Tiene 18 años
recién cumplidos (nació en Kawasaki el 4 de junio de 2001) y ya concita el
interés de todo Japón. Con 1,73 metro de estatura y sin haber marcado goles en
la Liga Española, Takefusa Kubo es toda una celebrity y haga lo que haga (como
cambiarse el peinado, un baile ante las cámaras o mucho más aún, unas palabras
para una entrevista) será viralizado para que lo sigan millones de personas en
todo el mundo.
Si tuviéramos
que tomar la frase del ex entrenador campeón mundial con Argentina en 1978
acerca de que si en este país apareció Lionel Messi “fue porque antes hubo un
Diego Maradona, y antes un Mario Kempes y antes un Alfredo Di Stéfano”,
entonces la posibilidad de que Kubo fuera un genio del fútbol sería nula, por
haber nacido en Japón, pero la realidad indica que no es así y que por primera
vez, el continente asiático está en presencia de un jugador particular,
llamado, acaso, a cambiar la historia del fútbol de esa parte del planeta.
Kubo comenzó
jugando en Japón a los 4 años, incentivado por su padre, que es entrenador, en
el Sakahama Football Club y en agosto de 2011, a los 10 años, ya se había
incorporado a La Masía del Barcelona en la categoría alevín, luego de
destacarse en varios torneos internacionales. Para tener una idea de su juego,
en la primera temporada completa de azulgrana, la 2012/13, marcó 74 goles en 30 partidos, pero como
sucede tantas veces, se descubrió que el Barcelona había incumplido la norma
FIFA de contratación de menores, y hubo que esperar hasta que Takefusa
cumpliera 18 años y fuera mayor de edad para que siguiera jugando en el club.
Estuvo casi un
año sin jugar por esta controversia, y en marzo de 2015 acabó firmando por el
Football Club Tokyo, donde, tras comprobar su talento y con apenas 15 años, fue
promovido al equipo de la Reserva sub-23 y ya el 3 de mayo de 2017 estaba
debutando en la Primera en la Japan League (J-League) frente al Hokkaido
Cionsadole Sapporo, siendo el segundo jugador más joven de la historia jugando en
la máxima división. Tras un breve paso
por el Yokohama Marinos, volvió a su equipo con el pase en su poder, mientras
ya se especulaba con su regreso al Barcelona al acercarse a la mayoría de edad,
pero para sorpresa de muchos, acabó firmando con el Real Madrid.
Tras firmar un
contrato de seis años, todos los caminos lógicos conducían al segundo equipo
blanco, conocido como el Real Madrid Castilla, o Real Madrid B, pero
sorpresivamente, el entrenador Zinedine Zidane lo incorporó al primer equipo
para el stage de verano en Canadá, lo que generó un gran impacto mediático en
todo el mundo.
Rápidamente,
Kubo deslumbró a todos en los entrenamientos, desde la prensa a sus compañeros,
jugadores todos ya consagrados. Era la primera vez que un nipón jugaba en la Primera
del Real Madrid y comenzó entonces el debate sobre qué debía hacer el club con
él, si mantenerlo en el Castilla, cuyo entrenador, además, es el reconocido ex
delantero del club, Raúl González, o cederlo a otro equipo de Primera de la
Liga Española para que fuera tomando experiencia y regresar ya con otro peso.
Algunos
recordaron entonces lo importante que es el marketing para el presidente del
club blanco, Florentino Pérez, quien siempre se inclinó por lo que a principios
del siglo XXI se denominó “jugadores galácticos”, futbolistas que, además de
ser cotizados y de tener muy buena técnica, tuvieran capacidad de “venta” para
el gran público.
Así fue como
pese a ganar la Liga 2002/03 con un gran equipo, que venía de obtener desde su
base tres Champions Leagues (1998, 2000 y 2002), acabó expulsando a su
entrenador, Vicente Del Bosque (con tripa por exceso de peso, y con una
incipiente calva) y al gran mediocentro francés Claude Makelelé, quien
seguramente vendía pocas camisetas alno dar el tipo físico del gusto de los
españoles. En cambio, llegó el inglés David Beckham, un ícono de la
metrosexualidad, con todo el glamour que implicaba estar casado con una
“Spice-Girl” como Victoria Adams.
Lamentablemente,
la temporada siguiente, la 2003/04, resultó nefasta para los blancos. No
ganaron ni la Liga ni la Champions, y cuando parecía que ganaban la final de la
Copa del Rey (que hubiese sido solo un pequeño consuelo), el Zaragoza levantó
sobre el final un 0-2 para vencer 3-2 y dejarlo sin nada. El Real Madrid tardó años en encontrarle un
reemplazante a Makelele, y ya se conoce el destino de Del Bosque, campeón
europeo y mundial con la selección española y hoy reconocido como marqués de
Salamanca.
¿Cuál es,
entonces, la idea de Pérez, el mismo titular del Real Madrid de aquel tiempo,
respecto de qué hacer con Kubo?¿Retenerlo en el Castilla o aceptar que se
consolide en otro equipo y se fortalezca allí, dejando de lado el glamour y la
venta de camisetas?
Cuando apareció
el Valladolid, que ahora cuenta como dueño al brasileño Ronaldo Nazario, ex
jugador blanco, parecía que iría cedido hacia allí, pero sorpresivamente
apareció el Real Club Mallorca, en el final, y el japonés irá hacia allí, con
la idea de dar un paso atrás para dar dos para adelante y es más, a los cinco
días de haber cumplido los 18 años, ya debutaba en la selección mayor nipona
ante El Salvador.
“Los japoneses
entienden mejor las estrategias y las siguen estrictamente. Los españoles
tienen un amplio repertorio pero desde una mayor imaginación”, describió hace
poco la diferencia entre unos y otros, desde la experiencia de haber jugado con
ambos.
Cuando fue
contratado, el Real Madrid emitió un comunicado en el que describió a este
centrocampista ofensivo como “uno de los jugadores jóvenes más prometedores del
fútbol mundial” y entre sus virtudes, destacó que tiene “excelente técnica, muy
habilidoso, con visión de juego, gran regate y gol”.
No habría que
extrañarse que en pocos días se agoten en Japón las camisetas del Mallorca con
la palabra “Jubo” en el dorsal. El tiempo dirá si su juego podrá superar a
estrellas compatriotas que marcaron un hito, como Nakata, Nakamura, Kagawa,
Endo, Miura o Honda, hasta convertirse en el “Messi” nipón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario