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Hace apenas una semana, el Barcelona arrasaba a
todos. No se salvaba nadie. Con el genio de Lionel Messi rodeado de cracks,
parecía que Tito Vilanova había soltado al equipo, acostumbrado a ganar en cualquier
estadio, y todos aceptaban que tenerlo enfrente era resignarse a perder tres
puntos.
Sin embargo, como muchas veces se dice por Cataluña,
al Barcelona más de una vez lo terminó perjudicando el “entorno”, palabra
utilizada por Johan Cruyff en forma reiterada, en los noventa, para referirse a
ese extraño tufillo que se va formando alrededor del club entre los rumores de
la prensa, dirigentes, allegados.
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