miércoles, 29 de septiembre de 2021

Enzo Ferrero, el gran “wing” de aquel Boca de los setenta que pudo jugar dos Mundiales, su sueño de jugar en la Juventus y su participación en una película que ganó un Oscar (Infobae)


 

- Usted era considerado uno de los mejores extremos en los años setenta…

- Sí, i historia en el fútbol es muy bonita. Mi debut en la Primera de Boca se produjo muy pronto, tuve mucha suerte. Yo fui un producto de “La Candela”, donde se formaban las divisiones inferiores. Llegué muy chico, a los once o doce años y después ascendí a la Primera en una especie de dupla con Osvaldo Potente y con mi gran amigo Roberto Mouzo. Solemos coincidir en un gripo de Facebook en el que rememoramos viejos tiempos y hablamos de los asuntos actuales de Boca.

- En una reciente entrevista, Carlos María García Cambón dijo que Potente fue el mejor jugador que vio en su vida. ¿Era tan así?

- Osvaldo fue un jugador de un talento tremendo, tenía ojos en la nuca. “El Cabezón” veía el fútbol de otra manera, tenía una tremenda facilidad para jugar. De García Cambón de acuerdo siempre su debut en un Superclásico en el que metió cuatro goles y en la Bombonera. Le ganamos a River 5-2 y yo metí el otro gol.

- Ese equipo jugaba un fútbol muy agradable pero nunca salió campeón. ¿Por qué cree que pasó?

- El fútbol que generamos fue espectacular, incluso tuvimos una racha de muchos partidos sin perder. A mí me tocó debutar en 1970 en un equipo que fue campeón del Nacional de ese año pero después, otros títulos no llegaron aunque estuvimos varias veces cerca. A mí me aconsejaban mucho grandes estrellas de Boca como Silvio Marzolini, Antonio Rattín, el peruano Julio Meléndez o Ángel Rojas. Creo que nos faltó suerte, Incluso tuvimos a un gran goleador como Hugo Curioni, Raóm Ponce y yo éramos los dos punteros,  Potente de diez, una gran defensa. Era un equipo muy completo.

- Se recuerda mucho un gol de taco que usted le hizo a Huracán en Mar del Plata. Una especie de escorpión…

- Sí fue en el torneo de verano y en el estadio San Martín, tirado hacia adelante y como llegué antes que la pelota, le di de taco entrando en diagonal, y la pelota se elevó y se le metió al arquero por arriba. Fue por simple recurso y terminó siendo uno de los goles más recordados y seguro que uno de los mejores que hice en mi vida.

- Era una época en la que abundaban los extremos.

- Así es, había grandes “wines” como Santiago Santamaría en Newell’s Old Boys, que podía jugar por los dos costados, estaba Ponca, compañero mío en Boca, o también Oscar Ortiz, que era un jugadorazo y fue campeón mundial en 1978.

- Usted formó parte de la primera selección argentina de César Luis Menotti en 1974, pero no pudo jugar ningún Mundial, ¿por qué?

- Sí, yo formé parte de aquella selección argentina que empató 1-1 contra España el 12 de octubre de 1974 en el Monumental y que fue el inicio de su ciclo, pero ya había estado en otros equipos anteriores, como por ejemplo en la Minicopa de 1972, que se organizó por los 150 años de la independencia de Brasil  y en la que salimos terceros. Aquel equipo brasileño, con Pelé y en México 1970, creo que fue el mejor de todos los tiempos. Tambén tuve a varios compañeros que luego fueron campeones del mundo en 1978 en el torneo de Cannes de 1972, que ganamos. No estuve en el Mundial 1978 aunque Menotti me quería, porque en aquellos tiempos sólo uno o dos jugadores podían venir desde afuera, no era como ahora. Los únicos que más o menos formábamos parte éramos Mario Kempes, que estaba en el Valencia, o yo, que jugaba en el Sporting de Gijón. Luego pude estar para España 1982, e incluso formé parte de algunos partidos de ese segundo ciclo, pero hubo un problema con una cláusula de mi contrato, que decía que el club podía no cederme a la Selección hasta que terminara la temporada en mayo si me necesitaba, y César quería concentrar a los jugadores desde mucho antes.

