No le interesa dialogar sobre cristiano Ronaldo,
sabe que deberá enfrentar centenares de micrófonos y decenas de cámaras de TV,
firmará miles de autógrafos y camisetas y se sobrepondrá al eterno caos
organizativo como cada vez que llega al país a jugar para la selección
argentina, pero algo cambió hace ya un tiempo: Lionel Messi, el mejor jugador
del mundo, no está estresado, se encuentra feliz en su equipo nacional y eso se
nota en el campo de juego.
En lo personal y en lo táctico, Messi se encuentra
cómodo en la selección argentina y no es para nada casual que bajo la
conducción de Alejandro Sabella, haya marcado once goles en la misma cantidad
de partidos en el ciclo, y el pasado viernes le tocó sufrirlo a Paraguay (3-1),
un equipo que siempre fue duro para los albicelestes, al punto de que es la
primera vez que le pudieron ganar como locales en los últimos 39 años, tras
cinco empates consecutivos en distintos períodos.
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