El Milan se ha consagrado como campeón mundial en el estadio de Yokohama, en Japón, y no hay dudas sobre este merecimiento, que a su vez marca la enorme distancia que hay entre ciertos clubes europeos poderosos, y hasta los mejores de Sudamérica.
Es cierto que el Milan tenía los ojos puestos sobre este torneo desde hacía mucho tiempo, más precisamente desde que en diciembre de 2003, y en el mismo escenario, el mismo rival de esta final, Boca Juniors de Argentina, lo derrotada por penales aunque también había sido superior durante los 120 minutos que duró aquel partido y que había terminado 1-1.
¿Qué pasó entonces en estos cuatro años? Primero que todo, que los clubes europeos con el poder del Milan, por lo general suelen lograr mantener la base, sin perder a sus estrellas. En el caso del Milan, no sólo mantuvo la base de aquel equipo de 2003, perdiendo sólo a Costacurta (por retirarse del fútbol, ahora en el cuerpo técnico), Sevchenko (en el Chelsea, al que fue por su propio pedido de ser transferido, Rui Costa (que vive sus últimos días como jugador en su Portugal) y Tomasson (en el Villarreal), pero a cambio, han llegado jugadores como Ronaldo, Gilardino, Nesta y hasta Gourcouff, que no encuentra lugar, y por último, una futura estrella, el brasileño Alexandre Pato, quien recién comenzará a jugar en enero. A ellos se les sumó Emerson hace escasos meses, otro brasileño.
Por el lado de Boca, todo lo contrario. Como buen equipo sudamericano, y aún dominante en su continente (fue la cuarta vez que llegaba a Japón en ocho temporadas, todo un record mundial), gracias que puede mantener cierta base en dos años, lo cual ya es mucho y hasta una ventaja comparable a la del Milan con Boca mismo, y de aquel enfrentamiento intercontinental de 2003, sólo permanecía Sebastián Battaglia, paradójicamente cuando en aquel partido, había sido su despedida porque se iba transferido al Villarreal, pero dos temporadas después, volvió a Boca.
Para una mayor idea de los lectores, los cuatro jugadores del mediocampo del Milan en 2003 habían sido Gatusso, Pirlo, Seedorf y Kaka, y los cuatro estuvieron en 2007. La única diferencia es que en aquel tiempo, Carlo Ancelotti, también el mismo entrenador que ahora, jugaba con un volante de marca, dos ofensivos y un organizador, y dos delanteros, y ahora ha agregado a Ambrosini a la línea de Gatusso y ha quitado un delantero y juega arriba sólo Inzaghi.
Sin embargo, creemos que no todo pasa por ahí. El Milan tuvo se hambre siempre tan necesario para ganar. Movido por la necesidad de marketing de ser desde ahora el club con más títulos en el mundo (18 contra 17 de Boca, su vencido), la posibilidad de vengar la derrota con el último equipo que le quedaba (ya lo había hecho en mayo con el Liverpool luego de aquella derrota de 2005 en la final de la Champions League) y también, por un frente interno complicado después de dos scudettos por parte del Inter, que va camino al tercero, y de una mala campaña que prácticamente lo obliga de aquí a junio a pelear por el cuarto puesto de la liga para aspirar a entrar en la nueva Champions League de 2008/09, y sin mucha fuerza para la Copa Italia, siendo que las finales de esta Champions League se encuentran aún lejos, en mayo de 2008.
Asi las cosas, el Milan tomó este Mundial con toda la fuerza y llegó entonces a Japón con todo su arsenal, hasta un cocinero propio y un encargado de adaptar a los jugadores a los distintos husos horarios.
El resultado no pudo ser mejor. Aunque le costó mucho y sufrió contra los Reds Urawa japoneses, una vez que Clarence Seedorf anotó el tanto en el segundo tiempo de la semifinal por el propio peso del agobio táctico, ya los jugadores sabían que estaban a las puertas de año importante que no podían perder esta vez y el brasileño Kaká es demasiado para cualquier equipo, máxime crecido como está luego de tantos premios justamente conseguidos.
