domingo, 14 de enero de 2018

La insólita crisis del Real Madrid de Zidane (Yahoo)




Hay una realidad incontrastable y es que el Real Madrid, salvo un milagro, tiene perdida la Liga Española de esta temporada. No sería la primera vez ni será la última, pero sí hay un elemento distintivo: la tiene perdida cuando ni siquiera ha completado la primera rueda del torneo porque tiene un partido pendiente, por lo que deberá atravesar medio campeonato sin demasiado sentido y con el objetivo, además, de no quedar fuera de la Champions League de la temporada siguiente.

Hoy, el Real Madrid se encuentra en la cuarta posición en la Liga, a 19 puntos del Barcelona (que podrían ser 16 si ganara su partido pendiente) cuando restan jugarse justamente 19 partidos hasta el final,  más cerca del descenso (16 puntos del primero de los tres descendidos de momento, el Deportivo La Coruña) que del líder Barcelona, que además lo derrotó 0-3 en el Santiago Bernabeu, por lo que debería ganar en el Camp Nou por esa misma diferencia o más para no perder otro punto más en el average.

Pero también el Real Madrid se encuentra a ocho puntos del tercero (el  Valencia) y tan sólo a uno del quinto (el Villarreal) y a tres del sexto (el Sevilla), que bien podrían arrebatarle su lugar de clasificación para la Champìons League siguiente. Y si el equipo ha marcado 32  goles en todo el torneo, entre Lionel Messi (17) y Luis Suárez (13) han marcado casi los mismos goles que todo el equipo blanco.

Las explicaciones pueden ser muchas, desde lo táctico, hasta lo psicológico, desde el bajo rendimiento de algunos de sus jugadores (Cristiano Ronaldo, Karim Benzema, Isco), hasta las lesiones de otros (Daniel Carvajal, Gareth Bale o Sergio Ramos y hasta Keylor Navas) en diferentes momentos, pero estas últimas presentaciones del Real Madrid parecen muy alejadas de otras de tiempos no tan lejanos.

De hecho, en mayo pasado (que ahora parece que hubiese sido hace un siglo) el Real Madrid se tornaba irresistible hasta para la poderosa Juventus en la final de la Champions League de Gales con un 4-1 contundente y la obtención de la segunda Copa de Europa consecutiva y la tercera en cuatro años, algo que ningún otro equipo ha conseguido con el formato actual en el fútbol continental.

El gran problema del Real Madrid y de su entorno es la falta de paciencia. Cualquiera diría que un equipo que viene de obtener dos Champions consecutivas y dos Mundiales de Clubes, que también ganó la Liga Española, y que ha mantenido la base de la plantilla y al mismo entrenador, Zinedine Zidane, no debería llegar a este nivel de cuestionamiento, y sin embargo, todo parece olvidado en pocos meses.

“El Barcelona sí que tiene un nueve de categoría”, sostiene el diario deportivo “Marca” de Madrid, uno de los más influyentes de España, en clara referencia a Benzema, quien debe soportar algunos silbidos de fondo en el Santiago Bernabeu desde hace mucho tiempo, pese a que por sus características, se ha tratado de un jugador de excelente nivel pero que no es precisamente un goleador nato sino alguien que ha sabido jugar para el máximo anotador del equipo, Cristiano Ronaldo.

Hace algunas temporadas, Benzema disputaba palmo a palmo el puesto de centrodelantero con el argentino Gonzalo Higuaín, resistido también en el  Bernabeu porque, según se decía, aunque marcó un centenar de goles vestido de blanco, muchos de ellos no eran considerados decisivos. Acabó marchándose al Nápoli, donde hizo historia y saltó a la Juventus, donde también fue campeón. En cambio, el francés continuó en Madrid, ganó una gran variedad de títulos, pero basta una mala racha para ser puesto en duda.

“Así se gana un título”, sostiene el mismo “Marca” tras la victoria con remontada del Barcelona en Anoeta ante la Real Sociedad (2-4) en lo que parece mucho más un mensaje al madridismo que un elogio a los catalanes.

Zidane no sólo fue antes jugador estrella del club, un “galáctico” de Florentino Pérez, sino que luego fue ayudante de campo de Rafa Benítez hasta que tomó a cargo el primer equipo y entonces conoce lo suficiente lo que ocurre cuando el Real Madrid ingresa en una dinámica negativa, como por ejemplo el no haber podido ganar ni siquiera el grupo clasificatorio de la Champions, al ser superado en la tabla por el Tottenham.

Zidane ya sabe lo que le ocurrió a Carlo Ancelotti a mediados de 2015, pese a que un año antes había ganado una Champions que al Real Madrid se le negaba desde 2002. No pudo continuar en el cargo pese a que había logrado lo más difícil, manejar con mano izquierda un vestuario siempre complicado, y lo mismo ocurre ahora con el francés.

Zidane sabe bien que Florentino Pérez ha comenzado a conversar con el entrenador de la selección alemana, Joakim Löw, para que se haga cargo del equipo desde la próxima temporada, una vez que finalice el Mundial de Rusia, y como Plan B intenta convencer a Mauricio Pochettino, el entrenador argentino de suceso en el Tottenham.

Lo que no puede Zidane, a esta altura, es sorprenderse porque conoce bien el medio, aunque trate de reafirmarse con sus jugadores sin pedir un solo fichaje del mercado de invierno y al señalar, cada vez que puede que no quiere que se vaya “nadie”.

Suena lógico para un equipo que viene de ganar lo más preciado, y uno de esos títulos, hace apenas un mes en Emiratos Árabes.

Pero en el Real Madrid no hay lógica, ni paciencia. Y pueden pagar aún los que nadie imaginaba poco antes que podían hacerlo.


Por eso el Real Madrid es tan particular, una máquina trituradora. Para tomarlo o dejarlo.

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