viernes, 31 de octubre de 2008

Lo que nos dejaron estos 25 años


Pasaron 25 años desde aquel triunfo electoral de Raúl Alfonsín como candidato presidencial de la Unión Cívica Radical (UCR), que pocas veces había generado tantas expectativas populares. En buena medida, por lo que se dejaba atrás, la más sangrienta dictadura militar tanto en la represión interna como en la alocada guerra en la que nos metió, y también por aquella campaña electoral que se contraponía a la ya conocida burocracia sindical y el contradictorio aquelarre que siempre fue el peronismo, especialmente desde la muerte de su líder y lo que le daba cierta coherencia, Juan Domingo Perón.
No nos detendremos en el gobierno de cada tiempo sino que la intención de este artículo pasa por un análisis más general y es tratar de ver, desde este vacío afectivo y esta incredulidad de hoy en los políticos argentinos, y en el actual sistema de representación, hacia atrás en aquella ilusión de cambio, en aquella esperanza que sin dudas ha quedado trunca y que sumió a la gran mayoría de los argentinos en la apatía y en la sensación de que hay que salvarse como se pueda, porque nada puede esperarse de los que detentan (nunca mejor dicho) los teóricos resortes de las decisiones fundamentales.
Es claro que a años vista, Max Weber tenía razón cuando planteaba su Teoría de la Burocracia y alertaba en lo que se convertirían, en el mundo, los partidos políticos. Argentina es acaso su mejor demostración. Ridículamente parecidos sus ámbitos de representación al sistema estadounidense, los diputados y senadores ni cortan ni pinchan, y transan y arreglan todo voto, respondiendo mucho más a empresas privadas e intereses de toda laya, antes que cumplir con el requisito de representar a quienes los votaron y ungieron en sus lugares.
Como un sino fatal, la Argentina se fue transformando, en estos 25 años, en un país aún mucho más dependiente de las transnacionales y el imperialismo yanqui, que cuando Alfonsín mostraba los dos puños cerrados entrelazados prometiendo que con la “democracia” se comería, se curaría y se educaría. Porque tanto la UCR como el PJ, los dos partidos que se han repartido los gobiernos de turno, han repetido los mismos vicios, con matices que tienen que ver con sus respectivos folklores de clientelismos, y terminaron, como no podía ser de otra manera, entregando el patrimonio nacional a cambio de mantenerse en el poder, un rol que, por cierto, advierte Carlos Marx en cuanto al rol que debe cumplir una burguesía que se precie de tal.
Y de aquellos polvos, de luces de neón y un millón de personas en la calle para cierres de actos, para recitar el preámbulo de una constitución bastardeada y hasta renovada por intereses propios de permanecer impunes en la arena política y seguir sacando la leche a la vaca estatal, de aquellos que en nombre del peronismo pedían que los siguieran o pronunciaban renunciamientos históricos para regresar en silencio un par de años después, o los que hablaron de renovación partidaria para luego enrolarse con los de siempre y caer parado como los gatos, estos lodos de endeudamiento de más de ciento cincuenta mil millones de dólares más que en 1983, un Poder legislativo de decoración, una Justicia poco independiente que responde al Ejecutivo y que se diseña en servilletas de papel de cualquier bar porteño, con empresas extranjeras (muchas de ellas, estatales de otros países) que se han quedado con nuestros bienes más preciados, que se han regalado a cambio de algunas indignas sumas en cuentas indescifrables, y lo que es peor, que toda la clase política es impune, y operando en consecuencia.
Estos 25 años de supuesta democracia en la que los dos partidos tradicionales nos han decepcionado una vez más, uno de ellos (la UCR) para siempre, y el otro (PJ) que perdura tan sólo por el recuerdo de un par de gobiernos apenas reformistas que fueron así y todo superiores a todo lo pésimo y corrupto que llegó después, nos dejan, sin embargo, algunas enseñanzas.
La principal es que como dice sabiamente el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, “la vida te la dan, pero no te la regalan”, algo que anticipadamente y con un toque irónico porteño, dijo Discépolo con aquello de que “el que no llora no mama”. El pueblo argentino entendió, a la fuerza, que hay que ganar la calle, que hay que presionar, exigir, forzar, como cuando lo de “que se vayan todos, que no quede, ni uno solo” pero también debe autojuzgarse y reconocer que el alto nivel de conformismo ante el menor índice de mejora, ya genera una quietud indolente, y un distanciamiento del principal actor de la sociedad, las clases más humildes.
Más que nunca, la Argentina de hoy, 25 años después de aquel fiasco de las primeras votaciones luego de los siete años de tinieblas, debe entender que el sistema capitalista es, en sí mismo, un oprobio, un fiasco, que implica necesariamente una dominación de una clase social sobre las otras, y por lo tanto, una trampa en sí mismo. Con el capitalismo sólo se marcha, como bien advirtió Lenin, hacia una fase de imperialismo, de fusiones de empresas, de monopolios que nos harán (y ya nos hacen desde hace mucho) la vida menos soportable y digerible.
Ningún gobierno de todos los que formaron parte de este cuarto de siglo, generó un rompimiento de una deuda externa ilegal e ilegítima, que nos impide crecer aún con todo el potencial que tiene la Argentina, con traiciones a la patria incluidas por parte de quienes entregaron el patrimonio nacional y que a esta altura son archiconocidos, y quienes fueron cómplices de éstos, siempre desde los dos partidos tradicionales y altamente corruptos, que se necesitan mutuamente para autojustificarse: el PJ y la UCR. No es esto un Boca-River, ni un Fangio-Galvez, sino que se trata de un sistema pergeñado para delinquir, para darle continuismo al robo a las clases populares, como antes lo fueron los distintos goles oligárquico-militares, llamados por uno u otro partido cuando la situación le convino.
Parte de responsabilidad la tiene también la pretendida “izquierda” argentina, que jamás pudo presentar una opción creíble para las clases populares. El socialismo, subsumido por el peronismo, que desde el laborismo le quitó su mejor oferta, para luego defraudar a sus seguidores desde la más obscena y corrupta burocracia sindical, con la que pactaron todos los gobiernos de su color. El llamado “comunismo”, pactando primero con la ex URSS y luego, absolutamente alejada de las grandes masas a partir de concepciones delirantes como la de sostener que la de Videla iba a ser “una dictadura blanda” o el apoyar a Italo Luder en 1983. Ni hablar de otros delirios como los de un Partido Obrero (PO) o el resto de minipartidos peleando por pequeños espacios mientras el país arde en cada esquina. Y sin necesidad de una derecha partidaria, cuando ya fueron colmados todos los sueños de regresar a una Argentina agrícola-ganadera, como el imperialismo siempre ha pretendido en la división internacional, para darle a Brasil el rol industrial.
La opción entonces sigue pasando por replantearse el sistema de vida, en la búsqueda de partidos políticos que se reformulen la representatividad ante su pueblo, por re-fundar un país sumido en la “desnomia” , de la que no se vuelve. Porque la Argentina no es anómica. Ojalá lo fuera. La obsesión de los fundadores de la sociología fue siempre cómo resolver la anomia. La falta de normas. Porque desde ésta se puede fundar un sistema. Pero Argentina ha llegado a la desgracia de la “desnomia”. Porque había una normatividad, un cierto estado de derecho, y dejó de haberlo. Es decir, no es “a”, sino “des”. Lo que hubo y ya no hay. Y cuando en una sociedad ocurre esto y no se cree, si no hay credibilidad en las propias reglas, hay que re-fundar, y qué mejor ocasión que la llegada del bicentenario.
En estos 25 años, sólo Alfonsín, y a medias tintas, trató de trasladar la capital, generando aunque sea un mínimo debate demográfico en un país enorme que concentra la mitad de su población en los alrededores de su capital, impidiendo el desarrollo de distintos polos, y aceptando su carácter de unitario aunque la Constitución diga “federal”. Los medios de comunicación fueron quedando en manos de unos pocos, que manipulan a favor o en contra de acuerdo a su propia relación con el poder, sin importar la información. Los jubilados no llegan, en muchos casos, ni a la mitad del mes, no se toma en serio a la salud, ni se ha trazado nunca un programa serio con el deporte, que podría ayudar tan fácil a erradicar el flagelo de la droga. Ni hablar de la desnutrición infantil, de la cantidad de muertes de niños y jóvenes, muchos sin futuro en el país con capacidad para alimentar a continentes enteros.
Los 25 años que nos dejó esta clase política, sólo arroja un superávit en cuando a la recuperación de las libertades públicas y a cierta necesaria toma de conciencia de la tragedia que vivió este país, pese a todo lo señalado, en la terrible dictadura de 1976 a 1983, con 30.000 desaparecidos, con la generación de una innecesaria deuda externa, y con una guerra absurda.
¿Podrá la generación que viene con el lastre que le vamos dejando? ¿Habrá espacio para confiar en la política como herramienta de cambio social? Seguramente la dinámica de este tiempo nos dará nuevos elementos de análisis, pero no es broma cuando en cualquier punto del mundo escuchamos decir que hay cuatro clases de países: los desarrollados, los subdesarrollados, Japón y Argentina. Japón, porque sin nada, hizo todo. Y Argentina, porque con todo, no hizo nada. O lo hizo, pero en contra de sus propios intereses, que es lo peor.
El tema no es que se vayan todos, sino que la Argentina pueda generar un sistema en el que se pueda confiar. Y eso se gana en la lucha cotidiana, en el día a día, y en entender los procesos históricos, y en no tragarse más sapos ni tachín tachín.

