Por estas horas,
Neymar acapara los primeros planos del mundo por dos razones diferentes atadas
al mismo hecho. Por un lado, sus grandes actuaciones en el “Súper 8” de la
Champions League de Lisboa, que catapultaron a su equipo, el París Saint
Germain (PSG), a la final del domingo ante el Bayern Munich, pero por otro, por
aparecer en un video, que se viralizó, festejando con sus compañeros al ritmo
de la canción “Hawái”, compuesta por el colombiano Maluma para su ex novia
Natalia Barulich, a la que ahora se vincula a la estrella del fútbol,
considerada por muchos como el mejor jugador brasileño después de Pelé.
La vida de
Neymar está en constante movimiento y desde muy joven se fue acostumbrando a
las grandes marquesinas, desde sus éxitos con el Santos, o sus participaciones
con la selección brasileña, hasta su condición de celebridad, por la que ocupa
permanentes espacios en las revistas del corazón o las redes sociales.
Neymar da Silva
Santos Jr nació en la ciudad paulista de Mogi das Cruces el 5 de febrero de
1992. Su padre, Neymar da Silva, también fue futbolista y forma parte de su
entorno, mientras que su madre, Nadine Santos, separada de su padre, también
acaparó pantallas y redes sociales al conocerse que estaba en pareja con un
gamer de menos edad que su hijo. En ese
mismo año de su nacimiento se trasladaron a Santos, y ya cuando comenzó la
ganancia de buen dinero, el jugador se compró una casa del lado de Vila
Belmiro. Es que ya a sus 15 años ganaba diez mil reales al mes, y un año más
tarde, veinticinco mil.
Comenzó jugando
al fútbol sala en el Tumiaru, llevado por un reconocido ojeador de futuros
cracks, Betinho (Roberto Antonio dos Santos), quien recuerda que desde que lo
vio jugar “supe que sería tan bueno como Robinho”, a quien también descubrió y
es el ídolo de la infancia de Neymar y que llevó al Santos a la final de la
Copa Libertadores 2003, perdida ante el Boca de Carlos Bianchi.
“En 1998 estaba
formando un equipo con niños nacidos entre 1991 y 1992. Vi a Neymar corriendo
por la tribuna y fui a hablar con su padre. Me llamó la atención porque corría como
si fuera una llanura y luego noté que tenía habilidad, agilidad y coordinación
motora. Y a eso lo ligué con la genética porque vi a su madre, que era delgada
y alta, y a su padre, que tenía un buen biotipo, y lo seleccioné”, recuerda
Betinho, quien agrega que en la comparación como Robinho a la misma edad, “lo
veía mejor a este chico”.
Para el ojeador
de cracks, “un jugador como Neymar nace cada mil millones de seres humanos. El
cielo es su límite porque tiene un talento innato. Se supera en todo lo que
hace. Su mente va un segundo delante de los demás, y algo importante: tiene los
cimientos de su familia, porque sus padres siempre estuvieron a su lado y eso
ha marcado la diferencia”.
Tras pasar por
otros clubes de San Pablo como Portuguesa Santista o Gremetal, Neymar terminó
ingresando a la Academia del Santos en 2003, reconocida por sacar grandes
cracks como Pepe, Bruno Coutinho Martins, Clodoaldo, Diego Walsh, Elano, Alex,
y se destacaba tanto en los equipos juveniles del “Peixe” que se lo comenzó a comparar
con Robinho o Pelé, también surgidos de este club.
Fue allí en la
Academia santista que conoció y se hizo amigo de Paulo Henrique Ganso (ahora en
el Fluminense), quien también se convertiría en estrella del fútbol brasileño,
pero Neymar generaba las máximas expectativas, tanto que a los 14 años viajó a
España para fichar por el Real Madrid, pero aunque pasó la prueba, el Santos no
lo quiso ceder. Volvió entonces a su club y terminó debutando en Primera en
2009, a los 17 años, el 7 de marzo y ante Oeste, entrando como suplente
faltando treinta minutos. Ya a la semana siguiente consiguió su primer gol
oficial ante el Mogi Mirim y si bien el Santos terminó perdiendo la final ante
el Corinthians, totalizó 14 goles en 48 partidos. Apenas un año más tarde, en
2010, fue campeón paulista con 14 goles en 19 partidos, y terminó una brillante
temporada con 42 goles en 60 partidos y con apenas 18 años. Fue considerado el
mejor jugador del año y entonces comenzaron a llegar ofertas para contratarlo
desde el West Ham (12 millones de euros) o el Chelsea (20 millones) y su
agente, Wagner Ribeiro, afirmaba que el sueño que tenía era el de ser el mejor
jugador del mundo.
