martes, 30 de abril de 2019

Ajax-Tottenham, la semifinal “judía” de la Champions (Infobae)




Cuando este martes se enfrenten en Londres, así como la semana que viene en la revancha de Amsterdam por la semifinal de la Champions League, las hinchadas del Ajax y del Tottenham harán flamear por ambos estadios una impresionante cantidad de banderas israelíes y de Estrellas de David, como suele ocurrir en los partidos de ambos equipos en cualquier torneo desde hace muchos años.

No sólo el Tottenham, que dirige Mauricio Pochettino, tiene en su plantel cuatro jugadores que pasaron antes por el Ajax (Cristian Eriksen, Jan Vertonghen, Toby Alderweireld y Davinson Sánchez) o anteriormente tuvieron en compun a una estrella como el volante Edgar Davids, sino que los une una estrecha relación con el judaísmo, aunque cada uno con características distintas.

Se calcula que en 1596, muchos judíos sefaradíes se establecieron en Amsterdam luego de los padecimientos en Portugal tras haber sido expulsados de España en 1492. Esta ciudad estaba liberada de la intolerancia religiosa de la monarquía española. Muchos judíos de aquellos comenzaron a navegar los mares del mundo e hicieron grandes fortunas. Se establecieron cerca de la casa de Rembrandt, a quien le alquilaban, como mercaderes, le alquilaban al pintor parte del sótano de su casa. A esto se les unieron los ashkenazim entre 1648 y 1649, escapando de la Guerra de los Treinta Años durante la rebelión de los cosacos en Polonia y la guerra entre ésta, Rusia y Suecia.

El Ajax fue el equipo del gueto de Amsterdam en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, los domingos cerraban antes los puestos del mercado porque había que concurrir a la cancha, en el tranvía. El puntero izquierdo era Eddie Hamel, un judío neoyorquino que se destacaba por su juego estético y era admirado por las mujeres por su belleza, que murió en Auschwitz en 1940 (ya había dejado el fútbol). En cada partido de los rojiblancos flameaban en el viejo estadio De Meer (construido en 1934) las banderas con los colores del Ajax y la Estrella de David, que era llamada La Estrella del Ajax. Hasta que Holanda se rindió dos días después de que los cazabombarderos de Hitler destruyeran Rotterdam con 900 muertos. El nazismo devastó Holanda y de los 140.000 judíos de Amsterdam sólo sobrevivieron 40.000 y eso también afectó al club.

El reconocido periodista ghanés de familia holandesa Simon Cúper, del diario “The Guardian” y autor del libro “Ajax, el equipo del gueto” y que lleva como subtítulo “El fútbol y la Shoá”, sostiene que las Estrellas de David que flamean en los partidos “son en realidad un testimonio de una realidad histórica que hasta no hace mucho tiempo había sido negada, dejada de lado, o enmascarada detrás de la figura de Anna Frank y el mito de la tolerancia holandesa”.

Cúper cuenta los padecimientos de Bennie Müller, quien fue capitán del Ajax y de la selección holandesa en los años Sesenta y que recuerda cuando a sus cuatro años cuando los nazis se llevaron a su mamá (aunque después sobrevivió pero 8 de sus 10 hermanos no lo consiguieron). Su compañero SjaakSwart, el volante del equipo tricampeón de Europa en los años 70, y llamado “Mr. Ajax”, siempre se mantuvo muy discreto sobre su posible condición de judío.

La reconstrucción del club comenzó en los años Sesenta con Jaap Van Praag (un comerciante de discos de temática judía que escapó de las razzias nazis al esconderse por dos años en el sótano de un fotógrafo), Maup Caransa (un multimillonario, al que lo salvó el matrimonio con una mujer no judía y por el que en esos años el club era llamado “Los Caransajax”), y los hermanos Feed y Wim Van der Meijiden (empresarios inmobiliarios que eran conocidos como “los constructores del bunker” por los servicios prestados a los nazis y por lo que luego fueron procesados luego de la liberación de Amsterdam).

A fines de esa década, huérfano de padre, también el Ajax cobijó nada menos que a Johan Cruyff, luego casado con una judía y cuyo hijo Jordi está identificado con el Maccabi Tel Aviv. Y si bien el Ajax tuvo tiempos de gloria en los años setenta, con Cruyff, Swart, Keizer, Haan, Krol y Neeskens, dirigido por Marinus Michels, también esos fueron tiempos de la llegada del hooliganismo a Holanda, como fenómeno de exportación inglés. Así comenzaron los ataques de los ultras de su gran rival, el Feyenoord, que hacían el sonido largo de la letra “s”, imitando una cámara de gas, y que años más tarde ya hizo rimar con la palabra “Hamás”, en referencia a la organización terrorista.

Ese recrudecimiento del enfrentamiento entre las barras del Ajax y del Feyenoord (de Rotterdam) hizo que el presidente de los de Amsterdam, Michel Van Praag, hijo del también ex presidente de los años Sesenta Jaap (fallecido en 1987) y que devolvió la gloria al club al ganar la Champions League y la Copa Intercontinental en 1995 con Louis Van Gaal como DT, se quejara de sus propios seguidores al decir que “no conocen nada de la historia de Israel” y que “son tan judíos como yo, chino”.

La situación entre las hinchadas se puso tan violenta al iniciarse el Siglo XXI que en 2005, el Ajax intentó, en vano un proceso para convencer a sus aficionados de que deben renunciar a los símbolos que identifican al club con el judaísmo bajo el pretexto de terminar con este flagelo.

El vocero del club, Simon Keizer, quien dijo que a entender de algunos dirigentes, “renunciar a las banderas con la Estrella de David y a cierto tipo de canciones evitará que la reacción de los aficionados rivales ponga en la mira lo judío y alimente una polémica religiosa. Ajax –dijo entonces- no es un club judío. No tiene ninguna referencia al respecto en su estatuto y no tiene vínculo alguno con la religión. Esa imagen deriva sólo del hecho de que Amsterdam es una ciudad con una vasta comunidad judía. No estamos renegando de nada porque Ajax no tiene una identidad judía aunque reconoció que “de todos modos. No será de la noche a la mañana que el club dejará de estar vinculado a la religión judía”.

