Los hinchas
“culés”se agolparon en la puerta del Camp Nou, las redes sociales manifestaron
su hartazgo y repudio a su accionar, la organización “Manifiesto Azulgrana”
preparaba una urgente moción de censura, que con dos tercios de los votos lo
puede destituir de su cargo, y los candidatos en las próximas elecciones del 15
de marzo no ahorraron adjetivos en su contra. Así pasó Josep María Bartomeu, el
presidente del Barcelona, las últimas horas luego de que explotara la bomba con
la anunciada salida de Lionel Messi del club después de veinte años de su
llegada y tras marcar toda clase de récords y formar parte de los años más
brillantes de su historia.
Joan Laporta,
candidato para las próximas elecciones y ante quien renunció Bartomeu luego de
profundas discrepancias en 2005 cuando aquél ya era presidente, dijo que creía
que detrás de este conflicto, por el que horas antes del burofax enviado por
Messi al Barcelona anunciando que se iba, el nuevo entrenador holandés Ronald
Koeman le dijo al delantero uruguayo Luis Suárez que se buscara club, sostuvo
que detrás de todos estos movimientos “está la intención de la comisión
directiva de que el argentino se vaya”, que esto sería “un error histórico”,
para terminar afirmando “pobre Barꞔa, en manos de estos incompetentes”, y que
le parecía “una cobardía del presidente y una falta de respeto al jugador y un
actuar impresentable que perjudica la imagen del club”.
“Sabes
perfectamente que si los culés pudieran ir a la cancha, todo el campo sería un
grito; Bartomeu, ándate ya! No has sido capaz de cuidar ni al mejor de la
historia, un mito hecho en casa. Por eso insistimos: Bartomeu dimisión y
elecciones lo antes posible”, twitteó Víctor Font, acaso el candidato de mayor
peso en las próximas elecciones, haciendo juego con el himno del Barcelona
(“Tot al camp, es un clam” –todos al campo, es un grito”-)
Muchos no
entienden el accionar de Bartomeu, de 57 años, y de bajo perfil, quien llegó a
la comisión directiva del Barcelona de la mano de Sandro Rosell, a quien
conoció en la ESADE, una de las más universidades de élite en España para
estudios de administración de empresas, y del que se convirtió en un absoluto
ladero, acompañándolo tanto en el poder político del Barcelona como en todo
tipo de negocios.
Josep María
Barrtomeu Floreta nació en Barcelona el 6 de febrero de 1963, pero vivió en
Vilanova del Vallés y pudo estudiar en los mejores colegios, como el
prestigioso Aula Escola Europa, antes de licenciarse en administración de
empresas, y en su juventud jugó al basquetbol no sólo en el Barcelona, del que
fue socio desde muy pequeño, sino incluso en el club rival de la ciudad, el
Espanyol, y es consejero delegado del grupo ADELTE (empresa de boarding), que
tiene sus raíces en Trabosa (empresa dedicada a la construcción de vehículos
industriales creada por su abuelo en 1962) y también es consejero en la empresa
EFS (Equipo Facility Services) dedicada al mantenimiento de terminales y
equipos electromecánicos (gestión y mantenimiento de carritos portaequipajes,
sistemas automático de transporte de equipajes, handling, etc). Insistentes
rumores indican que algunas de las empresas de Bartomeu estarían a punto de
presentarse en convocatoria de acreedores y que podrían ser reflotadas con un
préstamo de Goldman Sachs, vinculado a Jordi Moix, otro amigo suyo y de Rosell,
y vicepresidente económico del Barcelona.
Con Rosell,
además de los años de conocimiento en el mundo de las empresas, son socios en
la inmobiliaria Iniciativas Comas SL, y así como ambos están vinculados con el
derechista Partido Popular, tienen negocios con la empresa Cobra, de Florentino
Pérez, presidente del Real Madrid, en países árabes.
Cuando Rosell
llegó al poder en el Barcelona en 2003 como vicepresidente, Bartomeu fue vocal
y quedó como responsable de las áreas de voleibol, hockey y basquetbol, y pese
a que en su primera temporada ganaron con éste último deporte la Liga ACB y la
Supercopa, y al bajo perfil que trató de cultivar, sus desavenencias con el
presidente Laporta en cuanto al organigrama de los deportes que le tocaron
manejar fueron la gota que rebalsó el vaso y la comisión directiva se fracturó.