martes, 28 de octubre de 2008

Cuando Maradona tenga 48 (La Jornada)

Si los fabulosos Beatles imaginaron cómo sería la vida cuando llegaran a los sesenta y cuatro años, mucho antes, como regalo de sus cuarenta y ocho y tal vez en su mismo día del aniversario, la AFA lo va a confirmar como nuevo director técnico nada menos que de la selección argentina, un cargo que para muchos, es más estressante que el de muchos funcionarios estatales, aunque estará acompañado por Carlos Bilardo, que regresa a los equipos nacionales como manager.

No es una designación esperada, y hasta podría decirse que todo lo contrario y que si no fuera por el propio lobby del propio Maradona y de muy cercanos allegados al propio presidente de la AFA, Julio Grondona, el consenso era total en el sentido de que si bien se trata del mejor jugador de la historia del fútbol (no sólo argentino), una cosa es haber sido un eximio artista de la pelota, y otra muy distinta es dirigir un equipo, y más aún una selección como la albiceleste y en un momento complicado, no sólo por los resultados, sino también por la actualidad de la mayor parte de sus componentes en el fútbol europeo, y cuando en el ciclo anterior, pocas veces alcanzó el nivel esperado para semejantes figuras.

No parece un desafío fácil para Maradona, que apenas reúne dos experiencias lejanas y nada favorables como director técnico, cuando entre 1994 y 1995, debido a la suspensión por doping por parte de la FIFA y siendo aún un jugador en actividad, tuvo a su cargo primero al plantel de Deportivo Mandiyú y posteriormente a Racing Club.

Es cierto que se trataba de otro Maradona, aquel preso de una adicción contra la que luchaba sin poder salir adelante, y éste aparentemente algo más sosegado, dedicado al show-bol, y a pocos meses de ser abuelo por primera vez.

El tema, entonces, no pasa por criticar la situación personal sino que en lo estrictamente futbolístico, la decisión de la AFA aparece cuanto menos como arriesgada. Si en la carrera para dirigir a la selección argentina se encontraba nada menos que Carlos Bianchi, el director técnico más exitoso de las últimas décadas, no parece que Maradona, indiscutible como jugador (insistimos) se encuentra en condiciones de competir con semejante currículo, y hasta diríamos que tampoco contra Miguel Russo y hasta su amigo y ex compañero en el Mundial de México 1986, Sergio Batista.

