Disfruta mucho Carlos Tévez. Cada vez que es convocado a la selección argentina, se siente cómodo, acostumbrado y sintiendo los mismos códigos que muchos de sus compañeros. No es fácil para él. Considerado mejor jugador sudamericano, ídolo hace no mucho tiempo del Corinthians, donde fue capitán y campeón brasileño, siendo argentino, y sin embargo, cuando aparece Lionel Messi, las cámaras y los micrófonos muchas veces se van con él, pero Carlos sonríe, con sus dientes torcidos y su naturalidad, y sigue. Le da para adelante, como hacía antes en sus carentes tiempos de Fuerte Apache. Tampoco es fácil para el cronista, quien está a punto de finalizar un libro biográfico sobre el entrevistado, que lo sabe, y eso genera algunos instantes especiales, como cuando se le formula la incómoda pregunta sobre el reciente derby que Boca Juniors acaba de perder ante River Plate. “Vos sos de Boca, ¿no? Entonces boludo, no hagas olas, no sigamos hablando de eso, dejalo ahí”. Lo dice entre risas, pero le duele ese resultado, y busca complicidad para que quede en una mera anécdota. Es que Tévez es así, natural, en Old Trafford y en Fuerte Apache, cuando es titular o suplente, cuando juega, o cuando canta con su grupo “Piolavago”.
- Es extraño que diga lo que dice de Marcelo Bielsa, siendo el entrenador de Chile y el primer rival de Argentina en la eliminatoria para el Mundial de Sudáfrica 2010.
- ¿Por qué es extraño? Lo reitero: es uno de los mejores entrenadores que tuve en mi carrera. El me llevó a la selección argentina y le estaré eternamente agradecido por eso. Cada partido que jugábamos con él en la selección era especial por la confianza que transmitía. Y como lo veo feliz dirigiendo en Chile, a mí también me hace feliz. Creo que le va a aportar mucho a la selección chilena. Porque cuando se fue, la selección argentina perdió mucho.
- ¿Qué es lo que más perdió Argentina cuando se fue?
- (piensa) Al menos yo he vivido mi mejor etapa como futbolista. El equipo jugaba muy bien. Yo pensaba que en ningún momento se iba a retirar, que iba a dejar la selección. Me sorprendió cuando se fue dos años antes del Mundial de Alemania.
- El seleccionado argentino tiene todavía la espina clavada de la pasada Copa América de Venezuela. ¿Cómo se reviente eso?
- Ganando, jugando bien, deleitando a la gente. Tenemos que tratar de pasar cuanto antes esta eliminatoria y llegar pronto al Mundial y la confianza irá volviendo, pero también estamos contentos con que la gente en Buenos Aires haya reventado las taquillas y se hayan vendido todos los boletos contra Chile. Es un buen paso.
- ¿Les genera algún tipo de presión que se diga que en el grupo eliminatorio sudamericano, Argentina y Brasil estén dos escalones arriba del resto y que sea una eliminatoria de ocho equipos por dos lugares y medio, en vez de diez equipos para cuatro y medio, como dijo Oscar Tabárez, el entrenador de Uruguay?
- No, eso lo dicen siempre los que están ahí, para que Argentina y Brasil se relajen con eso, pero los partidos hay que jugarlos todos. Son eliminatorias muy difíciles y cada vez se empareja más el fútbol.
- El entrenador Basile ha convocado a Juan Román Riquelme, pese a que no está jugando en el Villarreal y cuando él mismo dijo que no convocaría a jugadores sin actividad. Usted que lo conoce mucho, ¿cuánto puede aportar Riquelme si no juega en su club?
- Román es un jugador especial, y le digo una sola cosa: cuanto más se lo critique, mejor va a jugar. Lo conozco y sé que es así, maxime si él se siente feliz donde está. Y creo que él se merece estar en este equipo y todos nos sentimos cómodos con su presencia.
- ¿Los jugadores argentinos son conscientes de la suma de calidad que pueden aportar, casi como ningún otro equipo del mundo?
- Seguro. Uno sabe que cuando se incorpora a la selección argentina, se encuentra con jugadores importantes y es bueno que Basile tenga problemas para armar el equipo por esta causa.
- Llegaron a jugar juntos con el Kun Agüero y Messi en algún entrenamiento?
- No, por ahora no. Pero me encantaría. ¿A quién no le gustaría jugar con los que saben?