Boca tampoco encontró su rumbo en el Mundial, como ya no venía encontrándolo desde el 1 de julio, al día siguiente de ganar con claridad la Copa Libertadores de América, que fue el día en que Juan Román Riquelme terminaba su préstamo y debió regresar al Villarreal. El equipo navegó como pudo por el Torneo Apertura argentino, en el que finalizó cuarto y algo lejos del campeón Lanús, pero además, sin haber encontrado jamás una línea de fútbol, algo que generó que su gran hinchada tuviera un trato frío y distante con su entrenador, Miguel Russo, quien tampoco pareció poder manejar ciertas cuestiones en un plantel de algunos jugadores veteranos con mucho peso interior. Sumado a eso, la pronta eliminación de la Copa Sudamericana en octavos de final ante el San Pablo de Brasil, dejó a Russo con el único objetivo semestral del Mundial, algo muy complicado.
Boca le opuso resistencia al Milan durante el primer tiempo y los primeros quince minutos del segundo, pero puede decirse que la final terminó cuando el remate del lateral derecho Ibarra pegó en el palo de Dida. El tercer gol, de Kaká, a los tres minutos siguientes, ya hizo inalcanzable el partido para los argentinos.
¿Qué nivel dejó este Mundial? Sólo mediano, con equipos utilitarios, la sorpresa del buen rendimiento de Reds Urawa, cada vez más cerca en lo físico y en lo colectivo aunque aún lejos en lo técnico y en lo táctico, la gran actuación del talentoso delantero Chermiti, en el Etoile du Sahel tunecino, que para nosotros hubiera merecido uno de los premios como jugador del torneo, el muy buen desempeño del brasileño Washington en el ataque de los Reds y la ratificación del buen nivel de Rodrigo Palacio y el joven Ever Banega en Boca.
La gran desazón, sin dudas los mexicanos del Pachuca, de los que se esperaba más, máxime con el notable crecimiento de México en el mundo del fútbol, pero sed durmieron en el toque anodino en cuartos de final ante el Etoile, y perdieron faltando cnco minutos, sin dudas un gran aprendizaje para el futuro.
lunes, 10 de diciembre de 2007
viernes, 7 de diciembre de 2007
Cristiano Ronaldo y las presiones mediáticas (Yahoo)
No por ser ya conocido el caso, no deja de asombrar y fue uno de los grandes temas de la semana. Tanto, que obligó al actual director deportivo del Real Madrid, el montenegrino Pedja Mijatovic, a salir a desmentirlo y a decir claramente que su club no tiene intenciones de inmiscuirse en la adquisición del pase del portugués delantero del Manchester United, Cristiano Ronaldo.
Desde hace algunas temporadas, Cristiano Ronaldo pasó a ser una de las grandes estrellas del fútbol mundial, al punto de que ya a fines de 2007 integró la terna para ser elegido como mejor jugador del mundo junto al brasileño Kaká y al argentino Lionel Messi, tanto en el FIFA World Player como en el tradicional Balón de Oro de la revista francesa France Football.
Desde este punto de vista, es absolutamente normal y esperable que un poderoso club como el Real Madrid, considerado por la FIFA como el mejor del mundo del siglo XX, pretenda llevarse a un jugador tan importante. Incluso sigue dentro de una lógica total, que en la campaña electoral para la presidencia del Real Madrid, Ramón Calderón, el actual mandatario desde hace un año y medio, haya prometido que haría todo lo posible por ficharlo, en una lista en la que estaban también el catalán Cesc, el holandés Arje Robben (finalmente contratado) y el propio Kaká.
Sin embargo, el Manchester United, otro poderoso club europeo y que se encuentra en un momento de esplendor y es uno de los grandes candidatos a ganar la actual Champions League, desea mantener al portugués, que cobra una altísima ficha anual, y que hoy mismo es el ídolo de la afición y el buque insignia del equipo, con una tremenda potencia, prácticamente imparable para un defensor rival porque es muy difícil encontrar un extremo derecho con esa estatura y velocidad, y un remate tan bien colocado y potente.