Lo que en todo caso podía ser un tema de análisis acerca de que ante un hecho o cántico violento de una hinchada contraria generara una reacción defensiva de los hinchas del Ajax sin que algunos de estos conociera acerca de la historia del judaísmo (el ex futbolista Bennie Muller llegó a decir que “a veces cuando estoy sentado en el estadio y escucho los gritos de esa gente loca ‘nosotros somos los Súper Judíos y los Judíos son campeones, me levanto y me voy a casa’”), derivó en negar, exageradamente, cualquier vínculo en el pasado.

Sin embargo, esas declaraciones del vocero del Ajax parecieron caer en saco roto. Cuando Maccabi Tel Aviv viajó a Amsterdam para jugar por la Champions Leagiue, decenas de banderas israelíes flamearon en las tribunas como símbolo de bienvenida a los jugadores y a los hinchas visitantes.

No había pasado mucho tiempo del intento de la dirigencia del Ajax de desmarcarse de cualquier ligazón con el judaísmo y entonces el presidente del Maccabi italiano, Vittorio Pavoncello, salió a criticar la decisión del club holandés y la atribuyó al “temor”.

"Realmente me siento perplejo y dolorido. El miedo es lo que más me preocupa. La tradición judía de Ajax no nace de la religión sino de la solidaridad holandesa durante la ocupación nazi", explicó el dirigente, quien recordó que fue en aquella época “cuando también adoptaron la Estrella de David, la misma que en la final del Mundial de Alemania 1974, los jugadores de la selección holandesa exhibieron cuando el plantel no contaba con jugadores judíos. ¿Por qué ahora los judíos holandeses piden no volver a lucir la Estrella de David?, por temor, y esto es lo que más me preocupa", se preguntó y contestó Pavoncello, quien lanzó una apelación a los dirigentes de Ajax para que revieran su decisión.
Pero las declaraciones del Ajax no parecen estar a tono con la realidad ni la historia. Los judíos de Amsterdam no sólo practicaban atletismo y natación sino que llegaron a tener hasta cinco clubes de fútbol, aunque el de sus amores fue el Ajax si bien muchos no podían ser socios por ser extremadamente pobres y tampoco podían comprarse la indumentaria deportiva.
Simon Cúper investigó que en los años 20, la fiesta por la obtención de uno de los títulos de campeón fue en el teatro de Abraham Tuchinski, con música de Max Tak. Los partidos del club se programaban habitualmente en el Café D’Ysbreeker, donde se reunían los judíos socialistas y la primera revista oficial del club fue presentada el 1 de enero de 1918 en el Teatro Centra y escrita por Leo Lauer, que trabajaba en el principal diario judío de la época.
Cúper sostiene que negar la identidad judía del Ajax “es fundamentalmente negar la existencia de toda aquella alegre y fervorosa judería seguidora del Ajax que ha sido asesinada”.
La historia del Tottenham es diferente. Aunque fue fundado por anglicanos y gente ligada al cricket, se define como los “Yidn” (el idish es el idioma de la diáspora judía en Europa central y del este) de Inglaterra, a partir del lazo generado con la comunidad judía de la zona de Stamford Hill, en el norte de Londres, que es la zona en la que desarrolló su actividad el club.
La identificación del club con el judaísmo generó, especialmente desde los años setenta, la reacción de los llamados “Yid Chant”, canciones en contra de parte de otras hinchadas como la del West Ham y en 2019, por la del Chelsea, al punto de que desde hace años que su hinchada se hace llamar “Yid Army” (“Ejército Judío”) y parecido a lo que ocurrió en 2005 con el Ajax, el comediante judío David Baddiel, llegó a pedir a los hinchas spur que terminaran con esos cánticos y aseguró que el 90 por ciento de los hinchas blanquinegros “no son judíos”.
El Tottenham, a cuyo equipo dirige Mauricio Pochettino, está manejado por su principal accionista, Joe Lewis (el amigo del presidente Mauricio Macri que tiene tierras alrededor de Lago Escondido, en la Patagonia), y el presidente es otro empresario judío, Dany Levy, quien es presidente del club desde 2001, siendo el más longevo de todos los dirigentes de la Premier League y en 2018 ganó el premio CEO otorgado por los Football Business Award.
Es tal la identificación del Tottenham con los judíos, que ya tuvo dos graves incidentes con otro club de Londres, el Chelsea, que en 2017 tuvo que salir a repudiar los cánticos de su propia hinchada para alentar al delantero español Álvaro Morata (el propio jugador pidió que no la canten más) y en octubre de 2018, cuando los dos equipos se enfrentaron por la Premier League, recrudecieron tanto los cánticos antisemitas, que el club “Blue” decidió enviar a muchos de sus hinchas a recorrer Auschwitz. Claro que la decisión provino del ruso Román Abramovich, también judío y principal accionista del club.
En una entrevista sobre la campaña montada por su club contra el antisemitismo, el presidente del Chelsea, Bruce Buck, advirtió a sus propios hinchas sobre los cánticos contra los Spurs en los partidos siguientes, instándolos a dejar de usar términos discriminatorios.
Tottenham, sin embargo, considera que cuando atacan al club con el término “yid”, el uso de ese término es considerado como “un honor” para la institución.

La amistad entre el Tottenham y el Ajax viene de lejos por la identificación de las dos hinchadas con el judaísmo y sus simpatías por Israel, aunque el vínculo se profundizó en 1974, cuando el Tottenham perdió la final de la Copa de la UEFA (hoy Europa League) ante el Feyenoord de Rotterdam, el más duro rival del Ajax. Esa serie terminó con escenas de vandalismo y la rotura de algunas partes del estadio holandés.
Tottenham y Ajax ya se enfrentaron por competiciones europeas. Fue en la temporada 1981/82 por la Recopa de Europa (la Copa de los campeones de las Copas de cada país, que se dejó de jugar). Los Surss ganaron 1-3 en Holanda (Julio Ricardo Villa marcó uno de los goles) y se impusieron en Londres, en el viejo White Hart Lane, por 3-0 (con un gol de Osvaldo Ardiles).






jueves, 18 de abril de 2019

Tottenham-Manchester City, un canto al fútbol definido por detalles (Interia)




Seguramente, anoche no habrán dormido muchos hinchas del Tottenham Hotspur, por la euforia, y tampoco los del Manchester City, por la incredulidad. Pero en ambos casos, los habrá unido la excitación y no es para menos.  Más allá de la clasificación a semifinales de los londinenses, el 4-3 con el que acabaron perdiendo en el Etihad Stadium nos dejó, tal vez, el mejor partido de la temporada de fútbol en el planeta y la idea de que jugado a este nivel, no hay deporte que le pueda competir en el gusto del público.

