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Con la incógnita abierta por la enorme paridad de
sus veinte equipos, el recambio que implicará la ausencia de dos de sus mejores
jugadores, Juan Román Riquelme y Juan Sebastián Verón, así como la salida de
sus mejores figuras hacia el extranjero, y con la esperada vuelta de River
Plate luego de un inédito año en Segunda División, comienza una nueva temporada
del fútbol argentino.
Esta vez, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA)
quiso cambiar algunas condiciones con respecto a los últimos años, para lo cual
primero había regresado al sistema de la temporada 1990/91, en la que sólo hubo
un campeón (Newell’s Old Boys) como resultado de una final a doble partido
entre los ganadores de los dos torneos cortos del año, pero a último momento, y
por las reiteradas quejas de los aficionados, se decidió aceptar la misma
situación de las últimas décadas con dos campeones que de todos modos sí se
enfrentarán al final para determinar un “Supercampeón” que no tendrá otra
motivación que ésta.
La AFA modificó entonces los nombres de los dos
torneos cortos de la temporada (Apertura y Clausura) por palabras casi
idénticas (Inicial y Final) y en cambio sí será distinto el sistema de
descensos al Nacional B (Segunda) porque se pasa de los dos anteriores a tres,
y habrá tres ascensos del Nacional B a Primera División A, por lo que se
eliminan las dos promociones que enfrentaban a doble partido a equipos de ambas
divisiones, para evitar situaciones de violencia en los estadios ante el
dramatismo de estas definiciones.
Sin dudas, los equipos que más se han renovado han
sido Racing Club, Independiente y San Lorenzo, tres de los cinco equipos más
grandes y de mayor tradición, el primero de ellos por atravesar una mejor
situación como club, y los otros dos, amenazados por sus bajos promedios, para
evitar el descenso de categoría.
Racing ha hecho una enorme inversión en jugadores
del medio local, aprovechando las muy buenas ventas de Gio Moreno (Shanghai
Shenhua), Lucas Castro (Catania) y Valentín Viola (Sporting Lisboa), por lo que
terminó contratando, entre otros, al defensa central Fernando Ortiz (Vélez),
los volantes Diego Villar (Godoy Cruz) y Mauro Camoranesi –campeón mundial con
Italia en 2006- (Lanús) y los delanteros José Sand (Tijuana, México) y Javier
Cámpora (Huracán), que sumados a la buena base que ya traía, ha terminado de
armar un equipo muy competitivo, que este miércoles jugará la final de la Copa
Argentina ante Boca Juniors.
Independiente, por su parte, intentó renovarse casi
completamente, dejando ir a más de veinte jugadores de su plantel, pero entre
ellos, ha conseguido transferir al exterior a Julián Velázquez, Carlos Matheu,
Facundo Parra y Patricio Rodríguez, y con parte de ese dinero, ha contratado a
los experimentados defensas Claudio Morel (Deportivo La Coruña) y Cristian Tula
(Atlético Nacional de Colombia), los volantes Jonathan Santana (Libertad de
Paraguay) y Fabián Vargas (AEK Atenas) y a los delanteros Luciano Leguizamón
(Arsenal) y Paulo Rosales (Unión de Santa Fe).
San Lorenzo, que atravesó momentos de zozobra por la
renuncia de su comisión directiva, y que se mantuvo en la primera luego de
vencer a Instituto de Córdoba en la Promoción, recibió una fuerte inyección de
dinero de un reconocido empresario televisivo, Marcelo Tinelli, y pudo
repatriar en los últimos días a Juan Mercier (Al Wasl, de Emiratos Arabes),
Franco Jara (Benfica), y Denis
Stracqualursi (Everton), y también contrató al volante de Argentinos Juniors,
Gonzalo Prósperi.
Sin grandes contrataciones (por el momento, el
arquero Marcelo Barovero, de Vélez Sársfield y el lateral Gabriel Mercado, de
Estudiantes de La Plata, como las principales), River vuelve a jugar en Primera
División manteniendo a su gran estrella, el delantero David Trezeguet (campeón
mundial con Francia en 1998) aunque perdió a dos de sus ídolos, Fernando
Cavenaghi y Alejandro Domínguez, en conflicto con el presidente Daniel
Passarella.
Boca Juniors comenzará el torneo con el extraño caso
de su ídolo Riquelme, que ha rescindido su contrato, y con la venta de varios
jugadores como Pablo Mouche, Juan Insaurralde y Facundo Roncaglia, que se suman
al regreso de Darío Cvitanich al Ajax y a la lesión de su arquero Agustín
Orión, por lo que ha contratado para reemplazarlo, a Oscar Ustari (ex Getafe) y
en la defensa, a Guillermo Burdisso (Arsenal), aunque los malos resultados
finales de la pasada temporada y el conflicto con Riquelme podrían generar la
pronta salida de su entrenador, Julio Falcioni, y con eso, una posible crisis.
No se puede descuidar tampoco entre los candidatos
al anterior campeón, Arsenal, ni al subcampeón, Tigre, aunque ambos hayan
perdido jugadores clave, ni a Vélez, Estudiantes o Lanús, siempre animadores de
los últimos torneos.
El fútbol argentino de estos días se basa mucho en
juveniles en ascenso, veteranos que regresan (los principales casos, además de
Trezeguet, son los de Maxi Rodríguez en Newell’s, tras pasar por Espanyol,
Atlético Madrid y Liverpool) y Diego Placente en Argentinos Juniors), y muchos
jugadores de mediana edad que retornan del exterior como un paso hacia una
nueva emigración.
Entre los que se han retirado, los más salientes son
los casos de Verón, Gabriel Milito (Independiente) y Esteban Fuertes (goleador
de Colón de Santa Fe), pero también han emigrado importantes jugadores como
Juan Manuel Martínez y Augusto Fernández (Vélez), Néstor Ortigoza (San
Lorenzo), Carlos Luna y Diego Morales (Tigre), Mariano Pavone y Juan Neira
(Lanús), Mauro Boselli, Enzo Pérez y Mariano Andújar (Estudiantes), Ribair
Rodríguez (Belgrano) y Sergio Escudero (Argentinos Juniors).
Desde hace tiempo, el fútbol argentino se ha
conformado con ser exportador de jugadores, aunque la crisis europea ha
diversificado los mercados. China, Emiratos Arabes, Brasil, México y Turquía
aparecieron ahora como alternativas interesantes.
Los aficionados esperan un mayor nivel técnico, la
aparición de jóvenes promesas y que baje el nivel de violencia dentro y fuera
de los campos de juego, apostando por fin al buen fútbol. ¿Se podrá esta vez?
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