lunes, 17 de enero de 2011

Algo deberá cambiar en la liga española (Yahoo)



Algo debe cambiar en la Liga Española. Al acercarse ya al final de la primera rueda, es decir, a la mitad del torneo, en la práctica sólo hay dos equipos, el Barcelona y el Real Madrid, con reales chances de salir campeones y que juegan un torneo aparte de los dieciocho restantes, lo cual quita buena parte del interés por el resto de los participantes y determina que los dos partidos entre ellos terminen siendo poco menos que una final en la que cuenta hasta la diferencia de goles.
Si se observa la tabla de posiciones hasta el fin de semana pasado, a dieciocho fechas jugadas, el Barcelona era el puntero con 49 puntos acumulados sobre 54, seguido por el Real Madrid, con 47, y ya el tercero, el Villarreal, cuenta con 36 puntos y el cuarto, el valencia, 34, lo que prácticamente ya los condiciona a tratar de mantener sus lugares para ingresar en la fase eliminatoria de la Champions y, con un poco de suerte, si alguno de los dos primeros de la Liga gana esta Copa de Europa, podrían tomar un lugar para clasificarse directamente a la máxima competencia continental.

Ni qué hablar del Espanyol, con 31 puntos, o del Atlético Madrid, Getafe y Mallorca, con 27, o del Athletic con 26, los que pueden acercarse al otro lote o ya pelear, definitivamente, por ingresar en la Europa League en la próxima temporada.
Pero el hecho de que en casi una rueda, el Barcelona sólo haya perdido cinco puntos (que pudieron ser menos si no hubiera sido por la tarde negra en el Camp Nou ante el humilde Hércules a principios del torneo), y el Real Madrid, siete, demuestra en toda su dimensión que por más poderosos que sean los dos equipos más grandes de España, si no se busca una mayor competitividad, terminará pareciéndose a otras competencias europeas como la liga escocesa (con el Rangers y el Celtic siempre arriba) o la uruguaya (con los tradicionales Peñarol y Nacional en los primeros puestos, aunque en los últimos años se les colaron Defensor y Danubio).
Por lo pronto, ya comenzaron las primeras voces de protesta de algunos dirigentes que conforman la Liga de Fútbol Profesional (LPF), que es la institución en la que se nuclean los clubes, para que cambie el mecanismo de distribución de los montos que llegan desde la televisión, que son los que terminan definiendo esta enorme diferencia que se establece entre el Barcelona, el Real Madrid y el resto.
Por ejemplo, el presidente del Sevilla, José María Del Nido, viene insistiendo (por ahora es apenas una idea) en que si todo sigue así, la mayoría de los clubes deberán conformar otra liga, distinta, o que se busque la forma de que Real Madrid y Barcelona compitan en una superliga europea, una vieja idea del premier italiano Silvio Berlusconi, tan estrechamente ligado a la televisión italiana y al mismo tiempo, al Milan.
Para muchos, la campaña actual del Villarreal, tomando en cuenta el poderío del Villarreal, tercero aunque lejos de los dos primeros, es casi la de un campeón porque para la mayoría, Barcelona y Real Madrid no pueden ser tomados como parámetro, y de hecho, es uno de los equipos que más les ha costado a los dos, si bien el peso de ambos terminó imponiéndose también al Submarino Amarillo, de excelente temporada bajo las órdenes de Juan Carlos Garrido.
Sin embargo, no se ha escuchado hablar sobre la falta de competitividad a los dirigentes del Villarreal, mientras que el presidente del Atlético Madrid, Enrique Cerezo, mantiene un largo silencio, seguramente por la anuencia de los dos grandes para que cambie de estadio en un futuro cercano, en acuerdo con la alcaldía de la ciudad, lo que significará dejar por fin el estadio Vicente Calderón (que será destruido para poder utilizar los terrenos cercanos al río manzanares en pos de la ecología) para mudarse a otro, lo que tal vez le signifique un ingreso tal (auspiciado por una conocida marca de cerveza local) que pueda irse equiparando con el Real Madrid y el Barcelona en un futuro.
Lo cierto es que el Real Madrid mismo puede correr riesgos si en esta temporada, el Barcelona llega a repetir su éxito en la Liga por tercera vez consecutiva, y ni qué decir si los catalanes ganan la Champions y se colocan 9-4 en el marcador histórico con los blancos y empiezan a acercarse, porque de nada comenzará a valer la fortuna que cada año invierte el presidente Florentino Pérez en nuevos fichajes, tratando de acortar la distancia que ya impuso el mejor equipo del mundo con su largo y silencioso trabajo en la cantera.
Si el Barcelona ganara por tercera vez seguida la Liga, además de extender la sequía del Real Madrid, colocaría a este equipo al borde del precipicio debido a que ya ni siquiera el hecho de contar con el galardonado entrenador portugués José Mourinho alcanzaría para llegar a alguno de los prometidos títulos, y la propia Liga ya ni siquiera sería como la escocesa sino ya, más parecida a lo que fue la francesa en los siete años seguidos del Olympique de Lyon, pesadilla que acaba de finalizar en la temporada pasada.
¿Soportaría una de las dos mejores ligas del mundo, como la española, que siempre gane el mismo equipo?, ¿qué pasaría con la venta de derechos de televisión a todo el mundo, las quinielas, las apuestas por internet o en las casas o la propia expectativa de los hinchas o socios a la hora de la compra de los abonos? ¿Tiene sentido un tornero en el que sólo dos equipos de veinte tienen posibilidades de salir campeones desde el inicio mismo?
Todo esto se irá desvelando en pocos meses, aunque todo siga quedando entre los mismos. Al menos, por ahora.

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