A los 50 años,
el jeque Mansour bin Zayed Al Nahayan se supera a sí mismo. Si hace pocos días
fue noticia mundial cuando se desveló que era él, por fin, quien había
facilitado todo para que Emiratos Árabes Unidos, gobernado por su hermano,
alojara al ex rey de España Juan Carlos I en su decisión de exiliarse, ahora
vuelve a serlo ante la probable chance de que su club, el Manchester City,
cuente en sus filas desde la próxima temporada nada menos que con Lionel Messi.
Si de algo se
precia el multimillonario jeque emiratí es de tener acceso a dos “teléfonos
rojos”, al de Juan Carlos I de Borbón y al del ex presidente de los Estados
Unidos, Barack Obama.
La estrecha
relación de Mansour con Juan Carlos I se hizo más conocida aún cuando se
desveló que en una de las cartas que Corina Larsen, su íntima amiga, le envió
en marzo de 2019 al Palacio de la Zarzuela, en la que mencionaba el obsequio de
dos Ferraris por parte del emiratí por valor de 700.000 euros en marzo de 2011,
tras asistir el ex monarca español al Gran Premio de Fórmula Uno de Abu Dabi.
El último viaje
de Juan Carlos I antes de exiliarse en Emiratos Árabes Unidos (EUA) fue en
abril de 2014 y fue recibido por Mansour en el mismo aeropuerto y pese a que
hubo un error al no figurar el ex rey español en la lista de protocolo, lo
minimizó aduciendo que la presencia del jeque en la ceremonia de bienvenida era
prueba de la gran amistad que los une “y su deseo de invertir en empresas
españolas”.
En aquel viaje
de Juan Carlos I de Borbón a Abu Dabi, no sólo acudió a las pruebas de Fórmula
uno en el moderno circuito de “Yas Marina” (al lado del cual, no casualmente,
hay una inmensa casa Ferrari), sino que también se mostró en el Palco de Honor
del Etihad Stadium, donde juega de local el Manchester City, acompañado por el
presidente del club, Khaldoon Al Mubarak y por el director ejecutivo Ferrán
Soriano, ex dirigente del Barcelona.
Los vínculos
entre Mansour y Juan Carlos I son tan estrechos que no sólo a través de este
puente,el jeque pensó en realizar una oferta para adquirir el Real Madrid (uno
de los únicos cuatro clubes españoles de la Liga que no es una sociedad
anónima) –aunque su titular, Florentino Pérez, uno de los mayores agitadores de
políticas “anti-jeques” en los clubes europeos, la rechazó de plano- sino que incluso
se llegó a decir que el Manchester City fue la salida mejor ideada entre el
propio Pérez y el presidente del Atlético Madrid, Enrique Cerezo, para que
Sergio Agüero no pasara directamente de uno al otro club de la capital
española.
Cuando tras la
temporada 2010/11, se comenzó a rumorear el pase de Sergio Agüero desde el
Atlético Madrid al Real Madrid, las rápidas manifestaciones en contra de los
hinchas “colchoneros” motivaron la aparición en escena del Manchester City, que
se quedó con el argentino con un contrato por cinco temporadas.
Agüero es el
jugador emblema del Manchester City. No sólo es el autor del acaso más
importante gol de la historia del club, el que le dio el título de la Premier
League inglesa en tiempo de descuento ante el Queens Park Rangers, postergando
a su poderoso rival de la ciudad, el Manchester United. Desde ese momento,
Mansour tomó al argentino como estandarte al punto tal de que cuando tuvo la
chance de irse al Barcelona para jugar con su amigo Lionel Messi, le firmó un cheque
en blanco para que se quedara. Ahora, esa amistad entre Agüero y Messi puede
ser una de las claves para que el rosarino deje el Barcelona y se sume al
conjunto de los “ciudadanos”.
