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El 2-2 con que finalizó el clásico en el Camp Nou,
no sólo marca la enorme capacidad de gol de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi,
en el tope de los anotadores de la Liga Española y los que aparecieron en el
marcador en los momentos necesarios, sino que establece con claridad que pese a
que se trata de equipos con sistemas de juego muy diferentes y casi opuestos,
hay entre ellos una enorme paridad.
El empate, que parece justo más allá de que el Real
Madrid pudo sacar una mayor distancia en el primer tramo, y el Barcelona en el
último, determina que pese a los ocho puntos de distancia en la tabla de
posiciones que hay entre ambos, a favor de los catalanes, la Liga no ha
terminado ni se encuentra definida porque hay demasiado tramo por recorrer y
porque aún deben jugar la revancha en el Santiago Bernabeu y en este sentido,
el resultado favorece a los de la capital española.
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