El gran nivel de este partido, que bien pudo cambiar de manos si el VAR convalidaba el gol de Raheem Sterling en el descuento, en un dramático final, no significa que no haya habido errores, incluso graves, especialmente en el Manchester City, que si siempre dio la sensación de que podía levantar la desventaja del 1-0 de la ida, también mostraba unas extrañas grietas defensivas cada vez que el Tottenham llegaba cerca de su portería.

El Manchester City, dirigido por un gran entrenador como Josep Guardiola, aspiraba esta temporada al póker de títulos: Champions League, Premier League, FA Cup y la Copa de la Liga (ya ganada), pero en su largo y generalmente muy buen andar colectivo tuvo dos señales de alerta importantes: que su defensa recibía muchos goles para las pocas veces que era atacada y que en la ofensiva, marcaba menos goles de los que merecía por jugar, en muchas ocasiones, con volantes en los extremos, en vez de delanteros especializados en esa zona.

Y ambas alertas eclosionaron en un mismo partido, que aparentaba ser duro pero llevadero ante un Tottenham sin su principal jugador, el goleador Harry Kane, lesionado justamente en la ida. Porque cada vez que los “Spurs” llegaron al área del Manchester City se respiraba gol y porque Guardiola decidió, creemos que equivocadamente, por no colocar a Leroy Sané para apostar por tres volantes de buena pegada como Kevin De Bruyne, David Silva, y más adelantado, Bernardo Silva, ante un rival que era claro que iba a tratar de defenderse primero para tratar de salir después.

Un gran periodista argentino fallecido hace 41 años, Dante Panzeri, definió al fútbol como “Dinámica de lo impensado” y así fue que ante la falta de Kane, apareció el coreano Son en todo su esplendor y en los momentos justos, cuando el Manchester City pareció que arreciaba, y al mismo tiempo, los locales mostraron en ofensiva gran parte de su repertorio conocido, aunque esta vez fallaron atrás y Sané ingresó cuando ya se notaba la desesperación ante el 4-3 y los pocos minutos para el gol que faltaba para la clasificación. Éste llegó al final, desatando la euforia, pero el VAR (acertadamente tanto aquí como en el gol convalidado a Fernando Llorente, en el que se reclamaba mano) indicó fuera de juego de Sterling por escasos centímetros y luego, la decepción final.

Este gran partido nos sigue demostrando que el fútbol es un deporte único por la cantidad de posibilidades que pueden ocurrir en noventa minutos y que en estos niveles, los detalles cuentan mucho: un jugador titular que no estaba en condiciones o que no encuentra su posición en el campo, un cambio mal hecho o hecho tarde, o no realizado, y hasta un fuera de juego por un centímetro. Pero hay que agradecer a los dos, al Tottenham y al Manchester City, por el espectáculo que nos han brindado.

Por el lado de Porto-Liverpool, la serie acabó mostrando dos equipos desiguales, que no están al mismo nivel. Los portugueses hicieron lo que pudieron pero si llegaron hasta cuartos de final fue sólo porque en octavos se enfrentaron a un rival accesible como la Roma. Pero el Liverpool ya juega a otra cosa, y sin haber hecho un gran partido, incluso teniendo menos el balón, la contundencia fue total y jamás, en el conjunto de los ciento ochenta minutos de los dos enfrentamientos, los reds sufrieron o pudieron pensar en quedar eliminados.

El 1-4 en el Dragao, sumado al 2-0 de la ida en Anfield, es una clara muestra de la diferencia a favor del Liverpool, que pasó a semifinales casi sin despeinarse, y ahora espera al Barcelona en un duelo que puede hacer historia.

La Champions se pone cada vez mejor con un fútbol exquisito, de alto vuelo, como lo que ocurrió en el Tottenham-Manchester City, la segunda parte del Ajax en Turín o la exhibición de Lionel Messi. El listón está muy alto.


miércoles, 17 de abril de 2019

La sorpresa del Ajax y la vigencia de Messi (Interia)




Se suponía que el Barcelona tenía todas las fichas para clasificarse a las semifinales de la Champions League, luego de haber triunfado en la ida en Old Trafford y con el factor del Camp Nou a su favor. Sin embargo, lo que pocos imaginaban, especialmente por el 1-1 de Amsterdam, era que este joven Ajax iba a pasar de rueda nada menos que en Turín y ante una poderosa Juventus, con Cristiano Ronaldo incluido.

Lo del Ajax, que no sólo estaba obligado a marcar al menos un gol ante los siempre sólidos equipos italianos en defensa y más aún contra el equipo que en pocos días será campeón del Scudetto por octavo año consecutivo, sino que comenzó perdiendo en la primera parte por un gol (otra vez) de Cristiano Ronaldo, es ya una bofetada a los poderes del fútbol europeo.

También parecía que quedaría eliminado de los octavos de final, cuando aunque mereció ganar y hubo muchas polémicas por el uso del VAR, acabó dándole una lección de fútbol al Real Madrid en el Santiago Bernabeu en el partido de vuelta. Ahora, tras un empate en la ida, otra vez apareció, especialmente en la segunda parte, con todo su esplendor, su juego ágil y de buen toque de balón, ante la Juventus con dos figuras fundamentales como Daley Blind en la defensa, y su mejor jugador, el volante Frankie De Jong, que lo sabe todo y que desde la temporada próxima jugará en el Barcelona.

Más allá del empate de Donny Van de Beek en la primera parte, y del desequilibrio en la segunda por un gran cabezazo de Matthijs De Ligt, el Ajax fue siempre el dominador del partido ante una Juventus que sólo estuvo arriba en el marcador por el notable poder goleador de Cristiano Ronaldo, esta vez encerrado como si fuera un elefante en un bazar y sin necesidad de una marca personal ni férrea por parte de los holandeses.