En la semana pasada, un canal de televisión de Madrid, el “Cuatro”, al no poder entrevistar al propio Cristiano Ronaldo, que tiene limitaciones para dialogar con medios españoles por la conocida pretensión de Real Madrid y Barcelona por contratarlo y quitárselo al Manchester United, optó por una “vía alternativa”, que fue la de visitar a la propia madre del astro, que con gran humildad, y con escasa formación intelectual, vió una cámara de TV y se entusiasmó con la posibilidad de aparecer en ella, y creyendo que le hacía un favor al hijo, llegó a manifestar, por ejemplo, que “no quisiera morirme sin ver a mi hijo en el Real Madrid”.
No contentos con eso, los productores y periodistas del canal le llevaron a la señora un fotomontaje consistente en un poster de Sergio Ramos, defensor del Real Madrid, a quien le cambiaron su rostro por el de Cristiano Ronaldo, y la madre del delantero posó entusiasmada con la foto.
El malestar y el escándalo que produjo esta nota en Inglaterra tiene absoluta lógica y es algo cada vez más común en España. Los diarios deportivos suelen tener especialistas en presionar a grandes estrellas para sonsacarles cualquier declaración que tenga algo que ver con su futuro en el Real Madrid o en el Barcelona. Cualquier frase que diga puede tomársela para el lado que más conviene y hasta se le tiende todo tipo de trampas para que caiga en alguna, ya sea que el periodista se coloca en la puerta de su casa con una camiseta del Real Madrid y si el jugador la toca siquiera, al otro día ya es portada. “Ronaldo nos pidió la camiseta del Real Madrid”. Todo es válido.
Queda incluso la duda sobre el rol exacto que cumplen estos medios. ¿Sólo informar o también jugar para el club con el que más ejemplares venden? Porque si Cristiano Ronaldo viniera al Real Madrid, el diario se aseguraría, por semanas, un aumento del tiraje de ejemplares, venta de merchandaising cercano al jugador, entrevistas con el jugador dándole la bienvenida y mil aspectos más. Y el “favor” de la presión para que Ronaldo acepte dejar el Manchester United para ir al Real Madrid, luego se cobra con más acceso al jugador o a otros protagonistas del plantel. Es decir que el medio no sólo hace un juego propio, sino que juega para un club, y si bien tiene intereses propios, ya no puede decirse que en este caso sea totalmente independiente sino, más bien, inter-dependiente con el Real Madrid.
El club quiere a un jugador que no está dispuesto a venir ni su club de origen lo permite, entonces va el medio afín, y lo presiona, lo acosa, hasta que el desgaste de meses por parte de ambos redunda en el beneficio final. Y hasta la pobre madre del jugador cae como víctima de esta trampa.
Esta vez, como pocas ya, Mijatovic tuvo que conceder una entrevista en la que aclaró con rotundidad, que Cristiano Ronaldo “es casi imposible que venga, porque está en un club poderoso, se lo ve feliz allí, y nosotros estamos bien como estamos, así que no hay chances de ficharlo”.
Muy pocas veces ocurre algo como esto, pero es la muestra de que los medios deportivos europeos deben repensar su rol y dedicarse a informar e investigar, que ya bastante tienen con ligas bastante fuertes y muchas estrellas de primer nivel. Después, el costo político de montajes como este, se terminan pagando demasiado caro.
Desde hace algunas temporadas, Cristiano Ronaldo pasó a ser una de las grandes estrellas del fútbol mundial, al punto de que ya a fines de 2007 integró la terna para ser elegido como mejor jugador del mundo junto al brasileño Kaká y al argentino Lionel Messi, tanto en el FIFA World Player como en el tradicional Balón de Oro de la revista francesa France Football.