Ya para ese
entonces, se iba convirtiendo de a poco en una estrella difícil de controlar.
Siempre moviéndose con mucha gente a su alrededor, tuvo un primer incidente
importante ante el Goianense, cuando su director técnico, Dorival Jr, mandó a
otro compañero suyo a patear un penal que le provocaron a él porque había
fallado el último que le había tocado rematar, en la final de la Copa de Brasil
(que igualmente el Santos terminó ganando). Neymar dio media vuelta, le dio la
espalda al DT y debió ser calmado por un juez de línea y también discutió con
su capitán, Edu Dracena.
Apenas un mes
más tarde, el diario deportivo brasileño “Lance!” publicó un informe que decía
que Neymar y otros jugadores habían estado con prostitutas después de un
partido ante Gremio en Porto Alegre, lo que fue grabado por cámaras de
seguridad del hotel en el que se alojaba el equipo. Dorival Jr, el DT, pudo ver
el video, se mostró indignado, y exigió un castigo, e incluso Pelé también salió
a criticar a estos jugadores, pero el que se acabó yendo fue el entrenador,
aunque el ahora crack del PSG pidió disculpas. Sin embargo, a fin de año fue
votado como tercer mejor jugador del continente, sólo por detrás de los
argentinos Andrés D’alessandro y Juan Sebastián Verón. Meses antes, Pelé y
Romario le llegaron a pedir públicamente a Dunga que lo convocara para integrar
la selección brasileña en el Mundial de Sudáfrica 2010, sumados a una
importante presión mediática y una lista de miles firmas, pero el DT no aceptó
colocarlo entre los veintitrés definitivos y aunque sostuvo que se trataba de
“un jugador extremadamente talentoso”, le faltaba experiencia internacional.
El crecimiento
del Santos y de Neymar ya era notable. En 2011 y con 19 años, ya era un jugador
consolidado. Fue campeón sudamericano sub-20 en Perú (y goleador del torneo con
9 tantos, dos de ellos en la final ante Uruguay), y participó de la Copa América de Argentina,
en la que Brasil fue eliminado por penales ante Paraguay.
Ese mismo año,
el Santos fue campeón de la Copa Libertadores luego de 48 años (en tiempos de
Pelé). Al empatar 0-0 en Montevideo y vencer 2-1 en San Pablo a Peñarol. Neymar
marcó uno de los goles y fue considerado la figura del partido, y pocos meses
después, el presidente del club, Luis Ribeiro, denunció que el Real Madrid se
lo quería llevar y que los españoles adujeron un precontrato que no era
verdadero y lo reportó a la FIFA, mientras el jugador extendió su acuerdo con
los paulistas hasta el Mundial 2014. Era claro que después de ese torneo,
pegaría el salto al fútbol europeo, y quien se encontraba en el primer lugar
entre los aspirantes era el Barcelona, que
venció los brasileños 4-0 en la final del Mundial de Clubes de Japón, en
la que tuvo piedad en el segundo tiempo, en el que decidió bajar la cortina, y
según los rumores, tuvo relación con la posible llegada de Neymar, aunque ésta
se produjo años más tarde.
