Ni el farmacéutico Jordi Cases, ni mucho menos su
abogado, Felipe Izquierdo, podían esperar un final así. Mucho menos, la gran
masa de socios, hinchas y simpatizantes del Barcelona en todo el mundo, pero
así fue. Sandro Rosell renunció como presidente del club a los pocos días de
explotar la bomba de que el contrato del fichaje de Neymar se conociera hasta
el mínimo detalle y diera lugar a una querella que aceptó la Justicia española
a trámite.
Cases, seguramente muy bien asesorado, inició la
querella no sólo contra Rosell, sino que incluye en la misma al ahora
presidente Josep María Bartomeu, y al vicepresidente económico del club, Javier
Faus, por una supuesta desviación de 38 millones de euros en los pagos por el
fichaje de Neymar, aún cuando hasta último momento el saliente mandatario
insistió en que se trataba de “57,1 millones de euros y punto”.
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