domingo, 31 de julio de 2016

Jorge Sampaoli desvela al fútbol argentino (Yahoo)




Hace poco más de un año, el entrenador Jorge Sampaoli, con la selección de Chile, amargaba a sus compatriotas argentinos al vencer a los albicelestes por penales en la final de la Copa América en el estadio Nacional de Santiago.

Todo es tan dinámico que desde ese momento, Sampaoli no sólo se alejó de la selección chilena, cuando se produjo el cambio de presidente de la Asociación Nacional del Fútbol Profesional (ANFP), sino que hace pocas semanas cerró su incorporación al Sevilla en reemplazo de Unai Emery.

Al mismo tiempo, el entrenador de la selección argentina que perdió por penales en aquella final de 2015 en Chile, volvió a caer en la misma instancia un año más tarde en Nueva Jersey ante el mismo rival (ahora dirigido por Juan Antonio Pizzi, otro argentino) y al regresar, se alejó de su cargo a los pocos días al no encontrar interlocutores entre los dirigentes de su país, enroscados en un conflicto institucional muy profundo.

Con la salida de Martino, y las declaraciones tras la final de la Copa América de Lionel Messi, acerca de que no volvería a jugar con la selección argentina, ésta se quedó vacía, con la posibilidad de que muchas otras estrellas imitaran a Messi, al considerar que el ciclo de ellos, sin conseguir títulos en tantos años pese a haber estado muchas veces tan cerca, estaba cumplido.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) está viviendo una de sus peores crisis. La corrupción económica ha sido tan fuerte que llevó a que varios de sus dirigentes estén complicados ante la Justicia, y que hasta el gobierno nacional haya intentado involucrarse, mientras que entre la FIFA y la Conmebol se constituyó una comisión que cumple las funciones de intervención del organismo, compuesta de cuatro personas, para administrar la situación antes de llamar a elecciones en un plazo no mayor al 30 de junio de 2017.

Hay dos asuntos muy urgentes de solucionar: uno de ellos es que hoy la AFA no dispone de dinero para nada, al punto tal de que ni siquiera hay garantías de que sus torneos locales puedan comenzar en agosto. El otro es definir, cuanto antes, el nuevo entrenador de la selección argentina, debido a que el 1 de setiembre jugará el primero de los dos partidos de la próxima Fecha FIFA, correspondiente a la clasificación para el Mundial 2018 y nada menos que ante Uruguay, y el 6 del mismo mes, ante Venezuela, para lo cual, la lista de convocados para esos partidos debe darse a conocer hasta el 14 de agosto próximo.

A dos semanas de la fecha límite, la selección argentina no tiene entrenador, y el responsable del área en la AFA intervenida, Armando Pérez (presidente de Belgrano de Córdoba, club que participa en el torneo de Primera División, y cercano al presidente argentino, Mauricio Macri) ya se ha reunido con varios candidatos como Edgardo Bauza (actual entrenador del San Pablo de Brasil y dos veces campeón de la Copa Libertadores en 2008 y 2014), Miguel Russo (campeón de la Copa Libertadores en 2007), Ramón Díaz (múltiple campeón con River Plate y San Lorenzo, y entrenador de la selección paraguaya hasta la reciente Copa América de los Estados Unidos) y esta semana lo hará con una dupla compuesta por los ex campeones mundiales en 1986 (como jugadores) Jorge Burruchaga y Nery Pumpido.

Sin embargo, el deseo de Pérez y de los principales jugadores de la selección argentina pasaba por dos entrenadores de muy buen nivel como Sampaoli y Diego Simeone. Descartado éste por considerar que no es su momento por estar desarrollando su trabajo a largo plazo en el Atlético Madrid, y con la misma actitud por parte de Mauricio Pochettino en el Tottenham, todo quedó centrado en las chances de que Sampaoli pueda hacerse cargo del equipo nacional.

El propio Sampaoli manifestó reiteradamente su deseo de dirigir a la selección argentina, pero tanto él como la AFA se encontraron con un obstáculo muy importante: una alta cláusula de rescisión en su contrato con el Sevilla, que supera los 7 millones de euros, en un momento económicamente complicado para la institución argentina.

Es tal el desconcierto de la AFA que se llegó a pensar en un interinato de Sampaoli trabajando part-time entre el Sevilla y la selección argentina hasta cumplir su contrato con la entidad andaluza, y ante lo dificultoso del caso, se buscó la forma de pagar la cláusula, para lo cual se acudió a la empresa de indumentaria que oficia de sponsor, con la que se llevará a cabo una reunión en la semana.

Sin embargo, la situación es muy complicada. Para la AFA cuesta mucho, especialmente en lo político, justificar un gasto tan grande cuando sus clubes, especialmente los de las categorías inferiores a la Primera, no disponen de dinero para subsistir y cuando hay muy buenos entrenadores sin trabajo en la propia Argentina.

Por otro lado, tampoco es fácil la situación para Sampaoli, quien a los 56 años, tiene su primera posibilidad de dirigir a un equipo europeo, le han fichado a muy buenos jugadores, varios de ellos argentinos (Matías Kranevitter, Luciano Vietto, Joaquín Correa y Franco Vázquez) o el brasileño Paulo Ganso, e irse a tan poco de iniciarse la nueva temporada, no parece una buena idea.

El Sevilla es tricampeón consecutivo de la Europa League y por lo tanto, debe afrontar compromisos como la Supercopa de Europa, el próximo 9 de agosto ante el Real Madrid en el estadio Lerkendal, en Tronheim (Noruega), mientras que entre el 14 y el 17 de agosto jugará los dos partidos ante el Barcelona por la Supercopa de España, más allá de los torneos regulares en los que participará en 2016/17.

En la AFA se llegó a plantear, en las últimas horas, la chance de que haya una transición con un entrenador (se ha mencionado a Diego Cocca, campeón con Racing Club en el torneo argentino de 2014, que actualmente está libre) hasta poder contar con Sampaoli y muchos recuerdan que ya ocurrió algo similar con Marcelo Bielsa en 1998, cuando tras el stage con el Espanyol previo a la temporada 1998/99, la AFA pagó su cláusula de rescisión para dirigir a la selección argentina, y fue reemplazado por su compatriota Miguel Brindisi en el club catalán.

Pero la situación no es la misma, ni política ni económicamente, ni en el club en el que el entrenador argentino trabaja.


Todo es mucho más complicado pero lo que más sorprende es el estado de confusión de un fútbol argentino que no acaba de salir de una de sus peores crisis.

sábado, 30 de julio de 2016

El fútbol-temor (Por Marcelo Wío)





“Perder es ganar un poco”, Francisco “Pacho” Maturana



El fútbol actual, más allá de reputadas y vistosas excepciones, se ha postrado ante el temor a la derrota – tan ominosamente presentado por los medios y sus comentaristas de lo evidente y lo inmediato -. Este miedo le suma, al equipo, un rival: sus demonios. Y ganar, en este esquema existencial, es más un medio que un fin, que un premio – y es, a su vez, la manera de desatender los medios, la táctica, el lirismo -. El fútbol, de esta manera, deviene en el gran olvidado a la fiesta de los domingos.

