martes, 21 de septiembre de 2021

Los recuerdos de Oscar Dertycia, su famoso gol al Barcelona con el Cádiz, su ausencia en los Mundiales de 1986 y 1990 y la alopecía por estrés luego de un choque con Maradona en el fútbol italiano (Infobae)


 

En España lo conocen como “Míster Proper”, por el personaje de las publicidades televisivas de productos de limpieza, y en Córdoba es una de las más destacadas figuras de su historia futbolera, luego de sus comienzos en Instituto (club con el que se identifica), su paso por Argentinos Juniors y clubes italianos y españoles,  y sus últimos tramos en Talleres y en General Paz Juniors.  Sin embargo, la característica más saliente de Oscar Alberto Dertycia es su reconocida pelada, producto del estrés de la lesión por un choque casual con Diego Maradona en un partido de la Serie A italiana a fines de los años ochenta.

El gran goleador cordobés, que hoy trabaja para la Agencia de Deportes provincial dando charla sobre cómo atravesar los distintos momentos de una carrera profesional, y clínicas a niños en el campo de juego, con orientación a los atacantes (como lo fue él), dialoga en exclusiva con Infobae sobre su vida y su extensa carrera, que incluye nada menos que 212 anotaciones.

- La suya es una carrera larga y rica, luego de iniciarse en Córdoba, pasar por Buenos Aires, para llegar a Europa y jugar en Italia y España, regresar a Córdoba, y terminar en Chile y Perú.

- Así es, fueron 550 partidos, 11 clubes, 212 goles. Estuve cerca de jugar dos Mundiales, no se dio (especialmente el de Italia 90), pude compartir grandes momentos, tuve excelentes compañeros, algunos de gran nivel, como Diego Maradona y Roberto Baggio.

-  ¿Qué me puede decir sobre Baggio?

- Un crack y un excelente compañero y además, le encanta la Argentina. Tiene campos en La Pampa y solía venir con su hermano a cazar y a pescar. En esa época sólo había tres extranjeros por equipo, no era como ahora que está lleno de extranjeros en cada equipo, así que era un total privilegio estar en ese fútbol italiano tan competitivo de la Serie A. En la Fiorentina éramos el checo Lubos Kubik, que era defensor, el brasileño Dunga y yo. Era la época en la que en el Nápoli estaban Maradona, Careca y Alemao, el Milan tenía a los tres holandeses, Frank Rikjaards, Ruud Gullit y Marco Van Basten y el Inter, a los tres alemanes, Andreas Brehme, Lothar Matthaus y Jürgen Klinsmann.

- Y lo que debe haber sido jugar con o contra Maradona. Debe tener muchas historias con él…

- Muchísimas. Un gran compañero, una persona excepcional. Compartimos momentos en la selección argentina, en las eliminatorias. Eran tiempos distintos a los actuales. Éramos todos futbolistas del torneo local y apenas había cuatro del exterior, que venían siempre que podían: Diego, Jorge Valdano, Jorge Burruchaga y Pedro Pasculli. Hoy parece mentira que ya no esté. Es lo máximo que dio el fútbol de nuestro país, por lo que significa y por lo que hizo por este deporte. Pero lo pude disfrutar. Lo vi gozar y sufrir, porque era doloroso que en cualquier viaje nosotros saliéramos a caminar, a recorrer, y él tenía que quedarse en el hotel porque siempre había treinta o cuarenta periodistas o fotógrafos esperándolo. En los entrenamientos era increíble ver lo que era capaz de hacer con la pelota y después, Fernando Signorini (su preparador físico personal) le daba una paliza. Me saco el sombrero por todo lo que hizo y porque no faltaba nunca, ni en los partidos a beneficio, y no quería perder ni en esos casos.

- Cuente algunas anécdotas de esos enfrentamientos contra Maradona.

- El primero no me lo olvido más, fue el 17 de septiembre de 1989

- Qué memoria…

- ¡Como para olvidarse! Un Nápoli-Fiorentina en el estadio San Paolo. Él volvía de la Argentina excedido de peso, una temporada que recién se iniciaba, la 1989/90, estaba barbudo, desaliñado, estaba peleado con el presidente del club (Corrado Ferlaino) y fue al banco, con la camiseta con el número 16. Los 45000 espectadores gritaban su nombre y salió al segundo tiempo. Nuestro arquero, Marco Landucci, le atajó un penal. Ganábamos 2-0 con dos goles de Roberto Baggio pero tres genialidades de él dieron vuelta el partido y lo terminamos perdiendo. Esa  camiseta con el 16 tenga la suerte de habérmela quedado y está hoy en el Museo Kempes, acá en Córdoba. Es que había cada número diez…a mí me tocó jugar con varios y también vi otros….Latorre, Beltrán, Mastrosimone, Meza…