- Soñará seguramente con compartir el ataque con Messi, como en algunos partidos del Mundial pasado, o en esta nueva etapa.
- Con todos. Todos son excelentes jugadores y lo que importa es jugar bien y ganar. Este es un equipo, no un suma de jugadores, y a mí me encanta jugar con todos, con Gabriel Heinze, con el Pato Abbondanzieri. Con todos. Sabemos que Messi es hoy un jugador distinto en todo el mundo pero a mí, personalmente, me da satisfacción jugar con todos mis compañeros, no con uno en especial.
- Muchos se preguntan quién marca si todos juegan. Usted, Messi, Agüero, Riquelme….
- Mascherano (risas). Que se las arregle él solito.
- Se está acostumbrando a jugar en ataques de gala. En Argentina, con Messi, Agüero o Riquelme. En el Manchester United, con Cristiano Ronaldo, Rooney, Scholes, Giggs, Dani…
- Es lo mejor que le puede pasar a uno. ¿No te gustaría a vos jugar con Rooney y Ronaldo?
- Sí, pero yo no soy futbolista profesional (risas).
- Son formas de jugar distintas….con la selección argentina no jugamos tanto con extremos, pero depende de las características de cada equipo. Yo me siento cómodo y feliz en los dos lados.
- ¿Se puede decir que ya está adaptado al fútbol inglés?
- Sí, ya estuve en la temporada pasada, ahora es distinto, porque ya conozco mejor los códigos, los movimientos, los jugadores. Me costó más en la temporada pasada en el West Ham. Si al principio ni siquiera me ponían de titular! Y piense que yo venía de salir campeón con Boca, con el Corinthians, y en la Premier League no existía! El entrenador, Alan Pardiew, no me ponía, y la afición me pedía. Yo no decía nada, pero un dìa me decidí y le hablé. Estaba sentado en el banquillo, la gente coreó mi nombre y entonces yo le toqué el hombro y le dije “mister, el que es coreado por la gente, soy yo”. Y me puso, jaja. A partir de allí, comencé a jugar, y lentamente me hice conocido e imprescindible, por suerte, y nos salvamos del descenso.
- Pero no me va a decir que no es distinto jugar en el West Ham que en el Manchester United…
- Claro que es distinto! Pero el fútbol inglés es igual, las características son las mismas. La Premier no cambió en lo sustancial. Entonces ahora para mí, rodeado de estos jugadores, es más fácil que antes.
- Alan Fergusson habla maravillas de usted…
- Es una alegría…
- Le dice “león”
- Sí, por los pelos (se señala la cabellera). Porque a veces llego a los entrenamientos con los pelos así, sueltos (risas), un desastre. Voy como me despierto, ni me llego a peinar. Me siento muy feliz en el Manchester. Me sorprendió mucho el recibimiento, la gente. Encontré un vestuario humilde, con muchas ganas de seguir ganando cosas y me hace bien, y especialmente que el técnico me elogie.
- ¿Cómo es Fergusson?
- Alex es muy accesible.
- ¿Alex? ¿no es sir Alex Fergusson?
- Nadie de nosotros lo llama así, para nosotros es Alex, nada más.
- Y la de ustedes es una convivencia de estrellas
- Sí, es una plantilla muy cotizada
- ¿Era un sueño para usted jugar allí?
- Y…es impresionante, claro.
- ¿Soñaba con estar al lado de jugadores así?
- Bueno…creo que es algo importantísimo. Somos todos jugadores de primer nivel, de la misma calidad. Y es una satisfacción, como la de haber sido seleccionado entre los treinta mejores jugadores del mundo por la FIFA para este año. Son cosas lindas.
- ¿Tiene amigos en la plantilla?
- Sí, me han tratado muy bien. A veces salimos a comer con varios de ellos, como Rooney o Río Ferdinand, con los que más me doy. Me hicieron sentir como si estuviera en mi casa. Solemos hablar de los jugadores argentinos, porque ellos me suelen preguntar por muchos de mis compañeros en la selección argentina.
- Siguiendo con Inglaterra, usted llegó de una manera un tanto particular al West Ham, saliendo antes de terminar la temporada desde Brasil, y se ligó su traspaso al grupo MSI, que sabrá que está complicado jurídicamente. ¿Cómo lo toma a usted esta situación?
- No, yo me dedico a jugar, eso me tiene sin cuidado. Yo tengo que demostrar cómo soy en el campo, pero fuera del campo, no me importa lo que digan los demás. Lo mío es jugar al fútbol. Soy un agradecido, porque a mí el fútbol me lo dio todo.
