No serán dos
Clásicos más, el de mañana por la semifinal de la Copa del Rey, y el del sábado
por la Liga. Aunque se trata de dos competencias distintas y el mismo
escenario, el estadio Santiago Bernabeu de Madrid, y es muy diferente lo que
estará en juego entre el Real Madrid y el Barcelona, cuando acabe esta semana,
los dos colosos del fútbol español sabrán con bastante certeza, si buena parte
de la temporada les será favorable o no.
¿Cuánto de
influyente puede ser cómo llega cada uno a los dos partidos? Es relativo porque
juegan factores desde psicológicos hasta futbolísticos, e incluso, puede tener
importancia para el sábado el resultado que ambos obtengan en el primer
partido, porque tras él, uno de los dos quedará eliminado de la Copa del Rey y
eso puede impactar y hacer crisis en el derrotado.
El Barcelona,
líder en solitario de la Liga, no debe engañarse. No está jugando nada bien y
como nunca, depende de lo que haga el genio del argentino Lionel Messi, quien
reúne cifras asombrosas (33 goles en 32 partidos en la temporada, y acaba de
marcar su hattrick número 50 en su carrera, el pasado domingo ante el Sevilla
en el estadio Sánchez Pizjuán en un partido que su equipo merecía perder).
Sus andar es
lento, demasiado conservador, y cada vez está más atado a determinados
movimientos, como las subidas de su lateral izquierdo Jordi Alba, o la
ubicación de Sergio Busquets en el medio, o las respuestas de Gerard Piqué en
la zona defensiva, o el superlativo nivel de su portero alemán Marc Ter Stegen.
Pero es claro que si hay un déficit en el Barcelona, es que no ha fichado a
jugadores que representen un salto cualitativo respecto de la temporada
anterior y su ataque se potencia apenas algo cuando al goleador uruguayo Luis
Suárez lo acompaña el joven francés Ousmane Dembélé, quien ha tenido muchas
lesiones.
El Real Madrid,
por su parte, es un equipo compuesto de notables jugadores pero de gran
irregularidad. Ha sufrido a principios de temporada un cambio muy profundo
cuando el entrenador Julen Lopetegui fue reemplazado por el argentino Santiago
Solari, cuyo manejo significó un cierto regreso a los tiempos de Zinedine
Zidane, con un manejo de vestuario con “mano izquierda”, dándole el lugar
reclamado al joven y brillante brasileño Vinicius Junior en el extremo
izquierdo, pero relegando a jugadores clave como Marcelo, Isco, y en
determinados casos, a Gareth Bale.
Si bien el Real
Madrid ha ganado muchos partidos e incluso ha sacado un importante empate en la
ida ante el Barcelona en el Camp Nou por la semifinal de la Copa del Rey (1-1)
que le alcanza para clasificarse a la final con un 0-0 como local, y consiguió
pelearle al Atlético Madrid el segundo lugar en la Liga y posiblemente pase a
los cuartos de final de la Champions League, muchas veces sus triunfos fueron
teñidos por la polémica a partir de muy discutibles fallos arbitrales o de la
tecnología del VAR.
Por eso, nos
queda la incertidumbre para determinar un ganador en cualquiera de los dos
Clásicos de esta semana, pero al mismo tiempo, con la certeza de que pocos
equipos en el mundo pueden ser capaces de brindarnos tan grandes espectáculos
como el Real Madrid y el Barcelona, y la expectativa es mayúscula. Y aquí mismo
lo comentaremos.
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