Quien pudo
transitar por Abu Dabi, habrá visto cómo apareen de manera permanente, en la
ciudad, los afiches con fotos del jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al
Nahayan, nacido el 20 de noviembre de 1970, medio hermano del jeque Jalifa bin
Zayed Al Nahayan, actual presidente de EUA y emir de Abu Dabi, e hijo del emir
de Abu Dhabi Zayed II y de su esposa, la jequesa Fàtima. Se graduó de
licenciado en Ciencias Políticas en estados Unidos en 1993 y tiene dos esposas
y cuatro hijos. Se casó con la jequesa Alia bin Mohammed bint Butti Al Hamed y
tienen un hijo, Sheikh Zayed. Luego se casó con la jequesa Sheikha Manal bint
Mohammad bin Rashid Al Maktoum, hija del emir de Dubai, con la que tiene tres
hijos. Ella es mecenas de arte, activista por la educación de las niñas, y
presidenta del Dubai Women Establishment.
Con su segunda
mujer, además, Mansour comparte su gran afición por los caballos porque ella es
una reputada amazona, mientras que él preside el Emiratos Horse Racing Autority
(EHRA) y es un aclamado jinete, que ganó numerosos trofeos en carreras de
resistencia en Oriente Medio y es un gran patrocinador de turf a través del
festival Sheik Mansour Global Arabian Flat Racing, que cuenta con competencias
en los cinco continentes.
Tras haber
estudiado en las mejores escuelas de negocios, en 1997 fue nombrado presidente
de la Oficina de Presidencia y al morir su padre, fue designado por su hermano
mayor, Jalifa II, primer ministro de Asuntos de la Presidencia de los EUA, que
es la fusión de la anterior Oficina de la Presidencia y la corte presidencial.
También fue presidente del primer Banco del Golfo hasta 2006 y en 2007,
presidente de la Fundaciòn de Caridad Jalifa bin Zayed desde la que estableció
programas de becas para que estudiantes de EUA puedan continuar en el exterior.
En 2005, Mansour
ascendió a presidente de la International Petroleum Investment Company
(IPIC), la empresa que controla las
inversiones de energía en forma global desde los emiratos, y en ese mismo año
pasó a integrar el Departamento Judicial de Abu Dabi. IPIC controla el cien por
ciento de las acciones de la española Cepsa (que tiene en Andalucía sus
principales activos en el mundo, las refinerías de Huelva y Algeciras) y
controla el 71 por ciento de Aabar Investments, su vehículo de inversión, y la
Abu Dhabi Investment Council, con la que tiene participaciones accionarias en
empresas comerciales como Virgin Galactic, de sir Richard Branson (de la que
compró el 32 por ciento, y que planea incorporar vuelos espaciales suborbitales
tripulados, lanzamientos suborbitales para misiones científicas y lanzamientos
orbitales para satélites pequeños), Damler (empresa automotriz dueña de
Mercedes Benz, a la que compró el 9,1 por ciento por 2700 millones de euros en
2009), y la compañía “Sky News Saudit”, como socio de la Sky News inglesa,
adquirida por una de sus tantas empresas del conglomerado, la Abu Dhabi Media
Investment Corporation (ADMIC).
Y también es dueño de Mubadala (que compró la
mitad de las acciones de Minas de Aguas Teñidas (Matsa) en Huelva, por 590
millones de euros), y del yate Al Azzam, considerado el más grande del mundo,
con 180 metros de eslora y en el que prima la seguridad. Tiene una suite a
prueba de explosivos y dispone de un sistema antimisiles, dos helipuertos, dos
piscinas y un submarino.
Su fortuna se
estima en alrededor de 30.000 millones de dólares entre sus múltiples empresas,
inversiones y acciones societarias. Es presidente, por ejemplo, del Al-Jazeera
Sports Company, la empresa dueña del equipo de fútbol Al-Jazeera, que compite
en la liga de EUA, y que en uno de los Mundiales de Clubes (EUA, gracias a los
contactos de Mansour, pudo organizar cuatro, los de 2009, 2010, 2017 y 2018),
el de 2017, llegó a la semifinal ante el Real Madrid (cayó derrotado 2-1) luego
de eliminar a Auckland City (Nueva Zelanda) y al Red Urawa Diamonds (Japón).
¿Cuál fue
entonces la idea de Mansour para hacerse del Manchester City en 2008? Como buen
politólogo, entendió que desde hace tiempo que el fútbol era el escenario
perfecto para invertir el capital financiero cuando la circulación del dinero
crece sobre la producción de bienes manufacturados.
