martes, 28 de mayo de 2019

Gran triunfo de la selección argentina ante un muy buen Portugal en Polonia (Jornadaonline)




                                                     Desde Bielsko.Biala, Polonia



La selección argentina dio un gran paso para clasificarse a los octavos de final del Mundial sub-20 al vencer, en un complicado partido, 2-0 a Portugal en la segunda fecha de la fase de grupos, con goles de Adolfo Gaich y Nehuén Pérez.

El equipo argentino tuvo un sólido trabajo ante un rival que lo dominó en gran parte del partido, pero que no pudo definir las jugadas que creó, mientras que los albicelestes fueron contundentes cuando se encontraron con posibilidades, y luego supieron defender bien la diferencia.

Unas once mil personas concurrieron a observar el partido en la zona montañosa de Bielsko Biala, a unas tres horas y media de Varsovia y a una hora y media de Cracovia, las dos ciudades más importantes de Polonia.

Fue bueno el comienzo del partido para la selección argentina. La saludable  idea de tratar de jugar la pelota y hacerlo por abajo hizo que se mantuviera varios minutos desde el medio hacia adelante, parado con una línea clásica de cuatro defensores,  dos volantes de contención (Moreno y Vera), y dos por los costados (Álvarez y Ursi), aunque con la posibilidad de llegar hasta el fondo y ayudar a generar ocasiones asistiendo al tanque Adolfo Gaich, de imponente físico.

El que flotaba, algo más libre y por detrás de Gaich era Ezequiel Barco, el jugador con más talento del equipo, y el que rápidamente despertó aplausos en el público, que en un número aceptable se acercó para observar este partido.

Sin embargo, pasados los primeros veinte minutos, Portugal, con muy buenos jugadores, pudo salir del asedio argentino y lentamente se estableció en el campo albiceleste, con una muy buena tarea de Jota, por la izquierda, que complicó mucho a Mura, y del centrodelantero Rafael Leao, quien generó las mejores ocasiones de gol.

El equipo argentino, aunque bien parado en el fondo pese a los ataques de los portugueses, fue perdiendo iniciativa y tampoco parece estar en condiciones de sostener por mucho tiempo una presión muy lejos del arco de Roffo, por lo que prefirió agazaparse y esperar el momento. Y éste llegó a los 34 minutos cuando, por fin, pudo acercarse al área rival, Álvarez aguantó la marca por la derecha, cedió a Gaich y éste, que casi no tuvo participación en el partido, alcanzó a definir con un remate mordido, junto al palo derecho del arquero Joao Virginia.

Al comenzar el segundo tiempo, Portugal dio un nuevo aviso con un centro rasante de Jota que no pudo conectar, otra vez, Rafael Leao, con la sensación de que apenas el descanso separaba las acciones de los dos tiempos. Todo parecía seguir igual. Sin embargo, segundos más tarde, Aníbal Moreno protagonizó una hermosa jugada al gambetear corto a tres rivales y sacar un potente remate que terminó con la pelota en el palo derecho de Joao Virginia. Argentina también daba la señal de atención. No se había retirado del ataque.

Apenas segundos más tarde, Barco aprovechó un error defensivo, se fue hacia el área y dio la sensación de que lo tomaron del brazo en lo que pareció penal, aunque el árbitro estadounidense Ismael Elfath hizo seguir la jugada.

Portugal siguió atacando, y repetidamente por la derecha, sabiendo que Jota era su principal conducto para asistir a Rafael Leao y llegar al gol, pero chocaba una y otra vez con la sólida defensa argentina, aunque el equipo albiceleste ya estaba jugado decididamente a la contra.

El dominio de Portugal se hizo neto, cada vez mayor, y cuando todos imaginaban un cambio defensivo para cuidar el resultado, el director técnico argentino decidió el ingreso de Gonzalo Maroni por Julián Alvarez para cambiar la dinámica del partido y tener más la pelota, algo inusual y saludable.

Y tal como ocurriera en el primer tiempo, a los 33 minutos, Barco aprovechó uno de los escasos errores defensivos del muy buen equipo de Portugal, habilitó a Gaich con medio campo libre, el goleador se fue, pero esta vez el arquero Joao Virginia alcanzó a taparle el remate final.

A los 40 minutos, Nehuén Pérez aprovechó un centro desde la izquierda para empujar la pelota al gol, aunque fue convalidado varios minutos más tarde porque el árbitro consultó al VAR, especialmente para ver si se trataba de un pase (en ese caso, estaba en posición adelantada) o si había rebotado en un jugador portugués, que fue lo que efectivamente ocurrió.

Argentina terminó llevándose de Bielsko Biala un triunfo de notable valor por los puntos y por la magnitud del rival.


lunes, 27 de mayo de 2019

Un final de temporada inesperado para un Barcelona que se parece cada vez más a la selección argentina y no logra explotar a Messi (Interia)



                                                         Desde Sevilla



Los aficionados del Barcelona regresaban tras un largo camino desde el calor de Sevilla preguntándose qué es lo que hay que hacer para que Lionel Messi se sienta acompañado y rodeado de un equipo sólido, ante la desesperación de ver que el genio argentino, que ya convirtió 603 goles oficiales en 687 partidos –casi un milagro- entrará a sus 32 años en la anteúltima etapa de su carrera y sin embargo, los grandes títulos hace mucho tiempo que no aparecen.

Cuesta definir esta temporada del Barcelona. Si escribiéramos esto mismo sobre el Atlético Madrid, el Valencia o el Sevilla, y resumiéramos que se ganó una Liga, se llegó a la final de la Copa del Rey y a semifinales de la Champions League, acaso sería casi perfecta. Pero tratándose del Barcelona, y sabiendo que a principios de mayo estaba la chance de ganar el Triplete (Liga, Copa y Champions), y que la Liga se ganó pronto para enfocarse en el torneo europeo, y luego vino esa tremenda remontada del Liverpool en Anfield, y ahora esto de la final perdida ante el Valencia, la idea parece otra, mucho más negativa.

La semifinal de Champions perdida por el Barcelona ante el Liverpool operó como un castillo de naipes desmoronado. La plantilla nunca se pudo recuperar en lo anímico y pocas veces, Messi fue tan sincero en la conferencia de prensa previa a la final ante el Valencia en el estadio Benito Villamarín del Betis, cuando dijo que ni llevarse la Copa del Rey, aunque significara el quinto doblete en la década, podría borrar la mancha de Anfield.