Desde este punto de vista, es absolutamente normal y esperable que un poderoso club como el Real Madrid, considerado por la FIFA como el mejor del mundo del siglo XX, pretenda llevarse a un jugador tan importante. Incluso sigue dentro de una lógica total, que en la campaña electoral para la presidencia del Real Madrid, Ramón Calderón, el actual mandatario desde hace un año y medio, haya prometido que haría todo lo posible por ficharlo, en una lista en la que estaban también el catalán Cesc, el holandés Arje Robben (finalmente contratado) y el propio Kaká.
Sin embargo, el Manchester United, otro poderoso club europeo y que se encuentra en un momento de esplendor y es uno de los grandes candidatos a ganar la actual Champions League, desea mantener al portugués, que cobra una altísima ficha anual, y que hoy mismo es el ídolo de la afición y el buque insignia del equipo, con una tremenda potencia, prácticamente imparable para un defensor rival porque es muy difícil encontrar un extremo derecho con esa estatura y velocidad, y un remate tan bien colocado y potente.
En la semana pasada, un canal de televisión de Madrid, el “Cuatro”, al no poder entrevistar al propio Cristiano Ronaldo, que tiene limitaciones para dialogar con medios españoles por la conocida pretensión de Real Madrid y Barcelona por contratarlo y quitárselo al Manchester United, optó por una “vía alternativa”, que fue la de visitar a la propia madre del astro, que con gran humildad, y con escasa formación intelectual, vió una cámara de TV y se entusiasmó con la posibilidad de aparecer en ella, y creyendo que le hacía un favor al hijo, llegó a manifestar, por ejemplo, que “no quisiera morirme sin ver a mi hijo en el Real Madrid”.
No contentos con eso, los productores y periodistas del canal le llevaron a la señora un fotomontaje consistente en un poster de Sergio Ramos, defensor del Real Madrid, a quien le cambiaron su rostro por el de Cristiano Ronaldo, y la madre del delantero posó entusiasmada con la foto.
El malestar y el escándalo que produjo esta nota en Inglaterra tiene absoluta lógica y es algo cada vez más común en España. Los diarios deportivos suelen tener especialistas en presionar a grandes estrellas para sonsacarles cualquier declaración que tenga algo que ver con su futuro en el Real Madrid o en el Barcelona. Cualquier frase que diga puede tomársela para el lado que más conviene y hasta se le tiende todo tipo de trampas para que caiga en alguna, ya sea que el periodista se coloca en la puerta de su casa con una camiseta del Real Madrid y si el jugador la toca siquiera, al otro día ya es portada. “Ronaldo nos pidió la camiseta del Real Madrid”. Todo es válido.
Queda incluso la duda sobre el rol exacto que cumplen estos medios. ¿Sólo informar o también jugar para el club con el que más ejemplares venden? Porque si Cristiano Ronaldo viniera al Real Madrid, el diario se aseguraría, por semanas, un aumento del tiraje de ejemplares, venta de merchandaising cercano al jugador, entrevistas con el jugador dándole la bienvenida y mil aspectos más. Y el “favor” de la presión para que Ronaldo acepte dejar el Manchester United para ir al Real Madrid, luego se cobra con más acceso al jugador o a otros protagonistas del plantel. Es decir que el medio no sólo hace un juego propio, sino que juega para un club, y si bien tiene intereses propios, ya no puede decirse que en este caso sea totalmente independiente sino, más bien, inter-dependiente con el Real Madrid.
El club quiere a un jugador que no está dispuesto a venir ni su club de origen lo permite, entonces va el medio afín, y lo presiona, lo acosa, hasta que el desgaste de meses por parte de ambos redunda en el beneficio final. Y hasta la pobre madre del jugador cae como víctima de esta trampa.
Esta vez, como pocas ya, Mijatovic tuvo que conceder una entrevista en la que aclaró con rotundidad, que Cristiano Ronaldo “es casi imposible que venga, porque está en un club poderoso, se lo ve feliz allí, y nosotros estamos bien como estamos, así que no hay chances de ficharlo”.