Lo cierto es que
Neymar, que llegó a tierras japonesas con una tremenda promoción (su agente
repartió ante la prensa un CD de sus jugadas con el apoyo de nueve sponsors),
regresó a Brasil fascinado con el Barcelona y con la chance de haber podido saludar
y enfrentar a Lionel Messi, uno de sus ídolos como jugador. Pocos días más
tarde fue elegido como mejor futbolista sudamericano del año y se llevó el
premio “World Soccer” al mejor jugador joven del mundo. Ya para ese entonces, Neymar
confiaba plenamente en su talento, al punto de que el 21 de junio afirmó que podía
ganar el Balón de Oro por su cuenta, lo que provocó la reacción inmediata de
Diego Maradona, sosteniendo que el mejor era Messi.
Tanto como
dentro de la cancha, en la que buscaba a los adversarios para hacerles provocar
infracciones y mantenía duelos verbales con muchos de ellos, Neymar hacía algo
parecido fuera de la línea de cal, como cuando el 13 de agosto de ese 2011
publicó en Twitter “juez ladrón” por fallos del árbitro Sandro Ricci con los
que estaba enojado y por una tarjeta amarilla que le habían sacado, pero poco
después eliminó el mensaje y adujo que le habían utilizado la cuenta. Sin
embargo, el árbitro decidió juicio por daños morales y le reclamó veinte mil
reales. El futbolista debió terminar pagando quince mil.
Neymar ya había
tocado techo en Brasil y en 2012 ganó el Botín de Oro y el “Globolinha” de Oro
al mejor gol, que recibió de manos de Pelé, luego de marcar 42 tantos en 47
partidos. En 2013, formó parte de la selección brasileña que ganó como local la
Copa Confederaciones, y si bien fue elegido como mejor jugador en cuatro de los
partidos, extrañamente fue resistido por una parte del público, aunque el
equipo parecía proyectado para realizar un gran Mundial al año siguiente.
Sin embargo, el
Mundial 2014 no resultó lo que se esperaba. El equipo de Luiz Felipe Scolari
aparecía muy nervioso en cada partido, con una tensión tal, por tener que ganar
la Copa como local, que los jugadores lloraban desconsoladamente tras cada partido
que les permitía avanzar. Ya en cuartos de final ante Colombia, cuando la
expectativa crecía, Neymar sufrió la fractura de la tercera vértebra lumbar
tras un rodillazo de Camilo Zúñiga, y eso le impidió continuar jugando en el
certamen. El impacto fue brutal. Justo llegaba la semifinal contra Alemania y
la estrella del equipo, el jugador con más llegada, quedaba al margen. El
partido fue una pesadilla y el 7-1 final, un masazo a las ilusiones del
“scratch”, que terminó cuarto, también vapuleado por Holanda (3-0). “Después
del partido contra Alemania me encerré en mi cuarto y lloraba como un niño”,
reconoció más tarde.
Ya desde la
temporada 2013/14 había sido fichado por el Barcelona, con un contrato por
cinco temporadas, que generó una enorme polémica, y que terminó con la renuncia
de Sandro Rosell como presidente del club, que desde entonces quedó hasta hoy
en manos de Josep María Bartomeu.
Si bien el
Barcelona adujo que el pase costó 57 millones de euros, investigaciones
posteriores elevaron la cifra real a más de 200 millones, según datos que
Eduardo Musa, ex mano derecha del padre de Neymar hasta que rompieron en 2015,
entregó a la Justicia española, sumando el pase, el contrato, los derechos de
imagen y lo que percibió la agencia (NR Sports)
El verdadero
contrato, en manos de la Justicia española, hablaba de “arrendamiento de
servicios profesionales” entre el Barcelona y una sociedad controlada por
Neymar padre con el objetivo de “actividades de observación y asesoramiento de
jugadores según el convenio entre el Santos y el Barcelona” y el Barsa se hacía
cargo de la rescisión de contrato entre el Santos y Neymar (40 millones de
euros), otros 17 millones para el Santos, 9 millones por dos amistosos con todo
el dinero para los brasileños, 7,9 millones para la adquisición de supuestos
tres futbolistas, una comisión extra para el padre por 2,5 millones.