Siendo Messi el capitán del equipo, esa frase lo resumió todo. Se suele decir que cuando un equipo recibe un gol antes de los primeros cinco minutos, generalmente está emparentado con su desatención y con su estado anímico. Y si el Valencia no marcó un gol a los 3 minutos fue simplemente porque su delantero hispano brasileño Rodrigo se equivocó dos veces seguidas. Primero, no se animó a rematar de entrada y luego, cuando ya regateó a Jasper Cillessen, sacó un remate débil que Gerard Piqué pudo rechazar en la línea.

El Barcelona siguió como si nada pasara, sin reparar en otro tremendo error de Sergio Busquets en una muy mala temporada, y dominó posicionalmente como siempre desde que Ernesto Valverde es el entrenador: teniendo el balón pero sin saber mucho qué hacer con él, más aún si Luis Suárez y Ousmane Dembélé estaban fuera del equipo, Messi, completamente rodeado por rivales y Philippe Coutinho, muy lejos de su nivel.

Con tanto volante defensivo o alejado del ataque, Messi se encontró muy solo, y sin chances, y al revés, en cada contragolpe del Valencia, con uno o dos toques, se acercaba a la portería azulgrana, una constante en todo el año. Por eso, tampoco pudo extrañar que primero Kevin Gameiro pusiera en ventaja al Valencia aprovechando un error defensivo y que Rodrigo aumentara el marcador tras una gran escapada de Carlos Soler desde la derecha.

Después, Valverde quiso remediarlo con la entrada de Malcom, un jugador imprescindible cuando otros atacantes no están, pero ya era tarde. Sólo Messi, con un remate al palo y un gol, tiró de un equipo destrozado, que no lo ayuda, que lo deja casi solo para todo, y aunque sea un genio, el fútbol es un deporte colectivo.

Aún así, Valverde parece ratificado en sus funciones por los dirigentes y plantilla y si continua, probablemente el Barcelona siga preso de estos planteos conservadores, mientras se anuncia una renovación importante de jugadores. Lo que no se ve, esta vez, es un proyecto como aquel de La Masía de los tiempos de Josep Guardiola y Tito Vilanova entre 2008 y 2013, que elevó al equipo al mejor sitial del mundo.

Hoy, el Barcelona tiene a Messi desde 2004 y sin embargo, en 16 temporadas ganó cuatro Champions Leagues, las mismas que ganó el Real Madrid, su gran adversario, en el mismo período.

¿Cómo hacer para explotar mejor a Messi, cuando en junio entre ya a sus 32 años? Es una pregunta que antes se la formulaban en la selección argentina, que se respondían, en buena parte, con la explicación de que en Cataluña, los entrenamientos eran cotidianos y la mecánica, otra.

Hoy, el Barcelona se parece cada vez más a la selección argentina y no al revés, como Messi hubiera preferido: planteos más conservadores, y dependencia del genio para todo.

Habrá que ver si en el verano europeo, los dirigentes del Barcelona serán capaces de encontrar un plan alternativo, mientras el tiempo pasa, inexorablemente, para todos.


domingo, 26 de mayo de 2019

El Barcelona tampoco pudo ante el Valencia, que se quedó con la Copa del Rey (Jornada)




                                                 Desde Sevilla




Tampoco pudo ser la Copa del Rey. El Barcelona lo intentó hasta el último suspiro en el estadio Benito Villamarín del Betis, en un final de infarto en el que el Valencia perdió de manera increíble el tercer gol en los pies de Gonzalo Guedes, pero fue superado por el equipo “Che” por 2-1 culminando una extraña temporada, en la que el título de Liga Española no alcanza a tapar tantas frustraciones.

Esta derrota de un Barcelona destruido anímicamente tras su eliminación de la Champions League en Anfield ante el Liverpool puede traer duras consecuencias para buena parte de su plantel y mucho más aún para su entrenador Ernesto Valverde, quien había sido respaldado por la comisión directiva y el plantel, pero que no parece ahora tener resto para seguir.

El Valencia, en cambio, completó una magnífica temporada, en la que se quedó con la Copa del Rey, llegó a semifinales de la Europa League y consiguió clasificarse para la Champions League 2019/20 con el cuarto puesto en la Liga.

Si quedó claro que con tener mucho la pelota no alcanza, el ejemplo del primer tiempo del Benito Villamarín fue perfecto. Porque un Barcelona demasiado estructurado, con dos líneas de cuatro, a falta de Luis Suárez y de Ousmane Dembélé, dominaba posicionalmente pero eso significaba muy poco.

En menos de cinco minutos, su defensa se había equivocado en un pase atrás, Rodrigo quedó solo ante Cillessen, pero no acertó por dos veces, porque no se animó a pegarle de primera y luego de eludir al arquero, sacó un remate displicente que Piqué pudo despejar providencialmente en la línea del arco.

Ese aviso del Valencia no fue tenido en cuenta por el Barcelona, que siguió igual, con un andar cansino, poca profundidad y un Lionel Messi que parece seguir afectado por lo que pasó ante el Liverpool y fue bien marcado por los centrales “Ches” (a propósito, este Ezequiel Garay, ¿no está para la selección argentina?).

La sensación era que a la primera que el Valencia tuviera, podía facturar y eso ocurrió, nomás, a los 21 minutos, cuando otra pelota le quedó al francés Kevin Gameiro y éste ya no perdonó, Ese 1-0, que en otro tiempo sería una diferencia exigua ante un poderoso Barcelona, en este tiempo suena a otro golpe de efecto al muy bajo estado de ánimo azulgrana.

Por eso no extrañó que a los 32 minutos aumentara Rodrigo después de un gran desborde por la derecha de Carlos Soler, hasta el fondo, y un centro perfecto a la cabeza del goleador hispano brasileño.

El trámite siguió siendo el mismo, pero el Barcelona perdía una final por dos goles, y eso volvía a asemejarse a la semifinal de la Champions League en Anfield.

Recién en el segundo tiempo, y aunque varios jugadores ya calentaban desde los 30 minutos del primero, el entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde, procedió a dos cambios cantados: sacó a Arthur y a Semedo, por superposición de volantes (un mal azulgrana que lleva varias temporadas) para colocar al olvidado Malcom y a Arturo Vidal, con lo que retrasó un poco a Sergi Roberto, y Messi pasó a tener otro colaborador, además de Philippe Coutinho, en el ataque.

