Pocas veces, en
estos últimos años, un jugador llegó a patalear tanto por no ser convocado a la
selección argentina, como ocurrió en esta ocasión con Ángel Di María, de destacada
actuación en un equipo de estrellas como el Paris Saint Germain francés,
finalista hace muy pocos días de la Liga de Campeones de Europa ante el Bayern
Munich.
Di María jugó a
gran nivel en los últimos meses de la pasada temporada, al punto de recuperar
la titularidad en el PSG, algo no tan fácil con tanta competencia, y es el
único argentino que integró el equipo ideal de la competición europea, algo que
ni siquiera consiguió Lionel Messi en esta ocasión, y sin embargo, el director
técnico de la selección argentina, Lionel Scaloni, prefirió no convocarlo para
los dos primeros paridos clasificatorios para el Mundial de Qatar 2022, el 8 de
octubre ante Ecuador en la Bombonera, y el 13 ante Bolivia en la altura de La
Paz.
Protestar
abiertamente en los micrófonos suele ser considerado políticamente incorrecto y
se sabe que hay ciertos códigos que al no cumplirse, van alejando a los
jugadores de la selección nacional.
Una excepción a
la regla fue el caso del arquero Nahuel Guzmán con Jorge Sampaoli para el
Mundial de Rusia 2018, cuando su padre se quejó por no ser tenido en cuenta,
pero una inoportuna y polémica lesión de Sergio Romero terminó dándole el
tercer lugar, detrás de Wilfredo Caballero y de Franco Armani. Pero se sabe que
cuanto más se hable en público, más difícil es regresar a ser tenido en cuenta
por el DT de turno.
¿Por qué siendo
tan destacado en el PSG, Di María no es convocado, siendo que se lo tiene como
parte de la “mesa chica” de los jugadores de mayor peso en la Selección hasta
por trayectoria? Pocos lo saben a ciencia cierta y la respuesta queda,
seguramente, en un circuito menor que rodea a Scaloni. Algunos, en la semana,
deslizaron que al DT no le gustaron algunas caras y gestos del delantero
rosarino cuando se le comunicó que no sería titular en algún partido de la
pasada Copa América. Otros, que pese a su calidad, nunca rindió a pleno en el
equipo nacional, con lesiones ligadas más a lo psicológico que a los roces en
los partidos, y hay quienes agudamente observan un acercamiento amistoso con su
compañero de equipo Mauro Icardi, alguien por el que se declama que es
observado siempre para ser convocado, pero pocas veces se viste de celeste y
blanco, por aquellos códigos de grupo que poco se ventilan y que se manejan
bajo siete llaves.
Por esta misma
razón es que tras el Mundial de Sudáfrica 2010, Carlos Tévez dejó
repentinamente de ser convocado cuando se quejó por la forma en que a Diego
Maradona no se le renovó el contrato desde la AFA, y los medios tuvieron que
ejercer una enorme presión para que Sergio Batista lo tuviera en cuenta para la
Copa América 2011 cuando viajaba por Europa a visitar posibles convocados pero
jamás lo hizo con el “Apache”, quien se destacaba en el Manchester City.
Ya con Alejandro
Sabella, cuando el entrenador era consultado por distintos jugadores que podían
ser llamados para el equipo nacional, solía dar alguna respuesta, pero cuando
aparecía la pregunta sobre Tévez, la respuesta, más de una vez, elocuente, fue
que “el grupo está cerrado”. Tras el amistoso que la selección argentina le
ganó a Suecia en Estocolmo 2-3, este cronista, presente en la zona de
vestuarios, fue testigo de cómo los jugadores albicelestes cantaron “estamos
todos, no llamen a nadie más”, con un obvio destinatario. Cuando Gerardo Martino
convocó a Tévez, una de las preocupaciones de la prensa pasaban por dilucidar
cómo sería la relación entre éste y el grupo que antes lo miraba de reojo, pero
no hubo demasiado tiempo porque el “Tata” renunció tras el vacío que le
hicieron los clubes al no cederle sus jugadores para los Juegos Olímpicos de
Río de Janeiro 2016.