- ¿Y la música?
- Es otra cosa. Con “Piolavago” nos divertimos, desde ya, pero lo mío es el fútbol. Es lo que me hace feliz.
sábado, 27 de octubre de 2007
Lo hicieron creer un dios, luego lo mataron por eso (Diario de Noticias, Potugal, 27-10-07)
“Pero quién se cree que es, ¿Dios?”, así editorializó más de una vez la revista “El Gráfico”, la que llegó a ser la más popular de la Argentina de los años ochenta y que está a punto de cumplir noventa años ahora, en plena crisis y con otra redacción periodística.
Maradona tuvo sus idilios y sus duros embates contra esa mítica revista, por una sencilla razón. Desde su sentido común, nunca entendió este manejo por el cual, cuando por ejemplo la selección argentina casi se queda fuera del Mundial 1994 al perder 0-5 con la Colombia de Valderrama en Buenos Aires, llegó a colocar en su portada la foto del ¨diez” y la inscripción “Dios, sálvanos”. Claro, allí sí era “Dios”, pero cuando caía por su adicción a las drogas, se le preguntaba quién le había hecho creer que era Dios. ¿No había nadie que lo asumiera? Parece que alguien sí tuvo la responsabilidad, y los medios de comunicación debieron hacer alguna autocrítica alguna vez, pero nunca la hemos notado.
Será por eso que una vez, caminando por Suiza con un cronista argentino, éste le comentó que por fin ocurría el sueño de que nadie se le acercara ni lo molestara y Maradona, con la sinceridad de siempre, le dijo “una calle más sin que nadie se me acerque, y me muero”.
Los medios necesitaron tanto a Maradona, que éste ahora los necesita, en una eterna simbiosis. Pero si llegó a sentirse Dios, es porque alguien lo proclamó insistentemente. No ha salido de la nada.
Maradona tuvo sus idilios y sus duros embates contra esa mítica revista, por una sencilla razón. Desde su sentido común, nunca entendió este manejo por el cual, cuando por ejemplo la selección argentina casi se queda fuera del Mundial 1994 al perder 0-5 con la Colombia de Valderrama en Buenos Aires, llegó a colocar en su portada la foto del ¨diez” y la inscripción “Dios, sálvanos”. Claro, allí sí era “Dios”, pero cuando caía por su adicción a las drogas, se le preguntaba quién le había hecho creer que era Dios. ¿No había nadie que lo asumiera? Parece que alguien sí tuvo la responsabilidad, y los medios de comunicación debieron hacer alguna autocrítica alguna vez, pero nunca la hemos notado.
Será por eso que una vez, caminando por Suiza con un cronista argentino, éste le comentó que por fin ocurría el sueño de que nadie se le acercara ni lo molestara y Maradona, con la sinceridad de siempre, le dijo “una calle más sin que nadie se me acerque, y me muero”.
Los medios necesitaron tanto a Maradona, que éste ahora los necesita, en una eterna simbiosis. Pero si llegó a sentirse Dios, es porque alguien lo proclamó insistentemente. No ha salido de la nada.
A diez años de su retiro, Maradona sigue buscando motivos para vivir (Diario de Noticias, Portugal)
“Tengo siempre el presentimiento de que un día sonará mi teléfono y alguien me dirá: ‘¿sabes quién murió hoy’? y lamentablemente, habrá que estar preparado”, dijo una vez a este cronista Fernando Signorini, el preparador físico que más conoció y que más tiempo compartió con Diego Armando Maradona, debido a la agitadísima vida que siempre llevó, pero el ex astro del fútbol mundial, que está cumpliendo diez años de su retiro, se empeña en seguir planificando aventuras y desafiando a la muerte, a los ataques cardíacos, a las adicciones y a los recuerdos de épocas doradas que difícilmente pueda repetir a sus 47 años.
Signorini nos lo decía calculando que si Maradona lleva una vida en la que un día puede equivaler a varias semanas de cualquier mortal, el resultante es que en su vida real, no la biológica, ya ha pasado el centenar y quien pasa el centenar de años, está más cerca del inexorable camino de la desaparición, pero Maradona se resiste incluso a eso.