En todo caso, si bien Grondona venía diciendo que en algún momento le tocaría a Maradona y aún con el resguardo de un Bilardo que aparece como enlace entre el ex supercrack y los dirigentes para anticiparse a cualquier conflicto que pudiera surgir, no parece tampoco que esta designación, en un momento caliente de una clasificación para el Mundial 2010, que no está segura, implique cierta protección para quien siendo un emblema del fútbol argentino, se empecina por saltar pasos para llegar, cortando camino, al máximo lugar sin paradas previas.

¿Qué puede aportar este Maradona a la selección? Seguramente una gran motivación, su sola presencia en un vestuario generará seguramente un clima especial y será el momento de comprobar si sus nociones tácticas tienen la dimensión suficiente para salir adelante ante este particular desafío al que pocos elegido acceden. El otro gran tema será su administración de la relación entre jugadores reconocidos como entre los mejores del mundo, y como tales, con sus celos y sus deseos lógicos de figuración, entre los que, incluso, se cuenta su yerno, Sergio Agüero.

De lo que debe ser conciente Maradona es que de este cargo no se vuelve, y si lo sabrá su antecesor, Alfio Basile. Y el número 48 como testigo, como cuando marcó una etapa en el fútbol local con aquella huelga que terminó con una etapa brillante y el exilio de los grandes cracks en Eldorado colombiano. O como Leonardo Sciascia lo rescata para describir la vida en Italia de la postguerra, los 48 años que cumple Maradona cuando sea investido como director técnico argentino lo encontrarán camino de la madurez, o de la dura crítica de sus más de cuarenta millones de supuestos colegas, los habitantes de este país, todos “grandes dts”, conocedores del mínimo detalle, y los que no mostraron conformidad cuando se barajó su nombre en la danza de los posibles.

Tal vez Maradona sabe que cuando tenga 48 años, como decían Paul, John, George y Ringo, no habrá retorno, y a lo sumo habrá un perdón si las cosas no salen como pensaba, porque la gente no olvida sus alegrías, pero como suele suceder, pedirá que venga otro. Con 48 años y casi abuelo, Diego sabe que como técnico, todo comienza, o puede terminar con este largo y sinuoso camino que le espera.

La diplomacia de la violencia (El caso Atlético Madrid-Olympique de Marsella)

Quedan pocas horas ya para el viernes, cuando la Unión Europea de Fútbol (UEFA) deberá decidir, finalmente, si cumple o no con la sanción dejada en suspenso días pasados, por la cual el Atlético Madrid debe salir de su estadio, Vicente Calderón, para jugar los dos próximos partidos de la Champions League a más de 300 kilómetros de distancia, al considerar que en el partido ante el Olympique de Marsella se produjeron hechos violentos que ameritan una decisión de este calibre.

No se trata de una decisión más sino que hay demasiadas cosas en juego. Por un lado, el poder que va acumulando el ex jugador francés Michel Platini, hoy presidente de la UEFA y mano derecha del mandamás de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, en un extraño movimiento de pinzas junto a sus aliados ingleses para oscurecer la chance de España de organizar el Mundial 2018, contra la que pelea nada menos que Inglaterra, y por otro, la firma en que se falla un hecho violento que marca cómo se están organizando los espectáculos futbolísticos en Europa.

Todo comenzó el pasado 1 de octubre, cuando por la segunda fecha del Grupo D de la Champions League, el Atlético Madrid venció 2-1 al Olympique de Marsella en su estadio Vicente Calderón. En un momento del partido, la Policía local cargó contra los ultras franceses porque la normativa UEFA contra la violencia impide el uso de banderas con símbolos fascistas, como se consideró que lo era un estandarte con el dibujo de una calavera.

Lo que siguió a ello fue una batalla en la tribuna, con escaramuzas al mejor estilo argentino (al punto tal que el partido estuvo a punto de suspenderse) y con el saldo de un policía con la frente sangrante, y la detención del supuesto agresor, que le arrojó una silla por la cabeza.. Lo que era difícil de imaginar era que el ultra detenido, llamado Santos Mirasierra, de origen español, y detenido en la cárcel de Soto del Real, iba a transformarse en poco menos que un héroe y presa de negociaciones y todo tipo de bravatas por parte de dirigentes del Marsella, del Atlético Madrid, la Policía y la UEFA.

Durante la presente semana, mientras el juez en lo penal 33, Tomás Martín, ratificaba la prisión de Mirasierra, su familia aparecía por todos los medios pidiendo su libertad y recordando que apenas “es un buen muchacho, que vive para el Olympique, que trabaja y que no es violento” y esgrimía un video en el que supuestamente se ve que no tiene que ver con el hecho directo de la agresión al policía, mientras que el presidente del club, el ex periodista y agente de jugadores senegalés Pape Diouf, no sólo defendió al ultra sino que llegó a sostener que para la revancha en Francia, del día 9 de diciembre, en el Stade de Velodrome, “no sé lo que puede ocurrir” y lanzó una advertencia al Atlético Madrid: “hay mala fe en los españoles y en el Atlético. Ya pueden decir los dirigentes lo que quieran, o la Policía, manipular, pero…¿cómo le decimos a la gente que sólo un aficionado del Olympique pudo provocar ese lío? Tendría que ser Tarzán”.

Diouf no se quedó con esa frase y aprovechó para criticar a los ultras del Atlético Madrid, que en el clásico de la ciudad por la liga española, ostentaron un trapo que decía “Long Haider, descanse en paz”, como homenaje al dirigente nazi austríaco, fallecido en un accidente días pasados. Y si Diouf llegó a enviar una carta al secretario de Deportes francés, Bertrand Laporte, pidiéndole ayuda en este caso, recurriendo al presidente Nicolás Sarkozy, lo propio llegó a hacer el presidente del Atlético Madrid, Enrique Cerezo, para que José Luis Rodríguez Zapatero interviniera para que no fuera sancionado el club.

Desde el Atlético se cree que nada tiene que ver el club con los hechos violentos en el Vicente Calderón. “Nosotros pagamos un operativo y el informe de la UEFA sobre la organización fue perfecto y sólo coloca como error el haber ido a buscar la bandera pero eso lo hizo la Policía”, sostienen los dirigentes, mientras que las autoridades policiales agregan que fue la UEFA la que la envió a buscar la bandera de acuerdo a la normativa.