Si no fuera por la imprecisión en los remates finales del brasileño Neres, o porque el talentoso serbio Dusan Tadic no estuvo tan fino como de costumbre, o por las grandes atajadas del portero polaco Wojciech Szczesny, la diferencia en el marcador habría sido mucho mayor para un resonante triunfo que posterga otra vez a la Juventus en su intento por ganar una Champions (algo que no consigue desde 1996) y seguramente le provocará un descalabro institucional porque su gran objetivo de la temporada no era la Serie A italiana sino la copa europea.

La proyección de este Ajax es impredecible ahora. Generalmente, a los clubes holandeses les cuesta mantener una plantilla exitosa cuando comienzan a llegar ofertas por sus mejores jugadores y por eso todo indica que este es el momento para aprovechar todo el potencial y lanzarse por todo.

Si miramos el resultado total de la serie entre el Barcelona y el Manchester United, el 4-0 final puede resultar engañoso. No porque los catalanes no se hayan clasificado bien, porque esto fue muy justo, sino porque en ambos partidos pasaron por momentos complicados.

En Old Trafford, en un partido poco agradable para la vista, se las arreglaron con un gol convertido muy pronto para sacar una ventaja, pero en el Camp Nou sufrieron mucho en los primeros quince minutos, cuando el Manchester United tiró de su casta para salir a buscar un gol que emparejara la serie y casi lo consigue antes del minuto inicial por Rashford aunque la pelota de su remate dio en el larguero.

Pero así como Cristiano Ronaldo dificultó al Ajax con su gol, Lionel Messi, con dos remates consecutivos (el primero, esquinado y preciso, y en segundo, con la inestimable ayuda del portero David De Gea, a quien el balón se le escapó por debajo de su cuerpo) sentenció la serie y faltando una hora para su finalización, el partido ya no era más que un amistoso, que se completó con un golazo de un Philippe Coutinho de sus mejores tiempos del Liverpool con ese remate con efecto, desde media distancia, que lo caracteriza.

Lo del Barcelona no fue notable, aunque sí con buenos pasajes de fútbol a partir del alivio que le generaron los dos goles de Messi, capaz de cualquier cosa, especialmente cuando los partidos lo ameritan y hay mucho en juego, pero lo de los primeros minutos es un llamado de atención. Desde semifinales, no parece que cualquiera de los rivales que queden vaya a perdonarle algunos errores y habrá que ver si, en un eventual choque con el Liverpool, podrá aguantar una presión muy alta de la línea atacante roja.

El Barcelona sigue teniendo una buena estructura, aunque parece algo oxidada. Sin embargo, tener a Messi en el equipo en estos tiempos es jugar con una enorme ventaja, más aún cuando puede entrever que se encuentra a tan solo tres partidos de la quinta Champions League de su notable carrera y acaso, en las puertas de un nuevo Balón de Oro.

lunes, 15 de abril de 2019

A 30 años de la tragedia de Hillsborough, que cambió el fútbol inglés, pero a la que no le llega la justicia (Infobae)





El 15 de abril de 1989 debían jugar el Nottingham Forest y el Liverpool por la semifinal de la Copa inglesa a partido único en el estadio de Sheffield Wedsnesday, en el norte de Londres, pero el partido debió suspenderse por los 96 muertes y los 766 heridos, todos aficionados  del Liverpool debido al desborde de gente que produjo la decisión policial de abrir una puerta para facilitar el ingreso de los hinchas “reds”.

Muchos de esos hinchas murieron aplastados contra las vallas del estadio, producto de avalanchas, en lo que se conoció como la “Tragedia de Hillsborough”, y que no sólo sería explotada después por el gobierno de Margaret Thatcher para imponer una política de seguridad en los estadios sino que transformaría por completo al fútbol inglés.

Por otra parte, los familiares de las víctimas siguen luchando para que se haga justicia, no sólo por el hecho que produjo las muertes y las heridas de sus seres queridos hace tres décadas, sino por la manipulación de la que fueron objeto en los informes policiales posteriores, en los que se responsabilizó a los hinchas por su conducta, cuando muy fuertes investigaciones al respecto determinaron que fueron responsables justamente los organizadores y los encargados de la seguridad.

Las investigaciones posteriores dieron como consecuencia que nada tuvo que ver la violencia de los aficionados sino que se había sobrepasado la capacidad del estadio justo cuatro  años después de la tragedia de Heysel (Bélgica) en 1985, en la final de la Copa de Campeones de Europa, cuando murieron también 39 aficionados del Liverpool en el partido ante la Juventus. Por aquellos incidentes, la UEFA había suspendido de participar por seis años a los equipos ingleses en las copas europeas.

Uno de los que más se vieron afectados por esta tragedia de 1989 fue Steven Gerrard, capitán del Liverpool entre 2014 y 2015, porque reconoció que un primo suyo de 10 años murió en Hillsborough y desde allí se transformó en una inspiración para él en cada partido.

El escándalo mayor se produjo el 12 de setiembre de 2012, cuando una comisión independiente publicó un informe final en el que se implica directamente a la Policía de South Yorkshire como culpable de la tragedia por haber sido ese día la responsable del operativo de seguridad. El entonces primer ministro, David Cameron, pidió disculpas en la Cámara de los Comunes, y aunque la mayoría de las familias de los afectados experimentó cierto alivio, siguieron pidiendo justicia y castigo a los culpables. 

Margaret Aspinall, cuyo hijo James (18) falleció en la tragedia, y que es la presidente del Grupo de Apoyo Familiar de Hillsborough, dijo estar “encantada” con el pedido de disculpas de Cameron por las enormes fallas en el operativo de seguridad en ese partido, luego de haber luchado por 23 años para buscar la verdad. Pero también sostuvo que sentía una “profunda sensación de injusticia e indignación por tener que luchar contra la campaña de estigmatización de la Policía” y porque las autoridades “siempre supieron cuál era la verdad”. “En esos 23 años de “vergüenza y dolor, las familias solventaron todos los gastos de sus propios bolsillos, mientras que la otra parte en los juicios, pagaba los suyos desde el bolsillo de los contribuyentes. Y eso que ellos mentían y nosotros decíamos la verdad”, se lamentó.

Esta comisión investigadora, presidida por el obispo de Liverpool, James Jones –quien dice estar comprometido con un mundo más justo-, llegó a inspeccionar 450.000 documentos entregados por la Policía, el Sheffield Wednesday (organizador del partido) y otros organismos responsables, para escribir un notable informe de 395 páginas en el que denunciaron fallas oficiales y reivindicaron a las víctimas y a los simpatizantes de fútbol. Pero lo que más sorprendió a las familias fue el nivel del encubrimiento de la Policía para liberarse de responsabilidad y trasladarla a los hinchas. Y eso todavía se investiga.