En un país que venera a los ídolos que se han ido de este planeta siendo muy jóvenes, como Ernesto “Che” Guevara, Evita Perón o el cantante de tangos Carlos Gardel, entre otros, Maradona parece haberse plantado en la idea de vivir y desafiar los mitos, y como en sus tiempos de futbolista, cuando se permitía polemizar con el Papa Juan Pablo II, o Joao Havelange, el presidente de la FIFA de aquel momento, se muestra natural y con deseos de opinar de todo y de todos, porque como pocos, siempre fue consciente de su poder mediático y de que es uno de los rostros más conocidos del mundo, gracias al fenómeno sociológico en el que se ha convertido el fútbol.
Nos preguntamos qué hubiera sido Maradona si en los ochenta ya hubiera existido internet, y la posibilidad de acceder a sus maravillas con el balón, si aún sin esta herramienta, en sesenta países, ochenta mil feligreses forman parte de la Iglesia Maradoniana, que reza “padrenuestros” con la palabra “Maradona” o considera los años con la referencia al nacimiento del ídolo, el 30 de octubre de 1960. Todo lo que ocurre a partir de esa fecha, es considerado como “después de Diego” (D.D.)
Lo cierto es que a partir del 25 de octubre de 1997, cuando Maradona, ya muy veterano y preso de las adicciones que ya venía arrastrando, se dio cuenta de que la motivación no era la misma y decidió abandonar la actividad luego de una deslucida actuación en un River 1 Boca 2, que su equipo dio vuelta cuando él salió, paradójicamente reemplazado por otro ídolo como Juan Román Riquelme, en ese entonces jovencito, el fútbol quedó huérfano de su inmenso talento, y aunque aparecieron cracks de gran categoría, como Zidane, Ronaldo o Ronaldinho, la sensación es que nadie pudo volver a ocupar ese trono vacante.
Maradona, aún con la irregularidad de una larga lesión en Barcelona, producto de una tremenda agresión del vasco Andoni Goicoechea en 1983, o una hepatitis en el mismo año, o dos sanciones por supuesto dopaje entre 1991 y 1995 de quince meses cada uno, nos ha regalado momentos sublimes que nunca olvidaremos y que son largos de enumerar. Nos quedamos con algunas imágenes como los dos goles a Inglaterra en el Mundial de México 1986, con aquel majestuoso remate de media cancha en la Copa América de Brasil, cuando todo el estadio Maracaná de Río de Janeiro se paró para aplaudir aquel tiro que pegó en el larguero, y con el portero uruguayo Zeoli tomándose el rostro con ambas manos, o tantos de remates de tiro libre en el Nàpoli, y todo lo que era capaz de inventar en un instante mágico, único.
Capaz de hacerle ganar, prácticamente solo, al Nápoli dos scudettos y una Copa Uefa (más otra liga extrañamente perdida ante el Milan en la temporada 1987/88), y defensor de la causa de los sureños en un país tan dividido, se llegó a decir que no fue casual que en su presencia en la ciudad, se haya licuado la sangre de San Gennaro y ha pasado a la categoría de semidios, especialmente cuando en pleno Mundial de 1990, llegó a provocar serias dudas en los propios habitantes del San Paolo, que tuvieron que enarbolar una bandera, en el partido contra Argentina, diciendo “Perdónanos Diego, te amamos, pero Italia es nuestro país”.
Para el fútbol, el retiro de Maradona, el futbolista más rebelde que se recuerde, el que siendo el mejor decidió no quedarse con eso y atacar al poder, desafiándolo desde cuestionar los horarios de los partidos en los mundiales, o el sistema de los sorteos, o el favoritismo a determinadas federaciones, o constituyendo un sindicato de futbolistas de todo el mundo, no deja de ser un vacío imposible de llenar.
Para la Argentina, como para Brasil costó veinticuatro años recuperarse de la ausencia de Pelé, recién ahora comienza, como diría el cantante madrileño Joaquín Sabina, al que tanto aprecia Maradona, la etapa del “alivio de luto”, si bien es tal la nostalgia que toda aparición genera la rápida (e inútil) comparación con el más grande, Pasó con Aimar, con D’alessandro, con Tévez, con Agüero, con Messi. Pero cuando nació Maradona, se rompió el molde y fue la cabal demostración de que los genios aparecen una vez cada muy tanto.