En el Barcelona,
Neymar comenzó ganando la Supercopa de España, con la dirección técnica de
Gerardo Martino, pero aunque ya mostró destellos de calidad, pudo despegar
definitivamente desde la siguiente temporada, la 2014/15, cuando el equipo ganó
el “Triplete” (Copa del Rey, Liga Española y Champions League) y luego el
Mundial de Clubes (despachando al River de Marcelo Gallardo con un 3-0 en
Japón) y ya se destacaba la poderosa MSN (la delantera compuesta por Lionel
Messi, Luis Suárez y Neymar), con Luis Enrique como entrenador. Esa temporada terminó con el brasileño en la
terna por el Balón de Oro junto a Messi y a Cristiano Ronaldo, y en el Equipo
del Año de la FIFA.
Al terminar la
temporada 2016/17, comenzaron los rumores de un posible fichaje de Neymar por
parta del multimillonario París Saint Germain (PSG), para lo cual tenía que
pagar la cláusula de rescisión, tasada en 222 millones de euros, debido a que
el Barcelona no pretendía desprenderse de él. En esos días, el dirigente Jordi
Mestre sostenía que Neymar se quedaría en el club “en un 200 por ciento”,
mientras que Bartomeu afirmaba que pagar esa cláusula por parte de los
franceses era “incumplir con el “Fair Play Financiero” de la UEFA, pero nadie creía que se haría efectiva.
La última semana
de julio y los primeros días de agosto, los rumores iban aumentando. Desde el
entorno de Neymar se daba a entender que Messi opacaba al astro brasileño, no
lo dejaba ser la máxima figura del equipo por lo que el rosarino ya
representaba, y que el brasileño, que aspiraba a lo máximo, podía tener en un
club repleto de estrellas y con las máximas aspiraciones, una proyección al
Balón de Oro en un futuro próximo pero además, ser la imagen del Mundial de
Qatar 2022, debido a que éste es el país que sponsorea al PSG.
Aún así, Gerard
Piqué llegó a decir que creía haberlo convencido y hasta escribió en las redes
sociales “se queda”, mientras que sus compañeros sudamericanos del ataque le
pedían que lo reconsiderara y sólo encontraban silencio y misterio como
respuesta.
Por fin, el 3 de
agosto de 2017, el PSG depositó la cláusula de los 222 millones de euros para
incredulidad de muchos en el Barcelona, y se llevó al jugador, que fue
presentado con toda la pompa en el estadio de Parque de los Príncipes. Neymar
pasaría a cobrar los mismos 30 millones de euros netos al año que percibía su
ex compañero Messi, pero más bonus por rendimiento, y eso lo convertía en el
jugador mejor pago del mundo.
Pero este pase,
en realidad, formaba parte de una enorme trama de intereses en la que
estuvieron involucrados dirigentes y representantes, con cifras siderales y
evasión impositiva. Ya en 2010, el agente israelí Pinjas Zahavi había intentado
transferirlo al Chelsea cuando Neymar jugaba en el Santos, y el paquete
financiero era tan fuerte que el Barcelona, que lo tenía en la mira, temió
perderlo, pero el crack esperó su momento y quiso ir al club catalán.
Pero Zahavi
volvió a aparecer en 2017, cuando intervino otro de sus amigos, el
multimillonario Nasser Al Khelaiffi, representante de los intereses de Qatar en
Francia (y quien intervino en la famosa cena con Michel Platini y Nicolás
Sarkozy que desvió el voto del presidente de la UEFA para el Mundial 2022 que
iba a ir hacia Estados Unidos y a cambio de ese voto, también se ofreció que
Qatar se quedara con las acciones mayoritarias del PSG).
Para cerrar
definitivamente la operación, y eludir el Fair Play Económico de la UEFA, el
PSG le cedió a Neymar la totalidad de sus derechos de imagen. A su vez, el
Barcelona se negó a pagarle la prima de renovación acordada, de 26 millones
cuando éste se fue al equipo francés, y terminaron en la Justicia. Ésta
determinó en junio pasado que el brasileño tendrá que pagarle al club catalán
6,7 millones de euros (aunque la entidad reclamaba 22,5 millones), aunque la
sentencia puede ser recurrida.