Este informe logró que el Tribunal Supremo de Londres anulara el veredicto de muerte accidental original y desde entonces, se investiga como un crimen.
La campaña para desligarse del problema comenzó cuando todavía los cadáveres estaban en el depósito de la morgue, y ya el jefe de Policía Peter Wright indicó que la culpa había sido de hinchas borrachos o los que ingresaron al estadio sin su entrada. Se dijo que se había sometido a las víctimas, la mayoría de menos de 30 años, a un análisis para ver su nivel de alcohol en sangre y luego, cotejar con sus documentos para comprobar si reunían antecedentes penales.

Ya por esas horas, según el informe, Wright se encontraba ya en el restaurante Pickwick de Sheffield, en la mañana del 19 de abril de1989 –cuatro días después de la tragedia- con miembros de la Federación de Policías preparando una defensa para elaborar “historia sólida como una roca”. Casualmente, ese día, el periódico “The Sun” publicó como titular “La verdad”, con los argumentos policiales. Tras conocerse este veredicto, el diario debió disculparse muchos años después, de artículos como el que sostenía que hinchas del Liverpool habían orinado sobre los cadáveres y hasta se había quedado con dinero obtenido de las pertenencias de las víctimas.

La diputada laborista de Merseyside María Eagle sostuvo en el Parlamento que el cambio de declaraciones de los policías subalternos por parte de los oficiales de Policía de Yorkshire fue parte de una “unidad de propaganda negra”. De hecho, fueron enmendadas 116 de las 164 declaraciones “para alterar o eliminar comentarios negativos contra la Policía de South Yorkshire”. La Policía dijo ante el juez Peter Taylor que eso se hizo “para eliminar conjeturas y opiniones”.

El informe, redactado principalmente por el profesor Phil Scraton, de Queen’s University de Belfast, y aprobado por unanimidad por un panel de ocho expertos, concluyó que “no hay pruebas” para verificar acusaciones serias de embriaguez, falta de boletos o violencia de los aficionados del Liverpool. También dice que las enmiendas en las declaraciones de los subalternos se hicieron “para eliminar las críticas contra la Policía”. Scraton escribió luego un libro de muchísima repercusión, al que llamó “La Verdad”.

En agosto de 1989, el juez Taylor hizo caso al informe que recibió y determinó que las historias de embriaguez de los hinchas del Liverpool eran falsas y que la Federación Inglesa determinó que Sheffield United fuese sede de aquella semifinal de Copa sin verificar si el estadio tenía un certificado de seguridad válido. Y no lo tenía.
También fue duro con la gestión de la Policía, a cargo de un poco experimentado jefe, David Duckenfield, quien fue “la causa fundamental” del desastre, porque ordenó abrir las puertas de salida para agilizar el proceso y eso determinó que en una grada para 1600 personas, hubiera 3000.

Tras el primer informe del juez Taylor, los familiares de las víctimas insistieron en llevar a juicio la Policía, el club Sheffield Wednesday, y el ayuntamiento de Sheffield.
El gobierno de Cameron se vio obligado a reabrir la causa en 2009, cuando al cumplirse el vigésimo aniversario de la tragedia, más de 30.000 hinchas interrumpieron el discurso del ministro Andy Burnham al grito de “Justicia para los 96”. Siete años más tarde, en 2016, el fallo judicial parece una reparación parcial al señalar que la tragedia fue “consecuencia de un homicidio involuntario provocado por la ineficiencia de la Policía” y al rechazar cualquier responsabilidad de los hinchas en una decisión votada 7-2 por los nueve miembros.  Pero los familiares quieren responsables con nombre y apellido y siguen luchando hasta que paguen todos los responsables.

Desde 2017, Duckenfield, el responsable de la seguridad, concurre a los tribunales, que siguen siendo incapaces de dar un veredicto por las 96 muertes (95 durante las horas del partido y una, cuatro años después al retirársele la asistencia). Su defensa argumenta que se trata de “hechos azarosos”, aunque él reconoce haber mentido cuando le preguntaron si él había ordenado abrir la puerta.

La Policía, pese al informe Taylor, siguió repitiendo su inocencia pero el hallazgo de que 41 de los 96 fallecidos pudieron haberse salvado si los encargados de la seguridad y el servicio de ambulancia hubiesen hecho correctamente su trabajo, complicó las cosas.

 El que está más complicado es el jefe de seguridad del Sheffield Wednesday, el dirigente Graham Mackrell, al ser declarado culpable por no cumplir con sus obligaciones. Al contrario, a sir Norman Bettison, uno de los policías a los que más responsabilidad se le atribuye en la tergiversación de los hechos, se le retiraron los cargos en agosto de 2018. 

El primer Informe del juez Taylor, que había presentado un año después de Hillsborough, el 15 de abril de 1990, y que constaba de 174 páginas en los que se cuestionaba todo, incluso la negligencia de los clubes y hasta ciertos éxitos como el del Luton, que no aceptaba visitantes aunque el informe cree que esto no parece viable para los clubes top, terminaría siendo fundamental para un cambio de paradigma en el fútbol inglés.

Entre sus principales recomendaciones se destacaban: 1) Todos los espectadores sentados, 2) Remodelación de estadios sin rejas entre tribunas para evitar asfixias, 3) Los clubes deben ser responsables de la seguridad y recepción de aficionados, por lo cual deben contar con personal de orientación (stewards) y la policía debe planificar la seguridad en la semana previa.4) Estableciiento de una unidad de coordinación para las comunicaciones e informaciones referidas a los hooligans e instalación de cámaras de vigilancia en circuitos cerrados, 5) Registro Nacional del perfil del aficionado, 6) Coordinación de los Servicios de Asistencia Médica y de emergencia, 7) Marco de sanciones para todo tipo de agresión u ofensa en espectáculos deportivos.

Esta “Tolerancia Cero” fue decisiva para el ingreso del marketing, de la TV con fuertes capitales, y para la remodelación de estadios que dio origen a la Premier League (1992) y a la Eurocopa (1996), pero también, el aumento de tarifas, los abonos caros y el uso de las tarjetas de pago electrónicas, fue excluyendo del fútbol a las clases populares.