Y el fútbol es tan fuerte como fenómeno social en un país que vive hablando de él y sintiéndolo, que aún diez años después de su retiro, Maradona sigue siendo venerado y basta con ver la cantidad de ofrendas florales en la puerta de cualquiera de los hospitales en los que estuvo internado por sus constantes desbordes, con observar las inscripciones en paredes y banderas, con el grito de los aficionados en cada partido en que la selección argentina no funciona y aparece entonces el rebelde “oooooooo”, que es la iniciación que continuará con el “Maradooooooo”, como exigiendo su retorno, aunque sea por unos minutos, para salvarlos, para ayudarlos con su talento para revertir una situación.
Y hay que entender, fuera del campo de juego, que Maradona no deja de ser un humilde muchacho de clase baja, que repentinamente se encontró con cámaras, micrófonos, dinero, exigencias, recepciones con políticos, posibilidad de polemizar con los que manejan las corrientes de opinión, y ante todo eso, ha tratado de ser sincero, y de decir lo que verdaderamente pensaba, a un costo altísimo, por supuesto.
Por eso la sociedad argentina le acepta que haya conducido un programa de televisión en 2005 llamado “La noche del diez” que fue más un auto homenaje que un show, porque a Maradona, todo se le perdona: sus infidelidades conyugales, sus accidentes automovilísticos, sus constantes cambios de fisonomía, sus by pass gástricos, sus flirteos con vedettes de moda o su incontinencia verbal.
Como dijo un escritor tiempo atrás, tal vez con una excesiva dosis de fanatismo, aquellos que vimos la suerte de seguir los pasos futbolísticos de Maradona, hemos comprobado que verlo jugar es en cierta forma comprobar que Dios podría llegar a existir de verdad.
Link: http://dn.sapo.pt/2007/10/27/dnsport/maradona_posretirada_continua_a_proc.html
Signorini nos lo decía calculando que si Maradona lleva una vida en la que un día puede equivaler a varias semanas de cualquier mortal, el resultante es que en su vida real, no la biológica, ya ha pasado el centenar y quien pasa el centenar de años, está más cerca del inexorable camino de la desaparición, pero Maradona se resiste incluso a eso.
En un país que venera a los ídolos que se han ido de este planeta siendo muy jóvenes, como Ernesto “Che” Guevara, Evita Perón o el cantante de tangos Carlos Gardel, entre otros, Maradona parece haberse plantado en la idea de vivir y desafiar los mitos, y como en sus tiempos de futbolista, cuando se permitía polemizar con el Papa Juan Pablo II, o Joao Havelange, el presidente de la FIFA de aquel momento, se muestra natural y con deseos de opinar de todo y de todos, porque como pocos, siempre fue consciente de su poder mediático y de que es uno de los rostros más conocidos del mundo, gracias al fenómeno sociológico en el que se ha convertido el fútbol.
Nos preguntamos qué hubiera sido Maradona si en los ochenta ya hubiera existido internet, y la posibilidad de acceder a sus maravillas con el balón, si aún sin esta herramienta, en sesenta países, ochenta mil feligreses forman parte de la Iglesia Maradoniana, que reza “padrenuestros” con la palabra “Maradona” o considera los años con la referencia al nacimiento del ídolo, el 30 de octubre de 1960. Todo lo que ocurre a partir de esa fecha, es considerado como “después de Diego” (D.D.)
Lo cierto es que a partir del 25 de octubre de 1997, cuando Maradona, ya muy veterano y preso de las adicciones que ya venía arrastrando, se dio cuenta de que la motivación no era la misma y decidió abandonar la actividad luego de una deslucida actuación en un River 1 Boca 2, que su equipo dio vuelta cuando él salió, paradójicamente reemplazado por otro ídolo como Juan Román Riquelme, en ese entonces jovencito, el fútbol quedó huérfano de su inmenso talento, y aunque aparecieron cracks de gran categoría, como Zidane, Ronaldo o Ronaldinho, la sensación es que nadie pudo volver a ocupar ese trono vacante.
Maradona, aún con la irregularidad de una larga lesión en Barcelona, producto de una tremenda agresión del vasco Andoni Goicoechea en 1983, o una hepatitis en el mismo año, o dos sanciones por supuesto dopaje entre 1991 y 1995 de quince meses cada uno, nos ha regalado momentos sublimes que nunca olvidaremos y que son largos de enumerar. Nos quedamos con algunas imágenes como los dos goles a Inglaterra en el Mundial de México 1986, con aquel majestuoso remate de media cancha en la Copa América de Brasil, cuando todo el estadio Maracaná de Río de Janeiro se paró para aplaudir aquel tiro que pegó en el larguero, y con el portero uruguayo Zeoli tomándose el rostro con ambas manos, o tantos de remates de tiro libre en el Nàpoli, y todo lo que era capaz de inventar en un instante mágico, único.
