Con el entrenador del seleccionado argentino,
Alejandro Sabella, se podrá debatir jugador por jugador, posición por posición,
sistema por sistema, pero si hay algo que no se le puede negar, y que hasta
ahora le dio resultado, es la coherencia para mantener su plan, su idea de cómo
tiene que confeccionar la lista definitiva de veintitrés futbolistas para el
Mundial de Brasil.
Con apenas cuatro meses de distancia del máximo
acontecimiento, la lista de convocados de las ligas del exterior, que había
generado tanta expectativa por ser prácticamente la última importante antes de
la definitiva -debido a que se puede sostener que el partido amistoso ante
Rumania en Bucarest del 5 de marzo es el más trascendente hasta el debut
mundialista-, pone claridad ante todas las especulaciones previas.
Si comparamos con el ciclo anterior, el de Diego
Maradona como entrenador para Sudáfrica 2010, el seleccionado argentino
navegaba, a esta altura, en un mar de dudas. Ahora, la situación es otra,
diametralmente opuesta, con la que se puede coincidir o disentir.
Uno de los elementos constantes de estas
convocatorias, que volvió a repetirse ahora, es la presencia mayoritaria de una
base de jugadores, que se fue haciendo definitiva y que ya llega a veinte, una
cifra tranquilizadora en cuanto a que es evidente que Sabella no parece tener
demasiadas dudas.
Los tres arqueros, por ejemplo, ya parecen estar
fijos y serán, nomás, Sergio Romero, Mariano Andújar y Agustín Orión, que aunque
juega en el fútbol local, es el que menos dudas parece generar por sus
actuaciones, al menos comparado con sus dos colegas del mismo puesto, que no
atraviesan, desde hace tiempo, un buen momento en sus equipos, Mónaco y
Catania, respectivamente.
Había una expectativa por si Sabella optaba por una
prueba final con otros arqueros como Willy Caballero, de gran presente en el
Málaga, o Sebastián Saja, en la misma situación en Racing Club, pero el
entrenador parece optar por mantener la base y brindar su absoluta confianza a
sus tres arqueros de casi todo el ciclo.
Para sorpresa de muchos, si en la convocatoria de
los futbolistas del torneo local no aparece ningún defensor, puede decirse que
todos los de la lista para enfrentar a Rumania ya serían los que irán al
Mundial, porque serían dos por puesto y si para Sabella, los cuatro del fondo
titulares siempre fueron pablo Zabaleta, Federico Fernández, Ezequiel Garay y
Marcos Rojo, sumados a Hugo Campagnaro y José Basanta como recambios, si
sumamos a Nicolás Otamendi (ratificado tras el llamado anterior ante Ecuador y
Estados Unidos) e Italo Peruzzi, de buen pasar en el Catania, tendríamos las
dos líneas defensivas.
Tal vez la situación más complicada está en el medio
de la cancha. Si bien no parece haber problemas para el recambio de Javier
Mascherano con Lucas Biglia, no parece que Sabella vaya a dejar de lado en este
momento a Fernando Gago y su reemplazante natural es Ever Banega, mientras que
tampoco resulta fácil que salga Maxi Rodríguez, como volante externo.
Por esta razón, las convocatorias de José Sosa,
Augusto Fernández y Ricardo Alvarez parece indicar que los tres se disputarán
el único lugar disponible en la lista, con Erik Lamela ya casi fuera de la
competencia.
Y el ataque, también aparece cerrado, con Lionel
Messi, acompañado por Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Angel Di María (que
también podría ser tomado como volante), Rodrigo Palacio y Ezequiel Lavezzi.
Así es que pese a tanta presión mediática y del
propio jugador en el último tiempo, y aún con su muy buen presente en la
Juventus, en la liga italiana, Carlos Tévez parece ya definitivamente excluido
del Mundial.
Tampoco en este punto se puede negar la personalidad
de Sabella. Sin ruido, sin frases altisonantes, pero con una firmeza poco
habitual para ni siquiera abrir una mínima hendija a las chances del “Apache”,
negándose a cualquier polémica y a cualquier intento de presión dirigencial o
empresarial.
¿Qué puede haber injusticias? Seguramente la mayoría
tiene alguna objeción que hacer. Este periodista, por ejemplo, sigue
sosteniendo que lo que más importa es “a qué se juega”, para luego determinar
“con quién”. Y hubiera preferido otro arquero (Willy), dos centrales con más
salida y técnica como Martín Demichelis y el propio Mascherano, un lateral con
más juego con Emanuel Mas, por la izquierda, a Javier Pastore en la elaboración
y a Tévez al menos en el banco.
Pero hay que comprender que se trata de un equipo
que el entrenador debe ir armando paso por paso, administrando un grupo de
estrellas mundiales, en muchos casos, con cuestiones internas que nadie conoce
mejor que él mismo, y en todo caso, es su decisión a partir de las experiencias
que ha tenido en el ciclo.
Es evidente que para la elaboración de la base
estable del seleccionado, Sabella tomó dos ejes: los seleccionados sub-20 de
2005 y 2007, y el Estudiantes de La Plata que llegó hasta la final del Mundial
de Clubes 2009, con el agregado de los grandes cracks, que son indiscutidos y
dándole el liderazgo absoluto al mejor jugador del mundo, Messi.
Con la unión de estos dos grupos de base es que
Sabella fue armando un seleccionado que cada vez dio mayores muestras de
coherencia en la repetición de los nombres y no se jugó con la ilusión de
tantos que anduvieron dando vueltas en otros tiempos más caóticos.
Los resultados, por ahora, le dieron la razón al
entrenador. Lo grupal parece resuelto y los nombres también. Ahora que el
seleccionado está a punto de convertirse en selección, es cuando llega el
momento del examen final.
Los resultados, y el propio funcionamiento en el
Mundial, son los que darán el veredicto.
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