- Entonces que estuvo bien cerca de jugar el Mundial 1982.

- Así es, incluso Menotti fue uno de los mejores directores técnicos que tuve, pero fue un problema de tiempos y de necesidades. Hoy todo cambió y los clubes están obligados a ceder a los jugadores, pero antes no era así. Recuerdo que una vez Boca no le quiso ceder a los jugadores a la Selección porque los necesitaba para determinados compromisos.

- O sea que en esos años, usted coincidió con Diego Maradona.

- Claro, yo jugué con Diego. Venía a buscarme a mi casa para ir juntos a los entrenamientos de la Selección en esos años porque él venía de Devoto y yo, cuando venía a Buenos Aires, vivía en la zona de Avenida San Martín cerca de la General Paz. Incluso me llevó más de una vez a La Candela, donde se entrenaba Boca. Me generó mucho dolor su muerte.

- Siendo usted un ex “wing”, extrañará que ahora haya tan pocos…

- Sí, el fútbol mundial cambió mucho. Los wines se convirtieron en carrileros, en interiores, pero los wines siguen siendo muy importantes para desequilibrar en el uno contra uno.

- Le gusta la idea de la nueva forma de entrenarse en La Masía del Barcelona, desde ahora, buscando extremos que desarrollen el uno contra uno, entonces…

- Claro que sí, La Masía tuvo la suerte de haber tenido al mejor jugador de todos los tiempos, Lionel Messi, así como a Andrés Iniesta y a Xavi Hernández. Junto a “La Fábrica” del Real Madrid, son los grandes formadores de jugadores de España. Sacan jugadores de mucha calidad y hoy hay muchos clubes que se preocupan por el estado de las canchas. Antes jugábamos con canchas muy poceadas.

- ¿Le gusta el fútbol que se juega hoy?

- Hay equipos que practican un fútbol espectacular como el Bayern Munich, que es una máquina, o el Manchester City que conduce Pep Guardiola, un filósofo del fútbol que quiere jugar a un toque.

- ¿Sigue al fútbol argentino?

- Sí, especialmente a Boca. Veo los partidos importantes y me entero de cosas leyendo la prensa argentina por internet. Lo que noto es que hay un problema con la falta de continuidad de los jugadores. Boca anda con altibajos en estos tiempos. Pero como River, es un club ganador. Son los dos clubes más importantes de la Argentina, como Real Madrid y Barcelona aquí en España, aunque ahora se sumó el Atlético de Madrid. Yo veo muchos partidos por TV y aquí voy bastante a “El Molínón”, el estadio del Sporting de Gijón, que se encuentra en Segunda, una categoría muy difícil y competitiva porque hay nos diez a doce equipos que ya jugaron en Primera y todos quieren ascender y por temporada hay sólo tres ascensos.

- Usted es un auténtico ídolo del Sporting.

- Creo que sí, creo que me quiere todo el mundo aquí. Yo llegué desde Boca para la temporada 1975/76 con la idea de quedarme uno o dos años porque mis padres querían que yo fuera a la Juventus, por ser hijo de italianos.

- Pero no jugó allí…

- No, pese a que tanto mi padre como el presidente de Boca de entonces, Alberto J. Armando, quería que jugara en Italia, y estaba haciendo los papeles para ir, aunque mi pasión siempre fue Boca. En esos tiempos no era fácil ir a Italia porque sólo había dos cupos de extranjeros por equipo, los llamados “oriundos” pero tuve la desgracia de que yo llegué en agosto a España y el 27 de septiembre, un día antes de que mi padre iba a venir para acá y tenía todos lo contactos, falleció de un infarto. Entonces me quedé en Gijón, que me abrió las puertas de par en par, con una calidad humana impresionante tanto en sus dirigentes como en su afición y hoy me considero un hijo de esta ciudad y además, tengo la suerte de estar en el Once Ideal del equipo de todos los tiempos.