El caso de la selección argentinna es, acaso, paradigmático: entregada al pavor y a los medios que este impone – junto al rostro, la identidad, consiguiente -, parece haber prescinidido de su estilo ya cada vez más lejano, obedienciendo las circunstancias, y salvada por talentos, nombres – acaso  sin tanto nombre salvador, disimulador de lo catastrófico, se hubiese evidenciando más cabalmente lo que hay, promoviendo una reforma -. Una selección que, como el país juega sus partidos mirando el reloj, restringiendo sus posibilidades, difiriendo todo lo que se pueda diferir, sin plan, sin proyecto, sólo respondiendo a una fuerza aplicada hace tanto tiempo que ya comienza a difuminarse su sentido.

Y ese miedo a perder termina por contagiarlo todo, traduciéndose, en definitiva, en un miedo a ganar. Un miedo a jugar.

Mas, la victoria así conseguida acaso sólo sea la postergación de algo que, a la larga – y más en el corto plazo -, es inevitable: encontrarse con uno mismo, con el reflejo de aquello en que uno se ha convertido. Era éste el sabor de las victorias deslucidas del Real Madrid de Mourinho: uno tenía la sensación de que le estaban ofreciendo un producto distinto del que había pedido. Eso no era liebre.

Si bien el filósofo español Fernando Savater (Invitación a la ética) no hablaba de fútbol, la sentencia encaja como un guante: “... la victoria ha de obtenerse por medios compatibles con lo que uno es: no es verdadero triunfo aquel consigo a merced a lo que nos desmiente. ... Ganar así sería perder, mi derrota vendría de los medios que uso para derrotar a mi [rival]. La virtud es es la manera de vencer compatible conmigo mismo, la acción más eficaz y jutamente la que mejor responde a lo que yo intrínsecamente quiero y soy”.

Los medios contribuyen grandemente a esta desvalorización de la virtud y a unas derrotas que son más profundas que las que puede reflejar un marcador – por aquello de que el fútbol es un elemento que forma identidad -. Los discursos triunfalistas que exaltan lo mediocre, que sólo muerden en superficie de la realidad, despreciando valores, igualando a todos en la derrota. Decía Savater que “hay que reivindicar una manera una forma de ver que no juzgue los logros o desastres de manera puramente exterior a la acción misma, por la realización o pérdida convencional de sus objetivos”. Pero ello exige un esfuerzo, un trabajo, una profundidad que casi choca con el protagonista que muchos periodistas pretenden para sí.

Y mientras tanto, el fútbol cada vez se parece menos a sí mismo: juego extraño y mezquino, de atletas, no de estetas. Cada vez menos jugo, menos lúdico; cada vez con la seria solemnidad de lo trascental que no trasciende, tan regocijado en su formalidad.  Cada vez más necesitado de lo exterior, de su magnificación para sobrevivir: horas y horas dedicadas a su exaltaión mediática, a subrayar su relevante actualidad, a agrandar individualidades, proponiéndolas como modelos ya no de valores, sino de sí mismas: de éxito, de fama.

Cuando lo suyo sería, tal como se mencionaba, hablando del Fútbol Club Barcelona, en la revista El Gráfico (24/05/2012), proponer “una construcción en el tiempo, un reflejo de talentos anteriores, una herencia asumida con ese brillo tan propio de los que siempre eligen tutear a la pelota”. Es decir, proponer el juego. Lo lúdico.

De hecho, el filósofo venezolano Mauricio Navia A. (Filosofía, estética y fútbol) apuntaba que la “esencia misma del fútbol, sólo se realiza cuando se juega y se juega jugando fútbol como en niño y el artista de Heráclito y Nietzche: se debe jugar con libertad lúdica, apasionada y trágica y con un impulso artístico que obligaría a disolver al jugador en la totalidad del equipo y del juego. Se reconoce así, una definición del fútbol como un “estado de ánimo”; cuyo carácter se esgrime como: pasión, la garra, el compromiso, la camiseta, el corazón y el alma del futbolista”.

Algo muy similar proponía Johan Cruyff en un decálogo (Me gusta el fútbol), además de resaltar el papel social del fútbolista y su responsabilidad concomitante:

“Disfrutar del fútbol para el público y también para los jugadores. El fútbol es espectáculo, si no, no es fútbol.

La técnica y su perfeccionamiento deberán convertirse en la preocupación del jugador

Siempre debemos estar dispuestos a aprender cosas nuevas de otros.
La ilusión es básica en general pero sobre todo en el fútbol.
El respeto por los compañeros, por el público, por el árbitro, etcétera, es básico en el deporte y en la vida.
Debemos ser buenos compañeros y aceptar que los demás cometerán errores y que tendremos que ayudarles del mismo modo que ellos también lo harán cuando los cometamos nosotros.
En el fútbol y en la vida resulta indispensable saber trabajar en equipo, comprender que un jugador sólo no puede ganar un partido.
La entrega al cien por cien es absolutamente necesaria en el fútbol.
El futbolista tiene una gran responsabilidad social. Es un modelo para mucha gente y representa unos colores y una afición.
El fútbol es una buena escuela para la formación personal y ayuda a madurar como persona”.


Qué lindo sería que el fútbol vuelviese a ser, como decía Eduardo Galeano, “la cosa más importante de las cosas que no tienen importancia”; y no esta cosa que no se sabe bien qué es, y que algunos cada vez más andan con pretensiones de emparentarlo con la política o alguna instancia similar.


Cuando todo es tan sencillo... ¿No es así, maestro Alfredo Di Stéfano?: “El balón está hecho de cuero, el cuero viene de la vaca, la vaca come pasto, así que hay que jugar con el balón en el pasto”.

miércoles, 27 de julio de 2016

¿Cuál es el proyecto en la Selección?




El presidente interino del pomposo Comité de Regularización de la AFA (al que otros llaman “Comisión Normacrizadora”), Armando Pérez, se encuentra en una intensa búsqueda de un director técnico para el seleccionado argentino, que ya el 14 de agosto debería dar a conocer la lista de convocados para los partidos ante Uruguay y Venezuela del 1 y 6 de setiembre próximos, respectivamente.

Pérez ha pasado de dialogar con Edgardo Bauza, Miguel Russo, Marcelo Bielsa, ha intentado forzar un insólito contrato part time con Jorge Sampaoli, actual entrenador del Sevilla, y aún existe la chance de que se reúna con la forzada dupla compuesta por Nery Pumpido y Jorge Burruchaga, acaso con Oscar Ruggeri de manager, mientras que con buen tino y mucho sentido común, se auto descartaron Mauricio Pochettino (Tottenham) y Diego Simeone (Atlético Madrid) mientras que Eduardo Berizzo (Celta) derivó al dirigente argentino hacia la comisión directiva de su club.

