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Cuando hoy a las 21 comiencen oficialmente los 27mos Juegos Olímpicos de la era moderna (más allá de que algunas pocas competencias ya se hayan iniciado) con la parafernalia de la Ceremonia Inaugural, Londres, que será sede por tercera vez en su historia (ya lo fue en 1908 y 1948) podrá ir dándonos algunas respuestas a las preguntas que siempre nos formulamos quienes amamos el deporte y, como en estos casos, una forma de unir a los pueblos de una forma que ninguna otra manifestación ha conseguido en el planeta.
Una de las grandes preguntas, tal vez ingenua a esta altura de los acontecimientos, es si aquel ideal olímpico que ya en los primeros tiempos pregonaba Pierre Fredi, barón de Coubertin, cuando propuso el regreso de los Juegos para Atenas 1896, aquello de “Citius, Altius, Fortius” (más rápido, más alto, más fuerte), tiene relación con estos tiempos con 10.500 deportistas de 205 países, 9000 millones de euros de costo para la organización y las eternas sospechas de doping en muchos casos de muchas disciplinas, y la lucha de la ciencia tanto para burlar los controles como para encontrar a los que burlan los reglamentos.
Cuando hoy a las 21 comiencen oficialmente los 27mos Juegos Olímpicos de la era moderna (más allá de que algunas pocas competencias ya se hayan iniciado) con la parafernalia de la Ceremonia Inaugural, Londres, que será sede por tercera vez en su historia (ya lo fue en 1908 y 1948) podrá ir dándonos algunas respuestas a las preguntas que siempre nos formulamos quienes amamos el deporte y, como en estos casos, una forma de unir a los pueblos de una forma que ninguna otra manifestación ha conseguido en el planeta.
Una de las grandes preguntas, tal vez ingenua a esta altura de los acontecimientos, es si aquel ideal olímpico que ya en los primeros tiempos pregonaba Pierre Fredi, barón de Coubertin, cuando propuso el regreso de los Juegos para Atenas 1896, aquello de “Citius, Altius, Fortius” (más rápido, más alto, más fuerte), tiene relación con estos tiempos con 10.500 deportistas de 205 países, 9000 millones de euros de costo para la organización y las eternas sospechas de doping en muchos casos de muchas disciplinas, y la lucha de la ciencia tanto para burlar los controles como para encontrar a los que burlan los reglamentos.
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