Y mientras tanto, el pasado domingo, y por segundo partido consecutivo, los jugadores del Olympique de Marsella salieron a la cancha, esta vez para jugar nada menos que el clásico ante el Paris Saint Germain, con unos buzos que decían “Liberté pour Santos”, mientras que la Asociación de Ultras, que representa a unos cinco mil violentos de toda Francia, presentó en el periódico local La Provence (que informa cada día de la situación de Mirasierra en prisión como si fuera un mártir) un video del Canal Plus de España, asi como fotos y testimonios de dos agentes de la Brigada Urbana de Marsella, que acompañó a los fanáticos hasta Madrid (viajaron unos 1200) en el que aparentemente se demostraría la inocencia de Santos, quien, según la dirigencia del Olympique, justamente habría sido demorado porque siendo de origen español es más fácil castigarlo de acuerdo a la legislación.

Si el fallo inicial de la UEFA de suspender el estadio del Atlético por tres fechas y 150.000 euros de multa aún no se oficializó, fue justamente por los oficios de Rodríguez Zapatero, aunque ya Platini fue claro: “yo no tomo la medida, pero desde ya que si la considero injusta, apelaré”. Lo cierto es que aunque ahora se barajen dos fechas de suspensión, lo que obligaría al Atlético a jugar el último partido de la primera fase como local y eventualmente en octavos de final, a Barcelona, Valencia o Sevilla (lo cual podría alejarlo de la chance de avanzar en el torneo y la pérdida de múltiples beneficios económicos), lo importante es lo que algunos creen ver por debajo del agua.

Y es que en diciembre, la FIFA dará a conocer el organizador del Mundial 2018 y éste se lo disputan Inglaterra y España. Y en la misma semana que ocurrieron estos hechos extraños en el Vicente Calderón, la Federación Inglesa emitió un comunicado por el que sostiene que el partido amistoso que jugarán ambos seleccionados, “no debería llevarse a cabo en el estadio Santiago Bernabeu” alegando que cuatro años antes, en otro amistoso, hubo gritos racistas contra el lateral izquierdo del Chelsea, Ashley Cole.

Si bien la Federación Española (RFEF) no se ha expedido, es claro que esta declaración de la dirigencia inglesa en la misma semana que se cuestiona al estadio del Atlético Madrid, genera muchas suspicacias con vistas a la decisión que la FIFA debe tomar en diciembre.

Y en cuanto al apoyo del presidente del Marsella a sus ultras, las bravatas contra sus pares del Atlético Madrid, y los apoyos a los clubes de Sarkozy y Rodríguez Zapatero, cualquier semejanza con el fútbol argentino queda bajo la exclusiva imaginación de nuestros lectores.

lunes, 27 de octubre de 2008

La difícil carrera por ser entrenador de la selección argentina (Yahoo)


Desde que el pasado 15 de octubre, Alfio Basile vio terminado su sueño de ganar una Copa del Mundo tras vivir aquellos locos días de Estados Unidos 1994, cuando Diego Maradona resultara descalificado por supuesto doping, ahora renunciando por el mal juego y la irregular campaña de la selección argentina, la carrera por su sucesión ha comenzado tan fuerte, que se está semejando como nunca a una carrera electoral cual si lo que estuviera en juego fuera la presidencia de un país.

Apenas habían transcurrido unos pocos días, cuando algunos medios de comunicación de peso en la Argentina daban por seguro que el nuevo entrenador sería Miguel Angel Russo, a quien el público japonés conoció cuando en 2007 llegó al Mundial de Clubes dirigiendo a Boca Juniors, con el que fue campeón de la Copa Libertadores en ese mismo año, aunque luego cambió a San Lorenzo de Almagro y actualmente es el absoluto líder y dominador del Torneo Apertura.

Pero pocos contaban con la impactante noticia de que el entrenador más exitoso de la Argentina de los últimos veinte años, Carlos Bianchi, aparecía como dispuesto a regresar a su trabajo luego de que entrenara por última vez hasta diciembre de 2006, cuando no tuvo demasiada suerte en un Atlético Madrid que poco respondía al tipo de plantel con el que le gusta moverse. “Yo trabajo con el hambre”, suele decir, en referencia a jugadores que necesiten de alguna motivación especial para triunfar.

Bianchi ya pudo ser entrenador de la selección argentina en dos ocasiones anteriores. Cuando el equipo albiceleste quedó eliminado del Mundial de Francia en cuartos de final, dirigido por Daniel Passarella, el presidente de la Federación Argentina (AFA) y hoy vicepresidente primero de la FIFA, Julio Grondona, le ofreció el cargo, pero Bianchi ya había arreglado todo para dirigir a Boca Juniors y no parece haberse equivocado: fue tres veces campeón de América (2000, 2001 y 2003), dos veces campeón Intercontinental (2000 y 2003), y cuatro veces campeón argentino (1998, 1999, 2000 y 2003), además de perder por penales otra Copa Libertadores (2004).

Para 2004, cuando Marcelo Bielsa renunció a su cargo de entrenador de la selección argentina en medio de dos mundiales y una vez que conquistara la medalla dorada olímpica en Atenas (un viejo anhelo del fútbol argentino), nuevamente la AFA sondeó a Bianchi, en ese momento sin club (arreglaría con el Atlético Madrid un poco después) pero se dijo (ambas partes se mantuvieron en riguroso silencio) que el entrenador no comulgaba con la forma en que se manejan los negocios atinentes al equipo nacional dentro de la Federación, motivo por el que se fue incluso quien sí aceptó el cargo hasta el Mundial de Alemania 2006, José Pekerman.

Esta sería, hoy mismo, la principal razón por la que Bianchi podría no aceptar nuevamente una oferta, pese a ser el entrenador que, por lejos, mayor aceptación tiene entre los hinchas argentinos, no sólo luego de su resonante éxito en Boca sino por su anterior etapa no menos importante, cuando con un Vélez que sólo atesoraba un título local (1968) llegó a ganar tres torneos locales (1993, 1995 y 1996), una Copa Libertadores y una Copa Intercontinental (1994) y una Copa Interamericana (1996).

