domingo, 28 de enero de 2018

El Real Madrid y el límite del PSG (Yahoo)



El gol de Gabriel Pires sacudió el Santiago Bernabeu. Pocos esperaban que tras el empate de Karim Benzema, el Leganés pudiera volver a ponerse en ventaja luego de haberla tenido al principio gracias a otro tanto de Javi Eraso, e incluso con el 1-2, los blancos tuvieron muchos minutos para emparejarlo porque con apenas un empate, y aún dejando infinidad de dudas, habrían pasado a semifinales de la Copa del Rey y al menos, habrían estado en carrera para llevarse un título y no quedar casi fuera de la temporada y dependiendo ahora sólo de pasar la clasificación de Champions League nada menos que ante el PSG.

En efecto, el Real Madrid se juega la temporada, y no quedar totalmente en blanco desde el 6 de marzo y hasta fines de agosto, en dos partidos muy difíciles por el exigente rival francés y porque además, la serie de los octavos de final de la Champions League se define en París y esto se debe también al mal desempeño de los españoles en la fase de grupos, cuando quedaron detrás del Tottenham de Mauricio Pochettino.

Muchos se preguntan qué le pasa al Real Madrid para haber tenido una primera parte de la actual temporada en estas condiciones luego de haberlo ganado todo en la anterior y haber desarrollado un juego elogiado de manera casi unánime por las críticas.

Lo intentamos explicar en la columna anterior y sostuvimos que un entrenador que ha conseguido tantos títulos y que ha sabido manejar un vestuario repleto de estrellas como Zidadine Zidane, no puede repentinamente volverse inexperto o ineficaz y que algunas otras cosas más tienen que haber ocurrido en el entorno del club para llegar a una situación como la extraña eliminación de la Copa del Rey ante el modesto Leganés y en el propio estado Santiasgo Bernabeu, que hace recordar aquel 4-0 ante el Alcorcón, que le terminó costando el cargo al chileno Manuel Pellegrini, pese a la enorme capacidad goleadora de ese equipo y su buen pasar general.

Y visto lo visto el pasado sábado en Mestalla ante un fuerte Valencia pocos días después de la eliminación copera, queda claro que el Real Madrid sigue teniendo el mismo potencial de diciembre pasado, cuando ganó el Mundial de Clubes en Emiratos Árabes Unidos y que fue cuando al regresar comenzó la caída definitiva, como si ese título hubiera coronado el final de una etapa, por no decir de un ciclo.

Porque el Real Madrid del sábado, que acabó goleando al Valencia 1-4 se pareció mucho más al del año pasado que al de los últimos meses y en buena parte se debe a que acabada la presión de tener que jugar “por algo”, cuando ya queda claro que en la Liga sólo está en juego conseguir un lugar en los puestos europeos (un objetivo no demasiado complicado para una plantilla tan rica), cuando sólo hay que dedicarse a jugar, la jerarquía aparece enseguida y se nota demasiado.

Hay dos preguntas claves en esta crisis del Real Madrid y ambas están relacionadas con el tiempo. La primera es cuándo comenzó, y la segunda es cuándo acabará.

El origen de la crisis puede estar relacionada con la irregularidad, por algunas bajas por lesiones (Sergio Ramos, Daniel Carvajal, Gareth Bale, Karim Benzema), o por los conflictos extra deportivos de Cristiano Ronaldo, al punto de que quienes lo conocen de cerca insisten en que ahora sí, cuando acabe esta temporada se marchará del Real Madrid y de la Liga Española, que pudo haber influido de manera notable en sus compañeros por lo que significa el portugués (basta con observar las imágenes del partido ante el Valencia), o acaso que al regresar del Mundial de Clubes, el plantel se dio cuenta de que el Barcelona ya se había alejado demasiado en la Liga y ya no había forma de alcanzarlo en la lucha por el título.

Lo cierto es que el Real Madrid tiene un compromiso demasiado fuerte para que éste sea lo único que le queda en la temporada, y pese a todo, por supuesto que técnicamente está en condiciones de sortearlo y continuar en busca de la duodécima Champions y su tercera consecutiva.

Lo que queda por ver es lo anímico y lo futbolístico. Si por algo se ha destacado Zidane, en estos tiempos, es por haber conducido el vestuario y tiene poco menos de un mes para la puesta a punto para las dos citas ante el PSG, la del 14 de febrero en Madrid y la de la revancha del 6 de marzo en el Parque de los Príncipes en París.

Los franceses, aunque lideran cómodamente la Liga de su país, no se encuentran tampoco en el mejor momento. Lesionado Kylian Mbappé por un choque de cabezas que lo mantiene en observación, no hay certezas de que pueda llegar bien a la serie contra el Real Madrid, mientras que crecen los rumores acerca de la incomodidad del brasileño Neymar, quien no se hallaría del todo conforme con su vida actual y estaría negociando no sólo su salida, sino la posibilidad de recalar en el conjunto blanco.

Claro que la necesidad del PSG tras la increíble eliminación pasada de la Champions justamente ante el Barcelona y en el Camp Nou hizo que los mayores esfuerzos del club se destinen a ganar por fin el trofeo y proyectarse en el planeta como una potencia.

De todos modos, el PSG mantiene interés en otros frentes mientras que para el Real Madrid no hay otra posibilidad. Se juega toda la temporada en la Champions. De quedar fuera de ella, comenzarán seguramente los rumores de fichajes y de jugadores que se van. Zidane, en el caso de una eliminación, estará completamente jugado y su destino está muy claro.


Queda poco tiempo para conocer el desenlace.

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