viernes, 31 de enero de 2014

Los documentos del fútbol (Jornada)



De repente, aparecieron documentos por los que el Barcelona había pagado por el pase de Neymar muchísimo más de lo que decía que había pagado, y todo terminó en un caso con ribetes jurídicos y la renuncia intempestiva del presidente del club, Sandro Rosell, mientras su sucesor, Josep María Bartomeu, carga las tintas hacia la prensa madrileña.

Pocos días después, cruzando el Océano Atlántico, y a pocos días de perder de manera categórica un superclásico de verano en Córdoba ante River Plate, apareció, difundido por un canal de TV de Buenos Aires, y con muy poco gusto y mucho menos tino, el contrato entre Boca Juniors y Carlos Bianchi, buscando el escándalo y acaso, según su presidente, Daniel Angelici, la desestabilización por parte de “enemigos internos”, o bien la salida del prestigioso entrenador, el más ganador de la historia de la entidad.

Tanto un documento como el otro, el del Barcelona y el de Boca, se hicieron públicos a partir de ser entregados en medios de comunicación y generaron un terremoto en sus áreas de influencia.

Parece ser la nueva tónica: los montajes a partir de la entrega de documentación a medios interesados, que juegan su partido. No son neutrales. La prensa de Madrid, que se hace eco de un contrato de fichaje de Neymar, a partir de una querella de un socio del Barcelona pero en la capital de España, y no en la ciudad condal. La televisión argentina, a partir del vínculo del dueño del canal con un dirigente de Boca con quien se vincula desde un entramado institucional.

Es curioso: en un mundo como el del fútbol en el que, especialmente en Hispanoamérica, no suele aparecer casi nunca un papel, en el que es casi imposible acceder a los verdaderos números, cerrado como está un ambiente propenso a manejar dobles contabilidades (la formal y la real, la de club y la financiera, la del pase “federativo” y el “económico”), los documentos que aparecen vienen dados directamente por los interesados.

Es decir que esta documentación aparecida en los medios no fue peleada, buscada, olfateada, investigada por los que luego se encargan de divulgarla. Llega “de arriba hacia abajo”, de alguien con interés en que esa información circule, que lo deja en manos (¿o sobres cerrados a su nombre?) de “alguien” que, se imagina, sospecha, tal vez tiene la certeza, tiene su mismo interés por distintas razones.

Este escriba participó en 2009, en Medellín, de un encuentro de periodistas deportivos latinoamericanos organizado por la Fundación del Nuevo Periodismo de Gabriel García Márquez (FNPI) y allí sostuvo que el periodismo deportivo latinoamericano, si de algo se caracteriza, es por no tener nunca papeles, pruebas de lo que sospecha, sabe, intuye. Porque el sistema sabe cerrarse ante situaciones límites que lo comprometan, que lo pongan en juego y porque a tal sistema, tal periodismo también.

Esta exposición, si bien fue reiterada oralmente en las conclusiones del encuentro por uno de los organizadores, el periodista Fernando Alonso, luego no apareció, extrañamente, con la misma fuerza en la web de la institución, pero no cambia el sentido de lo manifestado.

Lo cierto es que el Barcelona, ya sin su presidente electo mayoritariamente, tuvo que aclarar que Neymar no costó “57,1 millones de euros y punto”, como siempre se afirmaba, sino pasando los ochenta, y en Buenos Aires, un socio de Boca, aprovechando que el presidente Angelici sostuvo que todos los contratos del club son públicos y están a disposición, exigió ver los que unen a la institución con Nike, El Museo de la Pasión Boquense y el Barcelona mismo, por la política de los juveniles.

También pudo saberse del “escándalo” del que hablaba el canal TV, que Bianchi, ganador de tres Copas Libertadores, dos Intercontinentales y cuatro torneos locales con Boca, al final ganaba más o menos lo mismo que otros colegas en otros clubes, y que los dólares estaban pesificados y con un tope máximo del que ya se excedieron largamente.

Se supo también que Bianchi ni siquiera tenía armado un cuerpo técnico cuando Angelici lo fue a buscar y lo fue convenciendo de a poco para que regresara a un tercer período en el club, y que toda la comisión directiva estudió el acuerdo y aceptó las condiciones al ver que se podía hacer frente a la operación.

Por estos mismos días, en un programa periodístico-deportivo por la TV argentina, uno de los panelistas se refirió al “mercado local” cuando, seguramente, habrá querido decir “fútbol local”, pero le ganó el inconsciente, o acaso su honestidad brutal.

Es el “nuevo periodismo” sudamericano, el que no busca papeles, el que no necesita investigar, el que recibe documentación delivery. El que, seguramente, no habrá recibido en sus manos ni en sobre cerrado, el libro “Papeles al viento” de Eduardo Sacheri, donde magistralmente se resume este nuevo tiempo del fútbol que nos toca vivir.


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