En apenas unos pocos días, el Real Madrid pasó de
las expectativas por ganar una Liga a apostar directamente por mayoría de
suplentes para enfrentar al Celta, en Vigo, a una sola jornada del final, dándola
por perdida.
El Barcelona, que gracias a un empate final del
Valladolid al Real Madrid en el partido pendiente, se encontró sin pensarlo por
encima de los blancos, no pudo ganar en su visita al Elche en la que claramente
aparecieron los mismos problemas que a lo largo de toda la temporada: su falta
de gol para concretar tanto dominio y tantas llegadas merodeando el arco rival.
Y el Atlético Madrid, que en las últimas dos
jornadas tuvo el regalo de las malas actuaciones de sus dos adversarios (los
mismos que en la última década monopolizaron las luchas por los títulos),
tampoco pudo conseguir la victoria, cayendo ante Levante y apenas empatando
ante el Málaga en un Vicente calderón colmado, y en un partido que estuvo a
punto de perder.
Es decir que en este último fin de semana, una Liga
por la que pujaban tres equipos, ninguno de ellos pudo ganar , uno perdió y
quedó fuera de toda posibilidad, otro casi pierde, y el otro no ganó ante un
rival al que en otras ocasiones hubiese vencido sin demasiados problemas.
¿Qué es, entonces, lo que ocurre en la lucha por el
título de Liga? En el caso de Real Madrid, todo indica que las lesiones, la
irregularidad final de un equipo que ya ganó la Copa del Rey y que se encuentra
en la final de la Champions League para ir por la soñada Décima Copa,
determinaron que las prioridades cambiaran y que todo se desbarrancara en pocos
días, aunque es algo no del todo claro, que en el caso de no ganar el torneo
europeo se le puede volver en contra al entrenador italiano Carlo Ancelotti.
Si gana la final del 24 en Lisboa ante el Atlético
Madrid, la pérdida de la Liga sólo será una anécdota, una vaga referencia en el
futuro.
Más complicado es analizar al Barcelona, que pese a
estar apenas a un triunfo como local ante el Atlético Madrid en el próximo fin
de semana, para ganar otra Liga, lo cierto es que la situación del club, en un
evidente cambio de timón, la ya segura salida de su entrenador Gerardo Martino
cuando acabe la temporada, un Lionel Messi no demasiado involucrado, ahora con
el Mundial demasiado encima, y el recambio que habrá en el equipo, con los
dirigentes ya arreglando el futuro con Luis Enrique, hacen pensar que no hay
ninguna certeza de que el Camp Nou sea testigo de un título.
Hasta hace una semana, hubiera sido el Atlético el equipo que
transmitía más solidez y seguridad. No es que eso se haya disipado ahora, pero
sí parece que el plantel comenzó a sentir la presión de la cercanía de la
definición, y aunque en cinco partidos contra el Barcelona en toda la temporada
no sólo nunca perdió sino que ni siquiera estuvo un minuto en desventaja, el
decisivo partido del Camp Nou ahora significará toda una prueba de carácter y
que puede ser fundamental en cuanto a cómo llegue el equipo a la final de la
Champions de Lisboa.
No parece que en ninguno de los tres casos, la
explicación sea sólo futbolística. Hay mucho de anímico, de prioridades, y
juegan sus fichas los estados físicos de los jugadores, el miedo a perderse el
Mundial y en el caso del Barcelona, el momento de enorme confusión que está
viviendo el club.
En este sentido, el Real Madrid ahora ya sólo piensa
en la Champions, el Atlético, por ahora, en sus enormes chances de ganar una
Liga que se le niega desde 1996, aunque también, que deberá pararse con solidez
en el Camp Nou aunque enfrente tenga una débil Barcelona, más para el asado de
despedida que para el brindis de un nuevo título, pero jugador por jugador,
tampoco es parta desdeñar y acaso sea empujado por su público, ahora que existe
la chance matemática de ser campeón, aunque sea más una posibilidad caída del
cielo que algo forzado desde dentro del campo de juego.
Ambos se juegan mucho en la definición de la Liga.
El Atlético deberá revertir lo hecho en estas dos últimas semanas para marcar
un camino de logros de nuevos títulos, en un ciclo que ya comienza a ser
exitoso y a quedar en la memoria de sus hinchas (y que, de paso, le genera dos
partidos extras ante Real Madrid en la próxima Supercopa de España), porque
viene mostrando un equipo atado por los nervios.
El Barcelona sabe bien que aunque deba ganar ante un
equipo al que no consiguió vencer en toda la temporada, acaso por primera vez
pueda lograr un gol tempranero que cambie el devenir de lo ocurrido en los
enfrentamientos anteriores, en los que fue siempre a remolque.
Cualquier resultado que no implique una victoria y
el título de la Liga, acentuará en el Barcelona la necesidad de un gran cambio
de época y muchos jugadores saldrán con certeza, aunque algunos de ellos ni
siquiera necesiten de este resultado porque ya lo tienen decidido. En otros
casos, el club decidirá por ellos.
Lo que sí es claro para el Real Madrid, el Barcelona
y el Atlético Madrid, es que este tiempo de tantas presiones y de tanto en
juego, ya no puede atravesarse sin tener en cuenta los estados de ánimo, la
condición física y el contexto institucional, más allá del fútbol que generen
en el campo de juego.
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