Los rumores indican que esta vez, Grondona, que el lunes regresaría de Zurich, estaria dispuesto a reunirse con Bianchi para tratar de limar asperezas y para tratar de convencerlo de que ningún dirigente ni acuerdo espurio entorpecerá su trabajo y que es tal la confianza que la AFAS tiene en sus conocimientos, que se hará lo que él disponga.

De todos modos, Bianchi no parece muy proclive a trabajar en medio de situaciones confusas, como la enorme cantidad de partidos amistosos que disputa la selección argentina por año, debido a que la AFA, a través de una empresa privada, vendió los derechos de imagen y organización a una extraña empresa rusa, que no tenía antecedentes en el fútbol, y que necesita organizar partidos para recuperar su inversión, mientras que tampoco son claros los arreglos con equipos como el Barcelona o el Atlético Madrid para no forzar el uso de jugadores como Lionel Messi o Sergio Agüero.

Mientras se suceden los rumores sobre la aceptación o no de Bianchi a la propuesta de la AFA, Diego Maradona y Carlos Bilardo se autopostularon también. Maradona no cuenta con la aceptación popular para semejante cargo, en una notable diferenciación de la gente entre el notable crack que fue, y sus escasas dotes de entrenador por su casi nula experiencia con profesionales. Sólo dos veces tuvo a su cargo planteles, en 1995, cuando una sanción de FIFA le impidió jugar y aprovechó para dirigir a Racing Club y a Deportivo Mandiyú, con pobres resultados.

Bilardo, hoy funcionario político como director de Deportes de la extensa provincia de Buenos Aires, y dedicado al periodismo como comentarista de radio y TV, también ahora parece con deseos de regresar a la dirección técnica cuando ya lleva una década sin ejercer y cuando la distancia generacional parece insalvable con los nuevos jugadores.

Sin embargo, tanto Maradona como Bilardo inundaron el país con carteles cual si fuera políticos en campaña, promocionando sus chances de llegar al puesto soñado, y haciendo lobby en los diferentes medios de comunicación afines.

Finalmente aparece Sergio Batista, campeón mundial en México 1986 junto a Diego Maradona y dirigidos ambos por Bilardo, y quien fuera el entrenador que meses pasados ganara la medalla dorada para Argentina por segunda vez en su historia, y a quien se elogia por el buen manejo de las relaciones entre jugadores tan complicados, y quien seguramente será quien dirija el equipo argentino que debe jugar en noviembre un partido amistoso en Glasgow ante Escocia.

En todo caso, Grondona evaluará bien cada uno de los casos antes de tomar la decisión final y haya fumata blanca y celeste, y termine el show mediático, casi una campaña electoral, para definir el nuevo entrenador argentino que acabe con la crisis, aún cuando jugando mal muchas veces y no obteniendo los resultados pretendidos en las eliminatorias, se sigue encontrando en posiciones de clasificación para Sudáfrica 2010.

martes, 21 de octubre de 2008

Messi y Agüero, de balones, oros y balanzas (Yahoo)

El fútbol español tampoco puede abstraerse de la locura general de lo que alguna vez fue un deporte y hoy lo excede por mucho. Y entonces, lo que ayer pasaba casi por el summum de la belleza y la creatividad, hoy navega en una crisis terminal, o aquello que parecía que se derrumbaba completamente, hoy atraviesa por una situación tan paradisíaca, que sus propios protagonistas deben aclarar que no hay que descuidarse y que hay resultados que no se repetirán tan fácilmente. Al fin y al cabo, sólo se trata de fútbol.
La prensa española contextualiza este momento de locura que rodea al fútbol, cuando los principales sponsors podrían apartarse al no poder soportar aquellas cifras que arreglaron hace meses, cuando aún las bolsas (y el sistema en general) no se habían caído estrepitosamente, y cuando al finalizar la temporada pasada ya se resignaba a aceptar que la Premier League los había desbordado, sostenida por una notable organización, una buena selección de jugadores y el fortalecimiento de la libra esterlina-Hoy todo se pone a prueba y reaparece la euforia al comprobar que todos aquellos clubes que le arrebataron a los principales jugadores, en verdad acumulan una deuda tan grande, que ya la Unión Europea de Fútbol (UEFA) se plantea una serie de medidas para que no comience la próxima temporada sin que esto se encauce.
Es natural en este fútbol loco de los millones de euros, que pareciera cotizar en una bolsa propia, con sus propias reglas e intereses, y su propio estado de ánimo. Y en ese contexto, si Messi necesitaba mucha sopa para llegar a ser un Maradona, y la nueva rivalidad de estrellato con su compatriota Sergio Agüero fue explotada hasta la saciedad por los medios españoles que ya olvidaron aquellas diatribas contra su decisión de participar en los Juegos Olímpicos de Pekín, apenas le bastaron algunos pocos minutos en el Camp Nou, el sábado pasado ante un dormido Atlético Madrid, para repuntar camino a ganar el Balón de Oro que lo consagraría definitivamente como supercrack. De repente, también, el Kun Agüero se había apagado al no intervenir demasiado en ese partido en el que su equipo se fue de regreso a Madrid con un lapidario 6-1 en contra y con el entrenador mexicano Javier Aguirre haciéndose cargo, caballerosamente, de lo que poco y nada tiene que ver. Se puede planificar mucho en la semana, pero si tu equipo sale al capo dormido o desconcentrado….
Y también de repente, el mismo Atlético Madrid que pintaba para llegar lejos en la Champions League, luego de tantos años de ausencia que desató un lleno total en su presentación en su estadio Vicente Calderón ante el Olympique Marsella, ahora tiene “una plantilla corta” para afrontar tantos compromisos, así como la mayoría de los hinchas del Real Madrid, coinciden en las encuestas en que el equipo blanco de Bernd Schuster tiene “mejor equipo” que la temporada pasada (en la que fue campeón de la liga) cuando hace escasos dos meses la depresión era manifiesta al no poder conseguir al portugués Cristiano Ronaldo, luego de uno de los mayores tironeos conocidos entre poderosos. Y si Cristiano Ronaldo no se vistió de blanco, fue exclusivamente porque el Manchester United consideró que ya no sólo estaba en juego el jugador, sino las cotizaciones, su nombre en el mercado, y la idea de un cambio de poder al que no estaba dispuesto a aceptar. Y cuando la euforia volvía a los “Red devils” al recuperar a su máximo jugador (con el que ganaron la Premier y la Champions en la pasada temporada), sus vecinos de ciudad, el City, pasaron a menos de los jeques árabes y ahora amenazan con pagar, si los vale, hasta 135 millones de euros por el portugués.
Son los vaivenes del fútbol, por lo mismo que lo que hoy vale una cifra, mañana puede ser todo lo contrario. Y un equipo que está para campeón, mañana puede navegar por una mediocre mitad de tabla, y otro como el Barcelona de Joseph Guardiola, ue comenzó tambaleante y sin ganar ni siquiera de local, ahora con unos treinta minutos para el recuerdo ante el “Aleti” y el 6-1 final, es uno de los “grandes candidatos” a ganar la Liga Española y por qué no, la ansiada tercera Champions League para sus vitrinas. Y si Thierry Henry debía pensar en irse de las tierras catalanas, hoy esa polémica pareciera que fuera parte del pasado remoto, así como si el camerunés Samuel Eto’o debió quedarse o irse. Y todo por un 6-1…
Si en la Argentina nos quejamos por los saltos en los estados de ánimo futboleros, basta con mirar a Europa, detenernos a leer sus diarios deportivos, o lo que opinan algunos columnistas, y pasaremos a sentir una especie de alivio, un súbito ataque de equilibrio.
Al fin y al cabo, no estamos aún tan locos. Ya sea porque estamos lejos, somos más pobres, o porque ya lo tenemos asimilado.