Desde lo político, los conservadores apoyaron con júbilo en las Cámaras que cualquier acto sea considerado vandálico, desde arrojar una moneda, lo que conllevaba la exclusión de entrar a los estadios y hasta era pasible de causa judicial y hasta la cárcel.
Margareth Thatcher, entonces, sacó rédito de terminar con la violencia en el fútbol inglés –aunque a un costo altísimo- porque como cita el reconocido sociólogo francés Patrick Mignon, las consecuencias de lo ocurrido primero  el 11 de mayo de 1985 - cuando una tragedia provocó la muerte de 56 personas por un incendio propagado por la madera vieja de los asientos en el Bradford City Stadium, con salidas de emergencia inadecuadas e impericia del personal en un encuentro de Tercera división-, luego en Heysel (18 días más tarde), y finalmente en Hillsborough, se enfocaron más en los hooligans que en las fallas organizativas y el fútbol comenzó a ser considerado en Europa como un riesgo a la seguridad pública (sujetos violentos que deben ser vigilados y controlados).

Era una respuesta a lo que sostenía el recientemente fallecido sociólogo y estudioso del hooliganismo, Eric Dunning, acerca de que lo que entre 1970 y 1990 tenía dimensiones nacionales, pasaba a ser un asunto europeo.


jueves, 11 de abril de 2019

La derrota del Manchester City ante el Tottenham, único resultado inesperado de la ida de cuartos en la Champions League (Interia)




No llega a ser como en el tenis o en el basquetbol, pero el fútbol se va convirtiendo, desde los clubes poderosos, en un deporte mucho más lógico que en el pasado, y eso fue lo que se notó en la ida de los cuartos de final de la Champions League, que arrojaron como único resultado inesperado, la derrota del Manchester City en Londres ante el Tottenham Hotspur por 1-0.

En el resto de los casos, tanto el triunfo ajustado del Barcelona ante Manchester United en Old Trafford (0-1), el empate en Amsterdam entre el Ajax y la Juventus (1-1) y la clara victoria del Liverpool ante el Porto en Anfield (2-0) entran en el cuadro de los resultados lógicos y esperables de esta serie, tomando en cuenta los antecedentes de cada uno de los equipos.

No se han visto partidos de gran estética. Apenas la producción del Liverpool, que demostró una neta superioridad ante el Porto, con un dominio casi total en lo territorial, y con una rotunda diferencia en el juego y en la velocidad, puede destacarse sobre el resto de los enfrentamientos, donde abundaron los sistemas defensivos de los equipos visitantes, especulando con cerrar sus series en las revanchas de la semana que viene.

Si el Liverpool debió ganar por una mayor diferencia ante el Porto, no parece que vaya a sufrir demasiado en Portugal y en ese caso, esperaría en la semifinal por el que resultara ganador del enfrentamiento entre el Barcelona y el Manchester United, y el pronóstico sigue favoreciendo netamente a los catalanes, que de todos modos no jugaron bien en Inglaterra.

Si nos basamos en la alineación que colocó el entrenador Ernesto Valverde en el inicio del juego, pareció que el Barcelona jugaría como siempre, con el sello de identidad que lo distingue desde hace años: posesión de balón, toque en el medio moviendo al rival a la espera de espacios, y contundencia en el ataque. Sin embargo, no fue así. Se contentó con un rápido gol de Luis Suárez, en el que intervino el VAR, y se dedicó a especular, demasiado retrasado en el campo, ante un Manchester United sin muchas ideas, parecido a lo que le ocurriera en octavos en Old Trafford ante el PSG, cuando también acabó derrotado pero pudo sacar adelante la clasificación en el último minuto en París. No parece que en el Camp Nou, la semana que viene, vaya a tener muchas opciones aunque el equipo de Solskjaer siempre puede tener alguna sorpresa en el bolsillo.

La gran decepción de la serie, de momento, fue el Manchester City. Su entrenador, Josep Guardiola, decidió algo diferente a lo que realizó siempre, con un planteo muy defensivo, y con muchos volantes y pocos delanteros (sorprendió que entrara Gundogan como titular, pero especialmente que no lo hiciera Sané como extremo). Pudo haber marcado un gol en los primeros minutos, cuando Sergio Agüero desperdició un penalti, bien parado por Hugo Lloris, pero luego se fue retrasando y parecía conforme con el empate hasta que llegó el castigo de Son.

De todos modos, la serie sigue abierta porque un 1-0 no es diferencia ante la capacidad goleadora del Manchester City y porque el Tottenham tuvo una pérdida acaso fundamental con la grave lesión de su gran goleador Harry Kane.

Por último, fue justo el empate entre el Ajax y la Juventus, que si bien deja la serie abierta, ahora los italianos aparecen con muchas más chances de clasificarse gracias al gol que marcó Cristiano Ronaldo (al máximo anotador de la historia de la Champions) en el final de la primera parte, y aunque los holandeses igualaron al iniciarse la segunda parte por el brasileño David Neres, y llegaron varias veces con peligro y chocaron con la solidez de Wojciech Szczesny, no pudieron repetir aquella brillante jornada del Santiago Bernabeu ante el Real Madrid y deberán jugarse todas sus cartas en Turin, donde necesitan obligadamente marcar un gol como mínimo, y eso, ante los italianos, suele ser muy complicado.


martes, 9 de abril de 2019

Liverpool, Barcelona, Manchester City y Juventus, los favoritos para pasar a semifinales de Champions (Interia)



Muchos analistas del fútbol internacional coinciden en señalar que la verdadera definición de la Champions League suele comenzar en los cuartos de final, cuando ya los equipos que quedan se emparejan mucho en su nivel, llegan los más poderosos, y son, a veces, los pequeños detalles los que acaban definiendo una serie.

En este sentido, asoman con mucha nitidez, esta vez, los cuatro equipos candidatos a pasar a las semifinales, cuando en horas comenzaremos a tener el inicio de las definiciones de cuartos con los partidos de ida.

Se trata de una rara instancia de cuartos de final, sin dos de los tres habituales animadores de estas etapas decisivas, como el actual tricampeón consecutivo, el Real Madrid, o el Atlético Madrid de Diego Simeone, o los alemames Bayern Munich y Borussia Dortmund, y en cambio, se nos presenta un torneo más inglés, con cuatro de ocho clasificados de este origen (Manchester City, Tottenham, Liverpool y Manchester United).