Así fue que el Barcelona se lanzó un poco más tras el descanso, y Messi tuvo un remate que terminó con la pelota en el travesaño, con el arquero valencianista Jaume Doménech (una de las figuras, cuando lo probaron de media distancia) vencido, y Vidal no pudo terminarla en el rebote.

Promediando la segunda etapa, el Valencia pagó caro su desgaste y salió lesionado su capitán Parejo (ovacionado por su hinchada) y fue reemplazado por Kondogbia, aunque la situación general no cambiaba: un Barcelona necesitado de goles pero carente por completo de profundidad y de ímpetu, ante un rival parado de contragolpe, esperando el mínimo error para lanzar pelotazos a Gameiro y Rodrigo.

A los 27 minutos, un córner de Malcom desde la derecha, cabeceó Lenglet,  la pelota dio en el palo y Messi, que estaba justo allí, anotó el descuento para ponerle más pimienta a un partido que parecía que se le escapaba al Barcelona.

Valverde dispuso, entonces, redoblar la apuesta con el ingreso del joven Aleñá por Rakitic, para darle más fuerza al ataque, aunque siempre con más volantes que delanteros.

Recién allí, cuando quedaban menos de quince minutos, el Barcelona se acordó de atacar por todos lados, abriendo la cancha, buscando a un puntero como Malcom, ayudándolo con varios jugadores en posición ofensiva, con Piqué de centrodelantero, y el Valencia comenzó a sufrir y a desear que el tiempo pasara, ya sin chances de acercarse a Cillessen.

Sin embargo, ya fue demasiado tarde y el Barcelona acabó pagando más que por este partido, una temporada en la que reinaron la confusión táctica y la falta de respuestas anímicas, y de imprevisibles consecuencias.

El Valencia, por contrario, culmina un año histórico, el de su Centenario, ganando la Copa del Rey, clasificándose a la próxima Champions League desde el cuarto puesto de la Liga, y llegando a semifinales de la Europa League, algo impensado al comenzar el curso.


sábado, 25 de mayo de 2019

Un Barcelona tocado se juega el doblete ante el Valencia (Jornada)




                                                      Desde Sevilla



Será un Barcelona extraño el que enfrente mañana desde las 16 (21 de España) al Valencia en el estadio Benito Villamarín, del Betis, por la final de la Copa del Rey, que si bien podría significar el doblete nacional (por haber ganado también la Liga Española), queda muy descafeinado por la durísima derrota ante el Liverpool por la semifinal de la Champions League.

Tras cinco años sin declarar en una conferencia de prensa, un Lionel Messi calmo pero aún dolido (manifestado por él mismo en reiteradas ocasiones) reconoció que el plantel del Barcelona sigue afectado por lo ocurrido en Anfield hace escasos días, cuando con una derrota por dos goles pasaba a la gran final de la Champions en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid., pero al caer por 4-0, no dejó ninguna opción. “Esa noche hubo un solo equipo en la cancha y fue la segunda vez que nos pasó en dos temporadas”, reconoció el astro argentino.-

Messi, acompañado por el defensor catalán Gerard Piqué, dijo con mucha sinceridad que el equipo necesita cambiar pronto las pilas para vencer mañana al Valencia porque en la Liga no le pudo ganar ninguna de las dos veces en que se enfrentaron y que si su rival llega mejor anímicamente, les puede hacer mucho daño.

En condiciones normales, el Barcelona sería amplio favorito mañana ante el Valencia, pero no tanto en esta circunstancia porque habrá que ver cómo absorbe el golpe de Anfield y muchos jugadores (y acaso un Ernesto Valverde que fue ratificado como entrenador pero sabe que una derrota casi que lo saca de su cargo) podrían estar ante su última posibilidad.

Casos como el arquero holandés Jasper Cillessen, el marcador central belga Thomas Vermaelen, acaso su compañero de zaga francés y campeón mundial, Samuel Umtiti, los volantes Iván Rakitic y Rafinha, y delanteros como Kevin Boateng y Malcom podrían cambiar de equipo en el mercado de verano, que ya se abrió y en el que el Barcelona ya contrató al volante del Ajax Frankie de Jong y tendría chances de traer a su compañero Matthijs, un joven y destacado marcador central (a tal punto, que en esa posición los holandeses contrataron ya a Lisandro Martínez, de Defensa y Justicia).

Si el Barcelona gana la final, será su quinto doblete histórico, algo que ningún otro club ha conseguido hasta ahora en el fútbol español, y también su trigésimo título en una década, lo que refiere a su amplio dominio nacional, además de ser la quinta Copa consecutiva desde la temporada 2014/15.

Pero enfrente tendrá un muy duro Valencia, que llega a Sevilla con el deseo de culminar una gran temporada llevándose la Copa tras haberse clasificado para la próxima Champions League como cuarto de la Liga, y de haber llegado a semifinales de la Europa League, donde fue eliminado por el Arsenal de su ex entrenador Unai Emery.

El Valencia, dirigido por Marcelino García Toral, cuenta con grandes jugadores, entre los que se destaca el goleador (también de la selección española) Rodrigo Moreno, pretendido por muchos equipos europeos, y el defensor argentino Ezequiel Garay, que está en duda porque arrastra una lesión. El otro marcador central argentino del equipo es el ex Boca Juniors Facundo Roncaglia.

El Barcelona es el equipo con más Copas del Rey (30), mientras que el Valencia ocupa el quinto lugar histórico, detrás del Barcelona, el Athletic de Bilbao (23), el Real Madrid (19) y el Atlético Madrid (10).


viernes, 24 de mayo de 2019

El presidente del Barcelona tuvo que ratificar a Valverde obligado por las circunstancias (Interia)




                                              Desde Barcelona



En algún lugar de su consciencia, el presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, debe pensar, aliviado, que ya no deberá presentarse a elecciones porque lo dejará cuando termine este mandato.

El manejo que hizo el club (y del que Bartomeu no puede ser ajeno) sobre la renovación del entrenador Ernesto Valverde desde que comenzó esta semana y con ella, las vacaciones de la plantilla, fue tal que el presidente cree que hay alguien, o algunos, que están en la propia estructura de la entidad, que lo está (o están) traicionando.

Porque la mayoría de los periodistas que viven en Barcelona y cubren la actualidad del equipo coinciden en que las versiones e informaciones acerca de la posible salida de Valverde del banquillo para la próxima temporada (cuando le queda una sola de contrato) salieron desde las entrañas del club y no desde fuera.

