domingo, 28 de julio de 2013

Martino llega al Barça con el mismo estilo (Yahoo)



En apenas horas, Gerardo “Tata” Martino logró transmitir a la prensa y la afición del Barcelona cierta tranquilidad de que las ideas fundamentales de la filosofía de juego del club no se van a alterar y que viene desde la Argentina para aportar aún más riqueza, si cabe, al sistema que ya le preexistía.

Es que lo que Martino concretó en Newell’s Old Boys en la última temporada y media, de fondo, no es otra cosa que lo que desde hace ya tantos años hace el Barcelona, con dos diferencias fundamentales que enaltecen al argentino: que en el fútbol de su país, jugar 4-3-3 y con un intento de posesión del balón lo más alto posible, no es para nada común en un contexto de choques y planteos defensivos, y que el plantel que contaba no tenía la calidad suprema del Barcelona, aún cuando sí disponía de buenos jugadores con proyección internacional, o que ya la tuvieron.

Uno de ellos, el espigado defensa central Santiago Vergini, es uno de los candidatos a emigrar al Barcelona en los próximos días. Otro, Ignacio Scocco, se potenció en su rendimiento, retornado del fútbol mexicano, por aceptar y entender las indicaciones de Martino de que un centrodelantero debe no ser una referencia clara para los defensores y no debe jugar pegado a ellos, tal como, salvando las distancias, hace Lionel Messi en el Barça.

Las consecuencias fueron que un buen jugador, como era Scocco, pasó a ser un gran jugador ahora, transferido al Inter de Porto Alegre en 6,5 millones de dólares, y es uno de los delanteros del fútbol sudamericano y con chances de jugar el próximo Mundial.

Es entendible que la afición catalana y la prensa europea (aunque algo menos, en este tiempo de globalización) conozcan poco a Martino, aunque haya sido un fino jugador con pergaminos que pasó por la Liga Española con la camiseta del Tenerife (debutando precisamente en el Camp Nou ante el Barcelona, cuyo arquero era Andoni Zubizarreta), y luego se convirtió en un gran entrenador, no sólo por sus excelentes campañas en Paraguay con Libertad y Cerro Porteño, sino que lanzó a la selección nacional al Mundial 2010 y estuvo a punto de eliminar a la española en los cuartos de final, cuando Oscar Cardozo falló su penal, y luego Xabi Alonso convirtió el suyo.

Muchos otros han criticado a Martino porque aquel equipo paraguayo no jugaba con el estilo que vimos en Newell’s o que desde hace ya muchos años posee el Barcelona como signo de identidad pero termina siendo una gran virtud del entrenador, y que lo repitió en la conferencia de prensa en el Camp Nou: adaptarse a los jugadores que tiene, y tratar de practicar un fútbol acorde a lo que hay, a sus características, aunque tenga una preferencia, que es la de la posesión de balón y claramente se incline por el 4-3-3.

También por eso, es necesario aclarar que Martino no es heredero de Marcelo Bielsa, como buena parte del periodismo español repitió cuando apareció su nombre como posibilidad de dirigir al Barcelona. Sí toma cuestiones éticas de comportamiento, pero no concuerda con la velocidad de juego que imprime a sus equipos el ex entrenador del Athletic de Bilbao. De hecho, recuerda con cariño que cuando fue jugador, Bielsa lo hacía correr más de lo que él creía conveniente.

Martino suele decir que pudo aprender de distintos entrenadores entre los que suma a Bielsa pero agrega a otros como José Yudica (con quien fue campeón con Newell’s en 1988), o Jorge Solari (quien lo llevó a Tenerife, y es tío del ex jugador Santiago Solari), y con el tiempo fue adquiriendo un estilo propio.

En la columna anterior destacábamos a Newell’s porque partiendo de una situación complicada, como era la posibilidad de perder hasta la categoría de Primera División, no se desesperó y generó una sinergia especial apostando por jugadores de la cantera y otros que, con amor por el club, decidieron regresar del exterior para apostar por el proyecto a partir de un fútbol estético y de posesión, hasta llegar a ser campeón argentino y semifinalista de la Copa Libertadores.

Ese Newell’s terminó exportando nada menos que a su entrenador, Martino, quien primero había desechado ofertas de Málaga y la Real Sociedad porque debió seguir trabajando en la Argentina hasta mediados de julio al extenderse el calendario de la Copa Libertadores, y las vueltas de la vida lo llevaron a estar libre para los requerimientos nada menos que del Barcelona.

Martino es una persona tranquila, racional, abierta, y profundamente analítica. De buen léxico y fácil comunicación, transmite humildad y seriedad y suele establecer buenos vínculos con la prensa y el ambiente del fútbol. Y ya lo dijo en la conferencia de prensa cuando le preguntaron por posibles polémicas con sus rivales. “Yo vengo a trabajar con el fútbol, no esperen eso de mí”.

Sin dudas, Martino está antela oportunidad de su vida. Podrá cumplir el sueño de dirigir a Lionel Messi, cuyo padre, Jorge, lo tuvo como ídolo cuando jugaba en los años ochenta, que también tiene simpatías por Newell’s, y acaso consiga, con sus aportes, esas necesarias correcciones para que el Barcelona vuelva al increíble rendimiento de un pasado no muy lejano.

Porque la línea no se discute, como dijo Zubizarreta en la presentación, y Martino garantiza su continuidad.


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