Hasta allí, una descripción de los candidatos que tiene esta solapada intervención estatal-Fifa para la selección argentina, aunque parece que se les olvida uno demasiado importante, al que no tuvieron en cuenta: nada menos que a Carlos Bianchi, por quien en todo el mundo preguntan sin entender cómo alguien que ganó cuatro Copas Libertadores y tres intercontinentales, jamás haya podido llegar al cargo (por mucho menos que eso, Bauza y Russo compiten con más posibilidades ahora).

La gran pregunta, luego del repaso por los candidatos y hasta algunas situaciones delirantes (allí sí, en coherencia con lo que ocurre actualmente con el fútbol argentino) es ¿cuál es, más allá de los nombres, el proyecto que como institución, tiene la AFA para la futura selección argentina?

¿Qué idea tiene Pérez, o la Comisión, acerca de lo que se pretende para una selección nacional? ¿Quisieran sólo resultados, o que tenga una identidad determinada, que sea representativa, que tenga un cierto comportamiento colectivo dentro y fuera de la cancha, que tenga directa relación con los juveniles o que sea un coto cerrado, que esté integrada al fútbol local o no necesariamente?

Siempre hemos dicho que primero está la idea, luego, los encargados de llevarla a cabo. Sin ideas, sin proyectos, es muy probable que la selección argentina, tal como el fútbol argentino en general, sea un barco a la deriva.

La sensación es que la selección argentina siempre fue una especie de Cancillería grondoniana en los últimos 35 años, lo único que se cuidaba como imagen porque era la que daría de comer al resto del fútbol, primero con Diego Maradona a la cabeza, luego con Lionel Messi, en el medio, con los Gabriel Batistuta, Juan Verón, Hernán Crespo, Juan Román Riquelme o Pablo Aimar.

Si Argentina encabeza el ranking mundial de la FIFA pese a todo este desbarajuste (como bien recordó en buen castellano el enviado Primo Corvaro en la presentación del Comité), no es por el fútbol local sino por las selecciones que supo conseguir, perdiendo o no finales, con jugadores apatecidos por los mejores equipos del mundo y un claro ejemplo es el de Gonzalo Higuaín, defenestrado en las redes sociales locales, pero quien acaba de firmar un impresionante contrato con la Juventus, que le pagó por él al Nápoli 95 millones de euros.

Pero la etapa post-Copa América 2016 se va acercando peligrosamente a los tiempos previos al 12 de octubre de 1974, cuando por fin la AFA inició un largo proyecto con César Luis Menotti poniendo fin al desastre anterior cuando muchos jugadores importantes no querían ser convocados para no quemarse.

Cabe recordar que en algún momento hubo proyectos, y casi siempre que los hubo, los resultados fueron positivos, como el del citado Menotti, o el de José Pekerman con los juveniles entre 1995 y 2007, o el de Marcelo Bielsa entre 1998 y 2004, por citar a los más coherentes.

Y cuando decimos “positivos” no siempre nos referimos al resultado final sino a un protagonismo, a una identidad, a una forma de jugar, a un trabajo a largo plazo, a dejar algo para el ciclo siguiente, a la comodidad y tranquilidad de los jugadores, a la confianza hacia el público.

Lo que nunca tuvo la AFA fue claridad en cuanto a qué pretende como juego del equipo. Eso fue dejado siempre en manos de los directores técnicos contratados y eso fue, en buena parte, lo que también atentó, acaso, si buscamos causas de la falta de éxitos medidos en títulos, contra un palmarés mayor.

La AFA pasó de la idea de Menotti al pragmatismo de Bilardo, a la vuelta a cierta apuesta por el juego más ofensivo con Alfio Basile, a un híbrido con Daniel Passarella, a una estructura colectiva más sólida con Marcelo Bielsa, a cierta soltura con Pekerman, otra vez a Basile, para llegar al indescriptible equipo de Maradona, sucedido por un corto lapso de Sergio Batista, hasta que llegó Alejandro Sabella para jugar al error del rival con gran velocidad en los últimos metros, y pasar por Gerardo Martino, con una vuelta al estilo más cercano al tradicional de Menotti o Basile.

¿Qué se busca ahora? Todo indica que nada en particular. Lo que se busca, lamentablemente, es zafar de la situación. Tener a alguien, de cierto prestigio, en lo posible baratito, que haya ganado algo, que apague el incendio y si fuera posible, que se lleve bien con Messi para intentar que éste vuelva al equipo lo antes posible y arrastre al sí a sus compañeros, tan criticados, pero varios de ellos, sin reemplazo en el corto plazo.


Pero, insistimos, ¿cuál es el proyecto?

domingo, 24 de julio de 2016

El examen de Lopetegui en la selección española (Yahoo)



No hay tiempo para el brindis. El vasco Julen Lopetegui, quien acaba de ser nominado como nuevo entrenador de la selección española absoluta como reemplazo de Vicente Del Bosque luego de ocho años de éste en el cargo, sabe que su tiempo es muy corto y que sus antecedentes no son de tanto peso como su antecesor.

Lopetegui, de 49 años y a punto de cumplir los 50, no tuvo una gran carrera como futbolista, luego de surgir en la Real Sociedad y recalar muy pronto en el Real Madrid Castilla, y aún es recordado por algunos episodios poco comunes, como un tremendo fallo en la final de la Supercopa contra el Zaragoza en la portería del Barcelona en 1995, que le hizo perder el puesto ante Carles Busquets, o el haberse quedado en el banquillo casi por tres años, entre 1999 y 2002 en el Rayo Vallecano, como suplente del norteamericano Kasey Keller, cuando había sido titular al ascender con el equipo del barrio obrero de Madrid a la Primera División.

Aún así, tuvo suerte. Jugando poco, llegó a ser convocado por Javier Clemente para disputar un Mundial, el de Estados Unidos 1994, aunque como tercer portero, y sin haber tenido la más mínima chance de jugar, y hasta tiene unos minutos en un único partido con “La Roja” en un partido ante Croacia en 1994 (0-2) cuando entró por Andoni Zubizarreta.

Tampoco había sido muy bueno su paso por la dirección técnica cuando colgó los botines en 2002, porque descendió con el Rayo a la Segunda B y en el Porto fue sustituído sin haber obtenido títulos. Acaso lo que más lo haya favorecido fue su etapa de comentarista, en el canal la Sexta durante el Mundial de Alemania 2006 y luego en la Televisión Española (TVE), cuando le tocó reemplazar a otro entrenador, Víctor Fernández.

Así es que pudo ser contratado en 2010 para dirigir a las selecciones juveniles sub-19, sub-20 y sub-21 entre 2010 y 2014 que, seguramente, resultó su mejor y más estable etapa, cuando ganó dos Eurocopas, la de Estonia 2012 con el sub-19 y la de Israel 2013 con el sub-21.