- Es el mismo número que usó en la camiseta de Argentinos Juniors –donde usted también jugó-, en su debut ante Talleres de Córdoba en 1976…

- Así es. Tengo también otras camisetas de él, una blanca con el 10, y una moneda con su imagen, y cuando me operaron de rotura de ligamentos, a principios de 1990, me vino a ver al hospital y me regaló varias camisetas más pero se las di a los médicos y enfermeras.

- ¿Esa operación fue la de la lesión producto de un choque suyo con Maradona?

- Sí, en un partido jugado en Peruggia por la Copa Italia en enero de 1990. Yo me anticipé a la jugada y lo choqué, forcejeamos por la pelota y él se me cayó encima y por aguantarlo, giró la rodilla pero no los tapones. Justo a los pocos días iba a llegar a Italia Carlos Bilardo para observar a algunos jugadores, entre los que me encontraba, pensando en el Mundial. Necesité ocho meses para recuperarme, fue la única lesión grave que tuve en mi carrera y fue tanto el estrés que se me cayó todo el pelo, me generó la alopecia que tengo hasta hoy. Justo había nacido mi hija, me hijo tenía 4 años, y era mi mejor momento. Ese era mi Mundial, y no pude jugarlo. En mi lugar llegó el rumano (Marius) Lacatus, y a los pocos meses, Gabriel Batistuta. A mí me mandaron a Viareggio para la recuperación y fue allí que me mentalicé para que esto no me volviera a pasar y por suerte, jugué después hasta los 38 años, 14 años más.

- ¿Fue importante allí la presencia de un psicólogo?

- El mejor psicólogo es no mismo. Hay que tener mucha fortaleza mental. Yo no sabía qué me iba a deparar el futuro, pero apareció el Cádiz, que en ese momento dirigía el “Bambino” Veira y el profesor Lorenzo Buenaventura y tuve mucha suerte porque fueron seis meses inolvidables.  Ellos me abrieron las puertas. Me había lesionado el 19 de enero de 1990 y regresé a las canchas el 30 de diciembre de ese año ante el Castellón por la liga española. Entré como suplente y era una sensación de alegría indescriptible. Fue como una explosión. Ese año le ganamos 4-0 al Barcelona de Johan Cruyff, que empatando con nosotros ese día campeón y yo hice el tercer gol, fue algo histórico. Ellos terminaron ganando el título de liga a la semana siguiente, como locales en el Camp Nou.

- Justo ahora juegan el Cádiz y el Barcelona por la liga.

- Sí, y cómo será lo de aquel partido, que toda la prensa catalana me está llamando por eso para recordarlo. Fue una época excepcional. Con un equipo humilde pasamos varias instancias en la Copa del Rey, donde marqué dos goles al Athletic de Bilbao en la Catedral de San Mamés, nos salvamos del descenso. Lo único triste es que el Bambino Veira se fue en marzo a la Argentina porque contrajo hepatitis B.

- Allí fue que le pusieron como apodo “Míster Proper”.

- Sí (risas), es que mis buenos tiempos coincidieron allá con los carnavales, que son fiestas muy especiales y populares, con las chirigotas, las melodías que se cantan allí, las figuras, las murgas, y como yo era pelado y como un arito de oro en la oreja izquierda, decían que me parecía a un personaje de las publicidades, relacionado con un superhéroe de la limpieza. Y me quedó eso para siempre y ahora me conocen todos así.

- Después del Cadiz tuvo otra buena experiencia en el Tenerife.

- Sí, excelente, y allí dos veces seguidas le quitamos el título al Real Madrid y fue campeón el Barcelona del Deam Team. En uno de esos dos partidos, la definición fue increíble porque era la última fecha de la liga y el Real Madrid era campeón empatando y nos ganaba 2-0 con dos goles del rumano Gica Hagi y lo dimos vuelta y terminamos ganando 3-2 y como el Barcelona ganó, lo terminó pasando. Y al año siguiente les volvimos a ganar 2-0 (marqué un gol) y no sólo perdieron el título sino que nosotros nos clasificamos a la Copa UEFA, que fue la primera vez que el club lo conseguía. Fue una alegría tremenda.

- Ese equipo de Tenerife quedó en el recuerdo de la gente.