Muy pocas veces ocurre algo como esto, pero es la muestra de que los medios deportivos europeos deben repensar su rol y dedicarse a informar e investigar, que ya bastante tienen con ligas bastante fuertes y muchas estrellas de primer nivel. Después, el costo político de montajes como este, se terminan pagando demasiado caro.
sábado, 1 de diciembre de 2007
Boca llega a Japón con demasiados problemas (Yahoo)
Boca Juniors es uno de los pocos equipos del mundo que en los últimos años ha llegado a jugar por el centro más preciado de clubes en Japón en los últimos diez años. Es la cuerta vez que participa, aunque la primera en el Mundial de Clubes, el nuevo formato de la FIFA, porque en las otras tres oportunidades lo hizo en la anterior Copa Intercontinental, pero nunca, como esta vez, llegó con tantas dificultades.
La primera de ellas es que por un error administrativo propio, no contará con su principal estrella, Juan Román Riquelme, cuyo regreso al equipo argentino se finiquitó hace escasos días, luego de que se resolviera su conflicto con el Villarreal español que lo mantenía alejado de las canchas, a no ser que fuera convocado a la selección argentina por su entrenador, Alfio Basile.
Boca había logrado que el Villarreal ( a partir de la excelente relación entre los dirigentes) le cediera a Riquelme por el primer semestre de 2007, que fue cuando el talentoso jugador fue claramente la gran figura de la Copa Libertadores de América, la sexta de la historia del club de Buenos Aires, y que justamente lo proyectara a Japón.
Pero Riquelme tuvo que regresar a España, vencido el préstamo, y aunque Boca intentó recuperarlo o aumentar el tiempo del préstamo, el club español se negó, en este caso por la mala relación que había con el jugador y a la espera de deshacerse de él debido a la cantidad de ofertas que llegaban, como las del Tottenham o Atlético Madrid o Milan mismo, pero siempre fueron desechadas por Riquelme, con el deseo escondido de jugar para Boca este Mundial de Clubes. Tal fue la negativa de Villarreal a otra cesión, que Boca ni siquiera lo anotó y cuando por fin consiguió ficharlo en forma definitiva en noviembre, ya era tarde para la reglamentación, siendo acaso la baja más fuerte de todo el torneo.
Pero los problemas de Boca no terminan allí, porque en julio, al no contar con Riquelme, trajo desde México a un eventual reemplazante como Leandro Gracián, a quien el entrenador Miguel Russo conocía de sus buenos tiempos de Vélez Sársfield en 2004 y 2005, pero si bien el volante creativo tuvo un buen comienzo, fue bajando su producción hasta quedar fuera de los titulares.
Boca fue perdiendo fuerza en el Torneo Apertura, en el que por momentos llegó a pelear el liderazgo, y terminó excluído de la pelea por el título tres fechas antes del final y sumado a eso, su muy flojo desempeño en el partido local que más interesa, en el derby frente a River Plate, cuando perdió con justicia por 2-0 (y hasta pudo haber sido peor).
Todo esto fue generando un clima adverso con el entrenador Russo, quizá no tan tremendista como alguno medios argentinos hacen notar, pero es evidente que hay ciertas dudas po el desempeño del equipo, su estructura colectiva, dado que no ha logrado mantener una regularidad en el último semestre y todo parece indicar que se dependía demasiado de Riquelme para lograr algún título. Este es el mayor desafío de Boca.
Son demasiados los jugadores que no están en su verdadero nivel. En el caso del delantero Rodrigo Palacio, llamado también “la joya” por su calidad, no encuentra su rumbo desde que no tuviera fortuna en el pasado Mundial de Alemania en los pocos minutos que jugó, mientras que luego se negó a pasar al Olympique de Lyon y anímicamente nunca se pudo recuperar, aunque sus posibilidades están latentes.
Otro de los jugadores cuestionados es su goleador, Martín Palermo, a pocos tantos del record histórico que posee aún Francisco Varallo (de los años treinta, sobreviviente del primer Mundial en Uruguay), especialmente por su falta de movilidad y además, porque ha protagonizado un hecho de violencia, extraño en él, con un empleado del hotel en el que se concentraba el equipo en Buenos Aires, por lo que deberá rendir cuentas a la Justicia al regreso.