Desde el lunes pasado, aunque el martes hizo eclosión, fueron aumentando los trascendidos por los cuales ya Valverde no reunía el respaldo necesario para seguir como entrenador, e incluso que se le había comunicado desde las más altas estructuras que no seguiría, y que el máximo candidato a reemplazarlo era el español Roberto Martínez, actualmente a cargo de la selección belga y, para muchos, con “ADN Barcelona”.

El propio Martínez llegó a manifestar, luego de tanto desarrollo de una noticia nunca desmentida en esas horas, que antes de tomar una medida como aceptar este cargo, debía hablarlo primero con la dirigencia de la Federación belga.

También se dijo que tras la final de la Copa del Rey, perdida ante el Valencia el pasado sábado en Sevilla, parte de la plantilla ya no respaldaba al entrenador (hasta ese día, sí) y que Bartomeu había estado reunido con Lionel Messi en su casa (suena a disparatado) para que éste diera el OK por Valverde y hasta por el regreso de Neymar, de complicado presente en el PSG francés y hasta litigando con el Barcelona en los tribunales por reclamos de impagos.

Un columnista de un diario deportivo catalán llegó a decir que por estas horas, Bartomeu camina haciendo marcha atrás por la sede del club para no perder de vista a nadie por miedo a las traiciones de sus compañeros de mesa, que con estas versiones arrojadas a los medios, y nunca desmentidas, terminaron obligando al presidente no sólo a renovarle la confianza a Valverde sino a comunicarlo él mismo (la prensa local reclama un comunicado, pero no se puede comunicar lo que ya está en vigencia, porque sólo da lugar a sospechas de que la situación del entrenador es, entonces, demasiado frágil).

Lo cierto es que todo indica que si Valverde sigue en la temporada que viene no es porque se crea que es la persona idónea para manejar esta plantilla, y tampoco queda claro que ahora todos los jugadores lo quieran, sino para no mostrar debilidad hacia afuera, o una depresión que nadie imaginaba que sería tal, siquiera hace un mes.

Esto le puede traer a Valverde y al club un enorme dolor de cabeza en el inicio de la temporada que viene, que comienza, nada más y nada menos que otra vez ante el Valencia, por la Supercopa de España, y no vaya a ser que el Barcelona volviera a caer, porque entonces se desencadenaría un “efecto Lopetegui”, el entrenador que el Real Madrid arrancó a la selección española a dos días de comenzar el Mundial de Rusia, y que comenzó cayendo ante el Atlético Madrid por la Supercopa europea y al poco tiempo, estaba en la calle.

Si en el Barcelona quieren facilitarle la tarea a Valverde, al menos deberán traerle a Matthijs De Ligt, el joven líbero del Ajax, que ahora también pretende el Real Madrid, tal vez a Antoine Griezmann, ante un vestuario que hace un año lo alabó y ahora se mantiene en absoluto silencio, y posiblemente un goleador que pueda admitir ser suplente de Luis Suárez a la espera de oportunidades pero con la intención de pelearle el lugar (¿Fernando Llorente?).

Claro que para eso, el Barcelona deberá hacer caja primero, hay sea con Malcom (a quien Valverde dio pocas posibilidades), Cillessen, Vermaelen, André Gómez y Cucurella (los dos últimos, estaban cedidos al Everton y al Eibar, respectivamente) pero en especial a Philippe Coutinho, por quien pretende unos cien millones de euros pero no parece fácil que alguno lo quiera pagar, si bien tiene interesados, especialmente en Inglaterra.

Hasta en los fichajes, o en las ventas, el Barcelona se va dando cuenta de que Valverde no era el entrenador buscado. Ya es tarde para todo, incluso, para despedirlo. Ahora, será el inicio de la próxima temporada la que hable.

martes, 21 de mayo de 2019

Amarillismo (Un cuento de Marcelo Wio)





Sandalio Fernández llegó al fútbol de carambola. Una tarde, maltratando el paño de la mesa de billar del Club Social Extinción – fundado por un grupo de paleontólogos frustrados -, el entrenador de fútbol del club vio al joven en una de esas tardes inspiradas que cualquiera que no esté desequilibrado o desesperado sabe identificar como únicas e irrepetibles: aberraciones de la realidad. Teótimo Lecce no sólo no apreció eso, sino que aumentó la pifia aún más: creyó posible trasladar la aparente habilidad del billar al terreno futbolístico. Intoxicado por ese entusiasmo no sólo infundado, sino tan evidentemente fraudulento, le propuso a Sandalio sumarse al equipo. El joven dijo que sí porque en una mesa cercana había dos muchachas a las que pretendía impresionar con fines eróticos.

Jugó un partido. O un trozo de partido.Como era de esperar, lo hizo como el reverendísimo traste. Nunca había sentido inclinaciones por ese deporte. Sandalio miraba hacia el banco de suplentes buscando la mirada de Lecce para pedirle, implorarle que lo sacara, pero éste observaba otro partido, o alguna vieja batalla europea, o una orgía romana. Cómo saberlo.

El viejo se había agarrado de Sandalio no tanto como una solución deportiva, sino mental: alrededor del joven inventó una escapatoria para esa realidad que se le había ido cayendo encima con los años; una circunstancia de extrarradio, de mediocridad, de vino malo, de campos de juego que parecían masacrados por obuses y olvido. Ahí, quieto, casi sobre la banda, como quien está a punto de saltar a un precipicio, Lecce estaba a lejos. Muy lejos, sí, pero no tanto como para perder de vista a Sandalio – o lo que fuese que él viese; porque seguro que no era a ese joven desgarbado, sin talento, con la mirada llena de miedo y polvo.

Durante el entretiempo, en el vestuario frío y húmedo – un museo de transpiraciones y fracasos -, el portero se le acercó y le dijo: Pibe, sólo tenés una salida. ¿Matarme?, preguntó Sandalio. No, hombre, rajar; ahora – respondió el otro.
Salió del vestuario con el resto del equipo para volver a la cancha, pero en el camino se las tomó. Hasta ahí, los hechos.