Capaz de hacerle ganar, prácticamente solo, al Nápoli dos scudettos y una Copa Uefa (más otra liga extrañamente perdida ante el Milan en la temporada 1987/88), y defensor de la causa de los sureños en un país tan dividido, se llegó a decir que no fue casual que en su presencia en la ciudad, se haya licuado la sangre de San Gennaro y ha pasado a la categoría de semidios, especialmente cuando en pleno Mundial de 1990, llegó a provocar serias dudas en los propios habitantes del San Paolo, que tuvieron que enarbolar una bandera, en el partido contra Argentina, diciendo “Perdónanos Diego, te amamos, pero Italia es nuestro país”.
Para el fútbol, el retiro de Maradona, el futbolista más rebelde que se recuerde, el que siendo el mejor decidió no quedarse con eso y atacar al poder, desafiándolo desde cuestionar los horarios de los partidos en los mundiales, o el sistema de los sorteos, o el favoritismo a determinadas federaciones, o constituyendo un sindicato de futbolistas de todo el mundo, no deja de ser un vacío imposible de llenar.
Para la Argentina, como para Brasil costó veinticuatro años recuperarse de la ausencia de Pelé, recién ahora comienza, como diría el cantante madrileño Joaquín Sabina, al que tanto aprecia Maradona, la etapa del “alivio de luto”, si bien es tal la nostalgia que toda aparición genera la rápida (e inútil) comparación con el más grande, Pasó con Aimar, con D’alessandro, con Tévez, con Agüero, con Messi. Pero cuando nació Maradona, se rompió el molde y fue la cabal demostración de que los genios aparecen una vez cada muy tanto.
Y el fútbol es tan fuerte como fenómeno social en un país que vive hablando de él y sintiéndolo, que aún diez años después de su retiro, Maradona sigue siendo venerado y basta con ver la cantidad de ofrendas florales en la puerta de cualquiera de los hospitales en los que estuvo internado por sus constantes desbordes, con observar las inscripciones en paredes y banderas, con el grito de los aficionados en cada partido en que la selección argentina no funciona y aparece entonces el rebelde “oooooooo”, que es la iniciación que continuará con el “Maradooooooo”, como exigiendo su retorno, aunque sea por unos minutos, para salvarlos, para ayudarlos con su talento para revertir una situación.
Y hay que entender, fuera del campo de juego, que Maradona no deja de ser un humilde muchacho de clase baja, que repentinamente se encontró con cámaras, micrófonos, dinero, exigencias, recepciones con políticos, posibilidad de polemizar con los que manejan las corrientes de opinión, y ante todo eso, ha tratado de ser sincero, y de decir lo que verdaderamente pensaba, a un costo altísimo, por supuesto.
Por eso la sociedad argentina le acepta que haya conducido un programa de televisión en 2005 llamado “La noche del diez” que fue más un auto homenaje que un show, porque a Maradona, todo se le perdona: sus infidelidades conyugales, sus accidentes automovilísticos, sus constantes cambios de fisonomía, sus by pass gástricos, sus flirteos con vedettes de moda o su incontinencia verbal.
Como dijo un escritor tiempo atrás, tal vez con una excesiva dosis de fanatismo, aquellos que vimos la suerte de seguir los pasos futbolísticos de Maradona, hemos comprobado que verlo jugar es en cierta forma comprobar que Dios podría llegar a existir de verdad.
Link: http://dn.sapo.pt/2007/10/27/dnsport/maradona_posretirada_continua_a_proc.html
miércoles, 10 de octubre de 2007
Eliminatorias con los mismos candidatos (Sportsnavi)
Seguramente con las selecciones no tradicionales esperando que cambie la suerte y la tendencia de los últimos años, desde que se inaugurara el sistema de todos contra todos, en dos ruedas y dieciocho jornadas a lo largo de tres años, el próximo fin de semana, los diez equipos sudamericanos inician las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010 siempre con los mismos candidatos –Brasil, Argentina y Paraguay- quedando como mayor incógnita los que ocuparán el cuarto y quinto puesto, que también otorgan chances para acceder a la máxima cita de cada cuatro años.
