Si los fabulosos Beatles imaginaron cómo sería la vida cuando llegaran a los sesenta y cuatro años, mucho antes, como regalo de sus cuarenta y ocho y tal vez en su mismo día del aniversario, la AFA lo va a confirmar como nuevo director técnico nada menos que de la selección argentina, un cargo que para muchos, es más estressante que el de muchos funcionarios estatales, aunque estará acompañado por Carlos Bilardo, que regresa a los equipos nacionales como manager.
No es una designación esperada, y hasta podría decirse que todo lo contrario y que si no fuera por el propio lobby del propio Maradona y de muy cercanos allegados al propio presidente de la AFA, Julio Grondona, el consenso era total en el sentido de que si bien se trata del mejor jugador de la historia del fútbol (no sólo argentino), una cosa es haber sido un eximio artista de la pelota, y otra muy distinta es dirigir un equipo, y más aún una selección como la albiceleste y en un momento complicado, no sólo por los resultados, sino también por la actualidad de la mayor parte de sus componentes en el fútbol europeo, y cuando en el ciclo anterior, pocas veces alcanzó el nivel esperado para semejantes figuras.
No parece un desafío fácil para Maradona, que apenas reúne dos experiencias lejanas y nada favorables como director técnico, cuando entre 1994 y 1995, debido a la suspensión por doping por parte de la FIFA y siendo aún un jugador en actividad, tuvo a su cargo primero al plantel de Deportivo Mandiyú y posteriormente a Racing Club.
Es cierto que se trataba de otro Maradona, aquel preso de una adicción contra la que luchaba sin poder salir adelante, y éste aparentemente algo más sosegado, dedicado al show-bol, y a pocos meses de ser abuelo por primera vez.
El tema, entonces, no pasa por criticar la situación personal sino que en lo estrictamente futbolístico, la decisión de la AFA aparece cuanto menos como arriesgada. Si en la carrera para dirigir a la selección argentina se encontraba nada menos que Carlos Bianchi, el director técnico más exitoso de las últimas décadas, no parece que Maradona, indiscutible como jugador (insistimos) se encuentra en condiciones de competir con semejante currículo, y hasta diríamos que tampoco contra Miguel Russo y hasta su amigo y ex compañero en el Mundial de México 1986, Sergio Batista.
En todo caso, si bien Grondona venía diciendo que en algún momento le tocaría a Maradona y aún con el resguardo de un Bilardo que aparece como enlace entre el ex supercrack y los dirigentes para anticiparse a cualquier conflicto que pudiera surgir, no parece tampoco que esta designación, en un momento caliente de una clasificación para el Mundial 2010, que no está segura, implique cierta protección para quien siendo un emblema del fútbol argentino, se empecina por saltar pasos para llegar, cortando camino, al máximo lugar sin paradas previas.
¿Qué puede aportar este Maradona a la selección? Seguramente una gran motivación, su sola presencia en un vestuario generará seguramente un clima especial y será el momento de comprobar si sus nociones tácticas tienen la dimensión suficiente para salir adelante ante este particular desafío al que pocos elegido acceden. El otro gran tema será su administración de la relación entre jugadores reconocidos como entre los mejores del mundo, y como tales, con sus celos y sus deseos lógicos de figuración, entre los que, incluso, se cuenta su yerno, Sergio Agüero.
De lo que debe ser conciente Maradona es que de este cargo no se vuelve, y si lo sabrá su antecesor, Alfio Basile. Y el número 48 como testigo, como cuando marcó una etapa en el fútbol local con aquella huelga que terminó con una etapa brillante y el exilio de los grandes cracks en Eldorado colombiano. O como Leonardo Sciascia lo rescata para describir la vida en Italia de la postguerra, los 48 años que cumple Maradona cuando sea investido como director técnico argentino lo encontrarán camino de la madurez, o de la dura crítica de sus más de cuarenta millones de supuestos colegas, los habitantes de este país, todos “grandes dts”, conocedores del mínimo detalle, y los que no mostraron conformidad cuando se barajó su nombre en la danza de los posibles.
Tal vez Maradona sabe que cuando tenga 48 años, como decían Paul, John, George y Ringo, no habrá retorno, y a lo sumo habrá un perdón si las cosas no salen como pensaba, porque la gente no olvida sus alegrías, pero como suele suceder, pedirá que venga otro. Con 48 años y casi abuelo, Diego sabe que como técnico, todo comienza, o puede terminar con este largo y sinuoso camino que le espera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Mucho mucho no estoy muy empapada del tema, pero espero que les vaya bien con Diego y que no se les caiga la imagen de figurón que tienen de él, como a nosotros los mexicanos nos pasó con Hugo Sánchez en el Tricolor.
Un abrazos y un beso Serg
Dulce Moncada
Monterreu, MX.
Sergio:
es una apuesta ultraarriesgada. Da la impresión de que Grondona "se quedó en el '86". De todas maneras, Diego absorberá la presión, pues si los jugadores fallan y actúan mal se dirá que el DT no sabe ni tiene experiencia exitosa como entrenador. Habrá que analizar a este Maradona DT de la Selección Argentina en sus primeros 10 partidos. Igual, a los 48, este nombramiento corona la vida mágica y maravillosa del 10.
Yo pienso que es simplemente "el sueño del pibe 2", el primero era allá en el potrero conn 14 años diciendo mi sueño es "jugar en la selección argentina", y ahora pienso que es a los 48 " entrar a dirigir la selección argentina" luego de eso ya creo que estará el sueño cumplido, como dice Charly: la entrada es gratis la salida vemos......saludos Sergio!!!
Alguien vio alguna vez que echen a un DT? Akguien imagina que el Diego va a renunciar? siempre va a encontrar la culpa en otro.
Ademas, siendo su sueño, y conociendolo un poco, el problema esta dado en : quien lo va a sacar de alli?
El Acrobata
Publicar un comentario