En marzo de
2005, Laporta relevó de su cargo a Bartomeu y en junio abandonó su cargo junto
a Rosell y otros directivos. Justo días antes de la crisis se había producido
el encuentro entre los dos máximos referentes de la dirigencia, Laporta y
Rosell, en el restaurante “Speakeasy”, donde parecía que habían solucionado sus
públicos desacuerdos y hasta el entonces vocero del club, Xavier Cambra,
aseguraba que ya no quedaban heridas abiertas, pero Bartomeu y su área fueron
el detonante de la contramarcha.
Rosell y
Bartomeu volverían al poder del Barcelona en 2010, ya como dupla, con el
primero en la presidencia y el segundo como vice, al ganar las elecciones con
el 61,35 por ciento de los votos y al poco tiempo, generarían una primera
polémica al acordar un millonario patrocinio con Qatar Airways, lo que terminó
siendo la primera vez que un sponsor auspiciaba en la camiseta azulgrana, que sólo
había admitido hasta entonces una publicidad de UNICEF.
“El Barcelona
pasó de ser “Más que un Club” (como sostiene el lema que caracteriza a la
entidad catalana) a “un club más” con este tipo de acuerdos, llegó a decir
entonces el fallecido Johan Cruyff, ídolo de los hinchas culés, en referencia a
lo que significaba llegar a un arreglo con una empresa de un país cuestionado
por actos terroristas, y quien, además, decidió renunciar a la presidencia de
honor del club.
La gran
oportunidad llegó para Bartomeu el 23 de enero de 2014, cuando Rosell debió
renunciar a la presidencia por el llamado “Caso Neymar”, en el momento en el
que el juez de la Audiencia Nacional de España Pablo Ruiz admitió a trámite la
causa. Todo comenzó cuando un socio, Jordi Cases, quiso saber cómo se había
ejecutado la transferencia de Neymar desde el Santos al Barcelona para la
temporada 2013/14, que en principio parecía de 57,1 millones de euros desde las
arcas del club. Sin embargo, la Justicia detectó pagos extras por 40 millones de
euros al padre del jugador y se llegó a un acuerdo final a mediados de 2016,
por el que se exoneró de toda culpa al jugador y a los dirigentes - Bartomeu
había sido imputado por el juez Ruiz- , asumiendo el Barcelona toda la
responsabilidad haciéndose cargo de una multa de 5,5 millones de euros.
Bartomeu había sido imputado por el juez Ruiz
Sin embargo, la
empresa brasileña DIS inició un nuevo juicio al sentirse estafada por ser
propietaria del 40 por ciento de los derechos del pase de Neymar, lo que fue
conocido como “Caso Neymar 2”, y accionó contra el Santos y el Barcelona,
aunque la causa fue archivada primero, al considerarse que esos 40 millones que
cobró Neymar padre no eran por la contratación sino como sueldos, pero luego se
admitió que esta operación pudo influir en el mercado al impedir que cualquier
otro club negociara con el Santos o con el jugador. En octubre de 2018, el juez
José María Vázquez Honrubia, resolvió enviar el asunto a la sala de lo penal, a
la espera del fallo.
Los escándalos
no tenían freno, justo en una temporada en la que el Barcelona no pudo ganar
ningún título luego de siete años, en coincidencia con la contratación de
Gerardo Martino como entrenador luego de la salida de Josep Guardiola y el
final de un ciclo brillante de cuatro años, en 2012, y de que se conociera que
su continuador, Tito Vilanova, padecía una enfermedad que derivó en su pronto
fallecimiento.
En abril de
2014, poco antes de finalizar esa extenuante temporada, se conoció la sanción
al Barcelona de cuatro meses sin poder contratar jugadores por parte de la Comisión
de Disciplina de la FIFA, por incumplimiento del Estatuto de Transferencia de
Jugadores en nueve casos, y hasta la apelación del club fue rechazada en
Zurich. Por esta razón, no hubo posibilidad de modificar el plantel en los dos
mercados siguientes hasta que al terminar la temporada 2013/14, se gastaron 157
millones de euros en refuerzos y llegó Luis Enrique Martínez para reemplazar a
Martino.