Un ejercicio
interesante, desde lo futbolístico, es tomar la lista de 23 jugadores
confeccionada por Scaloni para la pasada Copa América de 2019 y compararla con
la actual, que permite más cantidad de convocados. Concluiremos, luego de
estudiar a ambas, que se repite la mayoría de los nombres, incluso más allá de
que muchos de ellos, especialmente los de la defensa, no están consolidados
como titulares en sus equipos (Juan Foyth en el Tottenham, Germán Pezzella en
la Fiorentina, Leonardo Balerdi en el Olympique de Marsella, Nicolás Otamendi,
a punto de irse del Manchester City por falta de lugar, Marcos Acuña en el
Sevilla), lo que demuestra que desde hace tiempo es el talón de Aquiles del
conjunto nacional. “Ahora tenemos muchos delanteros y pocos defensores. Tocó
así”, le comentó Sabella a este columnista en un extenso diálogo hace pocos
años.
En este sentido,
es interesante destacar el intento de Scaloni por encontrar una renovación en
la última línea y más allá de insistir con Renzo Saravia (Inter de Porto
Alegre) por la derecha, aparecen otra vez los prometedores Gonzalo Montiel y
Lucas Martínez Quarta (River), y los juveniles provenientes del sub-20 Nehuén
Pérez (Familicao) y Facundo Medina (Lens) y el ya consolidado Walter Kannemann
(Gremio).
Si se observa
qué jugadores que estuvieron en la lista definitiva de la pasada Copa América
ahora no fueron convocados, se podrá notar que salvo Sergio Agüero, Milton Casco
y Ramiro Funes Mori, lesionados, y el caso ya citado de Di María, sólo Roberto
Pereyra, Guido Pizarro y Matías Suárez quedaron afuera de esta última
convocatoria.
Esto significa,
claramente, que aún con el paso de más de un año desde Brasil 2019, Scaloni
tiene decidido apostar por la renovación, por un plantel joven que acompañe a
los últimos vestigios de la generación anterior, de la que quedan apenas Messi,
Agüero y Otamendi, y más ahora con las convocatorias de Nicolás Domínguez
(Bologna), Nicolás González (Stuttgart), Alexis Mac Allister (Brighton), y
Giovanni Simeone (Cágliari).
Es decir que
Scaloni ya no sólo mantuvo la enorme base de los jugadores que actuaron en
Brasil 2019 en detrimento de la generación anterior, sino que ya apuesta a una
segunda línea aún más joven, pensando en un futuro cercano.
Se trata,
entonces, de una Selección que tiene a Messi como claro líder, muy pocos
jugadores de su generación, y en cambio tienen preponderancia otros que se van
convirtiendo en estrellas como Kannemann, Tagliafico, Leandro Paredes, Rodrigo
De Paul, Lucas Ocampos, Paulo Dybala o Lautaro Martínez.
Otro hecho
destacable es que el fútbol local casi no aporta jugadores. Apenas cinco, y
todos ellos de Boca y River, son la prueba de que los DT argentinos se sienten
mucho más seguros cuando sus jugadores actúan en equipos del exterior y por lo
general, en ligas más competitivas.
Para resaltar
también son las convocatorias del arquero del Aston Villa Emiliano Martínez,
que tuvo grandes actuaciones recientes en el Arsenal, cuando tuvo que
reemplazar al alemán Bernd Leno, lesionado, y los regresos de Alejandro “Papu”
Gómez, de excelente nivel en el gran Atalanta de Gian Piero Gasperini, y de
Cristian Pavón, de buenas actuaciones en el Los Ángeles Galaxy.
Con algunas
polémicas, que no dejan de existir alrededor de la selección nacional, la
renovación se va consolidando. Los dos primeros partidos de octubre, por la
clasificación mundialista, nos irán indicando si éste es el camino correcto.
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