El Caso Atlético Madrid-UEFA y los intereses en juego (Yahoo)

En tiempos de tanta diplomacia y movimientos tan “políticamente correctos”, que se han extendido al mundo del fútbol, llama poderosamente la atención la virulencia con la que la UEFA, esta nueva UEFA dirigida por el francés Michel Platini, atacó al Atlético Madrid al punto de faltarle muy poco para suspenderle el estadio por tres partidos, es decir, dos de la primera fase y uno más, en octavos, en el caso de que los españoles avanzaran, por aquellos incidentes en el partido jugado ante Olympique de Marsella en el Vicente Calderón.

No parece casual que en la misma semana, casi con horas de diferencia, la UEFA intente castigar tan duramente a un Atlético Madrid (que volvía a la Champions League más de de una década después de su última participación, y cuando los desmanes a los que hace referencia Platini -que estuvo presente aquella noche en los palcos junto al resto de autoridades-, fueron causados entre ultras del Marsella y la Policía madrileña), y en el mismo tiempo, la Federación Inglesa comunicara oficialmente que el partido amistoso previsto contra España no quiere jugarlo en el estadio Santiago Bernabeu por el recuerdo de aquellos insultos proferidos hace cuatro años al lateral Ashley Cole en su condición de negro.

Algunas editoriales de medios españoles se refirieron concretamente a un acuerdo tácito entre franceses e ingleses para generar manchas oscuras en el camino recto que parece haber iniciado ya Madrid como gran candidata a organizar los Juegos Olímpicos de 2016, pero lo que más preocupa, especialmente a los ingleses (de allí el ataque concreto al estadio Santiago Bernabeu, sede de la final de la Champions en 2010) es que el avance español termine generando que la FIFA le otorgue también el Mundial de 2018, al que aspira, como nunca, Inglaterra.

Los ingleses se quedaron en la puerta misma de organizar su segundo Mundial de fútbol cuando Alemania recibió la grata noticia, y todo debido a la molestia que ocasionaron por aquellos tiempos los hooligans, hoy controlados y reducidos. Y ahora, luego de que Londres ganara la batalla por los Juegos Olímpicos de 2012 y con una Premier League que ya no admite discusiones como el mejor torneo de laga del mundo, ya no parece haber más obstáculos serios para el Mundial 2018 que no sea, precisamente, España y su gran momento deportivo.

Es más, el director del diario deportivo “As” de Madrid, Alfredo Relaño, ya no insinúa sino que advierte sobre que se enteró de la existencia de agencias contratadas directamente como lobbistas para mejorar una imagen o hacer daño a entidades, utilizando todo tipo de contactos en pos del objetivo final, y según este periodista, el deporte español sería presa de este accionar, y de allí sendos ataques, en una misma semana, al Calderón y al Bernabeu por parte de franceses e ingleses.

En ambos casos, es sorprendente el movimiento. En el caso del partido Atlético-Olympique de Marsella, en el que el propio Platini se ubicó en el palco de honor del Vicente Calderón, es evidente, y no se necesita mucho detalle, para entender que los hechos violentos ocurrieron debido a que la Policía madrileña (que para eso está y se le paga) advirtió que una de las banderas de los ultras franceses mostraba una calavera, ue en el propio código de la UEFA está `prohibido por ser considerado símbolo nazi. La trifulca en la tribuna visitante por quitar de lugar la bandera, finalizó con un escándalo al que el Atlético Madrid es absolutamente ajeno, al punto tal de que el informe de la propia UEFA, por parte del dirigente Gerhard Kapl, utiliza palabras como “impecable” para la organización y sólo especula como error en que la Policía haya incursionado en demasiada violencia para hacerse de la bandera.

¿Pero cuál es, en todo caso, la responsabilidad del club español? Llama la atención que Platini, en el momento de aplazar la decisión final (luego de recibir todo tipo de presiones, entre ellas, una carta de puño y letra del presidente José Luis Rodríguez Zapatero), adujera que él nada puede hacer si la parte judírica del organismo determina algo, pero haya declarado días atrás a un medio suizo que en el caso de un fallo que no tocara al Atlético, él mismo apelaría.