- Sí, tenía un estilo menottista, con Jorge Valdano como entrenador y Ángel Cappa como asistente, con los peruanos Percy Olivares y José “Chemo” Del Solar, y había una pila de argentinos, como Fernando Redondo, Diego Latorre, Juan Pizzi, Ezequiel Castillo. En la primera temporada, de los ocho partidos que ellos dirigieron ganamos seis y evitamos el descenso, y ya en la segunda temporada, conseguimos salir quintos, que fue lo que nos clasificó a la Copa UEFA. Y ya en la última temporada, llegamos a los octavos de final de la Copa UEFA y nos eliminó la Juventus, y estuvimos en la semifinal de la Copa del Rey, cuando nos eliminó el Celta. Ese equipo tenía un estilo muy marcado y consiguió resultados increíbles, como el 3-0 al Real Madrid en el Santiago Bernabeu en la Copa del Rey.

- También tuvieron duros cruces con aquel Sevilla de Carlos Bilardo…

- Sí! Eso fue en la temporada 1992/93, cuando en el Sevilla jugaban Diego Maradona y Diego Simeone. La semana previa a los partidos era un festival para la prensa con eso del enfrentamiento Bilardo-Menotti. Recuerdo que en uno de esos partidos, al empezar, redondo le metió una murra a Maradona. Había un clima muy caldeado, daba una motivación especial. Por suerte, la gente se sigue acordando al punto de que tengo una peña con mi nombre. Soy muy feliz de haber conseguido eso.

- Después pasó por el Albacete…

- Sí, tras el primer partido de pretemporada, para nuestra sorpresa, se fue el entrenador Luis Suárez y lo reemplazó Benito Floro, y jugué poco. No le gustaban los argentinos. Recuerdo que en el plantel había un uruguayo muy talentoso, José Zalazar, que le pegaba como los dioses., En esos meses le metí un gol al Barcelona a los 50 segundos de empezar el partido.

- También tuvo la experiencia de haber estado en uno de los ciclos más importantes de la selección argentina.

- Claro, yo estuve en los últimos tres meses del ciclo de César Luis Menotti y luego integré el equipo que consiguió la medalla de bronce en los Juegos de Indianápolis en 1987, ya con Carlos Bilardo y Carlos Pachamé, y el que llegó a la final del Mundial sub-20 de México en 1983, ante Brasil. Incluso estuve en el plantel que consiguió la clasificación al Mundial 1986 y por eso,  siento que también soy campeón del mundo aunque no haya estado entre los veintidós elegidos porque lo viví y estuve en ese grupo.

- ¿Por qué cree que Bilardo no lo convocó para el Mundial?

- Supongo que pensó que por mi edad, ya tendría dos o tres Mundiales más para jugarlos, pero lamentablemente, la lesión me impidió estar en Italia 1990 y ya para Estados Unidos 1994 estaban Gabriel Batistuta, Claudio Caniggia y Abel Balbo. Es mi cuenta pendiente pero yo siempre había querido jugar en el fútbol europeo y lo conseguí a base de mucho esfuerzo, porque Europa tiene otra dimensión para el futbolista.

- De todos modos, hay una fuerte imagen de usted saltando en el balcón de la Casa Rosada junto a los campeones del mundo.

- Es que me sentí parte. Por ejemplo, en los partidos, cuando iba al banco, Maradona me daba su “Cartier” de oro para que yo se lo tuviera.  Me decía “cordobés, vení” y me daba el reloj. Y yo siempre se lo devolvía.  Con él construimos una relación especial. Después del choque que me llevó a quedarme pelado, volvieron a jugar Fiorentina y Nápoles por segunda vez en la misma semana pero por la liga y él se quedó a dormir  allá para poder ir a visitarme al hospital al día siguiente, y trajo relojes de oro para mi esposa y para mí, y eso no se olvida. Yo fui a despedir a los jugadores a Ezeiza cuando salieron para la gira previa al Mundial y cuando me vio, a Julio Grondona se le piantó un lagrimón de la emoción. Después, cuando ganaron el Mundial, desde México me llamaban Ricardo Giusti, Nery Pumpido, Oscar Ruggeri, Ricardo Bochini, Sergio Almirón, y me decían “mañana venite con nosotros a festejar en Buenos Aires” así que me fui con ellos en el colectivo, subí al balcón de la Casa Rosada, fue impresionante.

- Luego de la experiencia europea vino el regreso al fútbol argentino.