Si Lopetegui llegó a dirigir a la selección absoluta tiene mucha relación con esta etapa de entrenador de juveniles y porque Del Bosque lo ha considerado como su sucesor por tener una línea de juego (en ideas) parecida.

Sin embargo, Lopetegui ya desliza que hará cambios, apuntando a que no se puede seguir siempre con la misma forma de jugar en los noventa minutos, porque así es como ya España fue eliminada rápidamente del Mundial de Brasil 2014, había sido vapuleada en la final de la Copa Confederaciones ante Brasil en la final de 2013, o fue derrotada claramente por Italia en esta última Eurocopa.

Por eso, Lopetegui anuncia, de a poco, que habrá momentos en los que utilizará el contragolpe y buscará otros sistemas para aplicar, aunque se encontrará con algunos problemas que enfrentar, entre ellos dos principales: el político y el escaso tiempo de paciencia por los urgentes compromisos deportivos.

Por un lado, si bien cuenta con el apoyo de Del Bosque, Lopetegui fue elegido por el presidente de la Real Federación Española (RFEF), Angel Villar, quien a punto de cumplir las tres décadas en el cargo, podría alejarse si el próximo 14 de setiembre es electo titular de la UEFA, acéfala por la suspensión de su ex presidente Michel Platini.

Si Villar se fuera, al haber malestar por la forma en que Lopetegui fue elegido debido a que no hubo consultas a los representantes de las territoriales –ya hubo quejas de parte de Pepe Castro (Sevilla) y Vicente Temprado (Madrid)-, la salida de Villar podría acarrearle problemas y más aún, en el caso de no obtener resultados positivos a corto plazo.

Si bien el debut de España en la clasificación mundialista parece fácil ante Liechtenstein el 5 de setiembre, al mes siguiente, el 6 y el 10 de octubre, debe jugar ante Italia y Albania, que ya derrotó hace poco tiempo a Portugal, en el camino a Rusia. Esos tres resultados dirán mucho sobre cómo será la gestión del nuevo entrenador, si tranquila o demasiado turbulenta.

Los medios españoles también están a la espera de cómo será la reacción de Lopetegui en las convocatorias de jugadores y en especial, la relación con algunos jugadores claves, como Sergio Ramos, el líder de este tiempo, quien parece más cercano a quien era otro de los candidatos a dirigir la selección española, Joaquín Caparrós, o con el ya veterano portero Iker Casillas, a quien tuvo en el Porto, y quien tiene mucha llegada a la polémica directora del departamento de selecciones Nacionales, María José Claramunt, quien también podría irse con Villar en setiembre.

Por el lado del Barcelona, también esperan noticias sobre futuras convocatorias de jugadores ligados al club, desde Sergio Busquets, Gerard Piqué o Andrés Iniesta, hasta ex estrellas de la entidad como Cesc o Pedro.

De todos modos, parece llegar con fuerza el tiempo del recambio, con jugadores que ya vienen asomando como Alvaro Morata, Lucas Vázquez, Jesé, Koke, Saúl, Denis Suárez y tantos otros.

Lopetegui tendrá que rendir examen luego de dos períodos con Luis Aragonés y Del Bosque, en los que la selección española lo ha ganado todo, desde Eurocopas hasta un Mundial, jugando un fútbol que por momentos brilló en el mundo.




viernes, 22 de julio de 2016

En la AFA, Macri ganó una batalla pero no la guerra




Cuestión de estrategia o el conocimiento que tiene del ambiente del fútbol por tantos años como titular de Boca Juniors, el presidente argentino, Mauricio Macri, acabó ganando una de las batallas más importantes en cuanto a la lucha por el poder de la AFA, con la consolidación del llamado “Comité de Regularización”.

Este Comité, que puede llegar hasta siete miembros pero que de momento estará conformado por cuatro, cuenta al menos con dos de ellos que responden directa o indirectamente a Macri (el presidente, Armando Pérez, a quien el Gobierno iba a colocarlo al frente del programa AFA Plus y por quien siempre jugó fichas para su candidatura en la propia AFA, y Javier Medín, jurista deportivo que fue asesor letrado de estos tiempos macristas de Boca).

Si bien Macri hizo un movimiento de billar y logró bloquear a sus dos principales adversarios en el fútbol como Hugo Moyano (que no puede ser presidente de la AFA hasta que termine el trabajo del Comité, lo más probable que sea no antes de fin de año y tal vez hasta la fecha límite de funcionamiento, el 30 de junio de 2017) y Marcelo Tinelli (la Superliga quedó en veremos y aún si se conformara, no parece que la vaya a conducir), lo que persigue el Gobierno va mucho más allá de esto, y por ahora está lejos de conseguirlo.

En este blog siempre se dijo (y se insiste) en que hay dos elementos fundamentales que juegan en la lucha de poder de Macri: 1) Que se abran las puertas para la llegada de las sociedades anónimas al fútbol (algo que viene desde los años noventa, cuando lo intentó desde la vía privada), 2) cómo mantener a la dupla Clarín-Torneos en el negocio más importante del fútbol argentino, y en lo posible sudamericano, dado que son, por distintas causas, sus aliados mediáticos.

Parece más claro el triunfo parcial de Macri en cuanto a la conducción de la AFA, pero no así en cuanto a la Superliga porque no es que el presidente argentino no la quiera: todo lo contrario, sólo que con otros protagonistas, como sostuvo anoche en una entrevista con el programa “Animales Sueltos”, por América TV.

El problema principal con el que se encontró el Gobierno fue cuando al no haber acuerdo, tuvieron que intervenir en la AFA organismos internacionales como la Conmebol y especialmente la FIFA. En ambos casos, se trata de instituciones muy golpeadas que vienen de cimbronazos de alcance mundial con el FIFA-Gate y necesitan mostrar transparencias y con conducciones nuevas, como las de Gianni Infantino (Zurich) y Alejandro Domínguez (Asunción), que no se podían permitir aceptar cuestiones como intervenciones estatales o procedimientos desprolijos.

Macri manejó mejor la situación con la Conmebol, porque conoce a la perfección a Domínguez (dirigente de Olimpia) y porque ahora colocó a su delfín en el fútbol, el presidente de Boca Daniel Angelici, en la Liga Sudamericana (casualmente sólo River no dio su voto positivo, y estuvieron ausentes en Montevideo Independiente –Moyano- y San Lorenzo –Tinelli-).

Pero la FIFA fue un hueso muy duro de roer y es este el conflicto que le acabó generando mayores problemas, porque si bien controla al Comité de Normalización en la AFA con dos de sus miembros, éste, como prometió ayer el enviado de Zurich, el italiano Primo Corvaro en buen castellano, deberá adecuar su estatuto al del resto del mundo, y tampoco parece fácil no sólo que se otorguen derechos de TV sin licitación, como fue hasta ahora (tampoco, en verdad, se licitó la organización de partidos de la selección argentina), sino tampoco que se permita que empresas que han estado vinculadas a los escándalos puedan pujar por derechos futuros, si es que la ética entra, por fin, en el criterio del poco conocido Comité.

