Una de las
particularidades de los enfrentamientos entre Boca Juniors y Almagro, además
una sorprendente paridad en la cancha (Boca le lleva un solo partido entre los
nueve que jugaron oficialmente desde 1927), es que uno de los eslabones éntre
los dos clubes es nada menos que el ex presidente argentino Arturo Frondizi,
hincha de los xeneizes y ex jugador de los tricolores.
Arturo Frondizi,
nacido en Paso de los Libres el 28 de octubre de 1908 y fallecido en Buenos
Aires el 18 de abril de 1995, fue electo
presidente el 24 de febrero de 1958 y nunca ocultó sus simpatías por Almagro,
donde fue marcador central en las divisiones inferiores en la década del Veinte,
hasta llegar a la Cuarta. No hay antecedentes de otro presidente argentino que
haya jugado como federado en un equipo.
“La exquisitez analítica que lo distinguía en
otros rubros, no se trasladaba al fútbol. Frondizi era duro, firme, más fuerte que hábil. Era
recio, pero además recurría a la infracción si algún delantero adversario
lograba eludirlo”, cuenta el periodista Ariel Scher en su libro “La Patria
Deportista”.
Por lo que se
cuenta, su estilo de juego era más parecido al de Rolando Schiavi, por lo recio
y hasta por la nariz. Tenía una figura espigada y usaba boina para jugar, algo
más o menos corriente en esos tiempos (más tarde, el uruguayo Severino Varela
la utilizó en Boca).
Frondizi jugó en
Almagro entre 1920 y 1926, justo cuando
Almagro se desafilió de la Asociación Argentina de Football para afiliarse a la
Asociación Amateur de Football -luego, en 1934, se afiliaría a la unificada
Asociación del Football Argentino para quedar en Segunda hasta 1937, cuando
ascendió por primera vez- y cuando era el back derecho de la Cuarta división,
hasta que se quebró un brazo y por eso estuvo varios partidos alejado de las
canchas. Fue cuando la abogacía y la política le comenzaron a ganar terreno al
fútbol.
El club era
frecuentado por radicales y al poco tiempo, tras el golpe de Estado de José
Félix Uriburu a Hipólito Yrigoyen en 1930, el Partido estuvo prohibido y
entonces las instalaciones de Almagro (como las de tantos otros clubes) eran
sede de reuniones clandestinas. Allí se profundizó la amistad entre Frondizi y
Raúl H. Colombo, luego presidente de la AFA, así como la de Aristóbulo Araoz de
Lamadrid (tiempo más tarde, ministro de la Corte Suprema de Justicia).
En ese tiempo,
las décadas del 20 y 30, Almagro era un reconocido bastión yrigoyenista contra
el anti-personalismo de Marcelo Torcuato de Alvear, aristócrata que fue
presidente argentino entre 1922 y 1928. Las actividades de los intelectuales se
llevaban a cabo en la sede de la calle Medrano 522, visitada, años más tarde,
varias veces por el actor estadounidense Robert Duvall, fanático del tango, y
hasta por Madonna.
En Almagro,
Frondizi también participó de la política interna, al igual que sus hermanos
Silvio (abogado y político, asesinado en 1974) y Risieri (filósofo, rector de
la UBA) y en 1942 fue el redactor del
Estatuto, que se mantiene hasta el presente.
Colombo llegó a
ser dos veces presidente de Almagro (1936-38 y 1942-49) y no es de extrañar
entonces que durante la presidencia de Frondizi (1958-62) haya sido diputado
nacional por Buenos Aires e interventor de la AFA entre 1956 y 1965, y de la
Confederación Sudamericana de Fútbol entre 1961 y 1966. Fue durante se segunda
presidencia, cuando Almagro obtuvo el ascenso a Primera en 1937.
Frondizi y
Colombo, además de militar políticamente en el radicalismo con sede en Almagro,
se habían conocido en el Colegio Nacional Mariano Moreno, donde ambos
estudiaban y fue precisamente el ex presidente de la AFA el que estimuló al ex
mandatario argentino a frecuentar el club tricolor.
Además de la amistad
que llevaban desde hacía años, Colombo quedó bien posicionado luego de que se
jugó por Frondizi cuando el Radicalismo se dividió en dos entre éste y Ricardo
Balbín (UCR Intransigente y UCR del Pueblo). Y le tocó una época muy complicada
en la AFA, mientras Frondizi era el presidente argentino.
Coincidió con el
Desastre de Suecia, cuando la selección argentina regresó a los Mundiales tras
un aislamiento internacional de 24 años, pero no pudo pasar del grupo inicial y
cayó por 6-1 ante Checoslovaquia, desatando una gran crisis a su regreso.