Sumado a eso, el cambio dirigencial luego de 12 años, con la salida de Mauricio Macri, el joven dirigente y empresario de 47 años que desde el 10 de diciembre será alcalde de Buenos Aires, reemplazado por su segundo hombre, Pedro Pompilio, quien no había recibido primero el respaldo que pretendía, abre otro interrogante sobre el futuro de un club que ya se manejaba casi con piloto automático a partir de los grandes contactos del anterior presidente.
Y por si fuera poco, se produjo nuevamente el regreso de Diego Maradona como asesor, un cargo que ya había tenido y del que se había alejado por desaveniencias con Basile, el ahora entrenador argentino, y lo que motivó que no aceptara que cuando se produjo la salida del técnico, para ir a la selección nacional, quedara en el cargo el tercero en el orden del cuerpo técnico, Jorge Ribolzi, todo un símbolo de otro Boca ganador, el de los años setenta, cuando también ganó la Copa Intercontinental (1978). A cambio, Maradona introdujo a Ricardo La Volpe, argentino que había dirigido en el Mundial a la selección mexicana, y quien dijo que no conocía mucho del fútbol argentino, para aceptar sin embargo la propuesta hecha a los 15 días por segunda vez. Los resultados no pudieron ser peores en el segundo semestre de 2006: el entrenador llegó cuando Boca había ganado los 18 puntos en los seis partidos jugados, y sin embargo, cuando necesitaba un punto de los últimos seis en juego, no pudo sacar ninguno, perdiendo increíblemente la chance de ser tricampeón consecutivo por primera vez en su historia.
Sin embargo, Boca volvió a creer en Maradona, quien ya comenzó con polémicas. Juró por sus hijas (algo habitual) y desmintió haber tentado a Diego Simeone (uno de los jugadores con mayor cantidad de partidos en la selección argentina en la historia), y actual entrenador de Estudiantes, para reemplazar al actual entrenador, Miguel Russo, en el caso de que Boca no gane el Mundial de Clubes. Luego lo desmintió, pero la polémica ya está instalada.
Así llega Boca a Japón, muy diferente que en las otras tres ocasiones, 2000, 2001 y 2003. Tal vez en el aeropuerto de Narita comience a cambiarle la suerte.
La primera de ellas es que por un error administrativo propio, no contará con su principal estrella, Juan Román Riquelme, cuyo regreso al equipo argentino se finiquitó hace escasos días, luego de que se resolviera su conflicto con el Villarreal español que lo mantenía alejado de las canchas, a no ser que fuera convocado a la selección argentina por su entrenador, Alfio Basile.
Boca había logrado que el Villarreal ( a partir de la excelente relación entre los dirigentes) le cediera a Riquelme por el primer semestre de 2007, que fue cuando el talentoso jugador fue claramente la gran figura de la Copa Libertadores de América, la sexta de la historia del club de Buenos Aires, y que justamente lo proyectara a Japón.
Pero Riquelme tuvo que regresar a España, vencido el préstamo, y aunque Boca intentó recuperarlo o aumentar el tiempo del préstamo, el club español se negó, en este caso por la mala relación que había con el jugador y a la espera de deshacerse de él debido a la cantidad de ofertas que llegaban, como las del Tottenham o Atlético Madrid o Milan mismo, pero siempre fueron desechadas por Riquelme, con el deseo escondido de jugar para Boca este Mundial de Clubes. Tal fue la negativa de Villarreal a otra cesión, que Boca ni siquiera lo anotó y cuando por fin consiguió ficharlo en forma definitiva en noviembre, ya era tarde para la reglamentación, siendo acaso la baja más fuerte de todo el torneo.
Pero los problemas de Boca no terminan allí, porque en julio, al no contar con Riquelme, trajo desde México a un eventual reemplazante como Leandro Gracián, a quien el entrenador Miguel Russo conocía de sus buenos tiempos de Vélez Sársfield en 2004 y 2005, pero si bien el volante creativo tuvo un buen comienzo, fue bajando su producción hasta quedar fuera de los titulares.