Uno podría extenderse mucho deteniéndose minuciosamente en lo irrelevante, en lo meramente anecdótico. Pero ni tengo la paciencia necesaria para tales pasatiempos, ni este texto tiene ánimo literario, niningún otro más que referir un suceso minúsculo que dio que hablar en el club, primero, en el barrio, inmediatamente después, y que finalmente, por algún motivo, saltó a la prensa nacional. Se dijo que debido a que era un “verano lento”, que no pasaba nada, que había que llenar páginas y horas de radio. Pero también se dijo, en voz baja, sin alharaca, que los “lentos” eran los ciudadanos que no veían el desguace del país porque la prensa, precisamente, no se lo contaban, tan “ocupados” como estaban en relatar las novedades del “caso Sandalio Fernández”. Caso Sandalio Férnadez, sí. Así lo llamaron.

Que le tenía miedo a su sombra, llegaron a decir. Pavor. Que por eso desapareció – que se fue al norte del norte, “donde las nubes gobiernan el cielo y los ánimos”, según el redactor de un vespertino de la capital. Eso al principio.

Luego comenzaron a circular rumores de amoríos, de un cornudo con mucho poder, como explicación de su fuga. Enseguida esos mismos dichos fueron transformándose en una deuda con un prestamista – es fascinante, pero tema para otra ocasión, cómo los amoríos mutaron en carreras de caballo y timbas varias, el cornudo en un mafioso marginal, pero no por ello menos peligroso (incluso, por ello acaso más peligroso); hasta llegar al punto de borrar las deudas de juego y mudarlo todo a una turbulenta relación amorosa con el dichoso criminal que devino líder político. Se dijeron mil y una barbaridades. Y mil y una hipótesis (aunque presentadas, claro está, como hechos comprobadísimos). Todos tenían en común una cuestión: no llegaban ni por equivocación a rozar la verdad; que, por lo demás, era de lo más pedestre.

Ahora uno de una radio aseguró que Sandalio estaba al frente de una mafia dedicada a venderle sustancias dopantes a los jugadores y cuerpos técnicos de todas las ligas regionales del país. Esta es la versión actual. Que huyó porque la policía ya lo tenía en la mira y que algún comisario en su nómina le dio el chivatazo. Que otra mafia lo venía desplazando y finalmente lo intimó a tomarse las de Villadiego.

No sé cuánto más se va a seguir hablando del tema. Pero no creo que mucho. Acabo de leer un cable de agencia informando que la gran actriz de variedades Dosinda Martín murió al caer del balcón de la habitación que ocupaba en el hotel de la localidad costera de San Piélago, donde realizaba la temporada teatral de verano. En la habitación se encontraban con ella el sicalíptico Ciro Cruz (compañero de elenco) y el banquero Abelardo Bonifacci – caído en desgracia luego de que se separara de la hija de la ínclita familia Ituzaingó. Esto tiene toda la pinta, aunque el cable no lo dijera, porque se ciñó ese minucioso y escueto hecho, de haber sido una fiestita de lo más íntima.

Lo triste del caso es que todo lo que en este caso se llegue a rumorear – que será, calculo, infinitamente más que sobre el perejil de Fernández -, no estará a la altura de la realidad, que en estos casos uno siempre intuye más truculenta. Habrá que ponerse a escribir algo sobre el tema. Si uno es de los primeros, se transforma en “experto” en el tema casi automáticamente – y así llegan las invitaciones de los medios de la ciudad; lo que, con suerte, se traduce en un aumento en el diario. Y yo ya hace tiempo que no soy uno de esos expertos. La última vez fue con el caso Antúnez: un jubilado que traficaba con pastillas, dentaduras, pañales para adultos; vamos, con lo que fuere, en la cancha de bochas de una plaza de barrio – ocultaba todo el comercio en bolsos y en bochas falsas; la imagen era de una idílica y entretenida tercera edad en eterna partida.

“La actriz Dosinda Martín murió hoy al caer del balcón de la habitación que ocupaba en el hotel de la localidad costera de San Piélago, donde realizaba la temporada teatral de verano. Huéspedes de las habitaciones vecinas dijeron haber oído música muy alta y posteriormente gritos de dos hombres, y la voz de una mujer – entonces no sabían a quién pertenecía la misma – intentado interponerse en lo que, a esa altura, parecía una pela. Enseguida vino el ruido de vidrios rotos y las voces se hicieron más claras para aquellos veraneantes que alargaban la noche en los balcones del hotel. 

Entonces sobrevino un grito que, según una mujer alojada en una habitación del piso superior a la de la diva, que prefiere mantener su identidad en el anonimato, dijo no podrá olvidar jamás: ‘un horror absoluto que se alargaba y alejaba’”. Quizás sea demasiado. Aunque con lo que vendrá después… Sí, creo que se terminó el minuto de Sandalio.“En la habitación se encontraban el actor Ciro Cruz y el banquero Abelardo Bonifacci, a quienes identificaron trabajadores del hotel y un viandante que los vio en el balcón inmediatamente después de escuchar el grito final de la diva del teatro de revistas…”.

lunes, 20 de mayo de 2019

Griezmann, Mbappé, Pogba y otros chicos del montón (Jornada)


       
                                                     Desde Barcelona



Toda España mira hacia Francia, y La Liga, que acaba de terminar sin grandes novedades, no puede ser la excepción. Las vedettes, por estas horas, son varios de los campeones mundiales de Rusia, cuando se abre, definitivamente, el largo mercado de pases del verano europeo.

Si muchos están pendientes de la posibilidad de que por fin Pedro Almodóvar gane la Palma de Oro con su nueva película “Dolor y Goria” en el festival de Cannes, que fue ovacionada por gran parte del público, y el actual presidente de gobierno, el socialista Pedro Sánchez aparece como alternativa de liderazgo continental como alternativa a su par francés Emmanuel Macron para el Parlamento Europeo en las elecciones del próximo 26, no son pocos los que están atentos a los jugadores galos de moda.

Por el lado de Antoine Griezmann, tal como hace un año, otra vez es noticia porque ahora sí, muy rápido, organizó un video corto para anunciar que deja el Atlético Madrid luego de cinco excelentes temporadas, provocando un enojo que al parecer ha sido consensuado con el presidente rojiblanco, Enrique Cerezo, por cierto, un empresario cinematográfico que viaja asiduamente a la Argentina.

Si en 2018 todo el barcelonismo esperaba que Griezmann comunicara su alejamiento del Atlético, éste no se produjo en ese momento y el goleador francés decidió continuar un año más en Madrid, pero ahora, con las salidas de sus amigos Diego Godín, Filipe Luis, Juanfran Torres y Lucas Hernández-éste último, transferido al Bayern Munich-, su motivación es otra, y ya comunicó que se marchará.

