Ni el más optimista de los seguidores del Barcelona
en todo el mundo hubiera imaginado que a esta altura de la temporada, con medio
torneo en juego, el Barcelona ya habría tenido la Liga Española casi ganada,
sin grandes amenazas y con una distancia notable sobre sus inmediatos
perseguidores.
En gran parte, los once puntos sobre el Atlético
Madrid, los catorce sobre el Valencia, y los diecinueve sobre el Real Madrid
(que tiene un partido menos, pendiente de cuando tuvo que viajar a disputar el
Mundial de Clubes en diciembre pasado), generaron la tranquilidad en el planteo
del partido de este fin de semana ante el Betis en el estadio Benito Villamarín
de Sevilla.
El entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde, se
puede dar el lujo de no contar, para un partido ante un rival de cuidado, que
había ganado el derbi al Sevilla y que mostró un buen desempeño en la
temporada, con Javier Mascherano (ya a punto de emigrar al fútbol chino) ni con
el nuevo fichaje del colombiano Yerry Mina, en la defensa, ni con Andrés
Iniesta en la creación, ni con Osmane Dembélé, Paco Alcácer y el nuevo fichaje
de Philippe Coutinho en la ofensiva, y acabar con una impensada goleada de 0-5
que aventa cualquier atisbo de imaginación de cambio de mando en la Liga.
Lo que sucede es que el Barcelona juega tranquilo
sus partidos porque puede manejar los tiempos y sabe que los números respaldan
completamente su accionar, aunque muchas veces, como ante el Betis, el
rendimiento sea apenas discreto en la primera parte.
El Barcelona apareció con una suma de volantes para
tratar, aunque sea, de quitarle la pelota al rival, y en lo posible, apoyarse
en lo que pueda generar el genio de Lionel Messi, dejando arriba, en solitario,
a Luis Suárez, que ha recuperado la racha goleadora, aunque suene a muy poco
respecto de la vocación ofensiva de otros tiempos de los azulgranas.
Tras unos primeros minutos en los que el Betis,
empujado por su público, salió a ganar el partido y a dominarlo, el Barcelona
se fue acomodando con un centro del campo en el que apenas Iván Rakitic tiene
algún tipo de llegada al gol y de hecho, fue quien abrió el marcador en una
escapada, y recién allí, en la segunda
parte, y con el 0-1 a favor, el equilibrio de fuerzas se rompió y entonces
afloró el verdadero talento del equipo, y las posibilidades de una goleada.
Por estas razones también el 0-5 ante el Betis suena
mucho a Liga cerrada, porque si ante una dificultad, por mínima que ésta fuere,
y con tanta adversidad para armar un equipo titular que cuente con jugadores
que cubran el esquema principal (si no es el 4-3-3 de origen, al menos un 4-4-2
con vocación ofensiva), la diferencia es tan amplia, y fuera de casa, ¿entonces
qué queda para dos de los próximos tres compromisos ligueros, en el Camp Nou y
ante rivales como Alavés o Getafe?
Apenas aparece como dificultosa la visita a Corneliá
para jugar el derbi catalán ante el Espanyol con el reciente antecedente de lo
que habrá sido el enfrentamiento ante este mismo equipo por los cuartos de
final de la Copa del Rey, en la que al menos perdió el invicto de la temporada
en la ida.
Pero salvo la Copa del Rey, el Barcelona puede darse
el lujo de recuperar a toda su plantilla para cuando llegue el partido más
importante de todos, hasta el momento, el del 20 de febrero en Londres ante el
Chelsea por la ida de los octavos de final de la Champions League.
Con Lionel Messi como Pichichi con 19 goles, y con
Luis Suárez segundo en la tabla de los máximos anotadores de la Liga con 15 y
sin demasiados adversarios también en esta misma situación, y con el Atlético
Madrid y el Real Madrid teniendo que visitar el Camp Nou en esta segunda rueda,
al Barcelona sólo le falta contar los días que quedan para festejar otro título
de Liga, y con resto para pelear en las otras competencias.
De todos modos, muchas veces los resultados no van
de la mano del juego, y en este punto, ni Valverde ni los aficionados
azulgranas deben engañarse: este Barcelona está muy lejos de aquel que nos
brindó un espectáculo único y puede llegar a tener momentos, pasajes, minutos
de gran elaboración o de enorme contundencia, pero se trata mucho más de un
equipo utilitario que de aquellos que nos ilusionaba con la posibilidad de ver
un show artístico inolvidable.
Eso pasa hoy por los pies de Messi en los momentos
en los que éste alcanza total inspiración, como en el increíble túnel que le
hizo al mexicano Guardado el pasado domingo ante el Betis.
Como para creer que aún estamos a tiempo de rescatar
esos instantes mágicos que por suerte, sigue dándonos el fútbol.
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