En el PSG tuvo
sus altos y bajos, aunque siempre mostró su gran calidad, con varias lesiones
que lo mantuvieron alejado de los estadios, algunos enfrentamientos, en
especial con el uruguayo Edinson Cavani, su compañero de ataque, aunque
acabaron haciendo las paces, y la frustración de no poder ganar la Copa de
Campeones de Europa pese a la hegemonía en los torneos locales.
Sin embargo, lo
que fue un idilio inicial, con sus camisetas y todo el merchandaising agotado a
su llegada en 2017, se fue diluyendo y hasta llegó a ser abucheado en
septiembre de 2019 en un partido contra Estrasburgo por la Ligue 1, cuando
regresó tras cuatro meses de ausencia –su último partido había sido ante
Angers- y ante rumores de negociaciones para marcharse de regreso al Barcelona.
En la tribuna apareció entonces una pancarta que invitaba a su padre a ponerlo
en venta en un barrio carioca de prostitución.
Así como en el
PSG tuvo altos y bajos, no fue distinto en la selección brasileña. Tras la
desilusión del Mundial 2014, fue convocado para la Copa América de Chile en
2015, pero fue expulsado cuando ya había terminado el segundo partido de la fase
de grupos ante Colombia, por un altercado –le tiró un pelotazo a Pablo Armero y
luego, un cabezazo al defensor Jeison Murillo-, y le dieron cuatro fechas de
suspensión y sólo podía regresar en la final, a la que su equipo no accedió, y
una multa de diez mil dólares.
Al año siguiente
tenía una nueva oportunidad de conquistar un título con la Copa América Extra
de los Estados Unidos, pero el Barcelona no lo dejó participar porque le había
dado para optar entre este torneo y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y
Neymar prefirió éstos últimos, y no sólo consiguió, por fin, la medalla dorada
por primera vez para el fútbol de su país, sino que fue el encargado de definir
la serie con su quinto penal (luego de que Weverton le atajara el suyo a Nils
Petersen) ante los alemanes (5-4), luego de empatar 1-1 en los noventa minutos
(el propio Neymar había abierto el marcador con un tiro libre).
Otra vez tuvo la
chance de jugar un Mundial en Rusia 2018, al que llegó como estrella de su
equipo, pero fue eliminado por Bélgica en los cuartos de final, y tampoco pudo
jugar la Copa América de 2019 como local, por otra lesión que lo volvió a
marginar en su propia casa.
Como no podía
ser de otro modo, así como siempre fue reconocido futbolísticamente en su país,
le tocó vivir algunas situaciones polémicas con la “verde-amarilla” como el
incidente del 27 de marzo de 2011 en un amistoso ante Escocia en Londres,
cuando se quejó de “una atmósfera de racismo” en el estadio, porque fue
abucheado por los británicos. La Federación Escocesa adujo entonces que el
abucheo fue porque había fingido una lesión. Neymar señalaba que el racismo
estaba relacionado con un plátano que se había arrojado desde la tribuna pero
un aficionado alemán, que estaba en la tribuna de la hinchada brasileña,
reconoció que fue el responsable, y entonces, los escoceses exigieron un pedido
de disculpas por parte de la Confederación Brasileña (CBF), que no llegó porque
Neymar se defendió diciendo que no acusó a ninguna persona o grupo de hinchas.
Si con la selección
brasileña lleva convertidos 61 goles en 101 partidos (0,60 de promedio), con
los distintos equipos tiene 311 goles en 493 partidos (0,63).
En 2012, la
revista “Sports Pro” lo nominó como el atleta más comercializable del mundo.
Pero también se extendió su fama por la exageración en las caídas en las
infracciones que le cometen, con memes y hasta campañas publicitarias. En julio
de 2018, en una subasta benéfica de su fundación, se refirió a las burlas por
sus simulaciones. “Las he visto y me las tomé con humor. Incluso en mi
Instagram publiqué una broma sobre eso, con unos niños. Mi fútbol es de
gambeta, de encarar a los adversarios. No puedo decirle a mis rivales ‘con
permiso, mi amor, quiero hacer un gol¨. Tengo que intentar eludirlo y ellos no
me van a dejar pasar, me van a hacer falta”, indicó. “Muchas veces, soy más
rápido que otros jugadores y me terminan haciendo faltas. Los árbitros están
para ver eso. ¿Creen que me gusta recibir faltas? No, porque duelen, lastiman.