Sin embargo,
como en tantas ocasiones anteriores y posteriores, Rosell pondrá su mejor
sonrisa, cara de piedra y corrección absoluta, impasible, ante toda clase de
preguntas que puedan generar algún conflicto, como cuando este periodista le
consultó si era posible conocer el acuerdo con Boca para disponer de algunos de
sus jugadores de las divisiones inferiores, y dio varias vueltas sin respuestas
concretas.
La gran campaña
de la temporada 2014/15, que había comenzado mal con problemas entre el
director técnico y los principales referentes del plantel, con el “triplete”
(Liga, Copa del Rey y Champions League), trajo como consecuencia inmediata el
triunfo de Bartomeu en las elecciones del 18 de julio de 2015, por el 54,63 por
ciento de los votos.
Otro asunto
turbio fue el llamado “Espai-Barꞔa”, un intento de remodelación del Camp Nou
prevista por alrededor de 30 a 40 millones de euros desde la llegada de Rosell
al poder y que continuó Bartomeu, pero que se fue transformando en una obra
faraónica de alrededor de 600 millones de euros y en la que participó la empresa
Comsa de la familia Sumarroca (Carles Sumarroca Coixet y Jaume Rosell
Sanuy-padre de Sandro- fueron socios históricos), mientras que la que se
encargó del estudio del nuevo Camp Nou fue la empresa ISG (International Stadia
Group) de Ian Todd, ex jefe de Rosell en Nike.
Sin embargo,
muchos cuestionan a Bartomeu y su comisión directiva su incapacidad para
proyectar un nuevo equipo de fútbol a partir de las lógicas salidas de
referentes como Xavi Hernández y Andrés Iniesta, la pérdida de identidad en lo
que se dio en llamar “ADN Barꞔa”, las contrataciones apuradas para tapar
agujeros, como cuando el PSG depositó los 222 millones de euros de la cláusula
de Neymar en 2017 y se lo llevó y a cambio llegaron Ousmane Dembélé y Philippe
Coutinho, que no resultaron, o al sostener mientras pudo a Ernesto Valverde
pese a caer en la Champions ante la Roma en 2018 luego de ganar 4-1 en la ida,
o ante el Liverpool en 2019, luego de estar 3-0 arriba en las dos Champions
Leagues anteriores.
Todo se
deterioró mucho más en los últimos años, cuando la dirigencia decidió contratar
en 2019 al francés Antoine Griezmann aunque éste parecía que llegaba un año
antes y se decantó por cointinuar en el Atlético Madrid cuando los dos
capitanes, Lionel Messi y Gerard Piqué, le habían abierto las puertas, o generando
un permanente desgaste al no volver a contratar a Nerymar, que daba muestras de
arrepentimiento por haberse ido.
“No sé si el club hizo todo por traer a
Neymar”, llegó a soltar Messi, harto porque echaron a Ernesto Valverde, querido
por buena parte del vestuario, por una derrota aleatoria ante Atlético Madrid
en la Supercopa de España para contratar a Quique Setién, con el que se
sucedieron las discusiones subidas de tono, igual que con su ayudante, Eder
Sanabria. Para colmo de males, tras la salida de Valverde, el director
deportivo, Eric Abidal, ex compañero de
varios jugadores del Barcelona en el pasado reciente, sostuvo que algunos
jugadores no dejaban todo en la cancha, y Messi salió a exigirle nombres. La situación
empeoró cuando se supo que la dirigencia había contratado a una empresa de
marketing, I3Ventures, que se manejaba con redes sociales que atacaban en
algunas de sus cuentas a Messi, Piqué, y dirigentes opositores, hasta llegar al
golpe final, el 2-8del escarnio ante el Bayern Munich por los cuartos de final
por la reciente Champions League.
Bartomeu, como
siempre, y con su mejor sonrisa y su cara de piedra, resiste. Aunque se prepara
una moción de censura que necesita 16 mil firmas para sacarlo del poder tal vez
en cuestión de horas, cuando tuvo que adelantar ya las elecciones previstas
para mitad de año, para el 15 de marzo.
Bartomeu llegó a
decir, cuando Abidal volvía a jugar luego de un cáncer, que su contrato sería
renovado “con que juegue un minuto”, pero eso jamás ocurrió. Ahora, aquel
dirigente de bajo perfil acapara las primeras planas. Hizo historia: consiguió
que el genio de Messi, el que batió todos los récords del club, el máximo ídolo
de la historia, se haya hartado y se quiera ir. Pero se aferra al sillón, como
tantas otras veces.
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