lunes, 29 de julio de 2019

La AFA, aislada del mundo (Jornada)





No se necesitaba mucha visión de futuro para advertir que el proceder del presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, iba a terminar de esta manera en el contexto internacional, tras lo ocurrido el pasado martes en Luque, cuando la plana mayor de la Conmebol decidió apartarlo como representante de la entidad sudamericana ante el Consejo de la FIFA.

Tapia había remado durante meses, desde que asumiera en la AFA en marzo de 2017, para recuperar una cierta posición del fútbol argentino en el concierto mundial tras el papelón de diciembre de 2015, cuando se produjo el inconcebible empate 38-38 en 75 votos para elegir presidente entre Luis Segura y Marcelo Tinelli, que derivó en la intervención de la Conmebol y la FIFA de medio año más tarde.

La AFA había perdido toda credibilidad internacional y cuando Tapia fue electo en marzo de 2017, trató de demostrar que ahora había otra seriedad institucional y que todo sería distinto, y tuvo la inmensa fortuna de que un año y medio más tarde, en octubre de 2018, la Conmebol desplazó al entonces representante ante la FIFA, el presidente saliente de la Asociación Uruguaya (AUF), Wilmar Valdez, involucrado en supuestos actos de corrupción interna.

Entonces, la Conmebol le quitó la confianza, y ese lugar se lo concedió a Tapia hasta terminar el mandato en 2020, pero el argentino lo desperdició en tan solo nueve meses, lo que un embarazo, en un proceso que comenzó en diciembre pasado con la final de la Copa Libertadores entre River y Boca, a la que la entidad sudamericana, por puros negocios, trasladó a Madrid en vez de hacerla jugar en cualquier otro estadio nacional, o a lo sumo, sudamericano.

Para Tapia, esto fue un golpe durísimo que le quitaba autoridad e imagen, no sólo ante el mundo del fútbol sino también ante el presidente Mauricio Macri, en tiempos en los que trataba de comenzar a diferenciarse de su suegro y presidente de Independiente, el camionero Hugo Moyano, enfrentado al gobierno nacional.

Desde diciembre, la relación entre Tapia y Alejandro Domínguez, el paraguayo presidente de la Conmebol, ya no fue la misma e incluso, fue empeorando a pasos agigantados, especialmente cuando el día anterior a la pasada Copa América de Brasil, en San Pablo, se decidió que la final de la Copa America 2020 se juegue en Colombia y no en la Argentina, siendo ambos países organizadores (se dijo que esto se negoció entre las partes y que por eso, Colombia se bajó de la candidatura a organizar el próximo Mundial femenino de 2023 al que Argentina también se quiere postular).

Pero todo explotó tras el Brasil-Argentina de semifinales en Belo Horizonte, con aquellas dos jugadas que parecieron claros penales para el equipo albiceleste que ni siquiera fueron revisadas en un VAR utilizado hasta para el más mínimo detalle durante el torneo.

Allí, en vez de reflexionar y de pensar la mejor solución dentro del contexto, Tapia envió una carta incendiaria a Domínguez (que ahora se supo que escribió Pablo Toviggino, uno de sus adláteres en la AFA) en la que le habla de cuestiones relacionadas con la honestidad y reclama la renuncia del brasileño Wilson Seneme como titular del Comité Arbitral de la Conmebol.  Y por si esto fuera poco, apenas veinticuatro horas más tarde, le hizo escribir otra misiva al titular de la Escuela de Árbitros, Federico Beligoy, preguntando por qué no se había recibido aún una respuesta de la entidad sudamericana.

En la AFA se cree también que la expulsión de Lionel Messi ante Chile por el tercer puesto fue consecuencia de esas cartas y de la cada vez peor relación entre la entidad y la Conmebol, y siendo Tapia un dirigente “jugadorista”, y Messi, el centro de toda la imagen del fútbol argentino, había que salir a respaldarlo tras sus duras declaraciones en las que habló de corrupción y de un campeonato organizado “para Brasil”.

Así es que Tapia, citado para aclarar todos estos hechos, concurrió el martes pasado a la sede de la Conmebol en Luque para ratificar (o, como dijo a Jornada una fuente, “al menos no rectificar”) todo lo manifestado en las cartas, razón por la que en forma unánime, los presidentes de las otras nueve federaciones nacionales decidieron quitarle la confianza, el cargo de representante ante la FIFA y llamar a elecciones para cubrir ese puesto, en las que, paradójicamente, Tapia puede participar como presidente de la AFA, aunque suena descabellado que lo haga.

La consecuencia de estos hechos es el aislamiento de la AFA o, en otras palabras, el cada vez mayor aislamiento, porque esta AFA de Tapia está enfrentada a River, a San Lorenzo, a la Superliga, a las Ligas Federales, a los equipos perjudicados en el ascenso en la B Metropolitana, al Vaticano, a Israel, a la Conmebol, al Comité Arbitral de la Conmebol.

Cuesta recordar una situación parecida en la historia del fútbol argentino, si bien la AFA ha tenido duros enfrentamientos con la FIFA y la Conmebol, como aquel enojo al perder la sede mundialista de 1938 ante Francia que le costó 24 años de aislamiento mundialista.

Sin embargo, esto es peor. Una AFA manejada por una dirigencia que sigue de atrás a los jugadores, que marcan los pasos a seguir. Y no hace falta ir muy lejos: tras el Mundial de Rusia 2018, Sebastián Becaccese hizo una revolución en Defensa y Justicia, obtuvo el subcampeonato en la pasada Superliga y lo clasificó para la Copa Libertadores 2020, mientras que el defenestrado Jorge Sampaoli, de muy buena campaña previa con el Sevilla antes, ahora va como único líder del Brasileirao (el torneo nacional del país vecino) con el Santos.

¿Lo que ocurrió en el Mundial de Rusia fue por Sampaoli y Becaccese o por alguna razón ellos no pudieron ser lo que habitualmente son ni trabajar como lo hacen habitualmente? ¿Que Gerardo “Tata” Martino haya salido campeón con el Atlanta United en la MLS de los Estados Unidos, y luego campeón de la Copa de Oro norteamericana con la selección mexicana, habla sólo de él o de algo que no funcionó en la selección argentina?

¿Será casualidad que el director de Selecciones Nacionales, César Luis Menotti, tan proclive a hablar, y que lo hizo de manera continua antes de la Copa América de Brasil, ahora permanece tan callado?

Lo que no parece casual es que con todos estos hechos, y con esta dirigencia, la AFA se encuentre cada vez más aislada del mundo y tenga que volver a remar, acaso ya sin sentido y sin credibilidad, para tratar de recuperar el espacio y el tiempo perdidos, como si fuera el Día de la Marmota.

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