Y lo mismo puede decirse de un extraño movimiento de la Federación Inglesa, que primero pretende jugar un partido amistoso con su selección ante la española, pero luego se endurece con ue no aceptará jugar en el Bernabeu sólo porque este estadio le trae malos recuerdos de aquellos insultos a Cole. ¿Puede un estadio ser responsable de unos insultos o en todo caso es la gente que lo puebla?

Pero además, ¿no saben acaso los ingleses que no resulta tolerable, a niveles diplomáticos, pedir un partido amistoso contra un rival peroluelo exigir condiciones como la del mismo escenario, cuando el partido se jugará en España y debería ser, en todo caso, la Federación Española la que tome la decisión final?

No parece casual ni la postura de la UEFA ni la Federación Inglesa, la primera, que favorece de alguna manera al equipo del país del presidente de la entidad, que saca partido de una eventual suspensión de su estadio al Atlético Madrid, y la segunda, aprovechando las manchas al fútbol español para sacar tajada de la competencia por el Mundial 2018.

Parece que la diplomacia y lo políticamente correcto, en Europa, va quedando en el más absoluto de los olvidos.

domingo, 19 de octubre de 2008

Riquelme, ¿Dios o diablo? (Yahoo)

Hace un tiempo, un allegado a Juan Román Riquelme, le dijo a este periodista que en el fútbol actual, no hay nada más fácil que saber cómo jugará el gran estratega de Boca Juniors y la selección argentina. “Basta ver cómo se cambia en el vestuario antes de los partidos, y cómo se sube las medias, y ya te diré lo que hará en los noveta minutos que vienen”.

Pocas veces se ha coincidido tanto sobre las bondades técnicas de un jugador, como con Riquelme. Capaz de todo, de deslumbrar al mundo futbolístico como en aquella soberbia tarde/noche de Tokio de 2000, cuando el Real Madrid, pero especialmente Geremi y Makelelé pudieron comprobar sus virtudes en noventa minutos mágicos, para el recuerdo, acaso una de las mejores demostraciones técnicas de la historia de la Copa Intercontinental, sólo comparable a la de Michel Platini o Claudio Borghi en la definición entre Juventus y Argentinos Juniors en 1985, aunque paradójicamente haya sido Martín Palermo el jugador elegido como el mejor del partido, por haber convertido los dos goles del triunfo del equipo argentino.

Ese andar mágico, al trote, con los movimientos más parecidos a Pelé que se conozcan, siendo un jugador de poca movilidad, de una gran utilización de su cuerpo, y con claros conceptos de que es la pelota la que debe correr en el fútbol y no el jugador, fue lo que derivó en que el Barcelona intentara ficharlo apenas un año después, más por caprichos de un par de dirigentes azulgranas que por deseos del entrenador holandés Louis Van Gaal, quien frontalmente le explicó que no era su intención contar con él y que en su sistema táctico juega sin alguien de sus características.

Riquelme aguantó una temporada casi en el ostracismo, a la espera de un cambio de entrenador, que no se produjo, y entonces emigró al Villarreal cuando el Barcelona trajo a Ronaldinho con el proyecto de Joan Laporta. Allí, con el entrenador chileno Manuel Pellegrini y un equipo estructurado en torno suyo, tal como anteriormente Carlos Bianchi consiguió sabiamente en Boca, que lo llevó a ganar todo tipo de campeonatos, lució paseándose por la liga española y por la Champions League, imponiendo su juego más lento, pensado casi como un ajedrez para colocar esos pases milimétricos que sólo él puede conseguir.

Así fue como el Villarreal se encontró a un penal de llegar a la final misma de la Champions, en los minutos finales y como local, pero, paradojas del fútbol, fue el propio Riquelme el encargado de fallarlo ante el arquero alemán Jens Lehman, y con esto, el “submarino amarillo” de Castellón, de la tierra de la porcelana española, perdió la gran oportunidad de su historia, que por cierto, había accedido gracias al mismo jugador que terminó sindicado como responsable del mal paso final, aún cuando haya inscripto una página gloriosa.

Pero ese mismo Riquelme ciclotímico, no pudo salir de esta situación ni siquiera en el Mundial de Alemania que llegó apenas días después. Le duraba aquel minuto fatal del penal y acostumbrado a ser el eje de todos los movimientos de un equipo (lo que de alguna manera significa culturalmente llevar la camiseta número diez en la Argentina), comenzó a imponer fuera de los campos de juego, su propio reglamento, su propia disciplina, distinta a la de sus compañeros, algo difícil de aceptar aún cuando haya un acuerdo general en que se trata del mejor jugador del equipo. Y así fue que Pellegrini tuvo que tomar medidas que seguramente nunca pensó que iba a tener que tomar, y Riquelme quedó marginado del plantel, al punto tal de tener que abandonarlo para regresar a su querido Boca, que realizó por él una inversión de 15 millones de euros, una cifra inusual para el mercado argentino.

Nuevamente, Riquelme retribuyó el esfuerzo con su notable calidad sumada ahora a una gran experiencia, y terminó siendo factor clave para la llegada del equipo argentino a la obtención de su sexta Copa Libertadores para tener la chance de jugar el Mundial de Clubes, pero allí se produjo una controversia entre Boca y el Villarreal (en ese tiempo, Riquelme aún estaba jugando a préstamo hasta fin de 2007), y el jugador no aceptó bajar sus pretensiones para poder disputar el máximo torneo de clubes del mundo.

Boca, entonces, con Riquelme cómodamente sentado en las plateas en Japón, fue presa de la excelsa calidad del brasileño Kaká, que marcó la diferencia en la final a favor del Milan., mientras que al comenzar 2008, ya Riquelme volvió a ponerse la camiseta de sus amores, ahora de manera definitiva y habiendo firmado un contrato por tres temporadas.

No había pasad medio año, cuando ya el jugador volvió a ser el eje de una controversia con la gran estrella actual del fútbol argentino, Lionel Messi, a quien se dijo que no le pasaba pelotas por cuestiones de celos de estrellato. En la selección argentina, su entrenador Alfio Basile, tuvo que comenzar a pensar variantes luego de que todo estallara al perder la final de la Copa América de Venezuela en 2007 ante Brasil, y recién la situación volvió a la normalidad en los recientes Juegos Olímpicos de Pekín, cuando el equipo albiceleste retuvo la medalla dorada.

