martes, 13 de agosto de 2019

A Real Madrid, Neymar le conviene mucho, pero no hace demasiado esfuerzo para traerlo (Interia)





El mercado de pases en España recién termina el próximo 2 de setiembre y entonces sigue habiendo tiempo para el culebrón de este verano, que sin dudas es el fichaje del brasileño Neymar, con mil aristas, aunque la futbolística parece una de las menos importantes. De hecho, un colega brasileño me decía durante la pasada Copa América en su país que el todavía jugador del PSG “es mucho más una celebridad que una estrella del fútbol” y así parece en este tiempo.

Tanto es así que si nos basamos en lo que fue el verano del Real Madrid en cuanto a rendimiento y a lo que ofreció en los partidos amistosos que disputó, dejó mucho que desear y pareció una sombra de lo que alguna vez fue y con muy pocos jugadores para destacar. De momento, ni siquiera Eden Hazard, sin dudas un galáctico a la altura de esos que suele querer fichar el presidente blanco, Florentino Pérez, ha dado en la talla.

Otros, como Luka Modric o Toni Kroos, navegan en la desidia, Gareth Bale sigue sin comprender por qué lo maltratan de esa forma, y al negarse a ir al fútbol chino sigue allí, en una especie de limbo, y la defensa, especialmente cuando no está Sergio Ramos, es una invitación a los ataques rivales y así como Atlético Madrid le marcó siete en un solo partido, la Roma le hizo precio el pasado domingo al perderse la misma cantidad o más de ocasiones que las que generaron antes los rojiblancos de la capital española, porque de lo contrario estaríamos refiriéndonos a otro resultado escandaloso.

Acaso por todo esto y por el aire de cierto pesimismo que se respira alrededor del Real Madrid y las duras críticas que el equipo recibe de la prensa, que no entiende que la tan anunciada modernización de la plantilla no se haya producido, es que Neymar podría operar como absoluto revulsivo de un equipo que no responde bien en ninguna de sus líneas, confiando todo a que cuando se empiece a jugar por los puntos, sus estrellas responderán de otra manera.

Acaso Neymar podría, generar otra motivación en Hazard, o en Karim Benzema, o aunque más no fuere, por el morbo que generaría su presencia en los blancos luego de ser tan buscado por su ex equipo del Barcelona, al punto de que hasta su gran amigo Lionel Messi lo estuvo llamando para tratar de convencerlo de que se vuelva a vestir de azulgrana.

Sin embargo, la llegada de Neymar al Barcelona ni siquiera pasa por la economía porque si entrara Philippe Coutinho en la negociación (en el equipo catalán no tiene lugar) y otros cien millones de euros, la transferencia podría tener buen fin. El problema es que las relaciones entre el PSG y el Barcelona son pésimas desde aquel conflicto de hace dos temporadas cuando los franceses depositaron la cláusula de los 222 millones y se lo llevaron, casi arrancándolo de los azulgranas, luego vino aquella increíble remontada de Champions en el Camp Nou con el 6-1, los conflictos cuando el Barcelona quiso llevarse a Marco Verratti y a Adrien Rabiot, y por si todo esto fuera poco, que Neymar padre sigue en malos términos con los blaugranas cuando se produjo el pase de su hijo al club francés y se le reclamó la devolución de 8,5 millones en comisiones, asunto que sigue en la vía judicial.

Por todo esto, aunque Neymar quiera ir al Barcelona, y el Barcelona quiera a Neymar, nada es fácil. En fútbol, dos más dos no siempre es cuatro, especialmente en los fichajes, porque juegan otros factores, como los agentes, los intereses y hasta las buenas o malas relaciones. Y está claro que el PSG buscará por todos los medios que el brasileño, que cada vez es más portada por cuestiones extra futbolísticas que por lo que hace dentro de los campos de juego, no vaya a tierras catalanas, y si lo puede provocar ofreciéndoselo al Real Madrid, todavía mejor.

Lo que sigue sin estar claro es si el Real Madrid lo toma en serio, lo considera necesario para su equipo, o si sólo ve en la llegada de Neymar, una pequeña forma de pinchar a su máximo adversario, sin considerar la parte futbolística y lo que podría generar como movimiento y hasta de esperanza (y por qué no, morbo) en su gente. Con Cristiano Ronaldo emigrado, Marco Asensio lesionado, Bale expulsado aunque sin destino, Modric y Kroos desganados, el brasileño podría ser una carta excepcional.

Por el contrario, Messi y Luis Suárez viven de aquel recuerdo del Tridente sudamericano que fue una máquina de marcar goles en el Barcelona, pero con el francés Antoine Griezmann recién contratado, no aparece clara la posición de Neymar en un futuro equipo azulgrana para esta temporada. En otras palabras, sí debería estar claro: con Messi tirado un poco más atrás como creativo (alguna vez dijo que no le molestaría jugar donde antes lo hacía Andrés Iniesta), el ataque podría estar conformado con Griezmann, Suárez y Neymar, o incluso el francés podría ir algo más atrás, y entonces el ataque podría partir con Messi, Suárez y Neymar, pero conociendo la mentalidad conservadora del entrenador Ernesto Valverde, esto entra en el terreno de la utopía.

Claro, Valverde no es Johan Cruyff, que cuando llegó al Barcelona como entrenador, le pidió más delanteros al presidente Josep Lluis Núñez, quien, extrañado, le recordó que en la plantilla había muchos atacantes y pocos defensores y así podían sufrir muchos goles. “Bueno, nos harán algunos, pero nosotros haremos más que los otros. Somos el Barcelona, ¿verdad?”.

Por todo ello, aunque en el Barcelona todos añoren a Neymar y en el Real Madrid no parecen demasiado interesados y sus dirigentes ponen la mano a ver si cae el maná del cielo, en verdad son los blancos los que lo necesitan más que los azulgranas, si de fútbol hablamos.

Pero con Neymar, en este tiempo, ¿quién osa hablar de fútbol?


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