También coincidió con el paulatino alejamiento del público a los estadios y con
el escándalo que generó la muerte de Mario Linker en un partido entre Vélez y
River por el torneo de 1958, que es considerada la primera generada por la
violencia organizada.
A Mario Linker
le explotó una bomba en la cara. Algunos testigos y el periodismo dijeron que
la muerte fue por impacto de una bala que le provocó una hendidura de 5
centímetros en el cráneo, pero el jefe de la Policía Federal designado por
Frondizi, capitán de navío Ezequiel Niceto Vega, trató de demostrar que la
víctima se había tropezado y se golpeó la cabeza contra el canto de un escalón
de cemento. El partido se suspendió, aunque el árbitro Luis Ventre lo atribuyó
a la lesión en una mano del arquero de Vélez Roque Marrapodi porque desde la
tribuna de River arrojaban botellas y otros objetos.
El Tribunal de
Penas le dio cinco partidos de suspensión al Monumental, pero en la fecha
siguiente, River se rebeló y no salió a jugar ante Huracán en Ferro y en cambio
sí salió en el Monumental. Eso trajo la renuncia de todo el Tribunal y asumió
uno nuevo que le dio a River por cumplida la pena. En protesta por lo ocurrido en Vélez, en la fecha
siguiente se jugó sin policías, sin que se conociera ningún incidente.
A Colombo se lo
señaló como un presidente de la AFA que dejó actuar a los clubes grandes, como
la instauración de multas económicas por parte del Tribunal de Penas, con lo
que todo delito se consumaba pagando. Si bien cuando terminó su mandato en
1965, manifestó su satisfacción “por no haber permitido la política en el
fútbol” y su deseo “de volver a la política y al comité”, permanecería cerca de
la pelota como presidente de la Confederación Sudamericana entre 1961 y 1966.
También a
Alberto J. Armando, ex presidente de Boca, le llegaron a ofrecer una banca como
diputado extrapartidario del partido Frondizi, aunque se declaraba peronista
antes de 1955.
Frondizi sólo
manifestaba que era hincha de Boca, pero nunca ventiló su etapa de futbolista y
tampoco se supo mucho de su amor por los xeneizes - en buena parte, por la
influencia de su amigo Julio Oyhanarte-, aunque esto recién apareció luego de
que los militares le dieran el golpe de Estado el 29 de marzo de 1962.
“Él nunca dejó de interesarse por las
cuestiones futbolísticas. Lo que sucedió es que con el tiempo hubo temas que
fueron más interesantes que otros y el fútbol no era una preocupación central.
Además, no son los mismos intereses que uno tiene a los 20 años que los que
tiene a los 40 ó 50”, le dijo a la revista “Un Caño” José Giménez Rébora, casado
con una sobrina del ex presidente. “Además, estableció un límite entre su
ámbito político y su vida privada, por lo que los aspectos como su cariño por
Almagro, o su pasado como futbolista, quedaban escondidos”.
Se dice que en
su fugaz reunión con el “Che” Ernesto Guevara en la Residencia de Olivos, en
1961, uno de los temas fue la actualidad de Rosario Central, entre tantos temas
acuciantes. Su ministro de Asistencia Social y Salud Pública durante una parte
de su gobierno fue el ex presidente de la AFA (1934-35), médico y docente ,Tiburcio
Padilla, y su secretario privado era el doctor Alberto Julio Taddei, hijo de
Atilio Taddei, recordado kinesiólogo de Boca y la selección argentina.
Consultado por
Julio Lagos sobre lo que para él era un hincha de fútbol, dijo en una
entrevista que se trata “de una persona que canaliza sus entusiasmos, sus
lealtades y sus pasiones hacia una causa noble en lugar de hacerlo hacia
cualquier forma de odio sectario”.
Así como
futbolistas de la talla de Osvaldo “Chiche Sosa”, Beto Yaqué, Omar Catalán,
Delio Onnis, Humberto Recanatini (gran defensor de la selección argentina del
Sudamericano de Perú en 1927), Raimundo Orsi, (le hizo goles a Boca en 1938) o
directores técnicos como René Pontoni o Elmer Banki, Frondizi forma parte de
los que vistieron la camiseta tricolor y los que tantas veces ingresaron a la
sede de la calle Medrano escuchando “Almagro, Almagro de mi vida, tú fuiste el
alma de mis sueños. Cuántas noches de luna y de fe, a tu amparo yo supe querer.
Almagro, gloria de los guapos, lugar de idilios y poesía, mi cabeza la nieve
cubrió”, tango de Iván Diez y Vicente San Lorenzo, compuesto en 1930, y que
cantaba Carlos Gardel.
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