Después de los partidos, me pongo hielo cuatro o cinco horas. Es complicado,
pero quien no vivió nunca eso de verdad, nunca lo va a saber”.
Si fue Rosell el
que llevó al Barcelona a Pepe Costa cuando asumió como vicepresidente de Joan
Laporta en 2003, su hijo Álvaro Costa vivió en Brasil y fue muy importante para
el Barcelona por su buen dominio del portugués y su capacidad para relacionarse
con los jugadores y en la adaptación de Neymar, que llegó en 2012 y para el
acercamiento del agente André Cury por su amistad que hicieron en los tiempos
de Nike Brasil.
Costa fue quien
acercó a Cury a Rosell y se le atribuye haber sacado la foto de Rosell con
Ronaldinho en 2003 en la campaña electoral que le dio el triunfo a Laporta y el
responsable de haber traido jugadores brasileños como Keirrison en 2009 (14
millones de euros y ni siquiera jugó un amistoso) o Henrique en 2008 (10
millones sin tampoco jugar un partido oficial) pero lo más importante de Cury
es haberse metido entre el padre de Neymar y el Real Madrid. En 2017 no pudo
haber nada para detener el pase al PSG pero a cambio pudo colocar a Arthur y ya
quedó como representante del Barcelona en Brasil.
Neymar, además
de estar siempre rodeado de mujeres bonitas o su padre, tiene un inseparable
grupo de amigos que conserva desde la infancia, conocidos como “Los Toiss”,
apodados así como producto de una deformación de la frase coloquial, en
portugués, “É nós” (somos nosotros) y que se popularizó entre adolescentes
brasileños para expresar confianza entre los miembros de un conjunto de
personas. De “Nós” fue derivando hasta reemplazar la “N” por la “T”, que de
hecho, es el símbolo que mostraban sus amigos uniendo los brazos, en un gesto
que define una canción bailada muchas veces por Neymar, “Eh, tudo toiss”, que
es como se llaman entre ellos cuando están de buen humor.
Varios de estos
amigos se instalaron con Neymar en Barcelona y cobran 11000 euros cada uno por
distintos servicios al jugador, al que tratan de alegrarle la vida y levantarlo
anímicamente en los momentos difíciles, y suelen quedarse con él con los
videojuegos o jugando al póker hasta avanzada la noche, con croupieres
facilitados por los casinos. En esas mesas jugaba el hijo de Pepe Costa,
encargado de las relaciones del Barcelona con los jugadores, y que en los
últimos años acompaña a Messi a todas partes, sin despegarse de él. De hecho,
Álvaro Costa, el hijo de Pepe, se marchó al PSG junto con Neymar y cumple con
él la misma función que su padre tiene con Messi.
La amistad de
los Toiss generó que se hicieran un tatuaje conjunto, y suelen concurrir a
presentaciones del futbolista y hasta que viajaran en el mismo avión junto al
resto del plantel del Barcelona durante una gira a los Estados Unidos. Algunos
de ellos realizan también trabajos profesionales para el crack, como Gilmar Cebola
Araujo (29), encargado de la fotografía y los videos para luego subirlos a las
redes sociales, aunque también lanzó su propia línea de ropa, tiene un salón de
tatuajes y una productora de eventos.
“Jota” Amancio (25), otro de los más cercanos a Neymar, es su consejero
personal y es casi como un hermano y jugó con él en las divisiones juveniles
del Santos, mientras que Carlos Henrique gestiona la parte económica del clan.
Por otra parte,
Gustavo Almeida (26) y Cristian Guedes trabajan en la empresa de Neymar (NR
Sports), con labores de consultoría para artistas, mientras que Guilherme Pitta
es el encargado de encontrar las mejores actividades y lugares de ocio a los
que concurrir.