Boca fue perdiendo fuerza en el Torneo Apertura, en el que por momentos llegó a pelear el liderazgo, y terminó excluído de la pelea por el título tres fechas antes del final y sumado a eso, su muy flojo desempeño en el partido local que más interesa, en el derby frente a River Plate, cuando perdió con justicia por 2-0 (y hasta pudo haber sido peor).
Todo esto fue generando un clima adverso con el entrenador Russo, quizá no tan tremendista como alguno medios argentinos hacen notar, pero es evidente que hay ciertas dudas po el desempeño del equipo, su estructura colectiva, dado que no ha logrado mantener una regularidad en el último semestre y todo parece indicar que se dependía demasiado de Riquelme para lograr algún título. Este es el mayor desafío de Boca.
Son demasiados los jugadores que no están en su verdadero nivel. En el caso del delantero Rodrigo Palacio, llamado también “la joya” por su calidad, no encuentra su rumbo desde que no tuviera fortuna en el pasado Mundial de Alemania en los pocos minutos que jugó, mientras que luego se negó a pasar al Olympique de Lyon y anímicamente nunca se pudo recuperar, aunque sus posibilidades están latentes.
Otro de los jugadores cuestionados es su goleador, Martín Palermo, a pocos tantos del record histórico que posee aún Francisco Varallo (de los años treinta, sobreviviente del primer Mundial en Uruguay), especialmente por su falta de movilidad y además, porque ha protagonizado un hecho de violencia, extraño en él, con un empleado del hotel en el que se concentraba el equipo en Buenos Aires, por lo que deberá rendir cuentas a la Justicia al regreso.
Sumado a eso, el cambio dirigencial luego de 12 años, con la salida de Mauricio Macri, el joven dirigente y empresario de 47 años que desde el 10 de diciembre será alcalde de Buenos Aires, reemplazado por su segundo hombre, Pedro Pompilio, quien no había recibido primero el respaldo que pretendía, abre otro interrogante sobre el futuro de un club que ya se manejaba casi con piloto automático a partir de los grandes contactos del anterior presidente.
Y por si fuera poco, se produjo nuevamente el regreso de Diego Maradona como asesor, un cargo que ya había tenido y del que se había alejado por desaveniencias con Basile, el ahora entrenador argentino, y lo que motivó que no aceptara que cuando se produjo la salida del técnico, para ir a la selección nacional, quedara en el cargo el tercero en el orden del cuerpo técnico, Jorge Ribolzi, todo un símbolo de otro Boca ganador, el de los años setenta, cuando también ganó la Copa Intercontinental (1978). A cambio, Maradona introdujo a Ricardo La Volpe, argentino que había dirigido en el Mundial a la selección mexicana, y quien dijo que no conocía mucho del fútbol argentino, para aceptar sin embargo la propuesta hecha a los 15 días por segunda vez. Los resultados no pudieron ser peores en el segundo semestre de 2006: el entrenador llegó cuando Boca había ganado los 18 puntos en los seis partidos jugados, y sin embargo, cuando necesitaba un punto de los últimos seis en juego, no pudo sacar ninguno, perdiendo increíblemente la chance de ser tricampeón consecutivo por primera vez en su historia.
Sin embargo, Boca volvió a creer en Maradona, quien ya comenzó con polémicas. Juró por sus hijas (algo habitual) y desmintió haber tentado a Diego Simeone (uno de los jugadores con mayor cantidad de partidos en la selección argentina en la historia), y actual entrenador de Estudiantes, para reemplazar al actual entrenador, Miguel Russo, en el caso de que Boca no gane el Mundial de Clubes. Luego lo desmintió, pero la polémica ya está instalada.
Así llega Boca a Japón, muy diferente que en las otras tres ocasiones, 2000, 2001 y 2003. Tal vez en el aeropuerto de Narita comience a cambiarle la suerte.
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