Sin embargo, la novela parece que será larga, acaso uno de los culebrones del verano. Resulta que su cláusula de rescisión vale 200 millones de euros, pero tiene un trato con el Atlético que pasado el 30 de junio, es decir, con el inicio de la temporada 2019/20, esta misma cláusula se rebajará a 120 millones, que aunque para la Argentina es una fortuna, para los clubes poderosos europeos es una bagatela.

Así es que el presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, se entusiasmó con el fichaje, lo mismo que el DT Ernesto Valverde, pero la amenaza de tormenta parecía llegar por el lado de dos clubes con mucho más recursos que el Barcelona, el Manchester City y el PSG, que como reciben dinero de Estados por debajo de la mesa (el primero de Emiratos Árabes y el segundo desde Qatar), no tendrían problemas en pagar ahora los 200 millones, generar un gusto mucho más dulce en las arcas del Atlético, y no hacer esperar a que llegue julio.

Pero ocurrió algo impensado para Griezmann. Tanto el PSG como el Manchester City declararon oficialmente que no están interesados en Griezmann, y el vestuario del Barcelona parece resentido con su negativa a vestir de azulgrana en la temporada pasada. Y ahora el francés, que ya anunció que se va del Atlético, no tiene destino claro.

Tampoco parece que será un verano tranquilo para el brillante y joven delantero francés Kylian Mbappé, gran figura del PSG. En un acto de cierre de la temporada en París, y cuando nadie lo esperaba, declaró al pasar a recibir un premio que quisiera ahora una mayor responsabilidad en un equipo y si un primer punto de inflexión en su carrera fue cuando pasó del Mónaco a su actual equipo, ahora podría haber “otro punto de inflexión” en el PSG “o acaso en otro equipo”.

La cuestión es que inmediatamente después, ya muchos lo imaginaron de blanco y en Madrid, tomando en cuenta que el DT del Real es también francés, Zinedine Zidane, quien lleva semanas tratando de convencer a Paul Pogba para que deje el Manchester United y se traslade a la capital española.

Zidane considera imprescindible a Pogba (silbado en su último partido con el Manchester United) para su proyecto de un nuevo Real Madrid 2019/20 que trate de borrar sin dejar ninguna huella, esta nefasta temporada que acaba de finalizar, en la que acumuló 19 derrotas (no hay error en la cifra) y en la que estuvo de vacaciones, sin ningún objetivo, desde principios de marzo, lo que significa cinco meses sin jugar por nada.

Por eso, Zidane regresó antes de tiempo a la dirección técnica a nueve meses de su impactante renuncia delante del desencajado Florentino Pérez. Tenía tiempo para pensar bien un proyecto para 2019/20 pero no aguantaba más en su casa, sin una actividad concreta, y llamó para volver a sentarse en el banco, aunque bajo la promesa de un nuevo equipo más motivante, sin que pase lo que ayer en el Santiago Bernabeu: un equipo dormido, desganado, sin alma, que perdió nada más que 2-0 ante un Betis de mitad de tabla y que destituyó a su DT (Quique Setién) al terminar el partido.

Varios espectadores se levantaron y se fueron al segundo, cuando Marcelo (el mejor lateral izquierdo del mundo cuando tiene ganas de jugar, pero que ni siquiera fue convocado a la selección brasileña por la Copa América), lanzó un pase a un compañero como si lo hiciera desde el sofá de su casa.



Más que “Dolor y Gloria”, lo del Real Madrid de este año se pareció a “Pepi, Lucy y Bom, y otras chicas del montón”, la ópera prima de Almodóvar, cuando el gran director manchego recién comenzaba y todavía su cine no desplegaba el talento que aparecería más tarde y con otros recursos.

sábado, 18 de mayo de 2019

Manchester City, el bicampeón inglés que busca exportar su filosofía al mundo pero no consigue resultados y podría quedar afuera de la próxima Champions por incumplir con el Fair Play Financiero de la UEFA (Infobae)




El City Football Group vivió, en el pasado fin de semana, sentimientos encontrados. Casi a la misma hora, festejaba el título de bicampeón de la Premier League inglesa con el Manchester City, dirigido por Josep Guardiola, mientras que sufría el descenso de otro de sus equipos, el Girona, en la Liga Española, cuya cara visible es Pere Guardiola, el hermano del reconocido entrenador catalán.

Pocas horas después del festejado título del Manchester City, un punto por encima del Liverpool y con 98 puntos sobre 114 (en la temporada pasada llegó a los cien), comenzó a crecer la versión de que el equipo inglés podría perderse la próxima edición de la Champions League (que se le viene negando a Guardiola desde sus tiempos en el Barcelona, tras pasar también tres años en el Bayern Munich), o a lo sumo la de la temporada 2020-2021, por vulnerar las reglas del llamado “Fair Play Financiero” de la UEFA, que impone un techo en los gastos anuales respecto de los ingresos.

La versión de una sanción para el Manchester City la lanzó días atrás el diario “The New York Times”, que sostiene que habría habido engaños en el manejo de los fondos del club a la Junta de Control Financiero de la UEFA con sede en Nyon, Suiza, a cargo del ex primer ministro belga Yves Laterme, aunque el club inglés acaba de emitir un comunicado en el que niega rotundamente estar implicado: “Algunos nos quieren hacer daño porque las acusaciones son completamente falsas. Hemos enviado un informe de nuestra situación a la Cámara de Investigaciones del Comité de Control Financiero de Clubes (CFCBIC) de la UEFA”.

Desde hace tiempo que al Manchester City se lo vincula con lo que se dio en llamar “Doping Financiero”, término que instaló el ingeniero francés y ex entrenador del Arsenal por más de dos décadas, Arséne Wenger para referirse a fondos que llegan a los clubes en forma disimulada y a través de empresas ligadas a Estados, como en este caso ocurre con Emiratos Árabes Unidos porque quien está a cargo del club, el jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan, es hermano de Jalifa, presidente de EUA y emir de Abu Dhabi, ciudad en la que abundan los pósters callejeros de los jugadores de los “Ciudadanos”.

Es decir que detrás del Manchester City, y del City Football Group, hay un Estado. Y parte de la realeza controla la empresa Etihad, que da nombre al estadio de Manchester y patrocina la camiseta del equipo. Tanto el club como el grupo dependen del Abu Dhabi United Group (ADUG), propiedad del jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan, con sede central en Manchester y oficinas en Abu Dhabi, Londres, Nueva York, Melbourne y Tokio.