Son ya dos eliminatorias, las correspondientes a los mundiales de 2002 y 2006, que tienen los mismos protagonistas, e incluso casi en el mismo lugar: Argentina, Brasil, Paraguay y Ecuador, como clasificados directos, y Uruguay, como quinto en las posiciones finales y con el derecho a jugar una repesca a doble partido contra el campeón del continente oceánico, en ambos casos, Australia, que hoy está afiliada a la Confederación Asiática.
En esta oportunidad, otra vez habrá cuatro clasificados directos, mientras que el quinto colocado esta vez deberá jugar por una plaza contra un seleccionado de la Concacaf, la Confederación del Norte y Centroamérica y del Caribe, y la gran pregunta consiste en saber si por fin algún equipo de los que se ausentaron por tantos años de los mundiales, podrá regresar a la cita sudafricana.
Todo indica que esta vez Ecuador deberá esforzarse mucho para mantenerse entre los cinco primeros, mientras que por contrario, han crecido mucho Uruguay y Chile, y Venezuela puede llegar a dar la sorpresa principal, ya con jugadores muy experimentados.
Es claro que Argentina y Brasil se encuentran en unos escalones arriba del resto, y que el tipo de torneo eliminatorio, con muchos partidos a lo largo de tres años (estará finalizando en octubre de 2009), favorece a los equipos que poseen más cantidad de jugadores de calidad, con tiempo para recuperarse, o con posibilidades de recurrir a otras estrellas en caso de lesiones o suspensiones, e inclusive de recuperar el nivel perdido, en el caso de alguna seguidilla de malos resultados.
También Paraguay, aunque en un segundo plano, aparece lejos del nivel de los otros siete equipos, con varios jugadores con experiencia en equipos sudamericanos y europeos de primer nivel, y también con mayoría de jugadores con presencia mundialista.
En el último nivel aparecen, con pocas chances, Perú y Bolivia, y la gran sorpresa puede llegar a ser la selección venezolana, que como en más de una oportunidad dijimos en estas columnas, viene experimentando un notable crecimiento desde que el también médico Richard Páez se hizo cargo del plantel. Los buenos rendimientos de varios de los jugadores experimentados los fue proyectando a algunos equipos europeos de segundo orden, y su máxima estrella, Juan Arango, desde hace años que se desempeña como mediocampista en el Mallorca de la Liga Española.
La buena campaña en la reciente Copa América jugada como local, cuando llegó hasta los cuartos de final, puede proyectar a un equipo que siempre fue la cenicienta del continente, ocupando lo que parecía un predestinado último puesto, y que en los últimos años comenzó a ser revertido con algunos resonantes resultados, especialmente el 0-3 en Montevideo ante Uruguay.
El otro equipo que todo indica que podría mejorar mucho es el chileno. Ahora bajo la dirección técnica del exigente argentino Marcelo Bielsa (ganador de las eliminatorias de 2002 con el equipo de su país), que ha suscitado una enorme expectativa por ver al equipo chileno en un Mundial luego de ausentarse en Japón-Corea 2002 y en Alemani a 2006. Si bien ya ha terminado casi completamente la generación de talentos como Fabián Estay, Ivo Bassay o Iván Zamorano, Chile presenta ahora la base de jugadores que han brillado en los últimos torneos juveniles, con una buena organización y la dirección técnica del experimentado José Sulantay, y la aparición de rutilantes jugadores que fueron la base del Colo Colo finalista de la Copa Sudamericana y varias veces campeón nacional, como el volante Sanhueza, pero en especial su delantero Humberto Suazo, y su volante creativo Matías Fernández, quien juega en el Villarreal español.
El otro equipo que está en condiciones de pelear por una plaza mundialista es Uruguay, luego de su ausencia en 2002, cuando fue eliminado por Australia en la repesca. Uruguay, con enorme tradición en mundiales en la primera etapa de los mismos, fue perdiendo posicionamiento y es presa de algunos importantes problemas institucionales, pero dirigido por el gran entrenador Oscar Tabárez, con quien ya se clasificó para Italia 1990, y con jugadores con Pablo García, Lugano, Diego Forlán, Javier Chevantón o Pandiani, de gran experiencia internacional, buscará no tener que sufrir nuevamente con su quinta plaza.
El programa de partidos de la primera jornada, sobre dieciocho totales es el siguiente: Uruguay-Bolivia, Argentina-Chile, Ecuador-Venezuela, Perú-Paraguay, Colombia-Brasil.
