Acaso será pura intuición, pero fruncimos el ceño cuando comenzamos a leer en los diarios, o escuchar en la mayoría de las radios, o en los programas zalameros de la TV, cómo enseguida todo lo relativo a la selección argentina pasa a ser maravilloso, fabuloso. Lo que antes era una pelea en cada esquina (remember el pirulito de Clarín sobre que tres jugadores le habrían- ay, ese potencial....-pedido a Basile que no incluyera a Verón, o aquellos enfrentamientos entre "la Brujita" y Sorín), ahora se transformó en un saludable ambiente familiar, todos juntitos en la pileta, besos y abrazos. Y todo por un mero 4-1 al equipo B de los Estados Unidos. Bien ganado el partido, eso sí, pero convengamos en que ganarle por tres goles, con tanto jugador cotizado y tanta figura, a un conjunto de muchachos empeñosos que corren mucho y van generando cierta técnica a futuro, no es para tanto.
Entedemos desde el interior de los hechos esta necesidad marketinera de tener que vender el producto "selección argentina" porque hay mucho dinero atrás, mucho interés de sponsors, mucho gasto en pagos de derechos, y muchas horas por cubrir en TV, pero no se puede dejar de decir la verdad y es que los equipos nacionales argentinos, en mayores, al menos, siguen dando poco y nada de espectáculo a la vista. Muy a la argentina de estos tiempos, siguen "zafando" pero el compromiso con el espectáculo es escaso o nulo.
Podemos entender que hace mucho calor en Maracaibo, cómo no, o que el equipo necesita rodaje (palabras que repite Basile hasta el cansancio) pero hay muchas cosas que no entendemos y se necesitó que hablara (cuándo no) el propio Maradona para que muchos pudieran aceptarlo y dejara de ser tema tabú: se juega demasiado para atrás, o para los costados, cuando el fútbol se juega para adelante, para hacer goles. No se dice con esto que haya que ser necesariamente vertical, pero tampoco todo el tiempo horizontal, jugando sin arcos.
Se entiende que Riquelme o Verón, a quienes no se les discute su calidad, puedan ser más lentos, pero de ahí a no poder acelerar cada tanto, o alternarse en el cambio de ritmo, hay un trecho. Tampoco se entiende por qué siempre hay que partir en desventaja por estar en babia en el inicio, o por qué el equipo argentino sigue sufriendo goles desde jugadas como tiros libres o corners, como contra Argelia, Estados Unidos, o ahora Colombia. Y una que es más seria: ¿qué necesidad hay de jugar con Cambiasso por izquierda?, para lo cual hay que sacar a Tévez y resignar un delantero. ¿Para marcar a quién? luego leemos o escuchamos que Basile (y los medios que jamás parece que pueden ejercitar cinco minutos de meditación antes de repetir consignas como loros) habla del "gusto popular" sólo porque por fin utilizó nada más que el sentido común para convocar a los que siempre hubo que convocar (y así y todo, sigue Burdisso como lateral cuando todos sabemos que no lo es, y se insiste con Heinze del otro lado, cuando tampoco lo es). Lo que pedimos es que no se repita como loro que Argentina juega "la nuestra" porque en todo caso, si la juega, por ahora no pasa de un cuarto de hora por partido. Y si bien a veces puede parecer un espejismo, como sucede con esos toques cortos entre los que saben, no hay que olvidarse de que "la nuestra" es tocar corto y al ras, pero también en pared, y progresando de atrás hacia adelante, y no jugando sólo para atrás y cada muy tanto, para adelante.
La selección argentina tiene tanta calidad, que pese a todo, lleva ocho goles en dos partidos, pero no hay que olvidar tampoco, que dos equipos como EEUU y Colombia, le metieron tres, y que estuvo a dos goles de llegar ante Paaguay como primero del grupo, pero prefirió dormirse y quedar segundo, y ahora necesitará ganar. No parece importar mucho, pero si se empata con Paraguay, muy posiblemente haya que jugar ante México cuando de quedar primeros, tocaría Venezuela o Uruguay. Es decir que no es lo mismo ser primero que ser segundo. Dependía de la propia Argentina y quedaba sólo un tiempo, pero prefirió dormirse, aunque los medios seguirán diciendo que hizo "la nuestra", cuando cada día que pasa parece ser más "la de ellos".
Por ahora no todo lo que reluce es oro en la selección argentina. Gane, empate o pierda.
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