Pero no todos los partidos son, aparentemente, cerrados en su definición.  El Liverpool, este típico equipo de Jürgen Klopp, se encuentra en permanente ascenso desde lo táctico. Con la característica de la altísima presión, y una constante movilidad que hace que defiendan casi todos pero también pasen al ataque a veces hasta nueve jugadores, y con su letal tridente ofensivo (Mané, Firmino y Salah), ha logrado mantenerle la competencia al poderoso Manchester City en Inglaterra y es claro favorito ante un Porto que apenas pudo pasar ante un rival mediano como la Roma, en octavos. Acaso el único inconveniente que podrían tener los “reds” pasaría por algún gol que le lograran marcar los portugueses en Anfield, pero los ingleses no deberían tener mayores problemas para clasificarse.





Un gran partido, y mucho más parejo, es el que animarán, primero en el nuevo White Hart Lane el Tottenham Hotspur y el Manchester City, acostumbrados a enfrentarse por los torneos ingleses. Si bien los Spurs mantienen un muy buen nivel en las últimas temporadas, con una base de jugadores que se mantiene (Dele Ali, Kane, Eriksen, LLoris, una sólida defensa) y puede jugar un interesante rol, especialmente en el partido de ida, su recuperación de la localía tras haber jugado por varios meses en Wembley, el Manchester City llega en un gran momento de forma y con la posibilidad, incluso, de un inédito póker de títulos en la temporada, tras haber ganado la Copa de la Liga, estar en la final de la FA Cup y pelear por el título de la Premier League con muchas posibilidades.

Entre el Tottenham y el Manchester City volveremos a ver un muy interesante duelo de estilos ofensivos, con un equipo que trata siempre de monopolizar la tenencia del balón (el Manchester City, bajo la indudable conducción de Josep Guardiola) y otro que mantiene una estética de juego, pero que se pierde un poco cuando el rival le quita el balón y lo administra mejor, como podría ser este caso, si bien tiene una envidiable continuidad de trabajo y un aceitado rendimiento colectivo desde la llegada al banquillo del argentino Mauricio Pochettino.

También será interesante seguir el duelo de dos de los mejores atacantes del mundo: Harry Kane (Spurs) y Sergio Agüero (Manchester City). Tanto uno como el otro están en deuda en sus trayectos europeos en el pasado, cuando, tal como ahora, se centraba sobre ellos una enorme expectativa y acaso ese peso de no haber podido llegar muy lejos (como le viene ocurriendo al PSG) puede ser el mayor impedimento para los de Guardiola, como factor psicológico.





Si bien el Ajax se transformó en la sorpresa de los octavos de final al eliminar al Real Madrid nada menos que en el estadio Santiago Bernabeu y por mucha diferencia, el hecho de que enfrente vaya a tener a la poderosa Juventus pero especialmente a Cristiano Ronaldo, coloca a los italianos como claros candidatos a la semifinal, a lo que hay que sumar que la serie se definirá en Turín y allí, hasta un Atlético Madrid que había ganado por dos goles en la ida tuvo que sucumbir.

La sensación es que a la Juventus, que estuvo siempre cerca de ganar la Champions en estos años, le faltaba algún condimento extra, algo que fuera un revulsivo para dar el salto definitivo de calidad cuando ya en los torneos locales llega a su octavo “Scudetto” consecutivo y lo que le falta es dar el paso europeo. Y sin dudas esta perla fue la contratación de un tremendo goleador como Cristiano Ronaldo, que ya le está dando sus réditos.

El mayor problema que pueda aparecerle a la Juventus es que el Ajax le quite el manejo del balón, si es que De Jong (una gran figura emergente) consigue quitárselo a Pjanic y los volantes de muy buena precisión y pegada de la Juventus, un equipo temible en todos los sectores del campo. Los italianos, en principio, son favoritos.






Y para finalizar, un gran duelo entre dos grandes históricos como el Manchester United y el Barcelona. Los “Diablos Rojos” ingleses se han recuperado casi milagrosamente de lo que era una temporada perdida por el desastre que le generó José Mourinho como entrenador, con muchos jugadores en baja forma y un equipo confundido en el césped.

Pero bastó que el portugués fuera reemplazado por el noruego Ole Gunnar Solskjaer, ex futbolista del club en tiempos de gloria, hace dos décadas, para que el equipo tomara un envión anímico y varios de sus jugadores recuperaran la memoria en su juego, y la confianza, especialmente el eje de su sistema, el francés Paul Pogba.

La gran pregunta es si esto le alcanza al Manchester United para eliminar al Barcelona de Lionel Messi. Y la respuesta es que no parece posible. Ya el United tropezó cuando quiso avanzar más allá del quinto o sexto lugar de la actual Premier League y si no quedó eliminado en octavos de final de Champions ante el PSG en París fue por un penalti fortuito en la última jugada. Pero el equipo no tiene, en muchos puestos (defensa, volantes de equilibrio) jugadores decisivos.

Por el contrario, el Barcelona llega a esta instancia con la Liga Española ya definida, ya sabiendo que ese título no se le va a escapar, siendo finalista de la Copa del Rey, y con la tranquilidad de saber que suele crecer en estos compromisos, y que cuenta con el genio de Messi, capaz de todo y en cualquier momento.

Además, esta serie se define en el Camp Nou, en Cataluña, por si faltara algo, y allí el Barcelona suele ser casi invencible por más que haya sido el escenario de aquel increíble título de Champions ganado en el último minuto por el United al Bayern Munich hace justo veinte años, y con Solskjaer como principal protagonista. De momento, parece más una coincidencia histórica que una certeza futbolística porque el Barcelona, aún sin jugar bien muchas veces con Ernesto Valverde en el banquillo –un entrenador muy conservador que sólo ataca con el notable goleador uruguayo Luis Suárez- es neto favorito para pasar a las semifinales.

lunes, 8 de abril de 2019

Miguel Russo: “La muerte de Grondona agravó la situación del fútbol argentino y será un largo camino” (Infobae)




Miguel Russo, ya totalmente recuperado de su problema de salud y actualmente director técnico de Alianza Lima, que afronta el difícil grupo de la Copa Libertadores junto con River, Inter de Porto Alegre y Palestino de Chile, no deja tema sin tocar en una entrevista con Infobae, y en todos, cuenta con la experiencia suficiente: la selección argentina (fue jugador albiceleste en tiempos de Diego Maradona), Messi, lo complicado que resulta para Boca ganar un torneo internacional (él fue el último DT campeón), el nivel de la Superliga argentina y del fútbol peruano.