Corvaro dio una pista anoche, cuando en la conferencia de prensa señaló que se dejará seguir trabajando a la Justicia, en especial a la jueza María Servini, y si las causas siguen avanzando, es muy probable que varios dirigentes, políticos y deportivos, paguen por los escándalos de corrupción que llegaron a una situación límite de la AFA, sin un peso y a punto de salir a cerrar la contratación de un director técnico para la selección argentina.

Si no hay Superliga hasta ahora, entonces, no es porque Macri no la hubiera querido. Todo lo contrario: era la principal herramienta para abrir la puerta a las SA. Pero con las imposiciones de FIFA de un nuevo estatuto, que no vería con buenos ojos la cesión de derechos de TV sin licitación, volvió a ponerse en carrera aquella oferta de Ted Turner de los 3200 millones de pesos, y en todo caso, lo que se fomentará es la aparición de más grupos mediáticos que compitan con ésta.

Al mismo tiempo, el reflotar la oferta de Turner vino bien al Gobierno para aparecer como que no es éste el que baja el programa “Fútbol Para Todos”, aunque en la primera etapa de la campaña electoral haya manifestado que no estaba de acuerdo y que debía terminarse, sino que fue la AFA la que desea romper el contrato por una diferencia de 700 millones de pesos.

A su vez, el Gobierno insiste con la gratuidad hasta 2019 no sólo porque políticamente es más correcto, sino que sabe bien que para una empresa privada, como es el caso de Turner, parece complicado aceptar las condiciones de tres años sin cobrar el abono plano si bien está en condiciones de soportarlo agregando un plus por HD u otras alternativas para el que lo pueda pagar.

Lo concreto es que, hasta ahora, el fútbol televisado era subsidiado por el Estado a los canales de TV más fuertes (El Trece, del Grupo Clarín, Telefé –Telefónica- y América TV –Daniel Vila-), que por chauchas se llevaban las transmisiones de los partidos más importantes, mientras que los partidos de la selección argentina fueron cedidos a Torneos hace escasos meses cuando hubo una oferta al menos similar de Cárdenas Sport Network (CSN), que al menos no estaba involucrada en ningún escándalo conocido.

A partir de hoy, habrá que observar con lupa la acción del Comité de Regularización. Qué hará con las licitaciones, con el director técnico de la selección, la organización de los torneos, los descensos, la Superliga, la puja de grandes y chicos, el federalismo, los negocios, y con el dinero fresco que llegará desde Adidas (lo cual ya implica un condicionamiento) y desde los propios organismos internacionales.


Habrá que ver si pesa más Zurich o el macrismo, si el criterio político o el técnico y fundamentalmente, si asistiremos a más de lo mismo pero con otra careta, algo distinto para peor, o, por fin, un rumbo hacia algún lugar en el que la AFA nunca estuvo, porque hasta ahora, la historia es circular.

martes, 19 de julio de 2016

Todos para el (negocio del) fútbol



El fútbol argentino, pese a algunos casilleros que se van rellenando, sigue agitado. Hay demasiadas cosas en juego, demasiados intereses, demasiados sectores en pugna como para que aquello que implosionó desde la muerte de Julio Grondona, hace casi exactamente dos años, pueda resolverse tan pronto.

El dato concreto de las últimas horas es que se constituyó por fin la comisión normalizadora de FIFA-Conmebol, con el pomposo nombre de Comité de Regularización de la AFA, con algunos nombres que ya circulaban, aunque con un importante cambio: su titular será el presidente (y ex gerenciador) de Belgrano de Córdoba, Armando Pérez ante la desestimación del escribano Fernanto Mitjans para el cargo, al no estar de acuerdo con el rumbo que estaba tomando la cuestión.

Si se analiza a los componentes de la comisión, y no por ser noticia, se puede concluir que la misma estuvo demasiado consensuada con el Gobierno argentino y salvo la incógnita de Pablo Toviggino, el presidente del Consejo Federal (que indudablemente cayó bien a los enviados de FIFA y Conmebol de semanas atrás en Buenos Aires), el resto, puede decirse, responde a los intereses que van en camino a convalidar o al menos no oponerse a negocios futuros.

Una ex representante de jugadores ligada a Gustavo Mascardi, un asesor letrado de una conducción encabezada por Daniel Angelici y otro ex gerenciador que además fue colocado como titular del programa AFA Plus por el actual Gobierno, no parecen estar demasiado alejados de la conducción nacional y a menos que la FIFA incluya gente propia, y especialmente algún ex jugador, que entienda de otros aspectos y que tenga otra mentalidad, el rumbo parece estar tomado hacia el mundo de lo privado.

Llama la atención el silencio, al menos hasta ahora, de la jueza María Servini, que tiene veedores administrativos y judiciales en la AFA (o lo que queda de ella).

Del otro lado, la Superliga (otro nombre pomposo para designar a lo mismo de antes como si fuera la Bundesliga o la Premier League, con deudas fenomenales luego de haber recibido fortunas desde el Estado) sigue sin definirse, tanto por el descontento de los clubes del interior o del ascenso, que siguen pujando por más dinero (sabiéndose decisivos a la hora de los votos), como por las pujas entre las entidades más poderosas por establecerse en el mando.

En este sentido, el Gobierno, al impulsar a Juan Sebastián Verón, consiguió otro éxito parcial, el de bloquear tanto al camionero Hugo Moyano, que al menos por un año se quedará sin AFA y sin Superliga, como al conductor televisivo Marcelo Tinelli. Tanto uno desde los sindicatos como el otro desde su popular programa, tiran estocadas al aire como represalias.

Sin embargo, el punto de discordia más importante sigue siendo, como no podía ser de otra manera, el del dinero. Porque el fútbol está seco, desde que el Gobierno lo ahoga al rechazarle fondos hasta que todo se normalice, y porque el mayor ingreso proviene de la TV y allí está el nudo gordiano.

Si no se entiende la relación entre el presidente Mauricio Macri y el Grupo Clarín, la lectura de este conflicto, y por lo tanto de los otros, como consecuencia de éste, queda trunca.

Tal como venimos señalando en este blog, Macri debe a Clarín favores desde la campaña electoral y de los tiempos de su enorme respaldo a su gestión en la Ciudad de Buenos Aires y antes en Boca Juniors, cuando decidió saltar a la política nacional.

Y en este momento, El Trece (Grupo Clarín), Telefé (Telefónica) y América TV (Grupo Vila), están siendo subsidiadas indirectamente por el Estado con el actual formato del programa Fútbol Para Todos (FPT), al pagar apenas 135 millones de pesos contra poco menos de 2400 que paga el Estado, para quedarse con la parte del león y transmitir los partidos de los clubes grandes, mientras que el Estado bobo, a través de Canal 7 estatal, transmite a los chicos.