Y cuando ya parecía que todo se calmaría, apareció una nueva polémica en Boca, que habiendo comenzado el actual Torneo Apertura con los nueve puntos ganados en disputa, se desmoronó como los naipes tanto dentro del campo de juego como afuera, cuando el zaguero paraguayo Julio Cáceres y el arquero Mauricio Caranta aparecieron con dureza hablando de los eternos privilegios del diez, quien parece reiterar las acciones que originaron que el Villarreal prescindiera de sus servicios.

Todo indica que no habiendo podido lograr el dominio total de las acciones en el Villarreal, Riquelme lo está consiguiendo ahora en Boca, repitiéndose aquella paradoja de sus últimos meses en el fútbol español por la cual el exquisito jugador es el generador de las mejores situaciones dentro del campo de juego, para tener la misma capacidad de destruir todo cuando se traspasa la línea de cal.

viernes, 17 de octubre de 2008

A propósito de Basile y el seleccionado

Nos cansamos de escribir que no entendíamos a qué jugaba el seleccionado argentino de fútbol, y el final llegó por su propio peso y es demasiado claro, no queda mucho por decir en cuanto al juego. Basile comenzó mal y terminó igual. Comenzó mal porque como ahora pareciera ser con Miguel Russo, la AFA echó mano de lo primero que tuvo ante sus ojos y convocó al "momentaneamente exitoso" entrenador que en Boca Juniors había ganado cinco títulos en poco tiempo, aunque todavía estaba en juego el Torneo Apertura (que Boca lideraba con holgura y terminó perdiendo en la locura lavolpiana), y aceptando los nuevos requisitos de negocios del organismo futbolero, en donde ya manda absolutamente lo que dicen los empresarios e intermediarios. Así fue que aceptó, sin tiempo de preparación para un seleccionado como el argentino, con su rica historia y tradición, debutar nada menos que ante Brasil en el nuevo estadio Emirates, en Londres. Y así le fue: un 3-0 lapidario, que de alguna manera indicaría el camino hasta hoy, jugando a veces un poco mejor, otras peor, pero sin encontrar jamás un patrón de juego. ¿Este Basile más demacrado, más cabulero, más cerrado con la prensa, más desconfiado, es el mismo Basile aquel de los 33 partidos invicto, del toque y del juego audaz del Mundial 1994? no, no lo es. Y no sólo por el inexorable paso del tiempo, sino que este Basile es distinto porque la AFA también es distinta. Antes, era proclive a los negocios, pero hoy, en este mundo en el que manda el rey dinero, en este fútbol cercado por mercaderes, la AFA es un asunto de negocios puro y duro. Y para ser entrenador del seleccionado nacional hay que aceptar pautas claras desde afuera. Partidos amistosos sin importancia, compromisos para que éste no se entrene con los compañeros, aquél llegue más tarde, éste otro se vaya pronto a Europa con avioneta particular, o fulano de tal sólo juegue partidos importantes y no sea convocado para amistosos. En esta AFA sin programa prioritario para el fútbol (paradojicamente), y mientras el Estado sigue mirando para otro lado sin intervenir (no vaya a ser que papá Blatter se enoje, o que lo haga el presidente del Banco Central, Martín Redrado, socio de la AFA en Puntogol S.A., la empresa ad-hoc del organismo futbolero), se siguen comietiendo innumerables desaguisados.
Basile no le encontró la vuelta, cercado por el negocio, pero tampoco trabajó lo suficiente en tiempos tan distintos en los que a los grandes cracks hay que salir a buscarlos porque muchos están lejos. Y Basile no encontró un patrón de juego, se hizo temeroso, apeló al triple y hasta a veces al ridículo cuádruple cinco en el medio del campo, y a un ataque sin punteros, porque también debe decirse que aunque no haya trabajado bien y haya quedado en deuda futbolística, venimos señalando hace tiempo ue el fútbol argentino tiene (más allá de Basile o de quien venga) un problema estructural: no saca marcadores de punta porque con el verso bilardiano de los "laterales volantes", éstos ni llegan al fondo atacando, ni saben marcar. Luego de Riquelme no tiene más el clásico número diez, el reggista, el que menejaba el equipo, el número al que todos los chicos aspiraban a usar y que casi es retirado por la AFA para recordar a Diego Maradona. Por lo mismo de los "laterales volantes" no aparecen más los wines. Y por si fuera poco, el trabajo que antes realizaba un "cinco" alto y pesado (Rossi, Rattín, Marangoni, Batista y tantos más) hoy lo necesitan hacer dos, o tres, ¡o cuatro! pero siempre quitándole jugadores al ataque, casi nunca a la defensa.
Por todo esto, Basile es sólo parte de un todo estructural, la cara visible de un esquema que no funcionará jamás como corresponde si no setrabaja en un cambio radical. Llegue Miguel Russo y realice un trabajo serio y reencauce al seleccionado en la eliminatoria, o no lo haga. Llegue quien llegue, el cambio viene de arriba hacia abajo, desde una AFA más sana, democrática, que de prioridad al fútbol por sobre los negocios.
La explicación de por qué ni siquiera fueron analizados, para su designación, los nombres de los Ramón Díaz o Carlos Bianchi hay que buscarlos por ahí, sin vueltas. Uno, porque es demasiado ofensivo y crudo al hablar, y el otro, porque no ejerce sin un contexto con el que se ponga de acuerdo en las bases del trabajo y en un contexto de honestidad. ¿Cómo explicar que quien llegó a Japón cuatro veces en una década, con distintos equipos, ni siquiera sea tenido en cuenta? por lo mismo que decimos más arriba, por lo estructural, por los negocios, los acuerdos espurios, la falta de democracia.
Y una aclaración final: decimos siempre "seleccionado" y no "selección" porque tecnicamente, un equipo que aún está en formación, que tiene como objetivo el próximo Mundial, no es una "selección" sino, por ahora, un mero "seleccionado", aunque tampoco seria descartable aceptar que sea, en este momento, apenas un grupo.