La despedida no fue la esperada. Gerardo Martino se
despidió como entrenador del plantel de Newell’s Old Boys en el hotel de
concentración del equipo en Belo Horizonte, Brasil, luego de caer por penales
en semifinales de Copa Libertadores ante el Atlético Mineiro de Ronaldinho, sin
poder ser ovacionado por su público, luego de marcar una bonita etapa y en
especial, un cambio de rumbo sobre la forma de jugar en el fútbol argentino.
Martino fue un exquisito volante central de muy
buena técnica, en los años ochenta y principios de los noventa, muy
identificado con Newell’s y con la ética de Marcelo Bielsa, reconocido
entrenador que acaba de finalizar su relación con Athletic de Bilbao luego de
un ciclo que tuvo un primer año de alto vuelo y un segundo ya en baja, y cuyo
nombre es el que la dirigencia del club rosarino utilizó para denominar al
estadio del Coloso del Parque Independencia.
Newell’s comenzó la temporada 2012/13 amenazado por
la posibilidad de descender al Nacional B (Segunda), con el mismo promedio que
Independiente (en la Argentina se toman tres temporadas consecutivas, seis
torneos cortos, para determinar los retrocesos de categoría), que, al cabo, no
pudo evitar la caída.
Sin embargo, los rosarinos fueron valientes y con la
guía de Martino apostaron a un fútbol de posesión de balón, prolijo, jugando
del mismo modo en todas las canchas, con salida desde abajo, siempre al ras del
suelo, y al jugador mejor colocado, y poco a poco se fue ganando el respeto del
ambiente futbolístico general.
Claro que para que esto ocurriera, Martino contó con
la colaboración necesaria de varios ex jugadores que retornaron al club luego
de sus pasos por entidades en el exterior y de largas trayectorias, como
Gabriel Heinze (ex PSG, Manchester United y Real Madrid), Maxi Rodríguez (ex
Espanyol, Atlético Madrid y Liverpool) o Ignacio Scocco (en el fútbol
mexicano), que se sumaron al capitán Lucas Bernardi (ex Olympique de Marsella y
Mónaco) o el volante Diego Mateo, que por años militó en equipos del fútbol
español.
Con esta base, y jugadores provenientes de las
divisiones juveniles del club como el arquero Nahuel Guzmán, el equipo comenzó
a obtener resultados hasta ganar el Torneo Clausura y al mismo tiempo, llegar a
semifinales de Copa Libertadores luego de eliminar por penales nada menos que a
Boca Juniors por penales en cuartos de final.
No fue nada fácil imponer este modelo. El fútbol
argentino es muy exitista. Gran parte del periodismo y muchos entrenadores,
anteponen el hecho de ganar a cualquier precio antes que jugar buen fútbol para
llegar al objetivo, en el marco de una organización muy desprolija, con
continuos cambios de horarios y fechas, y con permanentes incidentes que en
muchos casos, originan la suspensión de los partidos.
Sin embargo, Newell’s siguió apelando al mismo
sistema, basado en un eje conformado por Guzmán, un sólido arquero que se fue
consolidando a partir de saber jugar por abajo, como un defensor más, los
centrales Santiago Vergini y Heinze, junto a las proyecciones de los dos
laterales, tanto el paraguayo Marcos Cáceres por la derecha como Milton Casco
(especialmente) por la izquierda, la creatividad de Maxi Rodríguez, y la
efectividad de Scocco, que se fue convirtiendo en el mejor delantero argentino
del fútbol local y lo proyectó a participar de algunos partidos de la selección
de Alejandro Sabella.
Más allá de ganar su sexto campeonato desde el
comienzo del fútbol profesional argentino en 1931 (el primero lo consiguió en
1974), Newell’s intenta cambiar algunas cuestiones importantes del fútbol
argentino: se puede ganar jugando bien y parece ser el mejor camino para
conseguirlo, y cuanto más cercano se está en afecto del equipo en el que se
juega, cuanta más identificación, mayores posibilidades de éxito.
Newell’s es un club que siempre se caracterizó por
el buen juego y por las estrellas que produjo desde sus juveniles (en los
últimos cuarenta años, desde Jorge Valdano, Juan Simón, Walter Samuel, Abel
Balbo, Gabriel Batistuta y aunque adolescente, Lionel Messi hasta el propio
Martino) y su camiseta fue vestida por Diego Maradona, Ricardo Rocha o Ariel
Ortega.
Tampoco es casualidad que su estadio lleve el nombre
de Bielsa. El ex entrenador de la selección argentina y del Athletic de Bilbao
se inició en Primera División en el club rosarino, del que también fue jugador
en los años setenta, ganando los torneos de 1990/91 y 1992, llegando
simultáneamente con éste a la final de la Copa Libertadores que perdió por
penales en la final ante el San Pablo de Telé Santana, con un equipo muy
recordado por sus aficionados.
Como Bielsa en su momento, Martino anunció que no
seguirá en la próxima temporada. Cansado del contexto estresante del fútbol
argentino, comunicó que se iría bajo cualquier resultado y el club decidió que
sea reemplazado por otro ex jugador y también volante en los años noventa,
Alfredo Berti, quien manejaba los equipos juveniles.
También el club deberá evaluar cómo seguir cuando
varios de sus jugadores (Heinze analiza el retiro de la actividad, Scocco tiene
varias ofertas del exterior) pueden emigrar, pero todo indica que su filosofía
de juego, apostando a la estética y la tenencia del balón, seguirá siendo la
misma, aunque nade contra la corriente.
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