El escenario era
ideal: un club con el respaldo de 139 años de historia que en los últimos años
vivía a la sombra de su vecino de Manchester, el United. Los “Citizens”
tuvieron una época de gloria entre los años Sesenta y los principios de los
Setenta, pero desde 1976 comenzaron a transitar una etapa muy complicada, con
dos descensos en los Noventa, justo cuando “Los Diablos Rojos” establecieron un
imperio y alcanzaron y sobrepasaron en títulos al Liverpool cuando su entrenador
era el escocés sir Alex Fergusson.
El 1 de
septiembre de 2008, entonces, Mansour generó el primer impacto al desembolsar
360 millones de euros por el 90 por ciento de las acciones, y se quedó con el
control del Manchester City, que estaba en manos del ex primer ministro de
Tailandia, Thaksin Shinawatra, con problemas en la Justicia, que lo había
adquirido un año antes.
Así fue que los
petrodólares de Emiratos Árabes Unidos comenzaron a respaldar al otro equipo de
Manchester, al más rezagado hasta entonces, al punto de convertirse en lo que
el entrenador francés del adversario Arsenal, Arséne Wernger denominó como
“doping financiero”: un acrecentamiento de las arcas en base a dinero
proveniente de un Estado y por eso, y por lo mismo que ocurre en Francia con la
relación entre Qatar y el Paris Saint Germain también se los llama
“clubes-Estado”.
Mansour comenzó
con el brasileño Robinho con una larguísima lista de contrataciones, que
siguieron con estrellas como Jo, Write Phillips, Adebayor y Carlos Tévez, a un promedio de cerca de 400 millones de
euros anuales. Si el primer entrenador del ciclo fue el sueco Sven Goran
Erickson, luego siguieron Roberto Mancini, el chileno Manuel Pellegrini, y
desde hace cuatro temporadas, Josep Guardiola, con un plantel cada vez más
completo y que según el sitio web especializado “Transfermarkt” hoy cuenta con
37 jugadores y con un equipo tasado en 1070 millones de euros.
En estos 12
años, y manteniendo por lo general un bajo perfil y siendo querido por la
afición “ciudadana”, la inversión de Mansour dio como resultado la conquista de
catorce títulos, todos locales (cuatro Premier Leagues, dos FA Cup, cinco Copas
de la Liga y tres Supercopas inglesas (Community Shields), pero sigue faltando
la guinda del postre, la Champions League de la UEFA.
Sin embargo, no
todo es oro lo que reluce y el manejo del Manchester City también llegó a ser
cuestionado en sus aristas financieras. El diario alemán “Der Spiegel”,
utilizando como fuente a “Football Leaks”, llegó a sacar a la luz detalles que
aparecían en el contrato del italiano Mancini cuando fue contratado como DT en
2009. Según esta información, se firmaron dos contratos, uno con el club (1,45
millones de libras anuales) y otra, con Al Jazeera Sports, la entidad de la que
es propietario Mansour en EUA (1,75 millones de libras). Además, como puente
aparecía un cuarto actor, la empresa “Sparkglow Holdings”, una sociedad
offshore situada en la isla de Mauricio, aunque dos años más tarde, el
Manchester City eligió otra vía, cuando Al Jazeera inició una relación con
“Italy International Services”, con transacciones que superaban los tres
millones de libras. Casualmente, Silvia Fortini, la esposa de Mancini, era una
de las representantes de la empresa y su marido aparecía como gerente.
El hecho de ser
un “Club-Estado”, por el que bajo la apariencia de sponsors se esconde un apoyo
estatal, puso al Manchester City en la continua mira del llamado “Fair Play
Financiero” de la UEFA, que controla el balance anual de costos y beneficios,
al punto de que casi se queda al margen de las competencias europeas de la
próxima temporada, lo que pudo haber provocado un tsunami y la salida de muchas
de sus estrellas, pero el TAS lo terminó habilitando semanas atrás y todo quedó
en calma. De lo que no se libró fue de una multa de 30 millones de dólares.
