Un periodista que forjó su carrera en la eterna compañía de Diego Maradona (¿cómo no ser un amigo fiel de quien te salva la vida y asegura el pan de tus hijos?), contaba que una vez en Suiza, durante una de las tantas internaciones del diez, ambos salieron a dar una caminata por la zona, sin que nadie se les acercara ni abordara al ex genio de la pelota. El cronista, entonces, le comentó a su interlocutor que era una gran oportunidad, tal vez largamente soñada por el astro, de tener intimidad. Pero en encontró con una respuesta inesperada: "una cuadra más sin que alguien se me acerque, y me muero".
Maradona no es sólo un producto de sí mismo, como un sector cómodamente quiere hacer ver, sino que es un producto de una sociedad enferma, y´hubiera sido, por lo mismo, muy extraño que estuviera sano hoy.
Gianni Miná, hace ya más de una década, me decía en su casa de Monte Mario, en Roma, que la máquina de picar carne humana del sistema en que vivimos, no le pide explicaciones a los corruptos dirigentes que se roban fortunas de cada club de fútbol, con arreglos, transacciones exrañas que siempre, invariablemente, los terminan enriqueciendo. Peroo en cambio sí le pide explicaciones a los pobres tipos que sólo cuentan con habilidad para jugar a determinado deporte, en este caso el más popular del planeta, y que no tienen fomación alguna y además, generan fortunas a partir de su propia producción.
Maradona llegó a Europa, a jugar en el Barcelona, cuando recién despertaba a la vida. No tenía 22 años y ya amasaba una fortuna. Los medios lo persiguieron comoa pocas estrellas del espectáculo, y no estaba preparado para eso. Muy pocos lo están, pero nadie construyó su fama, por lo generado dentro de un campo de juego.
Todos esos medios, esa imagen construida en años por lo que todo lo que dijo tuvo dimensión planetaria (y muchas veces lo que dijo, a su manera, con honestidad brutal, fue razonable y que pocos se animan a decir), fueron construyendo este Maradona actual con tantos problemas, con tantas adicciones, entre las que no se suele contar la de los propios medios, la popularidad que al no poder producir, es decir, jugar por sí mismo, se reduce a la historia, a lo que fue, y a alguna frase rimbombante de lo que sea que lo que le queda de inteligencia se rebuscará en encontrar para seguir vigente. Ya no importa el "cómo" ni el "qué". Lo que importa es estar en los medios de la manera que sea, de no perder vigencia, acostumbrado como lo acostumbraron, a que eso sea así por siempre.
Y ahora, cuando se extiende un falso rumor de que incluso pudo haberse muerto, nos impresionamos al darnos mínima cuenta de lo que puede generar un sistema en un tipo con habilidades para jugar al fútbol, como quizá nadie nunca logró desde que el fútbol es fútbol, pero ahí comienza y termina todo. En lo demás, en todo lo demás, es un simple mortal afectado por uin sistema que también lo usó, como lo hace cuantas veces puede con todos nosotros todos los días de nuestra vida.
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