Ese statu quo es lo que el Gobierno no quiere cambiar y por eso, insólitamente y a regañadientes, responde con monosílabos ante la consulta de qué es lo que hace que no acepte que la AFA rescinda el contrato para licitar los derechos de TV por su cuenta.

La respuesta del Gobierno acerca de la ineficacia (probadísima) de los dirigentes de la AFA para manejar fondos sería absolutamente atendible si no fuera por dos motivos sustanciales: 1) Desde que asumió, cuando aún no había negociado con los grandes grupos mediáticos, el Gobierno hizo declaraciones ampulosas sobre que no se podía seguir sosteniendo el FPT porque hay otras prioridades, 2) Se supone que con la nueva comisión FIFA-Conmebol, hay garantías de mayor administración.

¿No llama la atención que en el Grupo Clarín no se editorialice contra el hecho de que el Gobierno actual persista con el FPT cuando tanto pregonó en los doce años pasados, que había otras prioridades? Salvo algún díscolo periodista del grupo, respaldado por una amplia trayectoria, y desde la TV, nadie se atreve. No parece casual. Tampoco que Vila, accionista de América TV, estaba inscripto entre los candidatos a la comisión normalizadora armada por el Gobierno y rechazada por los organismos internacionales.

Es en cambio lógico que la AFA o la mayoría de sus clubes, quiera licitar los derechos de TV. La oferta de Ted Turner, a la que ya hicimos mucha referencia en días pasados, junto con AFA TV, es muy superior a la del Estado y hasta garantizaba la gratuidad hasta 2019, año del vencimiento del contrato original, firmado en 2009.

Son tiempos turbulentos, con nubes de informaciones de todo tipo que suelen tratar de taparnos el árbol, pero basta con mirar un poco hacia atrás para entender ciertas cosas: qué proponía Macri en los noventa, qué proponía Fernando Marín, qué empresa tiene los derechos de la selección argentina pese a haber estado involucrada en el FIFA-Gate y cuáles son las subsidiadas por el Estado en la actualidad.

Tal vez estas preguntas nos ayuden a incorporar algunas certezas.



lunes, 18 de julio de 2016

Los caminos al Balón de Oro (Yahoo)




¿Puede afirmarse, a falta de medio año para terminar 2016, que la decisión del Balón de Oro FIFA World Player está tomada, a partir de lo sucedido con la Champions League, la Eurocopa y la Copa América Extra?

Todo indica que para muchos analistas, tal vez sí, y para cierto sentido común también, si es que para eso hay que basarse en los campeonatos ganados por las máximas estrellas del fútbol mundial.

Desde ese punto de vista, y teniendo en cuenta que lo que de aquí en adelante se jugará, cuando comience la temporada 2016/17, no será nunca tan decisivo como lo que la anterior temporada ha dejado atrás, podría concluirse que el portugués Cristiano Ronaldo no parece tener competencia alguna para llegar a su cuarto Balón de Oro y volver a seguir de cerca a su principal competidor, el argentino Lionel Messi, que acumula cinco en su increíble carrera con solo 29 años recién cumplidos.

Cristiano Ronaldo, quien por estas horas descansaba en su barco a pocos metros del de Messi, ya tiene su foto levantando la Eurocopa en París, en una desopilante final ante la selección francesa, que será recordada por mucho tiempo pero no tanto por el fútbol sino por su llanto y su desesperación por haber tenido que abandonar muy pronto el estadio de Saint Denis por una inesperada lesión en un choque con Dimitri Payet.

Cuando parecía que justamente con su salida, promediando el primer tiempo, Francia sacaría demasiado provecho por la diferencia de calidad en su favor y por su condición de local, resultó que los compañeros de Cristiano Ronaldo tuvieron la entereza y la disposición táctica para suplir su calidad, potencia e influencia con otros atributos que determinaron su resistencia para llegar al alargue y sobre el final de éste, ser contundentes sin necesidad siquiera de ir a los penales,.

¿Eso amerita que Cristiano Ronaldo, sin dudas el mejor jugador de su selección, se lleve el Balón de Oro? Es cuanto menos polémico. Y no sólo por esta final, sino que si analizamos el rendimiento tanto de Cristiano Ronaldo como del resto de sus compañeros en la Eurocopa, tampoco el andar previo a la final fue un jardín de rosas y la selección portuguesa pasó con lo justo la primera fase, que parecía accesible, y sufrió siempre hasta llegar a la última instancia, es decir que ni como equipo, ni individualmente el delantero del Real Madrid, parecieron tener rendimientos que sean demasiado elogiables.

Aún así, Cristiano Ronaldo también se ha llevado, a fin de mayo y justo antes de la Eurocopa, el título de la Champions League con el Real Madrid y otra vez ante el Atlético Madrid, como dos años antes en Oporto, aunque por penales y sin que el portugués haya tenido un partido para nada especial, aunque sí ha jugado medianamente bien durante el torneo, con algunas apariciones en el momento justo, aunque sin un gran rendimiento del equipo, que incluso apareció errático en las primeras ruedas y para muy pocos era candidato a ganar la Undécima de su historia.
Recién cuando el entrenador Zinedine Zidane se asentó, pasado un bimestre, y cuando el sorteo de la UEFA para cuartos de final lo favoreció nítidamente, el Real Madrid comenzó a pensarse como posible campeón, pero nunca antes. 

Una vez más, entonces, la pregunta. Más allá de ambas fotos muy impresionables, con Cristiano Ronaldo levantando la Champions y la Eurocopa en dos meses de diferencia, ¿merece por eso mismo ganar el Balón de oro y ya queda muy poco por juzgar en la materia?

Desde esta columna creemos que no es así, aunque al mismo tiempo sepamos que vamos contra corriente y que muy probablemente muchos de los que votarán por el premio a fin de año –entrenadores, jugadores y periodistas- no puedan escapar a las dos fotos de mitad de 2016.

Sin embargo, hay que recordar que se trata de un premio individual, al mejor jugador (no al goleador, tampoco al más campeón) de la temporada, y creemos que en este sentido, hay jugadores que están en condiciones de pelear palmo a palmo contra Cristiano Ronaldo, desde el mismo Lionel Messi, gran figura en la Liga Española, 

Champions y la Copa América Extra, pasando por el uruguayo Luis Suárez, en un año excepcional, aunque, claro, jugando poco para Uruguay, primero por la suspensión y luego por la lesión y la pronta eliminación de su equipo.

Pero también acaso pueda ser la hora de que por fin, un arquero pueda ganar el Balón de Oro y en ese caso asoma Manuel Neuer, del Bayern Munich o hasta Kasper Smeichel, el joven arquero del Leicester, campeón de la Premier League, o su compañero Jamie Vardy, la estrella del equipo que ha sobrepasado todas las ilusiones de sus fanáticos.

Tampoco se debería dejar de lado al gran volante chileno Arturo Vidal, ganador de la Bundesliga y de la Copa de Alemania (Pokal) y también de la Copa América extra en los Estados Unidos con la selección chilena.