Con la
experiencia del Manchester City y las excelentes conexiones empresarias y su
llegada a los personajes más influyentes del mundo, el jeque Mansour fue
constituyendo el ahora llamado “City Group”, adquiriendo clubes en todos los
continentes desde el Abu Dhabi United Group (ADUG), como el Melbourne City
(Australia), el New York City (que juega la MLS en los Estados Unidos), el
Montevideo City Torque (Uruguay), el Girona (España), el Yokohama Marinos (Japón), el Sichuan Jiuniu (de la Liga 2 de China), el
Mumbai City FC (India) y el Lommel SK (Segunda División de Bélgica).
Tanto el
Melbourne City, como el New York City y el City Torque visten en sus camisetas
el mismo color celeste del Manchester City y el hecho de poseer varios clubes
permitió distintos movimientos, como utilizar varios de estos como plataformas
para probar o promover jugadores y luego, de funcionar, traspasarlos a clubes
de su propiedad pero en ligas más fuertes.
El Girona, en
esta última temporada, estuvo a punto de regresar a la Liga Española al caer en
la final de los play-off de ascenso ante el Elche del empresario argentino
Christian Bragarnik, y en el que tiene peso Pere Guardiola, agente de
futbolistas y hermano de Josep, el entrenador del Manchester City.
En su momento,
Mansour se sirvió del New York City para contratar a Frank Lampard, ídolo del
Chelsea, ofreciéndole un contrato parecido al que ahora presentaría ante Messi:
unas temporadas en Inglaterra para un posterior retiro dorado en la MLS de los
Estados Unidos, pero siempre dentro del mismo grupo.
Es tan poderoso
el Manchester City que en plena pandemia llegó a comunicar que no recurrirá al
sistema de “paro parcial” (una medida por la que el Estado se hace cargo del 8º
por ciento de los salarios hasta 2500 libras por mes) implementado por el
gobierno británico para paliar parte de las consecuencias económicas de la
pandemia del Coronavirus, al no necesitar cobrar esos montos, pese a que la
mayoría de los clubes de la Premier League sí lo tuvieron que implementar.
Mansour llegó a gestionar que EUA enviara 500.000 dosis de vacunas contra el
Coronavirus.
Sin embargo,
también la empresa de Mansour recibe críticas desde el costado de la salud,
porque distintas investigaciones periodísticas dan cuenta de que los
propietarios del centro ExCel, un recinto ferial y de congresos del este de
Londres, cobra millones de libras en alquiler al Servicio Nacional de salud del
Reino Unido (NHS), por su uso como hospital temporal para pacientes infectados
con coronavirus, y según sostiene el
periodista británico Sam Pilger, de la revista “Forbes” el ExCel pertenece a
los mismos propietarios del Manchester City.
Según otra
investigación del periódico británico “The Sunday Times”, el ExCel es propiedad
de la Compañía Nacional de Exposiciones de Abu Dabi (Adnec), y cobra al NHS
entre dos y tres millones de libras por mes, según fuentes industriales. Otros,
con una mirada más favorable al jeque, recuerdan que en plena crisis económica
de 2008, Mansour pagó de su propio bolsillo 4148 millones para salvar de la quiebra a Barclays, que no
llegaba a cumplir con las exigencias de capital del gobierno británico.
Siempre
sigiloso, Mansour finiquitó en 2016 en la España de su amigo Juan Carlos I de
Borbón la compra de una finca llamada “Quintos de San Martín”, de 8300
hectáreas, en un pueblo del sur de Badajoz, en Extremadura, Valencia de las
Torres, al comprarla a la familia latifundista Mora-Figueroa Domecq –según
“Forbes”, la octava fortuna de Andalucía- por 55 millones de euros.
Según se
especula, el objetivo es crear en esas tierras una explotación agropecuaria
dedicada a la cría y exportación de carne de cordero sacrificada según el
ritual “halal”, el único permitido por el Islam. El contacto no parece casual,
porque la familia Mora-Figueroa es la dueña del Santa María Polo Club, donde
los equipos árabes suelen ganar muchos torneos. Tampoco es casual que cerca de
allí se encuentre Sotogrande, sede de torneos internacionales de polo, y la
zona en la que el ex rey Juan Carlos I de Borbón, el amigo de Mansour, sol´pia
ir de caza en los veranos españoles.
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