Si algo no se esperaba Gerardo Martino, cuando
comenzó sus vacaciones hace doce días, es que podía vivir horas tan febriles a
poco menos de un día de su viaje a Barcelona para incorporarse a uno de los
mejores equipos del mundo, cuando sea presentado mañana por la tarde o a más
tardar, el viernes.
Martino estará llegando a Barcelona mañana a las
17,05 en el vuelo AR 1160 que partirá desde Ezeiza esta noche a las 23,35 y la
prensa catalana comienza ya a desplegar todo tipo de historias del nuevo
entrenador que reemplazará a Tito Vilanova y se convertirá en el cuarto
argentino de la historia en dirigir al Barcelona, luego de Helenio Herrera,
Roque Olsen y César Luis Menotti.
Si los aficionados del Barcelona pudieron ver la
conferencia de prensa brindada al mediodía de ayer por Martino en Rosario como
despedida antes de partir, seguramente se ilusionarán porque pocas veces los
aplausos brotaron cuando cerró su intervención un periodista de programas partidarios
de Newell’s Old Boys, que le agradeció por su colaboración y buen trato en todo
este tiempo.
Martino, siempre cauto, analítico y respetuoso,
evitó hablar del Barcelona por no haber tomado contacto aún con su nuevo club y
aceptó que tanto Lionel Messi, que lo calificó de “excelente” y al juego de los
rojinegros como “hermoso”, como su padre Jorge, pudieron haber influido mucho
en su designación.
Martino se sonrió y se mostró sorprendido cuando
ante una pregunta de una periodista, se le recordó que hace poco tiempo había
manifestado que creía que le faltaban diez años para llegar a dirigir en
Europa. “¿Yo dije eso? Se ve que los tiempos se acortaron”, respondió.
El nuevo entrenador del Barcelona no dejó nada sin
resolver, desde reunirse con sus amigos y ex compañeros de equipo en Newell’s
en el complejo de Bella Vista para seguir delineando un proyecto para las
divisiones inferiores, para el que tiene ya un arreglo con un club español, que
quedará a cargo de Jorge Theiler y un equipo de varios profesionales, hasta
encontrarse con amigos en el café “Pan y Manteca”, al que concurre
tradicionalmente.
Tras la conferencia de prensa, realizó trámites
varios y se dedicó a organizar su viaje y a despedirse de algunos allegados.
Mientras tanto, en España y en Cataluña, comenzaron
a buscar material de su pasado y entrevistas en las que se pueda ver reflejada
su filosofía de juego, muy emparentada con el Barcelona, aunque muchos insisten
en el carácter de “bielsista” que no es, más allá de su identificación en algunas
conductas y en el comportamiento ético.
Sin embargo, Martino tiene poco que ver con Bielsa
en lo futbolístico, al punto de haberse auto titulado como “vago” y haberse
quejado, en sus tiempos de jugador, porque el ex entrenador del Athletic de
Bilbao lo hizo correr más de la cuenta.
Prefiere siempre el juego por abajo, desde la
defensa, con laterales que pasen al ataque, dos extremos y un nueve retrasado,
que no se muestre como referencia de área, juego prolijo y mucha posesión de
balón.
Mientras algunos medios lo llegaron a llamar “Tato”,
otros han publicado su “sorpresa” por un “ignoto” que llega a uno de los bancos
más apetecibles del mundo, aunque también comenzaron a admitir que nunca Luis
Enrique, el supuesto competidor de Martino, había tenido demasiadas opciones
para el cargo y más bien dejaron entrever que se trató de una operación
mediática para colocar a alguien potable, que garantizaba la misma línea que
Josep Guardiola y Tito Vilanova, y aceptado por los veteranos del vestuario
como Carles Puyol o Xavi Hernández.
Luis Enrique mismo llegó a decir que “nadie” del
Barcelona lo sondeó, mientras comenzaban las referencias a que Martino debutó
como jugador en el Tenerife el 2 de marzo de 1991 en el Camp Nou y ante un
Barcelona que tenía en el arco a Andoni Zubizarreta, el ahora director
deportivo que fue quien lo terminó contratando.
Otros, que el día que Martino se despidió de
Newell’s como jugador, Lionel Messi, muy pequeño, hizo jueguito en el Coloso
del Parque Independencia y la gente le gritaba “Maradooo, Maradoooo” y hasta
hubo quienes recordaron que tuvo a Diego Maradona de compañero algunos pocos
partidos en 1993, en Newell’s y que ahora podrá dirigir a Messi.
Cuando oscurecía, y llegaba el anochecer de un día
muy agitado, Martino se enteró de que la cercanía de su casa estaba demasiado
poblada y se planteaba cómo atravesar semejante valla, demandante de una mano,
una palabra, una sonrisa, o para decirle “gracias”.
Y se dio cuenta de que el tiempo de dirigir al
Barcelona, aún sin viajar, había comenzado.
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