sábado, 30 de noviembre de 2019

La selección española y una inesperada puja por el cargo de entrenador (Interia)




La selección española ganó el Grupo F clasificatorio para la Eurocopa 2020 con cinco puntos de diferencia con su inmediato perseguidor, Suecia, y con ocho partidos ganados y dos empatados, sin derrotas y con 31 goles a favor y apenas 5 en contra. Podría decirse que esas cifras son casi perfectas para un equipo que a todas luces, ya no es el de los Xavi Hernández, Xabi Alonso o Andrés Iniesta, sino otro de transición hacia una nueva etapa.

A cargo de esta selección española estuvo Robert Moreno, alguien no tan conocido en el mundo del fútbol, pero que como segundo entrenador, tuvo que hacerse cargo del equipo ante una situación muy particular, como la grave enfermedad, que luego derivó en la muerte, de la hija de quien fuera designado entrenador del equipo español, Luis Enrique Martínez.

Hasta aquí, no parece haber ninguna clase de conflicto y hasta parecía lógico que, superado el problema personal del ex entrenador del Barcelona y de la Roma, éste quisiera regresar por su cargo y que ambos, junto a Moreno, continuaran juntos en el staff, pero no fue lo que ocurrió.

Cuando estaba terminando la clasificación a la Eurocopa, hace escasos días,  la Federación Española le comunicó a Robert Moreno una noticia importantes: que Luis Enrique les había manifestado su deseo de regresar y que su pretensión era concretarlo para conducir al equipo ya desde la Eurocopa de 2020, y que la dirigencia del fútbol español consideraba lógico el regreso, tomando en cuenta que cuando Luis Enrique les manifestó el problema personal, le dijeron que tenía las puertas abiertas para regresar.

Sin embargo, a Moreno se le cambió el semblante y llegó al vestuario, en el partido ante Rumania, gritando, muy alterado, y sosteniendo que lo habían despedido. A tal punto fue así, que ni siquiera aceptó concurrir a una reunión con el presidente de la Federación, Luis Rubiales, y con el director deportivo, el ex portero José Francisco Molina. A cambio, envió a sus abogados para arreglar el finiquito.

El revuelo que se generó con todo esto en el fútbol español es total, pero hay un punto que recién ahora, con el paso de los días, puede entenderse. ¿Qué fue lo que ocurrió entre Luis Enrique y Robert Moreno para que éste último se considerara despedido o fuera da la selección española en vez de alinearse con su ex compañero del cuerpo técnico y continuar como su segundo?

Lo que ocurrió es muy típico de los seres humanos. Moreno, cuando Luis Enrique tuvo que dejarlo, comenzó a funcionar muy bien, obtuvo excelentes resultados, y consiguió ser querido y respetado por la plantilla, al punto de pensar que ya no estaba para ser segundo de nadie y por momentos, ya se proyectó como líder del grupo, sin pensar en que la posibilidad de la vuelta de Luis Enrique estaba tan cercana.

Tanto es así, que todo indica que en dos partidos de clasificación a la Eurocopa, ante Suecia e Islas Feroe, Moreno tomó decisiones que no fueron del gusto de Luis Enrique, quien fuera del sistema, nada pudo hacer y tragó, pero que nunca aceptó y tomó como una deslealtad (palabra que utilizó en su conferencia de prensa de su regreso a la selección española el martes pasado) como que en la portería estuviera Kepa Arrizabalaga (del Chelsea) y no David De Gea (del Manchester United), quien para el entrenador re-entrante es el claro titular.

Algunas decisiones como éstas fueron derivando en un enorme distanciamiento entre ambos y no fue de extrañar entonces que al intentar regresar, Luis Enrique haya dejado claro que no quería en su staff a Moreno, quien se sintió maltratado por la Federación, cuando, en verdad, sintió que estaba para más de lo que le correspondía.

“Para mí, Robert es desleal. Yo no lo haría y no quiero a nadie de esas características en mi staff. La ambición desmedida no es una virtud, sino un gran defecto. En la vida, las situaciones ayudan a conocer a las personas. Es una forma de ver quién es mi amigo y quién, no. Y me atrevo a decir que Rubiales y Molina han sido honestos, leales y sinceros conmigo”. Todo eso dijo Luis Enrique cuando fue presentado el miércoles como entrenador pensando en la próxima Eurocopa y con contrato hasta el Mundial de Qatar 2022.

Lo que es claro es que se trata de una situación que debió ser más tranquila y menos contradictoria. Un DT que tiene un problema personal se toma una licencia, el que lo reemplaza lo hace bien pero su mete se nubla y ya se cree dueño de un lugar en el que sólo está de inquilino, y luego la va de víctima y de maltrato cuando regresa el titular.

De todos modos, la Federación Española debe meditar mucho sobre lo que está ocurriendo desde  que Julen Lopetegui reemplazó a Vicente Del Bosque, porque a la situación de los días previos al Mundial  2018, cuando el DT fue despedido por haber aceptado formalmente una oferta para dirigir al Real Madrid tras el torneo de Rusia, ahora hay que agregarle estos extraños hechos entre Luis Enrique y Robert Moreno.

España juega bien, se clasifica y se mantiene en el top de las selecciones europeas, pero evidentemente, tiene un serio problema de comunicación.


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