-         ¿Cómo está de su salud?
-         Muy bien, sin problemas. Es que lo mío fue una bacteria. Una vez superado eso, me fortalecí y estoy trabajando sin ningún problema. Creo que se confundieron un poco las cosas, porque aunque se dijeron otras versiones, no era más que esto. Me siento perfectamente y trabajo con normalidad.

-         ¿Qué tal lo lleva en el Alianza Lima? Le tocó un grupo muy complicado en la Copa Libertadores.
-         Muy complicado. Pero lo sabíamos de antemano. Cuesta mucho, porque además, venimos de una situación económica difícil y tratamos de armar el equipo más competitivo posible, pero en la Copa Libertadores nunca se sabe. River nos complicó porque nos empató sobre la hora en Lima, y en Brasil, contra Inter, sabíamos que iba a ser duro por la calidad de jugadores que tiene. Vamos a ver en Chile contra Palestino (la entrevista fue previa a ese partido). Nos cuesta mucho como visitantes.

-         ¿Es un problema de mentalidad?
-         Sí, hay que acostumbrar al jugador peruano a otra mentalidad, como ya hace la selección nacional, con Ricardo Gareca, y hay que trasladarla a los clubes, con plataforma de trabajo, uso de tecnologías, otros métodos.

-         ¿Qué tipo de jugador es el peruano?
-         Es un jugador muy dotado física y futbolísticamente. Lo que hay que cambiar es un montón de elementos a su alrededor, pero no voy a descubrir yo al jugador peruano.

-         ¿Es difícil trabajar en un entorno general de acusaciones de corrupción, como sucede con la Federación Peruana?
-         No me meto en esos temas. Trabajo con mi equipo.

-         Siguiendo con los equipos nacionales, usted fue jugador de la selección argentina. Incluso participó de aquella durísima etapa de clasificación para el Mundial de México 1986 con Carlos Bilardo de DT. Por estos días, en la Argentina se discute mucho si la generación que llegó a tres finales seguidas llegó al final de una etapa o algunos pueden seguir, o si Lionel Scaloni, que nunca dirigió un equipo, está capacitado para dirigir a la Selección…
-         Nosotros vivimos discutiendo. Lo que debe importar es que el entorno de la Selección sea serio y hasta que no encontremos la forma, va a costar mucho. Yo creo que cuando hay discusiones así es porque los dirigentes no son claros. Tener un DT interino no significa que no pueda haber un proyecto. Esta no es la forma de tener un DT, más allá de los nombres. El problema es de quien lo pone.

-         O sea, aquello de que la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer…
-         Hoy es un momento en el que no hay un director técnico que acepte ponerse a cargo de la selección argentina. Y eso que tenemos entrenadores que tienen éxito en Europa, en la Copa Libertadores, y que tienen un bagaje muy grande. Y eso complica las cosas.

-         ¿Usted cree que César Luis Menotti recomponer la situación?
-         Depende de cómo se defina su función y de allí en adelante, cómo se definan los roles.

-         ¿Está de acuerdo con lo que dijo Lionel Scaloni, acerca de que Argentina hoy no es una potencia en el mundo del fútbol?
-         No creo. Argentina siempre saca jugadores y siempre tiene un lugar que genera respeto en los demás por su historia, por sus posibilidades. Pero también Uruguay es fuerte, Brasil es fuerte. También sería un error creer que está todo bien por salir campeón. Ni una cosa ni la otra. Pero en el caso del fútbol argentino, a donde va, tiene siempre el respeto de todos.

-         Muchos esperaban que Lionel Messi hablara y contara qué le pasa., sus sensaciones. Ahora lo hizo. ¿Cree usted que es para mejor?
-         Creo que el hecho de que Messi hable o no, es algo que depende de cada uno. A mí no me cambia nada lo que haya dicho. Dentro del fútbol, uno sabe mucho de estas situaciones y no hay que hacer una historia tan larga.

-         ¿Pero qué cree que le pasa?
-         Nada en particular. Simplemente que en el Barcelona ganó todo y en la selección argentina participa de un equipo que lleva ya demasiado tiempo sin ganar y eso no es algo que tenga relación con él sino que viene de antes, aunque se agravó con la muerte de Julio Grondona en lo que respecta a la institucionalización y todo cuesta más. Será un camino largo hasta que el fútbol argentino logre encontrar la forma.

-         Usted es el último DT campeón de América con Boca y ya pasaron más de once años de aquello. Boca acaba de perder una final trascendente con River. ¿cómo se sale de eso?
-         Es verdad, sólo la ganamos Juan Carlos Lorenzo, Carlos Bianchi y yo. Lo que se vivió alrededor de esta final fueron situaciones anormales, pero los argentinos somos así, el cielo o el infierno. Hay que hacer tratar de encontrar un equilibrio y luego, hay que demostrarlo en el momento justo. Ese es el problema del fútbol en este nivel. Es un juego perverso.

-         Usted contaba con Juan Román Riquelme y un gran plantel. ¿Hubo algo especial que pueda decir para ganar la Copa?
-         Magia, no hay. No tengo ningún pase de magia para eso.  Incluso, yo me fui tras haber jugado la final del Mundial de Clubes. Hoy, eso sería impensado. Con el tiempo, le doy un valor inmenso a aquella experiencia.

-         ¿Sigue el campeonato argentino? ¿Le gusta?
-         No me gusta hacer comparaciones. Se está jugando acá en Perú el Sudamericano sub-17 y pude hablar con gente de Uruguay, Brasil…y en los últimos diez años, el nivel va bajando, y en la Argentina también. Y no es que Argentina no saque jugadores. Es que no respetamos los tiempos.  Se terminan yendo del país siendo muy jóvenes y eso nos va a llevar al deterioro. No me gusta eso de pocos ricos y muchos pobres y se terminan llevando a nuestros jugadores cuando todavía no los terminamos de hacer, y no llegan ni a los 24-25 años jugando en el país. Ese es un problema estructural que hay que atacar.