Son ya dos eliminatorias, las correspondientes a los mundiales de 2002 y 2006, que tienen los mismos protagonistas, e incluso casi en el mismo lugar: Argentina, Brasil, Paraguay y Ecuador, como clasificados directos, y Uruguay, como quinto en las posiciones finales y con el derecho a jugar una repesca a doble partido contra el campeón del continente oceánico, en ambos casos, Australia, que hoy está afiliada a la Confederación Asiática.
En esta oportunidad, otra vez habrá cuatro clasificados directos, mientras que el quinto colocado esta vez deberá jugar por una plaza contra un seleccionado de la Concacaf, la Confederación del Norte y Centroamérica y del Caribe, y la gran pregunta consiste en saber si por fin algún equipo de los que se ausentaron por tantos años de los mundiales, podrá regresar a la cita sudafricana.
Todo indica que esta vez Ecuador deberá esforzarse mucho para mantenerse entre los cinco primeros, mientras que por contrario, han crecido mucho Uruguay y Chile, y Venezuela puede llegar a dar la sorpresa principal, ya con jugadores muy experimentados.
Es claro que Argentina y Brasil se encuentran en unos escalones arriba del resto, y que el tipo de torneo eliminatorio, con muchos partidos a lo largo de tres años (estará finalizando en octubre de 2009), favorece a los equipos que poseen más cantidad de jugadores de calidad, con tiempo para recuperarse, o con posibilidades de recurrir a otras estrellas en caso de lesiones o suspensiones, e inclusive de recuperar el nivel perdido, en el caso de alguna seguidilla de malos resultados.
También Paraguay, aunque en un segundo plano, aparece lejos del nivel de los otros siete equipos, con varios jugadores con experiencia en equipos sudamericanos y europeos de primer nivel, y también con mayoría de jugadores con presencia mundialista.
En el último nivel aparecen, con pocas chances, Perú y Bolivia, y la gran sorpresa puede llegar a ser la selección venezolana, que como en más de una oportunidad dijimos en estas columnas, viene experimentando un notable crecimiento desde que el también médico Richard Páez se hizo cargo del plantel. Los buenos rendimientos de varios de los jugadores experimentados los fue proyectando a algunos equipos europeos de segundo orden, y su máxima estrella, Juan Arango, desde hace años que se desempeña como mediocampista en el Mallorca de la Liga Española.
La buena campaña en la reciente Copa América jugada como local, cuando llegó hasta los cuartos de final, puede proyectar a un equipo que siempre fue la cenicienta del continente, ocupando lo que parecía un predestinado último puesto, y que en los últimos años comenzó a ser revertido con algunos resonantes resultados, especialmente el 0-3 en Montevideo ante Uruguay.
El otro equipo que todo indica que podría mejorar mucho es el chileno. Ahora bajo la dirección técnica del exigente argentino Marcelo Bielsa (ganador de las eliminatorias de 2002 con el equipo de su país), que ha suscitado una enorme expectativa por ver al equipo chileno en un Mundial luego de ausentarse en Japón-Corea 2002 y en Alemani a 2006. Si bien ya ha terminado casi completamente la generación de talentos como Fabián Estay, Ivo Bassay o Iván Zamorano, Chile presenta ahora la base de jugadores que han brillado en los últimos torneos juveniles, con una buena organización y la dirección técnica del experimentado José Sulantay, y la aparición de rutilantes jugadores que fueron la base del Colo Colo finalista de la Copa Sudamericana y varias veces campeón nacional, como el volante Sanhueza, pero en especial su delantero Humberto Suazo, y su volante creativo Matías Fernández, quien juega en el Villarreal español.
El otro equipo que está en condiciones de pelear por una plaza mundialista es Uruguay, luego de su ausencia en 2002, cuando fue eliminado por Australia en la repesca. Uruguay, con enorme tradición en mundiales en la primera etapa de los mismos, fue perdiendo posicionamiento y es presa de algunos importantes problemas institucionales, pero dirigido por el gran entrenador Oscar Tabárez, con quien ya se clasificó para Italia 1990, y con jugadores con Pablo García, Lugano, Diego Forlán, Javier Chevantón o Pandiani, de gran experiencia internacional, buscará no tener que sufrir nuevamente con su quinta plaza.
El programa de partidos de la primera jornada, sobre dieciocho totales es el siguiente: Uruguay-Bolivia, Argentina-Chile, Ecuador-Venezuela, Perú-Paraguay, Colombia-Brasil.
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