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En esta época de mieles de éxito en el Barcelona,
uno de los temas cruciales que debe resolver la Comisión Directiva del club es
cómo dar respuesta a tanta demanda de entradas y qué hacer con los abonos
anuales, debido a que pese a que sus instalaciones son enormes, el Camp Nou no
puede albergar a más de 98.772 personas por partido de acuerdo con la normativa
de la FIFA.
Los dirigentes, con el presidente Sandro Rosell a la
cabeza, ya se plantean la posibilidad de un referéndum para 2014 para que los
socios determinen si quieren remodelar el actual estadio (ya el gran arquitecto
Norman Foster formó parte de un proyecto al respecto) o si prefieren construir
otro, que sería el tercero tras el de Les Corts, muy cerca del actual, en el
que los espectadores de la zona alta, que podían apoyarse en tablones muy
angostos, dejaban parte de sus traseros a la vista para los transeúntes por lo
que comenzó a llamárseles “culés”.
Pero para los que siguen queriendo llegar a un abono
anual para poder seguir al equipo d sus amores en el Camp Nou, la empresa no
parece nada fácil, al menos por ahora.
De los cerca de 157.000 socios, hay unos 9500 en las
listas de espera para conseguir un asiento fijo en el Camp Nou, cuando por año
se liberan, por defunciones o situaciones particulares, un promedio de 200, es
decir que hay que esperar 47 años, promedio, para conseguir un acceso
permanente y por eso, los que lo tienen lo cuidan como a pocas cosas en su
vida.
Para 2013, por ejemplo, el Barcelona anunció que se
liberaron 266 plazas, demasiado pocas, y aún así, los dramas familiares debido
a la crisis económica determinó que algunos de los que por fin resultaban
beneficiados debieron rechazarlo con mucha tristeza, más que por el precio
anual (unos 800 euros) por la prima que hay que pagar como ingreso, entre 3000
y 6000 euros por única vez.
El club, comprendiendo la situación, decidió
colocarlos como prioridad para 2014 a los que no pudieron tomar el abono aunque
les correspondiera, y tampoco acepta que sean familiares los que tomen el
relevo de los que dejan sus plazas, para favorecer a los que esperaron y se
anotaron con tiempo.
Se sabe también que hay quienes hacen un buen
negocio con los abonos. Algunos de ellos son legales porque el Barcelona
fomenta estadios llenos para los partidos, y suele pedir a quienes tienen abono
y no vayan que liberen sus plazas para la venta al público, y luego entidad y
abonado comparten las ganancias de esa venta, pero otros prefieren hacerlo
extraoficialmente, cediendo el abono (que no tiene foto) al adquiriente, que
por lo general suele ser alguien conocido como para no generar inconvenientes
ante un posible control.
Por todo eso es que el Barcelona se plantea la
construcción de un nuevo estadio que albergue mucha mayor capacidad de
espectadores, como para que se termine el problema de los abonos (con diez mil
asientos más de capacidad esto se solucionaría) y podría venderse más entradas
en los partidos y más socios podrían acceder a las listas de espera y todo iría
más rápido.
Para una idea mayor, el próximo jueves se pondrán en
venta 5210 localidades del Camp Nou para el partido del Barcelona ante el Milan
de principios de marzo por la vuelta de los octavos de final de la Champions
League con un precio único de 33 euros (297 pesos), y el 85 por ciento será
destinado a los socios (3543 entradas) y peñas (886) y apenas el 15% restante
(781) para compromisos del club con instituciones y patrocinantes.
La única manera de concurrir al partido siendo no
socio dependerá de que algún socio libere su plaza y tener la posibilidad de
comprarla en el club o en los distintos mecanismos de reventa y para los socios
que se hayan anotado para comprar los billetes, habrá un sorteo ante escribano
el próximo 22 de enero.
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