- Sí. Esperaba el llamado del Hércules y mientras tanto, volví a entrenarme a Instituto, pero sabía que allí estaba Diego Klimowicz así que finalmente firmé para Talleres, pero no pudimos ascender a la A. Luego pasé a Deportes Temuco, en Chile, volví a general Paz Juniors de Córdoba, donde luego también fui director técnico y al final, me llamó Sergio Coleoni, que es el primo de Gustavo (ex entrenador de Central Córdoba de Santiago del Estero), y que estaba dirigiendo al Sport Coopsol de Trujillo, en Perú, a 600 kilómetros de Lima, y me fui por cuatro meses. Hice siete goles en ocho partidos y en total hice 17 goles, cuando ya tenía 38 años y fue mi última etapa antes de colgar los botines. Pude jugar muchos años, porque para mí estar en un vestuario o concentrado, era el hombre más feliz del mundo.

- Hoy sigue trabajando en el fútbol…

- Sí, en la Agencia Córdoba Deportes. Le piden a Héctor “Pichi” Campana, que está a cargo, que vayamos a dar charlas o clínicas tanto Donald Jones, como Santos “Falucho” Laciar o yo y entonces acudimos a colegios o clubes y hacemos entrenamientos con los chicos, generamos diálogos, o entrenamientos específicos con ellos, en mi caso, en el campo de juego, con trabajos de definición y trato de que luego rompamos el hielo y me hagan preguntas, para que se quiten la vergüenza. Porque cuando yo era chico, mi ídolo era Mario Kempes pero no había podido hablar con él hasta muchos años más tarde. Yo aprendo de los adolescentes o en el papi-fútbol. ¿Para qué me voy a guardar todo lo que aprendí en tantos años de carrera? A mí Europa me enseñó mucho: a declarar ante la prensa, a expresarme, a vestirme, a comer, dialogar con un banquero, con un abogado, con un contador.  Cuando en el final de la carrera me fui a jugar a Perú, mi hijo se hizo fanático del ceviche y yo lo acompaño, traté de rescatar cosas de todas las culturas.

- Decía que a Kempes lo pudo tratar de más grande. ¿Cómo es la relación con él?

- Jugamos juntos en un partido a beneficio en cancha de General paz Juniors. No me olvido de que estando en el Cádiz, una vez fuimos a jugar un partido a Mestalla contra el Valencia y me regalaron una foto suya que luego le hice firmar, y antes del Mundial de Sudáfrica 2010 le hice una entrevista filmada pero lamentablemente luego me robaron esa cámara y la perdí. Luego lo volví a ver cuando vino a la inauguración del estadio cuando se llamó “Mario Kempes”. Es una enorme satisfacción tener trato con él y que haya muchas cosas de mi carrera en el museo que lleva su nombre. Sé que se emocionó en uno de sus últimos cumpleaños cuando los chicos a los que les doy charlas le enviaron un video con felicitaciones.

- Tanto Kempes como usted son figuras históricas nacidas en Instituto. ¿Es verdad que allí quedó algún resquemor con usted por haber jugado unos meses en Talleres?

- Sí, el hincha quedó dolido por eso, pese a que soy el goleador histórico del club en AFA con 93 tantos, pero aún así, no hay una tribuna con mi nombre después de que se hizo una votación para bautizar las del estadio. Hay, eso sí, una foto mía de cuando tenía pelo en La Agustina, el predio de “La Gloria”. De todos modos, las relaciones están bien y llegué a estar en 2014 en el cuerpo técnico con “Miliki” Jiménez y quedamos cerca de ascender a la A.

- ¿Cómo ve al fútbol cordobés en la actualidad?

- tenemos la materia prima, que es lo más importante. En cualquier plaza o esquina de la provincia hay un talento, un diamante, y siempre Córdoba estará bien vista como lugar futbolero por excelencia. Hoy Talleres está primero en la tabla, tratando de acostumbrarse ganar, tratando de superarse ante una enorme exigencia, con un entrenador que sabe cómo hacerlo, como (Alexander) Medina, Belgrano se está consolidando con un entrenador ganador surgido del club, como Guillermo Farré. Instituto está a la deriva, con dos entrenadores que se fueron, y vamos a ver ahora cómo se las arregla “Miliki” Jiménez, que es el director deportivo. Racing, General Paz Junior…hay una impresionante cantidad de chicos que juegan al fútbol en tantos equipos y en tantas categorías. Hay mucho futuro, y en el presente, jugadores como Paulo Dybala o Cristian “Cuti” Romero, que tienen esa mezcla de técnica fina y el potrero, que siempre son bienvenidas en el mundo del fútbol.

 

 

 

 


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