martes, 3 de enero de 2012
Tabárez, el triunfo de la coherencia (Jornada)
El 15 de julio de 1989, muchos periodistas de toda Sudamérica se acercaron al hotel de concentración de la selección uruguaya en Río de Janeiro para preguntarle a un joven entrenador Oscar Washington Tabárez, si su equipo iba a permitir al día siguiente, justo en el aniversario del “Maracanazo” de 1950, que su rival, Brasil, se vengara de aquél día en el partido decisivo de la Copa América.
Tabárez respondió con tanta simpleza, que no dio lugar a dudas. Dijo, sin problemas, que no podía haber revancha del Mundial de 1950 porque la única manera de que eso sucediera podría ocurrir solamente en una final de un Mundial en Uruguay, y que el local fuera absoluto candidato a ganar el torneo, y que con el empate fuera campeón, porque aquello era otro campeonato, si bien no menor, sí de menos publicidad y alcance al tratarse de una competencia continental.
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