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¿Casualidad o causalidad? Justo el día en el que el
presidente de la AFA, Julio Grondona, parece abandonar su condición de
sempiterno, al anunciar que en 2015 dejará por fin su cargo, en Europa estalló
el “Qatargate” con una fuerte investigación de la revista France Football, que
involucra a muy buena parte de la dirigencia de la FIFA en la compra de votos
para que el país asiático ganara la sede para el Mundial 2022.
Grondona le dio una entrevista a una radio de Buenos
Aires en la que anunció que en 2015, cuando finalice su mandato, considerará
que su ciclo, que llegará a los 36 años de mandato, estará concluido, y aunque
dice sentirse bien, admite que si pudiera irse ahora mismo, lo haría.
El titular de la AFA, que asumió la presidencia en
1979, y que permaneció en el cargo al mismo tiempo que la última dictadura y
varios gobiernos democráticos de distinto color, comentó que las cosas
cambiaron desde la muerte de su esposa, Nélida Pariani, durante 2012, y que
hasta se despojó del conocido anillo con la más que sugestiva frase “Todo
Pasa”.
A partir de este anuncio, fuerte pero no tan
sorpresivo para el ambiente del fútbol que conocía que en éste último período,
el noveno de su mandato de forma consecutiva, había desligado cierto poder en
manos de varios dirigentes, comenzaron los rumores por su sucesión entre
Alejandro Marón (Lanús), su hijo Julio (Arsenal), Germán Lerche (Colón de Santa
Fe), y a la que se suman desde Juan Sebastián Verón hasta Marcelo Tinelli y el
propio Aníbal Fernández.
La larga gestión de Grondona en la AFA podría
recordarse en una enciclopedia de varios tomos, pero se destaca la cultura
prebendaría con los clubes, el enriquecimiento mayúsculo de la institución con
métodos opacos mientras las distintas entidades entraron en situaciones de
quiebra, la absoluta prioridad al negocio, siempre todo amparado desde la FIFA
en la que es vicepresidente primero con una alta cuota de poder, y la muerte de
169 personas, víctimas de la violencia organizada, sobre un total histórico de
271, según estadísticas de la ONG “Salvemos al Fútbol”.
Grondona se supo mover siempre al compás de cada
gobierno de turno, leyendo con rapidez y viveza cada contexto político mejor
que nadie, pero contando también con la contención de la FIFA, lo que le ayudó
en cada posibilidad de ser intervenido desde la política nacional.
En 2009 dio un vuelco espectacular entre sus
aliados, al quitarle los derechos del fútbol al Grupo Clarín para dejarlos en
manos de la TV estatal en lo que se dio en llamar “Fútbol Para Todos”, luego de
veintitrés años en los que en muchos casos hubo que pagar para ver los partidos
importantes y hasta a la selección nacional.
Desde hace ya muchos años, Grondona alternaba el
edificio de la calle Viamonte, en el centro de Buenos Aires, en el que se
encuentra la AFA, con el lujoso hotel Baur Au Lac, en Zurich, para concurrir a
la FIFA, donde concentra un enorme poder al punto de autodenominarse
“vicepresidente del mundo” y fue el encargado de levantar la mano del actual
mandatario suizo Joseph Blatter cuando se impuso en la votación por primera
vez, justo antes de comenzar el Mundial 1998, y quien anunció hace meses su
nueva reelección, ya con una voz más lenta y apagada.
Casualmente o no, justo en el mismo día en que
Grondona anunciaba su salida de la AFA para 2015, la prestigiosa revista
“France Football” conmovía al mundo futbolístico con un informe de veinte
páginas sobre lo que denominó “Qatargate” en el que da a entender cómo las
distintas pruebas que se van obteniendo conducen a concluir que los votos para
la obtención de la sede mundialista de Qatar para 2022 fueron comprados.
En esa votación participó Grondona junto a otros
presidentes de federaciones sudamericanas y el de la Confederación del
continente, el paraguayo Nicolás Leoz, e involucra directamente al presidente
de la UEFA y postulante a la FIFA, el ex futbolista Michel Platini, al ex
presidente francés Nicolás Sarkozy, así como al presidente del Fútbol Club
Barcelona, Sandro Rosell.
Lo llamativo de la información brindada por “France
Football” en el número aparecido ayer en Francia es que apenas veinte días
atrás, la revista organizó junto a la FIFA una gala en Zurich para la entrega
del premio “Balón de Oro FIFA World Player”, que ganó por cuarta vez
consecutiva, en un hecho histórico, el argentino Lionel Messi, y a la que
asistió Jornada entre los escasísimos medios argentinos presentes en aquella
velada.
“Todo lo que sucede en la FIFA desde hace décadas es
la cultura del deporte podrido”, le dijo a France Football el ex dirigente
Guido Tognoni, que pasó trece años en la entidad. “Se trata –afirmó- de una
pequeña mafia con acuerdos entre amigos, puestos en los comités para aplacar a
los enemigos. El dinero a llevado a algunos a llenarse los bolsillos en los
últimos años”,
Apenas semanas después de la gala, en la que la
revista y la FIFA subieron juntos al escenario y televisado al mundo entero,
aparecía esta sugestiva investigación sobre Qatar 2022 que promete mucho más.
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