“Vive en una
olla a presión y somos un escape. No hablamos de fútbol. Somos una forma de que
él libere el estrés de su vida. Estamos juntos para conversar o viajar”,
asegura uno de los miembros de la banda. Tienen fama, acuden a las mejores
fiestas, siempre acompañados de figuras como Lewis Hamilton, Ronaldo, o los
ángeles de “Victoria´s Secret”, se los ve en los mejores yates por las aguas de
Ibiza o Saint-Tropez, o viajan en avión hasta Las Vegas, o cenan en
restaurantes prestigiosos. El español Ander Herrera, compañero de Neymar en el
PSG, cuenta que en una de las fiestas organizadas por ellos “había un piso para
solteros y otro para casados. Mi mujer no me dejaba solo ni para ir al baño”.
Una de las
últimas fiestas fue la que organizó Neymar con sus compañeros del PSG para
festejar el pase a la final de la Champions League en Lisboa, en la que
aparecen, en imágenes subidas por Ángel Di María, cantando el tema “Hawái”, de
Maluma, que está inspirada en la ex novia del colombiano Natalia Barulich, que
aparece ahora en distintas posiciones románticas en las redes sociales junto a Neymar,
con quien participó en una sesión de fotos para la revista “GQ”.
Maluma y Neymar
eran amigos desde que el colombiano actuó en el festejo del cumpleaños del
futbolista en 2018, organizado a toda pompa en París y hasta había animado a
cantar el “Feliz Cumpleaños” al hijo del brasileño, Davi Lucca da Silva Santos
(que tuvo a sus 19 años con Carolina, de 17), que se emocionó hasta las
lágrimas. Ahora, el artista decidió cerrar su cuenta de Instagram.
Si Neymar es una
estrella mundial, también es famosa su hermana, Rafaella Beckran, muy activa en
las redes sociales hasta convertirse en una influencer de nivel internacional,
y que suele ver todos los partidos del crack y luego opina sobre ellos y
además, en el caso de que ocurriese algo con su hermano o éste recibiera alguna
crítica, suele ser la primera en utilizar sus cuentas para salir en su defensa.
Tiene más de cinco millones de seguidores en instagram, y de hecho, en Europa
hay una teoría muy singular sobre las lesiones de Neymar y la fecha de cumpleaños
de Rafaella. Casualmente, cada vez que se acerca ese día, el brasileño suele
sufrir alguna lesión que lo obliga a viajar a Brasil. Muchas veces lo acusaron
de usar esas lesiones como excusas para acompañarla en su aniversario.
Rafaella aumentó
mucho su popularidad cuando estuvo en pareja con Gabriel Barbosa, “Gabigol” (el
verdugo de River en la final de la pasada Copa Libertadores, jugando para
Flamengo), hasta que rompieron al iniciarse 2020.
Neymar siempre
hace referencia a su fe cristiana. “La vida sólo tiene sentido cuando nuestro
máximo ideal es servir a Cristo”, suele decir, y antes de los partidos suele
publicar una foto en Instagram que dice “Que Dios nos bendiga y nos proteja”.
Tostao, uno de
los jugadores del mágico equipo campeón mundial en México 70, sostiene que
Neymar “será el mejor jugador de la historia de Brasil, solo detrás de Pelé. No
cabe duda de que es un fenómeno, un jugador espectacular, que hace bien todo lo
que un delantero tiene que hacer. Remata bien, elude bien, patea bien los tiros
libres y es veloz. Ronaldo y Romario hacían cosas más específicas pero Neymar
es como Messi, que hace todo durante un partido y si no es el mejor porque está
en la misma época que Messi y Cristiano. Rivaldo, Figo o Kaká fueron
considerados mejores jugadores del mundo y Neymar está por encima de ellos.
Necesita mejorar eso de que se sigue enojando mucho en los campos de juego y a
veces provoca encontronazos con los adversarios, pero sus números son
impresionantes”.
Pelé llegó a
decir que Neymar “es el mejor jugador del mundo, técnicamente. Messi y
Cristiano son sólo superstars”.
“No porque otras
personas se enojen voy a cambiar mi estilo de juego. Haré lo mismo siempre.
Esto es fútbol”, insiste Neymar, a un paso de convertirse quizá, y por fin, en
el rey.
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