivo de la señal de los derechos de LaLiga TV, el canal español, para todo Oriente próximo  a través de un canal saudí. La Televisión Española estatal TVE, que habitualmente emitió las imágenes de este torneo, esta vez las rechazó por el motivo de incumplimiento de los Derechos Humanos en el país asiático.

En cambio, en el caso de la Supercopa de España, el presidente de la RFEF, Rubiales, trata de equilibrar las críticas hacia la desigualdad en los derechos y el maltrato hacia la mujer en Arabia Saudita con lo de su acceso “sin restricciones” a los partidos y que la RFEF y la Federación Árabe anunciaron un acuerdo para la puesta en marcha de una competición de fútbol femenino en Arabia. “El fútbol es fundamental para abrir fronteras, mejorar las sociedades. Se puede utilizar como bloqueo o como elemento de cambio, y la Federación ha optado por lo segundo”.

Recién en 2018 se levantó la prohibición a las mujeres de asistir a partidos y conciertos. Uno de los que se quejó es Carlos de las Heras, vocero de Amistía Internacional en España, con cuatro razones para que la Supercopa no se lleve a cabo en Arabia Saudita: “Se jugará en un país que lidera la guerra contra Yemen, con más de cien mil muertos, que permite las ejecuciones, muchas de ellas en plazas públicas, que vulnera la libertad de expresión, y que mantiene a las mujeres desde décadas sometidas a las leyes represivas”.

De las Heras cuenta su estupor porque ahora las mujeres se van a poder mover libres por los estadios cuando “hay mujeres en las cárceles por oponerse, aunque ahora ya se les permite, a la negativa de conducir solas, aunque siguen necesitando la tutela de un varón para realizar la mayoría de los trámites. Por ejemplo, no se pueden casar o trabajar sin autorización masculina, y en términos deportivos, entrenarse o practicar deportes”

Cabe recordar que todas las mujeres del reino tienen un 'wali' o guardián hombre (generalmente padre, hermano o marido) y necesitan su consentimiento para numerosas actividades de su vida, incluido casarse o vivir solas. También en la calle son sometidas a la policía religiosa, encargada de velar por el respeto a un código de indumentaria.

Mar Más, presidenta de la Asociación de Mujeres para el Deporte Profesional (AMDP) fue todavía más allá y pidió una intervención urgente del Consejo Superior del Deporte (CSD) para que cancele la propuesta de la RFEF. “No es serio que sólo nos preocupemos en que ahora la mujer saudí pueda acudir a los estadios de fútbol sin estar, como hasta ahora, en una zona restringida. Si fuera el CSD, habría parado la iniciativa de forma inmediata y no habría dejado que disputaran allí la Supercopa a cambio de 120 millones de euros”.

"Yo me pregunto, por ejemplo, ¿qué pasaría si los partidos de la Supercopa en Arabia los pitasen mujeres? Ellas no pueden ser ciudadanas de quinta. Y también, ¿qué va a pagar el aficionado para ver esos partidos en directo con el dineral que ha costado trasladar la competición?", insiste Mas, de la Asociación de Mujeres para el Deporte Profesional.

Sin embargo, sí se pronunció Unidas Podemos, socio del triunfante PSOE en las elecciones y que acaba de ser ratificado en el Congreso para formar gobierno en España. “Los intereses de la Federación por explotar otros mercados en ningún momento deberían justificar trasladar un evento como la Supercopa a un país que vulnera los Derechos Humanos, porque, además, se han abierto las puertas para que estos países naturalicen sus regímenes a través del fútbol”, afirma Sofía Castellanos, secretaria de Feminismo de Podemos y diputada por Asturias.

“Nosotros impulsamos una propuesta del Parlament, que aprobó por mayoría instar al gobierno del Estado a preocuparse por la vulneración de los derechos de la muer en Arabia Saudita, por lo que ahora es sorprendente que se juegue allí atendiendo sólo a motivos económicos”, sostiene Susanna Segovia, diputada del partido “Barcelona en Común”, en el Parlamento catalán.

La Asociación Deporte y Diversidad (DyD) también puso el grito en el cielo “porque Arabia Saudita es uno de los seis países que hay en el mundo que condena con pena de muerte a personas homosexuales.  El señor Rubiales se ha olvidado del colectivo LGTBI (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales), porque un futbolista gay vería su vida en peligro al participar de la Supercopa”, dice David Guerrero, presidente de la entidad.

A propósito de esto, mañana habrá una protesta de Amnistía Internacional ante la embajada de Arabia Saudita en Madrid y los activistas posarán ante la puerta como si fuera un equipo de fútbol para pedir la libertad de Loujaini al-Hatoul y otras mujeres activistas que permanecen detenidas en territorio árabe desde marzo de 2018 y reunieron 10.000 firmas.

“El negocio del fútbol es exprimido por personajes insaciables, capaces de estrechar lazos con países con leyes retrógradas, premedievales, bañadas en petróleo, perfumadas en pólvora. Cuando  hayan pasado los fastos supercoperos, el autoritario régimen del “kufiyya” seguirá pisoteando derechos. Ven, Capitán Trueno”, escribió el columnista Iosu de la Torre en “El Periódico de Barcelona”.
















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