Además, en el caso de Vidal, si lo comparamos con el de Cristiano Ronaldo, ha ganado la Copa América por dos años consecutivos, habiendo sido efectivamente una figura en la mayoría de sus partidos, con mucha mayor continuidad que el portugués.

¿Puede haber algún hecho futbolístico que cambie lo ya visto en la primera parte del año? No parece fácil, porque no se define la temporada en la segunda mitad del año sino en la primera, por lo que los aspirantes a ganar el Balón de Oro deberían deslumbrar con algo imprevisto para cambiar el rumbo.

La gran cuestión será, como siempre, determinar si los votantes se guían por los resultados colectivos, por los individuales, o por los rendimientos.


viernes, 15 de julio de 2016

La eliminación de la Copa blanquea la situación de Boca




La noticia que conmovió al fútbol argentino pero en especial a los hinchas de Boca es el haber quedado fuera de la final de la Copa Libertadores de América en semifinales, en la Bombonera, y ante el que parecía un rival accesible como Independiente del Valle de Ecuador.

Sin embargo, Boca había llegado hasta esta instancia trastabillando, a los golpes, siempre salvado por alguna individualidad, o por unos pocos minutos de fútbol, y porque en su camino tuvo rivales muy inferiores a los ecuatorianos de Pichincha, pero nada más que por eso.

Boca viene jugando mal desde hace rato.  Con la dirección técnica de Rodolfo Arruabarrena, hasta principios de 2016, tocó fondo y ni siquiera los dos títulos de fines de 2015 pudieron remediar su lógica salida.

Entonces, la comisión directiva apeló a un viejo anhelo, el mellizo Guillermo Barros Schelotto, quien venía de dirigir a Lanús con una cierta ambición ofensiva y un discurso de un sistema 4-3-3, aunque se encontró en Boca con un primer problema: ¿qué hacer con la posición de Carlos Tévez y con el propio jugador, de demasiada influencia no sólo en el plantel sino en el propio club?

Tévez es un jugador de una gran calidad, y que llegó de regreso a Boca en la plenitud, con 31 años (ahora tiene 32), tras haber hecho dos grandes temporadas con la Juventus, y asumido como líder del equipo, pero se encontró con un gran desconcierto en todo sentido: objetó la preparación física, se dio cuenta enseguida de las enormes carencias de su director técnico, y aunque tuvo un impetuoso comienzo, se fue apagando porque no encontró una referencia cuando Jonathan Calleri se fue al San Pablo en una transferencia en la que tuvo relación porque fue uno de los que influyeron para que regresara Daniel Osvaldo, su amigo en el equipo italiano.

En la Juventus, Tévez jugaba por detrás del centrodelantero (ya sea Alvaro Morata, o Fernando Llorente primero), pero él no lo es. Sus dos posiciones más comunes son la de la Juventus o la de aquel Boca de Bianchi en la que alternaba en el ataque con el brasileño Iarley, ambos como mediapunta, pero no es un nueve clásico, como equivocadamente insistieron el ex director técnico de la selección argentina, Gerardo Martino, y en los últimos meses, Barros Schelotto.

La cuestión es que Tévez intentó en vano ser el nueve, y como jugaba fuera del área y el director técnico no quiso contar con Sebastián Palacios en uno de los extremos, comenzó con Carrizo hasta que éste se lesionó, luego siguió con Cristian Pavón, pero fueron la única herramienta pura del ataque, demasiado poco. Boca no puede salir como local con un solo delantero, y menos en un partido como el de anoche, en el que sí o sí tenía que ganar y marcar un gol pronto.

Pero no sólo esto: Boca ya venía dando señales de alerta en la Copa Libertadores. Ante Nacional de Montevideo, fue ganando como visitante, se durmió y le empataron. De local, sufrió casi tanto como ante Independiente del Valle, porque el equipo entró en la confusión de siempre.

Boca lleva años sin tener una línea de fútbol, aunque cuenta con buenos jugadores, y entonces suele entrar en torbellinos para tratar de llegar al arco rival, y eso hace que a su vez cuando consigue un objetivo se retrase naturalmente y a su vez sufra defensivamente, porque tampoco está bien parado atrás, por la misma razón que no tiene eficacia arriba: porque parte de la base de que hay que luchar cada partido.

El folklore le fue transmitiendo a Boca la idea de que “poner huevo” es lo opuesto a “jugar bien”, como si las dos cosas juntas no fueran compatibles, y ese es uno de los graves errores que determinan que a los jugadores les queme la pelota en los pies.
Estos partidos de Copa Libertadores, pero especialmente los dos ante Independiente del Valle, dejan muy mal parado a Barros Schelotto, porque tuvo tiempo de sobra para preparar el partido, porque el rival no es superior técnicamente y porque no supo elegir o disponer de los jugadores que pidió que le contrataran, que representaron un enorme gasto.

Ni Darío Benedetto (por la derecha en Quito, recién ingresando en el segundo tiempo en Buenos Aires), ni Walter Bou (entró cuando ya no había nada que hacer), ni Santiago Vergini tuvieron oportunidad de mostrarse, ni logró encontrar una posición para Tévez, ni asegurar, al menos, a la defensa.

Hay atenuantes, como la enorme cantidad de lesionados, desde Fernando Gago, que hace tiempo que no juega, hasta Andrés Cubas, que tuvo que acelerar el regreso, hasta Gino Peruzzi. Es cierto, como lo es que el arquero Azcona contuvo una pelota parado detrás de la línea de gol que pudo ser el 0-2 para Boca en Quito. Pero no alcanza como explicación.

A Boca le queda ahora un año muy largo, demasiado teniendo en cuenta que para llegar a la Copa Libertadores 2017 sólo le queda ganar la Copa Argentina y que recién asoma un torneo internacional, de lo contrario, para 2018, demasiado lejos para muchos de sus referentes.

Tal vez sea el momento para barajar y dar de nuevo, pero si los dirigentes o el técnico creen que eso pasa por volver a contratar jugadores y gastar una fortuna, probablemente sigan por el mismo camino errático que hasta ahora.


Si no se sabe a qué se juega, difícilmente se pueda llegar a buen destino. Luego vienen los encargados de plasmar la idea. Y la misma debe aplicarse también a las divisiones inferiores, porque hace tiempo que Boca no saca un crack como en otros tiempos. Y todo parte del mismo problema: parece que primero está el marketing, los negocios, y luego el fútbol. Y la ecuación es exactamente al revés.

jueves, 14 de julio de 2016

Juguemos a la Superliga mientras la FIFA no está




Los dirigentes del fútbol argentino acaban de votar, a mano alzada, al mejor estilo grondonista, con el caracterizado 70-1 de los últimos tiempos, la llamada “Superliga”, luego de una tremenda puja entre dos sectores con ideas parecidas pero modos diferentes, ambos igual de cercanos a Grondona y sus ideas.