El City Football Group se fundó en 2008 para comprarle el Manchester City al ex primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra. No bien se hizo cargo del club, echó al entrenador Mark Hughes (un ex jugador galés del Manchester United y el Barcelona), tuvo una segunda etapa con el italiano Roberto Mancini,  y con una enorme inversión en jugadores justo antes de que llegara el control del Fair Play Financiero.

También invirtió 10 millones de libras para su academia de Platt Lane, amplió la capacidad de su estadio a las 62.000 personas (el tercero de Inglaterra), tuvo un salto de calidad en su estilo de juego con la llegada del director técnico chileno Manuel Pellegrini, hasta que en 2016/17 llegó Guardiola.

En el primer año, dio el gran golpe de autoridad cuando fichó al brasileño Robinho en 30 millones de euros en el límite del cierre del mercado de pases y al tercer año, ganó la primera liga con un recordado gol sobre la hora de Sergio Agüero, postergando al Manchester United. “Agüero, juro que no volveréis a ver jamás algo así”, se escuchó entonces de la voz vibrante de Martin Tyler, elegido como el mejor comentarista de la década por la Federación Inglesa (FA).

Cuando el italiano Mancini firmó su contrato en 2009 (luego tendría un sonado choque con Carlos Tévez, cuando éste, cansado de trotar en el calentamiento, se negó a ingresar como suplente ante el Bayern Munich por la Champions League), se supo a través de la revista alemana “Der Spiegel”, gracias a una investigación del sitio web “Football Leaks”, que el DT, en realidad, había firmado dos contratos paralelos, uno con el club y otro con la empresa Al Jazira Sport and Cultural Club. Es que a través de ADUG, el Manchester City le enviaba dinero a la empresa de comunicaciones Al Jazira, y hasta aparecía como puente un cuarto actor, la empresa Sparkglow Holdings, una sociedad offshore en la isla Mauricio.

Por si fuera poco, el City Football Group invirtió también en el equipo femenino del Manchester City desde 2012, aunque éste ya existía desde 2008, y acabó ganando la Copa Inglesa en 2014.

Sin embargo, todo el éxito que el Manchester City tiene en el fútbol inglés (si bien no logra alcanzarlo en Europa), no tiene el mismo correlato en el resto de países en los que el grupo fue adquiriendo clubes, y la cara más triste fue la del pasado fin de semana con el Girona, manejado en partes iguales de capitales (44,3 por ciento cada una) entre el City Football Group y el Girona Football Group, cuya cara visible es el agente de futbolistas Pere Guardiola, hermano del DT Josep Guardiola.

Si bien el 23 de agosto de 2017 representantes de los dos grupos presentaban la nueva asociación para manejar el Girona y sostenían que el objetivo era “mantener, afianzar y hacer crecer al Girona FC para convertirlo en un club consolidado en Primera División”, dos años más tarde se encuentra al borde de la Segunda, casi sin chances de revertirlo porque no sólo necesita marcar siete goles en su último partido de Liga, sino que su competidor por la permanencia, el Celta de Vigo, debe caer como local ante un Rayo Vallecano que también descendió.

Amigo de los hermanos Guardiola y conocido de Ferrán Soriano, ex dirigente del Barcelona y ahora director general del City Football Group, Eusebio Sacristán, ex volante del recordado “Dream Team” azulgrana de Johan Cruyff en los años noventa, fue convocado como entrenador luego de pasar por la Real Sociedad y en reemplazo de Pablo Machín, que tras su exitosa temporada 2017/18, emigró al Sevilla.

Lo extraño es que tras una buena primera rueda en la presente temporada (en marzo tenía 34 puntos en la Liga), y cuando venció como visitante en Madrid al Leganés todos dieron al equipo por salvado del descenso, se produjo un inexplicable derrumbe que ahora lo pone con un pie y medio en la Segunda categoría para 2019/20, con Eusebio llorando y pidiendo disculpas a los hinchas y la comisión directiva tras la derrota ante el Levante, en un año en el que el equipo le ganó al Real Madrid en el Santiago Bernabeu, al Valencia en Mestalla y al Villarreal en La Cerámica, y que empató con el Barcelona en el Camp Nou, pero que apenas ganó 3 partidos de 19 como local en el estadio municipal de Montiliví.

Si hay una particularidad en los equipos satélites del City Football Group es que salvo en el Manchester City, no suele hacer grandes inversiones en contrataciones de jugadores porque prefiere creer en su filosofía de fútbol de posesión de pelota y de apuesta por los jóvenes del club y acaso por esto mismo, en el pasado mercado de invierno europeo sólo llegó al Girona Raúl Carnero, procedente del Leganés. Esto generó cierto malestar entre los seguidores, cuando en el mercado anterior sólo habían regresado Douglas Luiz y Aleix García y contrataron a Patrick Robert, quien casi no fue requerido por el DT.

Algo demasiado parecido al Girona ocurrió en Uruguay, donde el City Football Group adquirió el Club Atlético Torque de Montevideo cuando estaba en Segunda y si bien consiguió llegar a Primera, no pudo mantenerse y volvió a descender.

El Torque era un club manejado por el empresario Raúl Aquino, quien lo había fundado con la idea de instalar en el Uruguay la filosofía del “fútbol-empresa”. Se inscribió en la Segunda Amateur, avanzó a la llamada Segunda Profesional hasta que llegó a la Primera en 2016 y un año más tarde fue adquirido por el grupo de los Emiratos Árabes.

Torque, como el resto de los clubes del grupo, se ciñe a las directivas desde la oficina central y por ejemplo ya anunció que desde el 1 de julio, con el inicio de la nueva temporada europea, vestirá la indumentaria Puma, porque es lo que ocurrirá en todo el mundo con los equipos del mismo dueño. El director deportivo es Luis Bruno, un ex dirigente de Nacional que se había alejado de esta entidad, y los equipos de Torque suelen ser muy líricos y a veces fueron duramente criticados por eso, por una cierta ingenuidad en sus planteos ultraofensivos, que más de una vez le hicieron perder puntos y lo llevaron al descenso.

Pero en Torque se mantienen firmes con la idea de respetar el juego de posesión y tampoco por eso quieren fichar jugadores y apuestan todo al desarrollo de sus divisiones inferiores y en el mejoramiento de los campos de entrenamiento.