- Compartió equipo con varios argentinos.

- Así es. Los dos centrales eran Ricardo Rezza y Víctor Doria, y conmigo llegó Mario Killer, que también era jugador de la selección argentina. En la temporada 1975/76 estuvimos a punto de ganar la liga pero hubo manos negras que lo impidieron por ser un equipo chico y fuimos segundos, y por aquellos años también jugamos dos finales de Copa, que perdimos una ante el Barcelona en el Vicente Calderón y la otra ante el Real Madrid, en Valladolid, las dos veces por la mínima. También tuve de compañero a mi hermano Oscar, que después de dos años se fue al Levante, luego al Castellón y regresó a la Argentina, aunque luego se volvió a vivir a España.

- Raro que no lo hayan querido contratar desde los equipos grandes españoles con sus desempeños.

- No, sí que me querían,  se hablaba mucho del Real Madrid y también se habló del Barcelona, pero al ser de los socios, ellos se manifestaban siempre en contra de que me transfirieran y no había caso de salir. El único que salió, fue Enrique Castro, “Quini”, que se fue al Barcelona.

- Aquél centro delantero que fue secuestrado en 1981…

- Sí, aquello fue una conmoción, ya estaba jugando en el Barcelona cuando ocurrió. Fue un gran goleador, en una época en la que los había excepcionales, como (Carlos) Santillana, del Real Madrid. De los mejores de la historia. Tengo la suerte de haber sido el mayor asistente de goles de Quini, sólo que en aquellos tiempos eso no se contabilizaba. Hoy esas asistencias se contarían de otra manera.

- Su condición de ídolo llegó a tal punto que usted aparece en la película que ganó el primer Oscar para el cine español, “Volver a empezar”. Con Antonio Ferrandís y Encarna Paso y en la que el protagonista regresa del exilio y asiste a un partido del Sporting, donde había sido volante.

- Sí, es una película de José Luis Garci en la que se ve un partido del Sporting y salimos…

- Así es, pero a usted se lo menciona especialmente.

- Tuve esa suerte, sí.

- ¿Cómo fue si vida una vez que dejó el fútbol?

- Tenía unas tiendas de deportes y me dediqué por unos años a dirigir a juveniles. Saqué el carnet de entrenador, que luego se convirtió en un título superior. Siempre trabajé en Asturias aunque tuve la posibilidad de ir a Granada o Valencia pero no nos pusimos de acuerdo. También hago asesorías sobre fútbol para ojeadores de distintos clubes de Italia y el sur de España y escribo artículos para el diario “El Comercio” de Gijón, el más antiguo de la ciudad. Estoy jubilado desde hace más de una década porque tuve un infarto de miocardio.

- ¿Cómo está hoy el fútbol español?

- Se está reformando y en especial, la selección. Luis Enrique hizo un cambio to9tal por un recambio generacional porque muchos terminaron su ciclo por una cuestión de edad y los nuevos son muy jóvenes aunque muchos ya son titulares y les falta experiencia. Muchos equipos en Europa se están renovando. Lo más brutal fue lo de Italia, que dejó a los dos centrales, Bonucci y Chiellini, pero el resto es muy joven y ganó merecidamente la Eurocopa. A Francia también la veo como gran candidata por los jugadores extraordinarios que tiene, entre ellos Mbappé.

- Después de haber visto la Eurocopa, ¿qué lugar le asigna a la selección argentina en el próximo Mundial de Catar?

- Muy alto. Creo que también Argentina dio en la clave para la renovación de jugadores con un director técnico que supo hacer el cambio pese a la prensa, en la que todos son entrenadores. Este equipo no es “Messi y diez más” y aunque Lionel sea súper importante, se puede recostar en un conjunto en el que todos trabajan y él colabora, además de que en cualquier momento puede encender la lámpara. Después de conseguir la Copa América y nada menos que en el Maracaná ante Brasil, ahora sí se puede sentir más poderosa, sin sacar los pies del suelo, claro.

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