Tanto es así que en uno de los capítulos de esta Superliga, se dice que el presidente de la misma puede tener “reelección indefinida”, es decir que lo que nos quieren decir que es una renovación para terminar con aquellos tiempos del grondonato, ahora propugnan…..un nuevo Grondona,. Si es que cabe la posibilidad y aparece alguien que tenga una forma de gobernar que le permita perpetuarse en el poder.

Pero no sólo eso: fue muy claro el único dirigente que votó en disidencia, en soledad –como suelen ser estas cuestiones-, el presidente de la Asociación Rosarina, Mario Gianmaría, quien sostuvo tras conocer los resultados que se había creado “una nueva figura jurídica: la del suicidio en defensa propia” y que se trató, ayer “de un día de luto para el fútbol argentino”. Y lo ejemplificó con mucha sencillez: se tomó el trabajo de preguntar a los dirigentes que votaban, cuál era la diferencia entre esta  “Superliga” y los tiempos anteriores…y nadie supo decirle nada.

Es decir que aquellos mismos dirigentes que antes votaron ceder los derechos de TV a Torneos y Competencias (empresa luego involucrada en el FIFA-Gate, que por cierto, esta AFA “moderna” prefirió ante otra oferta mejor de CMN), y que no conocían el acuerdo y sólo firmaban al pie porque Don Julio se los decía, ahora vuelven a levantar la mano automática ante un nuevo estatuto que tampoco conocen. ¿A eso le llaman revolucionar el fútbol argentino?

Sin embargo, todas estas son cuestiones de forma. De fondo, la “Superliga”, que sigue siendo un torneo berreta con lo que queda de un fútbol argentino despedazado por grupos empresarios y empresas de TV que se llevan la parte del león, no deja de ser otra vez el mismo torneo de los últimos tiempos, permite triangulaciones vergonzosas como la del caso de Marcelo Larrondo, aumenta las distancias entre los grandes y el resto al mejor estilo Barcelona y Real Madrid contra el resto de los equipos de la Liga Española, y seguirá la pelea por la presidencia como antes con la AFA, ya que ésta está intervenida aunque se utilicen ahora eufemismos como “la comisión normalizadora”.

La “Superliga” no sólo es más de lo mismo, sino que es lo mismo pero más exagerado y aún falta la cereza de la torta, lo que realmente persiguen desde el Gobierno y otros grupos que están al acecho: las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), que no pudieron pasar en los noventa porque Grondona, aún entre tanta podredumbre, no estaba de acuerdo al defenderse con el “Partido del Fútbol” contra los actores exógenos. Simplemente por eso. Pero veinte años más tarde, los mismos intereses están de regreso.

También hay que decir que esta “Superliga” se votó aceleradamente porque estos dirigentes tan mediocres, tan cortos de miras, fueron apurados por Mauricio Macri, bajo la amenaza vacía de intervención estatal (todos saben que eso no es posible salvo la desafiliación de la FIFA como consecuencia), porque había que cerrar algunos asuntos de demasiada importancia antes de que la comisión normalizadora se conformara y pusiera los dos pies en el fútbol argentino.

Los dirigentes, entonces, se comportaron como los chicos que juegan en el bosque mientras el lobo no está, y entonces, a sabiendas de que esta comisión no está de acuerdo con el actual estatuto (al que con toda lógica consideran vetusto, antidemocrático y unitario), ni tampoco con la perpetuación en el poder de un presidente, ni  la cesión de los derechos de TV de la AFA a la “Superliga”, ni mucho menos la cesión de derechos de TV sin licitación (más aún, cuando se sabe que hay una oferta de Ted Turner muy superior al dinero que sigue poniendo el Estado), se apuraron para votar lo que con bastante posibilidad se vete en un futuro próximo.

La FIFA ya hizo saber que hay catorce puntos que objeta de este acuerdo trucho, en el que de buenas a primeras, dirigentes que vaciaron la AFA hace pocos meses, dejándola al borde de no poder conformar un Comité Ejecutivo porque simplemente no les daban los votos para armar una Superliga dentro de la misma, prefirieron un golpe de estado, ahora votaron como si nada hubiera ocurrido y ellos siguieran dentro de la estructura.

¿Qué representatividad tienen esos dirigentes para votar una “Superliga”? Ninguna que esté a la vista. Al contrario, tienen muchas explicaciones para dar antes que sentarse a votar, y si apenas Luis Segura, un fantoche que sólo tiene el sello de presidente interino, ocupa un cargo momentáneamente y a pedido de la jueza María Servini, el resto no puede alegar ningún tipo de sustento.

¿No era, según la Inspección general de Justicia, que ningún candidato de los que habían presentado los avales, estaba en condiciones de ser candidato? De buenas a primeras, el propio Estado entró en el juego, simplemente porque hay un grupo mediático al que este Gobierno le debe todo por su apoyo en la campaña electoral y en sus años en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Y es por eso que cuando todo estaba cerrado con Turner y AFA TV, de repente nunca más se habló del asunto y un Gobierno que se la pasó diciendo desde su asunción que el Estado debía de dejar de erogar, acabó poniendo más dinero que su antecesor, cuando sí existía una oferta muy superior, de 500 millones de pesos de diferencia.
Claro, el grupo amigo se quedaba siendo nada más que una plataforma pero quedaba alejado del gran negocio, y el otro grupo amigo (que hasta tuvo un hermano de un alto funcionario de Seguridad), involucrado en el FIFA-Gate, iba a quedar relegado en la producción si el fútbol quedaba en manos del principal oferente.

Así es más fácil: el Estado pone más del 90 por ciento del total, pero transmite los partidos residuales por Canal 7, mientras los tres canales fuertes (el de los más amigos, el del otro amigo “federal”, que casi integra una comisión normalizadora trucha, y el otro amigo telefónico), poniendo menos del 10 por ciento, se quedan con los clubes grandes. Más subsidio encubierto que ese, imposible.

Por eso el apuro para votar esta “Superliga”, tomada de apuro de la LFP española, la que favorece cada vez más a los más grandes sobre los chicos, y la que está conformada por 16 SAD y apenas 4 sociedades civiles sin fines de lucro.

¿Alguien por ventura puede pensar que con esta “Superliga” se acabarán las exigencias para que determinado árbitro no dirija más a algún equipo que proteste? ¿Alguien puede asegurar que de ahora en más los clubes no entren en déficits insostenibles? ¿Alguien puede prometer que no habrá un nuevo Grondona a futuro?

La historia no ayuda a los protagonistas, y los ciclos se repiten una y otra vez.

Este fútbol argentino sin presidente de AFA, sin director técnico de la selección, sin Lionel Messi, sin dinero pese a los infinitos sponsors, sin superávit cuando los rubros de ingresos de divisas nunca fueron tan altos, sigue siendo manejado por mediocres, por chicos que ante nuestra vista, juegan en el bosque mientras el lobo no está…pero falta poco para que llegue.