Si el City Football Group tiene el cien por ciento de las acciones del Melbourne City australiano y del Torque uruguayo, el 44,3 porciento del Girona y el control total del Manchester City, también adquirió el 80 por ciento del New York City, el 20 por ciento del Yokohama Marinos japonés y últimamente, parte del Sichuan Jiuniu FC de China, que juega en la Ligue Two, la Tercera división del país, en la ciudad de Chengdu (provincia de Sichuan), con un estadio para 27.000 espectadores, y oficinas del club en Shangai y Shenzhen.

La adquisición del Sichuan Jiuniu FC es parte de un acuerdo estratégico por el que China Capital Media-más de 700 empleados- compró el 13 por ciento de las acciones del ADUG. James Zhou, el gerente de Ubtech, el patrocinador, cuenta su idea: “Creemos que la tecnología innovadora de la inteligencia artificial puede potenciar la industria del fútbol y promover el desarrollo de una nueva industria y nos enfocaremos en esto en el futuro”.

En Japón, el City Football Group decidió invertir en un club tradicional de la J-League, el Yokohama Marinos, que tuvo muchos argentinos en sus filas. La presentación se llevó a cabo el 20 de mayo de 2014, en sociedad con Nissan. Controlan el 20 por ciento de las acciones, aunque se cree que con empresas subsidiarias podrían llegar hasta el 39 por ciento. Sin embargo, por ahora el equipo se mantiene en la mitad de la tabla, sin descollar.

No muy distinto es lo que ocurre en Australia, donde adquirió el Melbourne City en 2014, cuando el club se llamaba Melbourne Heart, invirtiendo 12 millones de euros para llevarse el 80 por ciento de las acciones (el otro 20 por ciento se lo compró a un consorcio de empresarios del club australiano de rugby Melbourne Storm). Sin embargo, el Melbourne City cayó en las semifinales de los play off, si bien no es tan difícil acceder a esta instancia porque en el total del torneo participan diez equipos y los seis primeros pasan a la etapa de las definiciones.

Por ahora, el Melbourne City no ha podido conseguir muchas adhesiones entre el público. El club más popular de la ciudad sigue siendo el Melbourne Victory y se dice que en cada partido del City “se pueden contar más gaviotas que personas”. La entidad no pudo retener a una de sus figuras, el delantero uruguayo Bruno Fornaroli y antes llegó a tener en sus filas al español David Villa, campeón mundial en Sudáfrica 2010.
Villa jugó en el Melbourne City en la temporada 2014/15 para luego emigrar al New York City, otro de los equipos del grupo. Esto suele ser habitual porque los jugadores suelen moverse entre los distintos equipos del consorcio en todo el mundo, y de hecho, si aparecen algunos destacados en los equipos satélites, terminan teniendo alguna chance en el Manchester City y al revés, si no son considerados jugadores para el Manchester City, suelen ser derivados a los equipos satélites.

En los Estados Unidos, el New York City cayó en los cuartos de final de la Major League Soccer pasada luego de ser tercero  en su conferencia. Comenzó a participar en 2015 y su primer director deportivo fue Zdenek Ondrasek, ex jugador del FC Dallas, y su primer entrenador, Jason Kreis, quien ya había ganado una Copa en la MLS y que en 2016 pasó a ser gerente de la Academia del Manchester City, en otro de los tantos pases desde un club a otro del mismo grupo. Al revés, el reconocido ex jugador francés Patrick Vieira, se mudó a Nueva York para administrar la entidad norteamericana del grupo.

Otro aspecto que opera entre los clubes del grupo, aunque mucho más al servicio del Manchester City, es lo referido a la aparición de innovaciones. Si, por ejemplo, algún rival de los equipos del City Group desarrolla alguna nueva estrategia en tiros libres o córners, ese video llega inmediatamente a Guardiola, en Manchester, para ser estudiado en posibles futuras aplicaciones en los partidos del Manchester City.

A tres años de su fundación, en 2017, el City Football Group ya disponía de 4384 millones de libras y ya muchos especulan con la adquisición de más equipos por el mundo (en la Argentina se dijo que si se abría la ventana a la entrada de sociedades anónimas, podrían ir por alguna entidad).

Al menos así lo había dado a entender el presidente del grupo, Khaldoon Mubarak, quien sostiene que el grupo apunta a tener al menos un club por continente. En algún momento, el director Tom Glick sugirió que la próxima compra de acciones podría ser en la India, aunque no sea éste un país con tradición futbolera, y en algún momento también hubo un cortejo con el Cape Town FC sudafricano. Otros especularon con la compra del Saint Etienne en Francia, y el Estoril y el Boavista de Portugal y el 13 de julio de 2017 se llegó a anunciar que habían comprado al River de Ecuador, que pasaría a llamarse Guayaquil City FC pero esto jamás fue confirmado por el City Football Group y la fuente principal de la información, MKT Esportivo, eliminó el artículo.

Ferrán Soriano, una de las cabezas del grupo, prefiere aclarar bien los movimientos: “Creamos comunidades de fútbol conectadas globalmente. Nuestras decisiones se basan en que sean países con potencial de crecimiento, como Australia o los Estados Unidos. Allí el fútbol no es el deporte número uno, pero sí el que más crece. También debe ser una Liga estable. El último criterio es el futbolístico: se invierte donde hay talento”.

Algunos ironizan con los gastos del Manchester City y el supuesto intento de escapar de las garras del Fair Play Financiero de la UEFA.  Un periodista inglés escribió en estos días que si no se le pone un freno al equipo de Guardiola “se corre el riesgo de que los Ciudadanos repitan aquella frase del mítico DT del Liverpool Bob Paisley: “Hemos tenido años difíciles. Una vez salimos segundos”.

Mientras todo esto ocurre fuera de las canchas, el sábado que viene, el Manchester City buscará el póker de títulos de la temporada cuando se enfrente al Watford del DT español Javi Gracia y del delantero catalán Gerard Deulofeu por la final de la FA Cup. De ganarla, la sumaría a la Premier League, la Supercopa inglesa y a la Copa de la Liga. Sólo le habrá faltado la Champions League, pero su dirigencia sigue sosteniendo que hay que tener paciencia y que ya llegará, siempre con la misma filosofía. 

Ya lo dijo Guardiola: “si me fue bien así, descarten la idea de que vaya a cambiar mi forma de pensar”.